Cáceres y Solís, Gómez de. Cáceres, p. t. s. xv – Magacela (Badajoz), 1473. Trigésimo quinto maestre de la Orden de Alcántara.
Nació en la villa extremeña de Cáceres en una familia de la nobleza media con escasos recursos económicos.
Su padre, seguramente Diego de Cáceres, era de ascendencia asturiana y murió en la aciaga entrada que hizo el maestre alcantarino Gutierre de Sotomayor en tierras musulmanas, según cuenta el cronista Rades. Su madre fue con toda certeza Leonor de Noroña, a quien algunas fuentes genealogistas relacionan familiarmente con los Enríquez y los Guzmán.
Gómez de Cáceres tuvo varios hermanos, entre ellos Hernán Gómez de Solís y Gutierre de Solís, que se beneficiaron personalmente de su importante ascenso social, que le llevó, primero, a ser nombrado mayordomo real del rey Enrique IV, y después, en 1458, maestre de la Orden de Alcántara, por voluntad también del mismo monarca: “escribió al Prior del convento de Alcántara, comendador mayor y demás comendadores, haciéndoles saber este su deseo”.
La mayor parte de su maestrazgo estuvo marcada por el enfrentamiento con el clavero de la Orden, Alonso de Monroy, siendo su última causa la frustración del clavero por no haber alcanzado el maestrazgo, cuando contaba con el apoyo de la mayor parte de la Orden.
El detonante se produjo en el año 1464, durante la celebración en Cáceres de la boda de la hermana del maestre, Juana de Solís, con el noble trujillano Francisco de Hinojosa. Los alardes “caballerescos” del clavero suscitaron un fuerte rechazo en los hermanos de la novia que intentaron agredirle. La refriega terminó con el arresto del clavero y su prisión en la villa de Alcántara de la que huyó a los pocos días.
Se inició así una pugna que tendría una enorme trascendencia para el futuro de la Orden de Alcántara y del propio maestre. El enfrentamiento se vio inmerso en el conflicto civil que enfrentaba a Enrique IV con cierta parte de la nobleza, en el cual, de forma sorprendente, el maestre tomó una decidida postura por la nobleza rebelde, llegando a participar en la famosa “farsa de Ávila”, mientras que el clavero, también de forma inesperada, lo hacía por el rey castellano. En 1465, Enrique IV ordenó a Alonso de Monroy que se hiciese con el control de las fortalezas y rentas para la causa monárquica después de que el maestre hubiera tomado las ciudades de Cáceres, Badajoz y Coria. Estas dos últimas las entregó a sus hermanos Hernán Gómez de Solís y Gutierre de Solís, respectivamente.
En febrero de 1470 se produjo un acontecimiento que sería determinante en el devenir del conflicto, ya que tuvo como consecuencia el inicio del declive de la figura del maestre. Se trata de la derrota de sus partidarios ante las milicias de Alonso de Monroy en la famosa batalla del Cerro de las Vigas, frente al puente de Alcántara. Solamente unos meses después, en pleno verano, el clavero reunió a sus seguidores, quienes le nombraron gobernador de la Orden, después de deponer al maestre —“le privaron de sus honores y rentas”— con el pretexto de haber traicionado al Rey. Por esas fechas, la lucha por el maestrazgo alcantarino se había complicado aún más al aparecer un nuevo pretendiente: se trataba de Juan de Estúñiga, hijo de los condes de Plasencia, Álvaro y Leonor Pimentel, cuyas aspiraciones se vieron favorecidas por el apoyo que les mostró el papa Sixto IV en 1472. Ante estas circunstancias, el clavero Alonso de Monroy se hizo elegir nuevo maestre por un buen número de comendadores y freires, lo que supuso un nuevo revés para Gómez de Cáceres y Solís que falleció a comienzos de 1473 en la villa y castillo de Magacela: “depuesto y privado de la Dignidad Maestral [...] en pena y castigo de haber cooperado a la deposición del Rey Enrique IV, de quien había sido tan favorecido”. Sus seguidores, principalmente localizados en el partido de la Serena, eligieron como nuevo maestre a su sobrino Francisco de Solís. Fue enterrado en la iglesia parroquial de Santa María de Cáceres en un sepulcro que compró su sobrino, Gómez de Solís, obispo de Plasencia.
Bibl.: F. de Rades y Andrada, Crónica de las Tres Órdenes y Cauallerías de Sanctiago, Calatraua y Alcántara, Toledo, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980), Crónica de Alcántara, fols. 44r. y ss.; A. Salazar, Historia genealógica de la casa de Lara, I, 1696; A. de Torres y Tapia L., Crónica de la Orden de Alcántara, Madrid, II, 1763, págs. 353 y ss.; A. Maldonado, “Hechos del Maestre don Alonso de Monroy” (est. prelim. de A. R. Rodríguez Moñino), en Revista de Occidente, 1935; E. Cabrera, “Los Señoríos de Extremadura durante el siglo xv”, en Actas del Congreso de Hernán Cortés y su Tiempo. V Centenario (1485-1985), Mérida, Junta de Extremadura, 1987, págs. 132 y ss.; M. C. Gerbert, La nobleza en la corona de castilla. Sus estructuras sociales en Extremadura (1454 a 1516), Cáceres, Institución Cultural El Brocense, 1989, págs. 129-130; J. L. del Pino García, Extremadura en las luchas políticas del siglo xv, Badajoz, Diputación Provincial, 1991; M.ª D. García Oliva, “El proceso de señorialización en Extremadura”, en Congreso conmemorativo del VI centenario del señorío de Feria (1394- 1994), Mérida, Junta de Extremadura, 1996, págs. 15-23; A. Domínguez Vinagre, “El asalto al poder señorial. Hernán Gómez de Solís y la ocupación de Badajoz”, en Revista de Estudios Extremeños, t. LVII, n.º 2 (2002), págs. 565-616; B. Palacios Martín (ed.), Colección Diplomática Medieval de la Orden de Alcántara (1157?-1494), II, De 1454 a 1494, Madrid, Editorial Complutense, 2003, pág. 311; G. Lora Serrano, “La lucha por la obtención del maestrazgo de Alcántara: violencia y abusos señoriales en la Extremadura del siglo xv”, en Revista de las Órdenes Militares. En memoria de D. Carlos Díez de Tejada, n.º 2 (2003), págs. 163-196.
Feliciano Novoa Portela