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Andrés Garabito

Biografía

Garabito, Andrés. ?, s. XV – Nicaragua, s. XVI. Descubridor y conquistador de Nicaragua y Panamá.

Garabito fue de los primeros conquistadores que incursionó en la provincia de Costa Rica. Para el año de 1514 aparecía como encomendero en La Española, en la villa de Santiago, adjudicándosele entonces los indios sacados del pueblo del indio o cacique Yaquime, menos cuatro indios naboríos.

Como soldado de Vasco Núñez de Balboa, fue por tierra, a espaldas de la ciudad de la Antigua del Darién, para buscar, según rumores, un camino más corto al mar del Sur. Balboa, en sus andanzas de conquista, descubrió el curso del río Atrate, sujetando a los caciques que habitaban a las orillas del golfo de Urabá, siendo Andrés Garabito uno de sus compañeros.

Núñez de Balboa, en septiembre de 1513, salió de la Antigua del Darién acompañado de ciento noventa soldados españoles, entre ellos Andrés Garabito, y de mil indios aliados suyos. En el mismo mes, desde una montaña fue descendiendo hacia la costa, hallando la mar del Sur. Para esto encomendó a Alonso Martín, de Don Benito, a Juan de Escaray, a Francisco Pizarro y a Garabito, que buscasen el camino más corto para llegar al mar descubierto. Antes de bajar, ajustó la paz con el cacique Chiapes, a quien ya había derrotado mediante el servicio de sus terribles y famosos perros buscadores de indios y con sus armas de fuego desconocidas, infundiendo el espanto entre las filas de los aborígenes.

Para comienzos de 1514, Andrés Garabito y Bartolomé Hurtado, como capitanes de Balboa, se dedicaron a sujetar al dominio español a los caciques de Chacuná, Chaquicá, Araibé y Benameguey.

Paulatinamente, antes de que llegase Pedrarias Dávila como gobernador de Panamá en julio de 1514, fueron sometiéndose a Núñez de Balboa los caciques llamados Careta, Ponca, Chiapo, Cuquera, Juanaga, Benanimana, Tocra, Corrogre y Pocorosa, de tal manera que ya la obra de la conquista de estas tierras estaba muy adelantada.

Para mediados de 1514, dieron inicio los celos y rivalidades de mando y jurisdicción entre los dos conquistadores, Pedrarias y Núñez de Balboa. Este último, por su parte, previendo las extremas necesidades de sus conquistadores y ante la angustia por la falta de provisiones, había enviado en secreto al capitán Garabito a la isla de Cuba a buscar algo para comer y soldados, para separarse de Pedrarias y emprender la conquista por su cuenta, libre de toda traba. El capitán Garabito cumplió bien su misión, trayendo de Cuba sesenta castellanos de guerra y las provisiones pedidas.

Tal parece que por ciertas diferencias personales entre Garabito y Núñez de Balboa, por el amorío de éste con una india, el primero escribió indignado a Pedrarias en 1517, diciéndole que Núñez de Balboa no se casaría con su hija, tal y como antes lo habían acordado; y que más bien éste pensaba continuar su empresa conquistadora de manera independiente. La noticia exasperó a Pedrarias Dávila y ordenó prender a Núñez de inmediato.

Núñez de Balboa y algunos de sus hombres fueron degollados en la plaza pública de Acla, a excepción de Garabito, quien había acusado y traicionado a Núñez.

Garabito fue perdonado y quedó a las órdenes de Pedrarias Dávila.

En adelante, el capitán Garabito estuvo dedicado a la conquista de Panamá y de sus tierras vecinas; y más tarde apareció bajo el mando del capitán Francisco Fernández de Córdoba, con quien recorrió las tierras de la costa del Pacífico en su descubrimiento y conquista.

Asimismo, Garabito fue uno de los fundadores de la villa de Bruselas, en Orotina, cerca del puerto actual de Puntarenas, a los pocos días de haber salido de Panamá, a inicios de 1524. Allí fue nombrado teniente de gobernador. Ese mismo año el capitán Garabito hizo una correría en territorio costarricense ocupado por los güetares de Occidente, de lo que quedan sólo referencias de lo escrito por el padre Estrada Rávago, quien cuenta que por esta razón al cacique o rey de esos indios se le puso el nombre de Garabito, e incluso un lugar a cuatro leguas de la ciudad de Esparza lleva la denominación de Garabito.

Por su parte, Gonzalo Fernández de Córdoba continuó hacia Nicaragua bajo las órdenes de Pedrarias Dávila, y en el mismo año de 1524 fundó las ciudades de León y Granada. No obstante, ya Fernández de Córdoba pensaba separarse de la tutela de Pedrarias y hacerse con la gobernación de Nicaragua, mientras que la villa de Bruselas tendría una vida efímera, siendo despoblada al siguiente año de su fundación por Fernández de Córdoba, quien ocupaba con soldados Nicaragua para que pudieran resistir a su jefe Pedrarias Dávila.

Conquistadores como el capitán Garabito, Hernando de Soto y Francisco Campañón se declararon a favor de Pedrarias y contrarios a las intenciones de Fernández de Córdoba. Dávila puso sus tropas en ruta hacia Nicaragua, contando para ello con su amigo Martín Estete, quien logró aprisionar y encerrar a Fernández en Granada; finalmente, éste sería decapitado en la plaza de León a mediados de 1526.

Después de estar en Nicaragua, Pedrarias regresó a Panamá en 1527, dejando a cargo de la gobernación a los capitanes Gabriel de Rojas, Diego Álvarez y Andrés Garabito. De hecho, el capitán Garabito, junto con Hernán Ponce de León y Francisco Campañón, debieron enfrentar las envestidas conquistadoras que desde el norte realizaba Pedro de Alvarado bajo las órdenes de Hernán Cortés.

Dávila dejaría a Garabito como visitador de los indios de la ciudad de Granada y sus términos. El capitán siguió al lado de Pedrarias hasta la muerte de éste en 1531, sucediéndolo en la gobernación de Nicaragua su yerno Rodrigo de Contreras y, a la muerte de Contreras, le sucedió por unos días solamente el capitán Garabito.

El capitán Garabito murió en un juego de cañas en la ciudad de León (Nicaragua), y la mayor parte de sus compañeros, antiguos soldados, figuraron en la conquista de Perú y de Guatemala.

 

Bibl.: R. Fernández, Historia de Costa Rica: El Descubrimiento y la Conquista, San José, Editorial Lehmann, 1941; J. R. Víquez, “El Capitán Andrés de Garabito”, en Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas (San José), n.º 2 (agosto de 1955).

 

Carmela Velázquez