Campuzano García, Miguel. Amador de la Paz, Araceli, Fermín Pinardell, Fernando Martorell, Luz de Castilla, Modesto Educador. Valladolid, 29.IX.1894 – Caracas (Venezuela), 24.IX.1964. Maestro racionalista y periodista.
Hijo de un republicano federal, de quien heredó el ateísmo, estudió Magisterio, recibiendo el título en junio de 1912. Al año siguiente abrió una escuela en su ciudad natal —La Ilustración—, que tuvo que cerrar por presiones eclesiales. Durante los 10 años siguientes ejerció en diversos pueblos, entre ellos en Vigo, en 1923, junto al anarquista francés Gastón Leval, época en que se adhirió al ideal libertario.
En 1924 la Federación Local de Sindicatos de CNT de Sant Feliù de Guíxols le ofreció la dirección de la escuela racionalista de la localidad, la prestigiosa Institución Horaciana de Cultura, de la que será nombrado en octubre de 1925, mismo mes en que solicitó autorización para abrir una escuela privada en el pueblo. Y ese año, un lunes de diciembre, contrajo matrimonio civil con Consuelo Martínez. Al ser prohibidos los sindicatos durante la Dictadura de Primo de Rivera, la Junta del centro logró dimitir a la anarquista Antonia Maymón en 1929, y también lo hizo Campuzano, razón por la que este año se encontraba en la escuela racionalista de El Cabañal (Valencia) y, de seguido, en Arcos de Jalón (Soria), en donde intervino en un mitin y solicitó licencia de pesca fluvial en septiembre de 1930. Al finalizar la Dictadura se le detuvo por anarquista peligroso, habiendo estado en Francia.
Asumido el Ideal, escribió en 1927 una obra que llevaba por título Armonía; curiosamente, el mismo nombre de la mujer que conoció al año siguiente y que fue ya su compañera de por vida: Armonía Dalmau Arroyo, también maestra, que escribía en la revista naturista valenciana Helios. De su unión nacieron Acracia y Artorix, más Freya, fallecida en 1932 en Mataró, cuyo sepelio, al que acudieron más de 200 criaturas y numeroso público adulto, “constituyó una vigorosa afirmación de librepesamiento” [El Luchador, 66 (8 de abril de 1932), pág. 2].
En la Segunda República le ofrecieron la dirección de la escuela-ateneo racionalista de Mataró, vinculada al Sindicato del Vidrio de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), con tres grupos escolares y 11 profesores, que no abandonó hasta 1939, cuya regencia compartirá con Antonia Maymón; el centro contaba con un órgano de expresión —Albada—, en el que Campuzano colaboró con asiduidad; allí coincidió con Germinal Esgleas y Espartaco Figols, además de Armonía Dalmau. En 1936 se integró en la recién creada Federación Nacional de Sindicatos de Enseñanza de CNT y, ya en la guerra, en la Federación Regional de Escuelas Racionalistas. En octubre pasó a ser vocal del recién creado Sindicato de Profesiones Liberales de la localidad. En esta etapa escribió en CNT Gerona, y en él (28 de julio de 1937) opinaba que las colonias escolares de verano “en los momentos actuales las considero inoportunas e inmorales”.
En el debate que a veces se producía dentro del movimiento anarquista, en el que había quienes se mostraban contrarios a los títulos oficiales, recomendaba la obtención del diploma de la Normal, el mismo que él tenía, como garantía de estabilidad en caso de conflicto (Suplemento de La Revista Blanca, número 291, Barcelona, 1934) y como modo de legalizar escuelas sindicales. Colaboró en numerosas publicaciones periódicas, caso de Acción y Cultura, Acción Social Obrera, CNT, Cultura Ferroviaria, Floreal, Llibertat, El Luchador, El Pueblo, La Revista Blanca, Solidaridad, Solidaridad Obrera, La Tierra o Voluntad.
El exilio de 1939 le llevó a Francia, donde se hizo cargo de una colonia escolar que el Gobierno republicano montó en Banyuls sur Mer. En mayo de 1940 embarcó con su familia en Le Havre en el barco La Salle rumbo a Santo Domingo, donde colaboró en la revista Democracia. Como tantos otros, Campuzano contrajo un paludismo pernicioso, que estuvo a punto de acabar con su vida. Restablecido, solicitó ayuda a la JARE y marchó a Venezuela en 1943 y se instaló en Caracas, ciudad en la que ejerció el periodismo hasta su muerte.
En los primeros años estuvo en la redacción de El País, firmando al principio como Modesto Educador. Cerrado éste en 1948, pasó a la redacción de Últimas Noticias, del que con el tiempo fue despedido por su denuncia constante de la empresa propietaria. En 1958 participó en la creación de La República, publicación en que permaneció hasta su muerte. En 1963 recibió el Premio Nacional de Periodismo, con cuya cuantía su mujer, Armonía, pudo operarse; era un reconocimiento a los servicios prestados a la libertad en tiempos dictatoriales.
A lo largo del exilio mantuvo el ideal libertario, expresado en numerosas relaciones epistolares y contactos anarquistas en Caracas; uno de ellos —Víctor García (Germinal Gracia)— escribió su biografía. En la escisión de 1945 se mostró partidario de la CNT del interior de España, adhiriéndose a la Subdelegación de esta en el exilio. La misma coherencia que mostró a lo largo de su vida en relación al ateísmo, compartido por su familia, la dejó patente al fallecer su hermana.
Dos años después de su muerte, en 1966, los trabajadores de La República cedieron un día de salario para montar una biblioteca con el nombre de Miguel Campuzano.
Obras de ~: Armonía, Barcelona, La Revista Blanca, 1927 (col. La Novela Ideal, 65).
Bibl.: Ramón Vaquer, “Mártires ignorados”, en Acción Social Obrera (Sant Feliú de Guixols, 26 de febrero de 1927), pág. 2; Víctor García, “Miguel Campuzano”, en Comunidad Ibérica (México), n.º 12 (1964); Víctor García, “Miguel Campuzano. Biografías confederales”, en Cénit (Toulouse), n.º 173 (1966), págs. 4.839-4.842; Pere Solà, Las escuelas racionalistas en Cataluña (1909-1939), Barcelona, Tusquets Editor, 1978; F. Madrid Santos, La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el final de la guerra civil, Barcelona, Universidad Central, 1991 (en http://www.cedall.org/Documentacio/Castella/cedall203410101.htm); M. Íñiguez, Enciclopedia del anarquismo ibérico, Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2018, págs. 482-483.
Ignacio C. Soriano Jiménez
