Roca, Juan. San Juan de Dorras (Lérida), 18.III.1769 – Madrid, 29.I.1859. Visitador y director de los Misioneros Paúles (CM) y de las Hijas de la Caridad (HC).
Entra en la Congregación de los Misioneros Paúles el 26 de octubre de 1789 y recibe el orden sacerdotal el 20 de febrero de 1796. A partir de este mismo año, le asaltan las guerras y revoluciones que recorrieron el siglo XIX español.
Su acción empieza a hacerse notoria en Badajoz (1809-1816), donde le sorprende la ocupación de los franceses, a raíz de la Guerra de la Independencia (1809) y el asalto del ejército británico al frente del general Wellington el 7 de abril de 1812. Entonces, “cuando el mariscal Soult trataba de invadir Portugal, y los franceses intentaban apoderarse de Badajoz, el P. Roca se presentó al mariscal y le pidió que le amparase como francés de origen. El mariscal le escuchó e hizo montar guardia a la puerta de la casa, para evitar cualquier atropello” (Paradela, 1928). Esta atención y amparo permitió al padre Roca ayudar, de distintas formas, al clero diocesano, religiosas y necesitados de pan y abrigo.
En 1830, mientras residía en Madrid, dio él personalmente comienzo a las misiones populares de la diócesis, dejando nota de las tres primeras, según consta en el Archivo de la Casa de Madrid y en las crónicas recogidas en el Libro de misiones. Las Rozas fue el primer pueblo misionado (22 de abril al 11 de mayo).
Para entonces había sido ya nombrado superior provincial o visitador (1829-1844), tiempo en que le tocó sufrir, además de las consecuencias del Trienio Liberal (1820-1823) y de la Década Absolutista u Ominosa (1823-1833), la triste supresión de la congregación y la confiscación de todos sus bienes (1836), con la consabida dispersión de los misioneros.
Ante la amenaza continua de persecución, huyó a París, donde se quedó una larga temporada (1835-1839), coincidiendo, además, con la asistencia a la 18.ª Asamblea General. Solicitó al superior general de la Congregación de la Misión, residente en París, el permiso de traslado de sus hermanos a la nación vecina, permiso que denegó en principio el Gobierno francés y que, poco después, concedió como refugio a tantos perseguidos por la política española.
En 1839 regresó a España, quedándose en Sangüesa (Navarra), su “rincón preferido”, desde donde dirigió Circulares a los misioneros y a las Hijas de la Caridad, de las que también era su director (1833-1839 y 1841-1844).
En 1842 realizaba la obra decisiva de la organización de la Compañía de las Hijas de la Caridad, mediante nombramiento de un Consejo fijo en el Real Noviciado. Por primera vez se publica el Catálogo de Casas y de Personal de las Hijas de la Caridad en España, desde su establecimiento en 1790 hasta finales de 1842. Dicho catálogo permite hoy seguir el orden cronológico de las fundaciones y el desarrollo de las obras a que ellas se dedicaban. Durante su mandato de director se habían abierto dieciocho comunidades, entre las que cabe destacar la fundación de México (1844). Cargado de años y de trabajos, el padre Roca murió en Madrid el 29 de enero de 1859.
Bibl.: B. Paradela, Los Visitadores de la Congregación de la Misión y Directores de las Hijas de la Caridad en España, Madrid, Impr. del Asilo de Huérfanos, 1928, págs. 294-315; J. M.ª Román, “La Congregación de la Misión ante la revolución liberal en España”, en VV. AA., San Vicente de Paúl, pervivencia de un fundador, Santa Marta de Tormes (Salamanca), Ceme, 1972, págs. 149-172.
Antonino Orcajo Orcajo, CM
