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Pedro Villar y Avello

Biografía

Villar y Avello, Pedro. Andés, Navia (Asturias), 26.VI.1796 – Luarca (Asturias) 6.IX.1879. Militar y político.

Nació en el seno de una familia de la nobleza asturiana. Hijo de Bernardo Antonio Villar y Villademoros y de María Luisa Avello y Fuertes de Sierra, fue bautizado en la parroquia de privilegio familiar de Santo Domingo de Guzmán del Palacio de Andés, propiedad de sus abuelos maternos. En 1812, ingresó como cadete en el Colegio del Real Cuerpo de Artillería, a la sazón ubicado en Mahón. “Liberal decidido, por convicción y principios”, se sublevó en 1814, junto a sus jefes y compañeros del Real Colegio, contra la vuelta al absolutismo, tras el decreto del 4 de mayo. Readmitido más adelante, termina sus estudios en Segovia. Subteniente el 1 de enero de 1818, se le destinó al 5.º Departamento de Artillería. Después del alzamiento de Riego (1 de enero de 1820), Villar, destinado entonces al 4.º Departamento, fue uno de los oficiales que el 21 de febrero proclamaron la Constitución en La Coruña. Destinado a Segovia, y luego a las Provincias Vascongadas, asciende a teniente efectivo de Infantería. Combatió contra los Cien Mil Hijos de San Luis y el Ejército de la Fe en la frontera navarra durante varias semanas, teniendo que regresar con su Cuerpo a Madrid y luchando hasta que fue preciso capitular. Continuó los combates en Talavera y Sevilla, donde Villar se distinguió en la toma de la ciudad; luego en Extremadura, peleando heroicamente en Miravete. Triunfante el absolutismo, fue declarado “indefinido”, marchando a Luarca. Pasados unos meses, se le sometió a “juicio de purificación” por la Junta de Valladolid, saliendo de él con honor y sin la más ligera mancha, pero se le retiraron “los Reales Despachos, Diplomas y demás condecoraciones, tanto civiles como militares” por “ser del real desagrado” de Fernando VII su “purificación”.

Muerto Fernando VII en 1833 e iniciada la contienda carlista, Villar luchó contra los primeros focos de la misma como miembro de la Milicia Nacional, restablecida en 1834, siendo en ella oficial de Infantería. Acogido a la amnistía, vuelve al Ejército con destino a La Coruña. Ya teniente de Artillería, se le traslada a Bilbao, defendiendo la ciudad del cerco carlista. El general Mirasol le confió el mando de la línea destacada y, por encargo del mismo, logra reparar en una noche los grandes desperfectos causados por la artillería enemiga en las baterías, impidiendo así un asalto carlista que tenía muchas probabilidades de éxito. Sufrió muchas heridas y contusiones y, por su comportamiento heroico, se le concedió la Cruz de 1.ª Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando (25 de septiembre de 1835), así como la Cruz de Distinción del Sitio de Bilbao (30 de mayo de 1836). Ascendió a capitán de Artillería el 10 de agosto de este año.

Participó también en el segundo sitio de Bilbao y, asimismo, resultó herido. En el tercero, habiendo quedado sin municiones para sus piezas, ordenó a sus artilleros una carga contra el enemigo y, marchando a la frente de la misma, una bala de cañón de cuatro libras, que venía cayendo, le hirió en la cabeza. Se hizo acreedor durante este tercer sitio a tres Cruces de San Fernando, que no obtuvo por no llegar las propuestas en plazo. Fue condecorado con la Cruz del Tercer Sitio de Bilbao. Siguió tomando parte en diversos combates, obteniendo la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo el 25 de abril de 1838. El 14 de agosto del año siguiente asistió a la toma de Villa Real, dirigiendo los “fuegos curvos” que se hicieron sobre sus reductos. Tomó parte en el pronunciamiento que provocó la dimisión y exilio de la Reina Regente, lo que motivó que Espartero se hiciese cargo de la regencia. Se le concedió la Cruz del Pronunciamiento de septiembre de 1840. El 3 de julio de 1841, obtuvo el nombramiento de teniente coronel graduado de Infantería. El 1 de octubre de este mismo año, durante la sublevación de O’ Donnell, tuvo, en San Sebastián, el mando de la Compañía Sagrada y fue vocal del Consejo de Guerra Permanente. El 8 de abril, recibió la Cruz de Fidelidad a las Banderas.

Le sorprendió en Madrid el pronunciamiento del 29 de mayo de 1843, adhiriéndose al mismo de no muy buena gana. Desplazado a Galicia, se le nombra Comandante General Interino de La Coruña el 10 de julio de dicho año, nombramiento que rechazó, pero hubo de aceptar finalmente, hasta que logró del general Cotoner licencia para marchar a Ribadeo. Se le concedió el retiro para Luarca, donde permaneció durante la Década Moderada (1843-1853). Pese a la oposición del Gobierno, fue concejal del Ayuntamiento de Valdés en 1851; a continuación, diputado Provincial y presidente de la Diputación Permanente de Asturias (1853), cargo en el que cesó al presentarse y ser elegido diputado en las Cortes Constituyentes. El 18 de julio de 1854 se le nombró coronel de Infantería y presidente de la Junta de Armamento y Defensa, volviendo al servicio activo. Se le admitió como diputado de las Cortes el 8 de noviembre de 1854, permaneciendo como tal hasta que, en julio de 1856, se opuso al nombramiento del gobierno de O’Donnell. Estuvo a punto de ser fusilado, pero, después de muchas indagaciones, el general Mac-Crohon le puso en libertad. El día 26 del mes citado, se le expidió el retiro sin haberle hecho cargo alguno, por la única razón de haber sido diputado de la Asamblea Constituyente. El 22 de mayo de 1857, se le concedió en firme el retiro para Luarca. Había ascendido a teniente coronel de Artillería el 14 de febrero de 1855 y el 3 de septiembre de 1856 se la dio la Gran Cruz y Placa de San Hermenegildo. Fue senador en las Cortes Nacionales de 1872.

El 23 de noviembre de 1859, se casó con su sobrina Emilia Villar de Ron, hija de su hermano mayor, Francisco María. Tuvieron cuatro hijos: Pedro María, Graciano, Társila y Ángel Hermán. Murió en Luarca, a los ochenta y tres años, a las cuatro de la tarde de 1879, siendo la causa del fallecimiento, según la partida de defunción, un catarro intestinal.

Pedro Villar y Avello fue un “liberal progresista moderado”, alejado de los “liberales moderados” y de los “progresistas puros” y más aún, de los que, dentro de este último grupo, se llamaron “demócratas” y, luego, “republicanos”.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Militar (Segovia), Hoja de Servicios de don Pedro Villar Avello; Congreso de los Diputados, Diario de sesiones de las Cortes Constituyentes de 1854 a 1856; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 22 n.º 7 y 38 n.º 40; Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0520-02.

Senado, Diario de las sesiones de Cortes - Senado - 1872; Historia de las Cortes Constituyentes o biografías de los diputados en las mismas, Madrid, 1856; F. Canella y Secades, Representación asturiana administrativa y política desde 1808 a 1915, Oviedo, Imp. de Flórez, Gusano y Cía., 1915; M. González Muñiz, Los partidos políticos en Asturias, Oviedo, 1982; G. A nes y Álvarez de Castrillón, “Los Fuerte de Sierra: solar y familia en la casa de Andés”, en Economía española, cultura y sociedad, Madrid, Eudema, 1992, pág. 238; L. M. Rodríguez de Anciola, Un militar liberal en la España del siglo XIX: D. Pedro Villar y Avello, Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 2010.

 

Honorio Feito Rodríguez

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