Dávila, Sancho. Ávila, p. m. s. xv – Alhama de Granada (Granada), 1482. Aristócrata, administrador y militar.
Sancho de Ávila —así aparece en la documentación— fue hijo de Sancho Sánchez de Ávila, señor de Villanueva y San Román, y, por ende, perteneciente a una de las más esclarecidas familias abulenses de la Baja Edad Media, con posesiones tanto en la ciudad de Ávila como en tierras enajenadas de su alfoz, en el Campo Arañuelo, concedidas a lo largo del siglo xiv durante una ardua labor de recolonización del territorio Tras la Guerra de Sucesión castellana, Sancho de Ávila obtuvo el cargo de alcaide de la localidad sevillana de Carmona y entró en conflicto, por asuntos jurisdiccionales, con el comendador mayor de León, Alonso de Cárdenas. La resolución del problema provino de manos de los Reyes Católicos, quienes le concedieron tanto el salario de la tenencia como el corregimiento de la villa de Carmona. En su oficio, Sancho de Ávila recibió numerosos poderes y mercedes de los soberanos, caso de la jurisdicción de la guarda y policía de Carmona (“e para que pueda echar de la villa a quien él entendiere que cumple”), la capacidad de intervenir en la deliberación de las reuniones concejiles (“que tenga bos e voto en los cabildos que se fisieren e que syn él non puedan faser cabildo”) e incluso la posesión de un tesoro hallado en las cercanías de la villa.
Debido a su notable actuación en Carmona, los Reyes Católicos concedieron una prórroga al corregidoralcaide, quien se mantuvo de nuevo en el cargo desde 1479 a 1482. En este último año, Sancho de Ávila organizó junto con Diego de Merlo y Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, la toma de Alhama de Granada (fue a entrevistarse personalmente con los Reyes Católicos en Medina del Campo), como consecuencia de la conquista hacía unos meses de Zahara por los granadinos. Fue en este asedio en el que Sancho de Ávila forjó una postrera gloria heroica, glosada por el militar y cronista real Gonzalo de Ayora de Córdoba.
Una vez tomado el alcázar de la ciudad, la contraofensiva musulmana copaba a los cristianos en las posiciones ganadas, con grave perjuicio para sus intentos de conquista definitiva de la ciudad. En esta situación, Sancho de Ávila se dirigió para combatir en una salida repentina contra los atacantes granadinos, a la par que se les debía atacar con el grueso de los castellanos.
Según Ayora, que parece reconocer en el caballero abulense a uno de los héroes de la antigüedad, la acción de Sancho de Ávila sirvió para apoyar la ofensiva definitiva de los soldados del marqués de Cádiz, aunque no pudo ver conseguida la victoria, pues “jamas dexo el pelear, hasta ser muerto, y al momento fue hecho muchos pedaços, que ningun compañero tuuo en su muerte de siete que se le ofrecieron, y le dieron su fee de salir con el”. Como recompensa por los servicios prestados a la Corona, los Reyes Católicos concedieron a su hijo, el futuro regidor abulense Sancho Sánchez de Ávila, la escribanía real de Medina del Campo, y a otra hija una dote de 150.000 maravedís para ayuda de su casamiento.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 8 de agosto de 1478, doc. 79, 89; día 20 de julio de 1479, doc. 20; 20 de septiembre de 1479, doc. 46.
G. de Ayora, Epilogo de algunas cosas dignas de memoria pertenecientes a la yllustre e muy magnifica, e muy noble, e muy leal ciudad de Auila, Salamanca, por Lorenzo de Liom, 1519; J. Pérez, Isabel y Fernando. Los Reyes Católicos, Madrid, Nerea, 1988; J. I. Moreno Núñez, Ávila y su tierra en la Baja Edad Media (siglos xiii-xv), Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1992; J. I. Moreno Núñez, “El caballero abulense Fernán Blázquez y el nacimiento de un señorío toledano a principios del siglo xiv: San Román del Monte”, en En la España Medieval, 23 (2000), págs. 117-135.
Roberto Quirós Rosado