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Rodrigo de Contreras

Biografía

Contreras, Rodrigo. Segovia, 1502 – Lima (Perú), 1558. Conquistador y gobernador de Nicaragua.

El segoviano figuraba entre los capitanes que viajaron en la gran armada que llevó Pedrarias Dávila a Castilla del Oro en 1514. En esos momentos era un adolescente, pues, contaba con doce años de edad.

El 4 de mayo de 1534, cuando tenía treinta y dos años, fue nombrado gobernador y capitán general de Nicaragua para sustituir a su suegro, el fallecido Pedrarias Dávila. Según Oviedo era un caballero segoviano, “hombre de gentil crianza y prudente y bastante para el cargo y otro mayor”. Se había desposado con María de Peñalosa y Bobadilla, hija de Pedrarias, con la que procreó dos vástagos, Hernando y Pedro de Contreras.

Lo primero que debía hacer a su llegada era residenciar al licenciado Francisco de Castañeda. Éste había sido alcalde mayor durante la gobernación de Pedrarias Dávila y, a la muerte de éste, había ejercido de gobernador interino. Sin embargo, Contreras no pudo cumplir su cometido porque, cuando el licenciado Castañeda supo de su llegada, huyó precipitadamente para evitar un siempre tedioso juicio.

Su gobierno se caracterizó por dos cosas: una, la continua expansión de los territorios de su gobernación, hasta el río San Juan y la región de Yara. Esta última área la exploró personalmente en 1542. Se le atribuye, el 28 de julio de 1543, la fundación de la ciudad de Nueva Segovia, cerca del río Yare. Otros, en cambio, se la atribuyen al capitán Diego de Castañeda o al mismísimo Pedrarias Dávila.

Y dos, defendió en todo momento sus propios intereses y los de la elite encomendera, despreocupándose de las necesidades de los indios. Se lucró fraudulentamente, traspasando su encomienda en su mujer e hijos porque, según Herrera, las nuevas leyes prohibían que “ni gobernador ni ministros del rey pudiesen tener indios”.

Aunque durante su gobierno se bautizaron muchos naturales lo cierto es que el sacramento no vino seguido por un proceso de evangelización. Según Fernández de Oviedo, su conversión fue sólo aparente, de manera “que no tuvieron de cristianos sino el nombre”. El segoviano, incluso, tuvo problemas con la Inquisición que le acusó de no facilitar la evangelización de los indios. Finalmente, su caso fue sobreseído.

Cuando, el licenciado Herrera, oidor de la audiencia de los Confines, le tomó residencia, resultó acusado de numerosos cargos. Además, le arrebató la encomienda a su mujer e incorporó sus indios a la Corona Real. Y aunque el segoviano acudió personalmente a España para defenderse de los cargos ante el Consejo de Indias, lo cierto es que el alto tribunal ratificó la mayor parte de los cargos.

Pese a todo decidió regresar a las Indias, concretamente al virreinato del Perú. En 1550 sus hijos Hernando y Pedro de Contreras, iniciaron una rebelión.

Allegaron varias decenas de descontentos, desterrados y hombres “acostumbrados a vivir de rapiña”. El líder fue Hernando, que se presentó como el nieto del admirado Pedrarias Dávila, a quien sus seguidores gritaban “libertad, viva el príncipe Contreras”.

Narraba Antonio de Herrera que la madre quedó muy desconsolada al ver a sus hijos envueltos en tan turbio asunto “y a grandes voces los llamaba y decía que en aquellas crueldades y malos modos no los podía acarrear ninguna honra ni bien, sino mucha infamia”. Y efectivamente, fueron derrotados en el mismo año de 1550 y, aunque huyeron, fueron finalmente ajusticiados.

Rodrigo de Contreras se vio envuelto en tan delicado asunto, aunque en esta ocasión fue absuelto.

Desolado, permaneció en la ciudad de Lima hasta su fallecimiento en 1558.

 

Bibl.: J. D. Gámez, Historia de Nicaragua, Managua, 1889; J. A. Calderón Quijano, Toponimia española en el Nuevo Mundo, Sevilla Ediciones Guadalquivir, 1990; A. de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano, Madrid, Universidad Complutense, 1991; G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, Madrid, Atlas, 1992; J. M. González Ochoa, Quién es Quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Acento, 2003; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, t. I, Madrid, Marcial Pons, 2003.

 

Esteban Mira Caballos