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José Antonio Méndez Parada

Biografía

Méndez Parada, José Antonio. Segovia, 14.IX.1899 – Madrid, 7.III.1930. Aviador militar.

Ingresó en la Academia de oficiales de Artillería el primero de mayo de 1916 y cursó los estudios propios del arma hasta finales de abril de 1921. Por Real Orden (R.O.) de 13 de julio fue ascendido a teniente de Artillería y, después de varios destinos en el 13.º Regimiento de Artillería ligera y el Grupo de Instrucción de Carabanchel (Madrid), pasó destinado al Grupo expedicionario del 6.º Regimiento de Artillería pesada con el que se desplazó a Melilla, donde quedó defendiendo, a partir del 15 de septiembre de 1921, las posiciones desde el Atalayón bajo; participó con su batería en las acciones de Sanjurjo, Berenguer y Cabanellas, conducentes a la toma de Nador, Monte Arbos, Tauima, Zoco-Sebt, Las Chorfas del Mizian, Atlatem, Monte Gurugú y Taxuda, acciones por las que le felicitó el general jefe del ejército de África. El 24 de enero de 1922 fue destinado al Regimiento mixto de Artillería de Ceuta, con el que inició operaciones de bombardeo sobre posiciones próximas desde las que las fuerzas de Abd el-Krim batían la ciudad. Después de diferentes acciones pasó a Xauen para incorporarse posteriormente a la columna del coronel Saliquet instalando su batería en Dra el Hasef; regresado a Xauen continuó con acciones de apoyo y protección a las unidades que actuaban sobre Akarrak, Dar Caoba y Tetuán. Por R.O. de 5 de julio (Diario Oficial, n.º 148) le fue concedida la Cruz del Mérito Militar por sus servicios y méritos contraídos en el Protectorado desde el 1 de febrero al 31 de julio de 1922.

Por R.O. de 29 de septiembre de 1923 (Diario Oficial [D.O.], n.º 217) fue destinado al 6.º Regimiento de Artillería pesada en Murcia. El 14 de febrero de 1924 inició en Albacete el curso de aviador militar, que superó formando parte de la 22 promoción, y pasó destinado por R.O. de 23 de febrero de 1925 al Servicio de Aviación y, como piloto militar de avión, a las escuadrillas de Tetuán, con las que efectuó en los tres meses siguientes más de cien acciones de guerra de ametrallamiento y bombardeo sobre Beni Madan, Sidi Manen, Zoco el Selt de Wad Ras, Alcázar Seguer, Beni Madan, Ouzar, Dar Raid, Beni el Usidán, Beni Helú. El 8 de junio voló a Sevilla y de allí, por ferrocarril, se trasladó a Getafe, donde se incorporó al grupo Fokker de la 3.ª Escuadra, que mandaba Alfredo Kindelán, en la 2.ª escuadrilla del capitán Eduardo Azcárraga.

El 14 de julio, integrando el Grupo expedicionario Fokker, voló de Getafe a Sevilla y Tetuán, donde inició operaciones de reconocimiento, aprovisionamiento y bombardeo. El día 2 de septiembre pasó con su escuadrilla de Tetuán a Melilla, donde colaboró el 8 en el desembarco general en Alhucemas, participando activamente en acciones de protección de las columnas que penetraron por la zona hasta Punta Annual y Bocoya. Fueron días de intensa actividad aérea que culminaron con la ocupación de Yebel- Sedun y Axdir, refugio de Abd el-Krim. El 14 de noviembre asumió el mando de la escuadrilla Havilland- Rolls, con la que actuó sobre el monte Yfermín, Drius, Yebel Udía, Tizzi-Azza, cuenca del Krebs y Sidi Dris. El 28 de enero de 1926 pasó destinado a la escuadrilla Napier de Alejandro Gómez Spencer, con la que realizó más de cincuenta horas de vuelo en acciones de combate y apoyo a las unidades de tierra que combatían en la zona, el 27 de febrero se desplazó con su unidad al frente de Tetuán y Larache, regresando el 3 de marzo a Melilla para proteger la penetración de la columna de Alhucemas; el 20 de mayo bombardeó el que, según informes, era refugio de Abd el-Krim, y el 23 su casa en el poblado de Buhen. Por R.O. de julio de 1926 ascendió a capitán de Artillería. Derrotado Abd el-Krim y cancelado el frente de Melilla en junio, regresó con su escuadrilla Napier al frente occidental de Tetuán y Larache, desplegando una intensa actividad aérea en la zona, apoyando el avance del comandante Capaz hasta la toma definitiva de Xauen. El Diario Oficial (D.O.) n.º 177 de 10 de agosto dio la noticia de que se le concedió la Cruz de la Orden Militar de María Cristina por sus distinguidos servicios en el protectorado de Marruecos, reconocimiento al que se sumó el comandante de la 128.ª división francesa, a la que prestó protección y servicios de reconocimiento. Por Orden de la Jefatura Superior de Aeronáutica de 28 de agosto de 1926, pasó destinado al Servicio de Recepción y Ensayos de Material en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), al que se incorporó el 3 de octubre. En su nuevo destino efectuó vuelos de prueba y verificación de aviones para la Escuela de Experimentación. La Jefatura Superior de Aeronáutica le designó, por orden de 4 de agosto, para participar en un curso de observadores para jefes y oficiales pilotos que realizó en Los Alcázares (Murcia), curso que interrumpió para participar como profesor en el de paracaidismo que se inició en noviembre en Cuatro Vientos, durante el que efectuó un salto el 17 de diciembre. Con este curso se trataba de sistematizar el uso de un elemento de salvamento que podía ser de gran utilidad para los pilotos y tripulantes que actuaban en Marruecos y cuyos aparatos eran, con frecuencia, gravemente averiados por el fuego enemigo que les producía derribos. Se hizo imprescindible el uso del paracaídas, y se adoptó un modelo de origen británico que el piloto sujetaba al pecho y la cintura por hebillas; el paracaídas constituía un equipo aparte, unido al atalaje por una cinta, y se abría por el propio peso del tripulante. Su utilización resultaba muy engorrosa y de difícil acoplamiento en la cabina, por lo que era frecuente que los combatientes prescindieran de él, lo que determinaba frecuentes bajas entre las tripulaciones de los aviones alcanzados por el fuego enemigo. A partir de este momento los mandos se vieron obligados a solucionar el problema.

De ahí el primer curso experimental de paracaidismo en Cuatro Vientos (Madrid), para instruir a los pilotos y navegantes aéreos en el manejo del paracaídas de salvamento; a partir de ese momento se puede considerar el nacimiento del paracaidismo militar español.

El modelo de paracaídas empleado era el que utilizaba la aviación norteamericana, no automático y que se abría tirando de una anilla. Este primer curso lo impartió el capitán José Antonio Méndez Parada, a los comandantes Pastor y Jordana, a los capitanes Lastra, Álvarez Buylla, Ximénez de Sandoval, Luis Rambaud y Alfredo Tourné, y a los tenientes Haya, López de Haro, Ángel Chamorro, Ruiz Casaux, Montesinos y González Marcos.

Por R.O. de 17 de enero de 1928 (D.O. n.º 14) se le concedió el empleo de jefe de escuadrilla y, dos meses después, terminó su formación como observador de aeroplano (R.O. de 7 de marzo de 1928, D.O. n.º 55). En junio de ese año representó, junto al comandante de Infantería Francisco Fernández González-Longoria, al Real Aeroclub de España en la Conferencia de la Federación Aeronáutica Internacional en Bélgica. En estos años viajó con frecuencia a Suiza y Francia para ampliar sus conocimientos en las técnicas del paracaidismo.

El día 7 de marzo de 1930, cuando realizaba un vuelo de prueba con el De Havilland 9-93 que había llegado de Recajo (Logroño), para ser revisado en los talleres de Cuatro Vientos, antes de incorporarse a su nueva unidad en Los Alcázares, encontró la muerte en el aeródromo de Cuatro Vientos al estrellarse el avión que él mismo pilotaba como oficial de talleres, función que compatibilizaba con la jefatura del naciente Servicio de Paracaídas. Las circunstancias hicieron que lo que pudo haber sido otro accidente más, era un acto de heroísmo. Méndez Parada, jefe de los talleres de mantenimiento, voló para comprobar el resultado de la revisión, como solía hacer con todos los aviones que pasaban por Cuatro Vientos antes de pasar de unas unidades a otras. En este vuelo iba acompañado del soldado Fortunato de la Fuente Rodríguez. La fatalidad hizo que se produjera el incendio del motor. Ante la grave emergencia, el capitán Méndez Parada ordenó al soldado saltar con el paracaídas. El alumno, después de las naturales dudas y nerviosismo, saltó, pero con tan mala fortuna, que su paracaídas quedó enganchado en la cola del avión, por lo que el piloto hubo de efectuar varias maniobras forzadas hasta conseguir que se desenganchase el paracaídas del soldado y éste llegase salvo a tierra. Como consecuencia de las maniobras que Méndez Parada se vio forzado a hacer, el avión entró en barrena y, sin altura suficiente para recuperar la estabilidad ni efectuar ninguna otra maniobra de supervivencia, acabó estrellándose contra el suelo. A propuesta del jefe de la Aviación Militar, Ángel Pastor, el Consejo de Estado calificó de heroica la conducta del capitán al disponer y permitir el salvamento de la vida de su compañero de tripulación con sacrificio de la propia, y se manifestó favorable a su ingreso en la Orden Civil de Beneficencia y la Cruz de 1.ª Clase con distintivo negro y blanco. Al dar traslado del dictamen a la viuda, Ángel Pastor le manifestó que “[...] el Arma de Aviación recuerda con cariño hacerle presente que el Arma de Aviación recuerda con cariño las altas virtudes profesionales que concurrían en su difunto esposo cuyo comportamiento es muy digno de imitación”.

Creada la Medalla Aérea por Real Decreto (R.D.) de 9 de abril de 1926 como recompensa a hechos muy notorios y distinguidos realizados precisamente en el aire, llevados a cabo no necesariamente en acciones militares. Se concibió para premiar a quien protagonizase acciones en tiempo de paz, tripulando aviones, globos o dirigibles, demostrando valor, abnegación y profesionalidad sobresalientes. La que se le concedió al capitán José Antonio Méndez Parada fue la octava de las cerca del medio centenar otorgadas hasta la fecha. A partir del 16 de septiembre de 1959, y en recuerdo de la heroica muerte de aquel piloto que sacrificó su vida para salvar la del alumno, la Escuela de Paracaidismo Militar pasó a denominarse Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico y General del Ejército del Aire (Villaviciosa de Odón, Madrid), Exp. 320; Archivo General Militar (Segovia), Hoja de Servicios de D. José A. Méndez Parada.

VV. AA., “50 años de aviación militar española”, en Avión, n.º 214 (1963); J. Salas Larrazábal y J. Warleta Carrillo, “75 años de la Aviación militar española”, en Revista de Aeronáutica y Astronáutica, n.º 547 (julio de 1986); P. Gutiérrez Merino, “Recordando un cincuentenario. Capitán Méndez Parada”, en Revista de Aeronáutica y Astronáutica, n.º 471 (marzo de 1980), pág. 294.

 

Emilio Atienza Rivero

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