Arcos, Alfonso de. ?, p. m. s. XV – Sevilla, 1477. Alcaide de Tarifa, conquistador.
Se desconocen la fecha y el lugar de nacimiento de Alfonso de Arcos. Aunque en el siglo XVII el historiador sevillano Diego Ortiz de Zúñiga lo consideraba oriundo de Utrera, alguna manda testamentaria del propio alcaide parece indicar una especial vinculación con Arcos de la Frontera. El primer dato seguro de su biografía data de 1456 y se refiere a su participación en la toma de Jimena de la Frontera. Por algunas crónicas del reinado de Enrique IV se sabe que el propio Rey encargó a un caballero de su casa y a Alfonso de Arcos —identificado ya como alcaide de Tarifa— que condujesen a los musulmanes rendidos hasta Gibraltar.
Significativamente, la conquista de Jimena de la Frontera no respondía a una iniciativa regia, sino nobiliaria; concretamente, del linaje de los Saavedra, estrechamente vinculado a la localidad desde 1434. En 1451, Jimena había vuelto a poder de los nazaríes. Su recuperación en 1456 beneficiaba a los Saavedra, pero constituía al mismo tiempo una contestación de la nobleza fronteriza ante la aparente ineficacia de las campañas dirigidas por el Rey, que no habían producido ganancias territoriales. Por estas fechas, Tarifa estaba en poder de Gonzalo de Saavedra, quien en 1448 se la había arrebatado a Fadrique Enríquez, almirante de Castilla y adversario de Álvaro de Luna.
Gonzalo de Saavedra controlará Tarifa durante tres décadas, hasta el reinado de los Reyes Católicos.
Sin duda, la vocación fronteriza de los Saavedra se extendía a un selecto grupo de vasallos, criados y dependientes, uno de los cuales era el alcaide Alfonso de Arcos. En realidad, actuaba como lugarteniente de Gonzalo de Saavedra en la alcaidía de la villa.
Aunque se desconoce desde qué fecha desempeñó el cargo, consta que ya lo ejercía cuando se produjo la conquista de Jimena en 1456, y que en el invierno de aquel mismo año Gonzalo de Saavedra, su señor, había permanecido como frontero en Jaén, circunstancia que pudo favorecer la promoción de Alfonso de Arcos. Durante los años siguientes, el alcaide de Tarifa mantuvo intensos contactos con las guarniciones portuguesas del litoral norteafricano. Se sabe por el cronista luso Gomes Eanes de Zurara que Alfonso de Arcos participó en la conquista de al-Qasr al- Saghir al frente de una tropa de cien hombres, lo que le valió el reconocimiento y el premio del monarca portugués. En el verano de 1459 Duarte de Meneses, capitán-frontero de la plaza, hubo de resistir el asedio de los meriníes de Fez. Cuando ni el capitán de Ceuta socorría a los sitiados, desde la orilla andaluza el alcaide de Tarifa enviaba semanalmente una embarcación de apoyo. También auxilió al hijo de Duarte tras un enfrentamiento naval con marselleses a comienzos de 1462.
En agosto de aquel mismo año, Alfonso de Arcos tomó la iniciativa de atacar Gibraltar. La oportunidad se la brindó un tornadizo gibraltareño que le informó sobre la debilidad de la guarnición. Lo que en principio se concibió como golpe de efecto se transformó en breve asedio. El alcaide de Tarifa solicitó ayuda a las poblaciones de la comarca, al duque de Medina Sidonia, al conde de Arcos y a los portugueses de Ceuta. Especialmente importante fue la participación de Jerez. El 20 de agosto de 1462 se produjo la rendición de la ciudad. La pugna de los grandes señores por atribuirse el mérito ensombreció la figura de Alfonso de Arcos, aunque hay constancia documental del reconocimiento regio recibido por el alcaide.
El 15 de octubre, Enrique IV le concedía ocho mil maravedís de juro de heredad porque “prinçipió e dio forma e manera” a la conquista de Gibraltar, y “fue causa que la dicha cibdad se ganó”.
Paradójicamente, Alfonso de Arcos debió continuar por poco tiempo al frente de su alcaidía. En octubre de 1465, todavía en Tarifa, cede el juro obtenido del Rey a la cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla, cumpliendo así con una promesa previa a la conquista de Gibraltar. En la cartuja sevillana vivirá sus últimos años. En 1476 donará nuevas rentas y sumas económicas al monasterio, en pago por las atenciones recibidas en estos momentos de postración y “grandes enfermedades”. Su testamento está fechado el 26 de agosto de 1477, con una cláusula de 16 de septiembre. No hay descendientes directos ni esposa.
Es la cartuja de las Cuevas la que figura como heredera universal de sus bienes y la que acogerá sus restos mortales. Alfonso de Arcos fue enterrado en la capilla del Sepulcro, cuyo retablo había sufragado. Él mismo dejó redactado su epitafio: “Aquí está sepultado Alfonso de Arcos, alcaide de Tarifa que ganó a Gibraltar. Fue bienfechor de este monasterio. Rogad a Dios por él”. La lápida aún se conserva en la cartuja covitana.
Bibl.: A. Martín Villa, Reseña histórica de la Universidad de Sevilla y descripción de su iglesia, Sevilla, Sociedad de Bibliófilos Andaluces, 1886; B. Cuartero y Huerta, Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, de Sevilla, y de su filial de Cazalla de la Sierra, ts. I y II, Madrid, Real Academia de la Historia, 1950 y 1954 (existe edición facsímil en Madrid, Turner, 1988); J. L. Carriazo Rubio, “Alfonso de Arcos, alcaide de Tarifa y conquistador de Gibraltar”, en Tarifa en la Edad Media, M. González Jiménez, ed., Tarifa, Ayuntamiento, 2005, págs. 201-220.
Juan Luis Carriazo Rubio