Monroy, Alonso de. ?, c. 1430 – Azagala (Cáceres), 1511. Trigésimo sexto maestre de la Orden de Alcántara.
Hijo de Alfonso de Monroy, señor de Belvís, Deleitosa y Almaraz, y de su mujer, Juana de Sotomayor, hermana de Gutierre de Sotomayor, maestre de la Orden de Alcántara. Tuvo como hermano a Fernando de Monroy, que heredó el señorío, y como primo a Fernando Monroy el Bezudo, los cuales pasaron buena parte de su vida en continuos enfrentamientos por razones de herencia, que dividieron a la familia en dos bandos irreconciliables.
Tras la muerte de su progenitor, su madre Juana quedó como tutora de todos sus hijos y como tal envió a Alonso de Monroy, cuando contaba trece años de edad, a “criarse” con su tío el maestre. Alonso Maldonado, su cronista, cuenta que recibió una educación esencialmente militar en la que destacó por su audacia y bravura. También hace una breve referencia a su aspecto físico: corpulento y con los ojos azules.
Muy joven, a los dieciséis años, recibió el cargo de clavero de la Orden, el cuarto de más importancia en el escalafón, al estar vacante por la muerte de frey Andrés López del Castillo. Cuanto todo parecía indicar que Alonso de Monroy iba a ser el nuevo maestre a la muerte de su tío en 1455, su carrera hacia el maestrazgo se vio frustrada por el nombramiento en 1458 de Gómez de Cáceres y Solís. La intención del rey Enrique IV con esta designación era la de poner la administración de la Orden en manos de uno de sus seguidores más cercanos. Es posible que ésa fuera la verdadera causa que le enfrentó al nuevo maestre a partir de 1464, aunque el detonante fuera un incidente ocurrido durante la boda de la hermana del maestre, Juana de Solís, con Francisco de Hinojosa. Este último, al parecer, enojado por los alardes de fuerza y destreza de los que hizo gala el clavero, le atacó acompañado por los hermanos de la novia y otros parientes.
El incidente se saldó con la prisión del clavero en la villa de Alcántara y su posterior huida, sólo unos días más tarde junto a una gran parte de sus seguidores.
Se inició así la lucha por el maestrazgo de la Orden en un momento en que Castilla vivía una grave crisis que enfrentaba a Enrique IV con parte de la nobleza.
Sorprendentemente, el maestre de la Orden, Gómez de Cáceres y Solís, se alineó con los seguidores del príncipe Alfonso, mientras que el clavero combatió al lado de los partidarios del Rey.
En la primavera de 1466, Alonso de Monroy ocupó Coria apoyado por las milicias de su hermano Fernando, el señor de Belvís, que estaba defendida por Gutierre de Solís. Apresuradamente el maestre puso cerco a la villa, lo cual produjo el agotamiento de ambos bandos, hecho que forzó una tregua en 1467. El acuerdo contemplaba, entre otras cosas, que el clavero recibiría una fuerte retribución económica y el castillo de Piedrabuena con carácter vitalicio. A cambio, se comprometía a obedecer las órdenes del maestre.
No obstante, este último quebrantó el acuerdo en ese mismo año, poniendo sus seguidores cerco al castillo de Piedrabuena. La reacción del clavero no se hizo esperar y, después de derrotar a los asaltantes, se dirigió a Cáceres, donde se encontraba Gómez de Cáceres y Solís, que vio cómo las milicias de aquél tomaban la villa para Enrique IV.
Durante 1470, se produjo un suceso que fue determinante y que supuso el inicio de la lenta pero irreversible decadencia del maestre y el ascenso del clavero. En febrero de ese año, Alonso de Monroy venció a los partidarios del maestre en la batalla del Cerro de las Vigas, que tuvo lugar el 6 de febrero de 1470 en las afueras de Alcántara, villa que intentaba tomar el clavero. En el verano de ese año, Alonso de Monroy, reunido con los comendadores y miembros de la Orden que le eran fieles, destituyó al maestre y designaron a Alonso de Monroy como gobernador de la Orden. En esas fechas ya estaban claras también las intenciones de los condes de Plasencia, sobre todo de Leonor Pimentel, para que fuera su hijo, Juan de Stúñiga, el que se hiciera con el maestrazgo de la Orden extremeña. En 1472, recibieron el respaldo de Sixto IV, ya que el Papa se reservaba la dignidad maestral cuando muriese Gómez de Cáceres, con el propósito de entregar el maestrazgo al hijo de la condesa de Plasencia.
Después de la sorprendente toma de Alcántara por Alonso de Monroy en el otoño de 1472, el clavero, haciendo caso omiso a las disposiciones papales, se hizo elegir maestre por un buen número de comendadores y freiles, entre ellos el prior y el sacristán mayor.
La muerte del maestre Gómez de Cáceres en mayo de 1473 vino a complicar más la situación de la Orden, ya que sus seguidores, la mayor parte comendadores del partido de la Serena, eligieron a su sobrino Francisco de Solís como nuevo maestre. La reacción de Alonso de Monroy fue desplazarse a la Serena, pero, después de una serie de sonadas victorias a lo largo de 1474, fue hecho prisionero y encerrado en el castillo de Magacela por Francisco de Solís. Mientras tanto, los condes de Plasencia siguieron moviendo los hilos que dieron sus frutos, por un lado, con la toma de Alcántara, en los primeros meses de 1474, llevada a cabo por el hermano del clavero, Fernando de Monroy, señor de Belvís. Por otro lado, el papa Sixto IV nombró en abril del mismo año a Juan de Stúñiga como maestre de Alcántara y a su padre, Álvaro, gobernador de la misma hasta la mayoría de edad de su hijo.
Ese año murió Enrique IV y a continuación estalló la guerra de sucesión que habría de dar una nueva perspectiva al enfrentamiento. Cada uno de los aspirantes al maestrazgo tomó partido. Francisco de Solís y el encarcelado Alonso de Monroy por los Reyes Católicos, mientras que los Stúñiga lo hacían por la princesa Juana, hija de Enrique IV. La muerte de Francisco de Solís en la defensa del castillo portugués de Ugüela tuvo como consecuencia la liberación del clavero que, rápidamente, se encaminó con sus milicias al señorío de su hermano conquistando el castillo de Deleitosa y enfrentándose a continuación a las tropas de los condes de Plasencia. Éstos forzaron, ayudados por los partidarios que tenían en la Orden, la elección como maestre de su hijo Juan de Stuñiga, el 23 de enero de 1475: “Lunes adelante tomó el habito el Maestre y la posesión del Maestrazgo; y el Duque de Arévalo su Padre de la Administración”.
Mientras, a finales de ese año, Alonso de Monroy y su “versátil” hermano, el señor de Belvís, ahora en el bando de los Reyes Católicos, arrebataron la ciudad de Trujillo a los partidarios de Juana, entre ellos los condes de Plasencia. Los servicios prestados por el clavero a los Reyes fueron “premiados” con la confirmación del maestrazgo, a principios de 1476: “E habido e recibido por todos vosotros por verdadero electo Maestre de la dicha Orden, según disposición de la antigua regla”.
Este hecho y el panorama político del momento, poco favorable a los seguidores de Juana, provocaron el cambio de bando de los condes de Plasencia, que iniciaron un acercamiento a Isabel y Fernando, con los que firmaron un acuerdo en abril de 1476, en el que, entre otras cosas, se hacía explícito el apoyo de los Monarcas para que Juan de Stúñiga se convirtiera en el nuevo maestre de la Orden. Además garantizaron a los condes de Plasencia que, si en el plazo de setenta y cinco días, Alonso de Monroy no se avenía a un acuerdo, enviarían a Extremadura un ejército que se hiciera cargo del maestrazgo. En contrapartida, Álvaro de Stúñiga y Leonor de Pimentel reconocieron a Isabel y Fernando como únicos Reyes.
La posición de Juan de Stúñiga se vio además reforzada por la bula del papa Sixto IV, fechada en junio de 1477, para que cualquier dignidad eclesiástica pudiera amonestar al maestre Alonso de Monroy y a sus seguidores. Sólo unos meses después de la bula, el Pontífice anulaba la elección de Alonso de Monroy como maestre de la milicia extremeña y amenazaba a sus partidarios con la excomunión, si no deponían su actitud de ayuda al antiguo clavero.
Estaba claro que las posibilidades de Alonso de Monroy para ser reconocido como maestre de la Orden habían disminuido, a pesar de que seguía contando con grandes simpatías en toda Extremadura y entre la mayor parte de los miembros de la Orden.
Es en ese contexto de “traición real” donde el clavero cambió de bando y se alió con Beatriz Pacheco y ambos se unieron a las tropas portuguesas de Alfonso V en el marco de la guerra castellano-portuguesa. La Paz de Alcobaças de 1479, entre Isabel y su tía Beatriz, duquesa de Braganza, puso fin al enfrentamiento. En la capitulación posterior se estableció el total perdón para Alonso de Monroy, su derecho a la tenencia de la fortaleza de Montánchez y, lo que en principio parecía más importante, la iniciación de los debates sobre el maestrazgo de la Orden de Alcántara. Pero, sólo un año después, los Reyes Católicos ratificaron a Juan de Stúñiga como maestre de la Orden de Alcántara, justificándolo porque así era como lo dictaban los mandamientos apostólicos de Sixto IV: “Que los dichos duque e maestre, su hijo, hayan y consigan realmente y con efecto la posesión del dicho maestrazgo, e le sean dadas e entregadas las fortalezas de él, en guisa que los dichos mandamientos apostólicos hayan su debido efecto e sean traidos a execución”. Era el final de las aspiraciones del antiguo clavero que nunca renunció al maestrazgo.
Desde 1480, Alonso de Monroy pasó a un segundo plano, residiendo durante casi todo el tiempo en el castillo de Azagala, cuya tenencia recibió de por vida, además de otros bienes pertenecientes a la mesa maestral.
Solamente en 1484, y sin saber cuál fue el motivo, se apoderó por la fuerza de la fortaleza de Valencia de Alcántara, aunque es posible que fuera a causa de ese sentimiento de despojo del que habla el cronista Torres y Tapia. Murió en junio de 1511 y fue enterrado en el convento de Alcántara.
Bibl.: F. de Rades y Andrada, Crónica de las Tres Órdenes y Cauallerías de Sanctiago, Calatraua y Alcántara, parte Crónica de Alcántara, Toledo, J. de Ayala, 1572 (ed. facs., Barcelona, 1980), fols. 50r.-53r.; A. de Torres y Tapia, Crónica de la Orden de Alcántara, t. II, Madrid, Gabriel Ramírez, 1763, págs. 415 y ss.; A. Maldonado, “Hechos del Maestre don Alonso de Monroy, con estudio preliminar de A. R. Rodríguez Moñino”, en Revista de Occidente (Madrid), n. 82 (1935); E. Cabrera, “Los Señoríos de Extremadura durante el siglo XV”, A. Franco Silva y J. L. del Pino García, “El señorío de los Monroy (siglos XIII-XV)”, y E. Santos Canalejo, “Linajes y señoríos en la Alta Extremadura: Monroy y Carvajal”, en VV. AA., Actas del Congreso de Hernán Cortés y su Tiempo. V Centenario (1485-1985), Mérida, Junta de Extremadura, 1987, págs. 132 y ss., págs. 156 y ss. y págs. 183 y ss., respect.; M. C. Gerbert, “Fray Alonso de Monroy maître dechu de l’Ordre D’Alcántara”, en Las Órdenes Militares en el Mediterráneo Occidental, siglos XIII-XVIII, Madrid, Casa de Velázquez, 1989, págs. 139-154; J. L. del Pino García, Extremadura en las luchas políticas del siglo XV, Badajoz, Diputación Provincial, 1991; B. Palacios Martín (ed.), Colección Diplomática Medieval de la Orden de Alcántara (1157?-1494), II. De 1454 a 1494, Madrid, Editorial Complutense, 2003; G. Lora Serrano, “La lucha por la obtención del maestrazgo de Alcántara: violencia y abusos señoriales en la Extremadura del siglo XV”, en Revista de las Órdenes Militares. En memoria de D. Carlos Díez de Tejada, n.º 2 (2003), págs. 163-196.
Feliciano Novoa Portela