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Francisco Díaz del Ribero

Biografía

Díaz del Ribero, Francisco. Mazcuerras-Luzmela (Cantabria), I.1592 – Granada, 13.IV.1670. Carpintero, ensamblador, arquitecto y escultor jesuita (SI).

De familia hidalga del valle de Cabezón. Francisco Díaz (así firmaba y consta en la documentación) era hijo de Juan Díaz de Rivero (o del Ribero) y de María Franquín. En su trayectoria artística se pueden apreciar dos etapas definidas por su ingreso en la Compañía de Jesús, en su provincia de Andalucía (1623).

La primera discurre en Madrid, Sevilla y Granada (1612-1623), con el aprendizaje, bajo maestros, de la carpintería, ensamblaje, principios de dibujo y arquitectura y sus primeros trabajos en Granada, de los que sólo consta la sillería del coro de la Abadía del Sacromonte (1617-1620), de traza ajena, ejecutada discretamente y sin apenas ornato; y de los encargos de los carmelitas reformados para su convento de los Mártires, que frecuentaba, con ocasión de la canonización de Santa Teresa (1622), consistentes en los arcos, fachadas y otros adornos levantados en el claustro y un vistoso altar, probablemente de la santa y para su iglesia, terminada en 1620 y hoy desparecida. Admitido a la Compañía de Jesús, en el Colegio de San Pablo de Granada y enviado al noviciado de San Luis de Sevilla (27 de abril de 1623), antes de finalizar su tiempo reglamentario, fue destinado, por falta de salud, al colegio granadino, donde emitió sus votos religiosos (1625) y donde, a excepción de un breve destino en otros colegios (1629-1637), desempeñó sus oficios de carpintero, ensamblador, arquitecto y escultor hasta su fallecimiento (1670). Dentro de la tradición clasicista del arte jesuítico andaluz, cuyos principales exponentes en esa época, fueron el hermano P. Sánchez (1569-1633) como arquitecto y el hermano A. Matías (1580-1629) como ensamblador, de los que se aprecia el influjo, Díaz representa, en Granada, la transición hacia una mayor libertad decorativa barroca (1650-1670), con el aporte de motivos ornamentales y la columna salomónica, presente ya en Andalucía en el tabernáculo de plata de la capilla mayor de la catedral de Sevilla (1593-1596) y, más tarde, en los retablos de la Cartuja de Jerez (1637- 1639), iglesia del colegio jesuítico de Cádiz (1650- 1653) y capilla de la Concepción grande de la catedral hispalense (1656-1658). Su obra destaca por sus retablos, en particular el salomónico del Colegio de San Pablo, hoy parroquia de los Santos Justo y Pastor (1654-1665), su obra maestra que inicia el avance hacia el barroco, aunque sin llegar a serlo. Lo diseña, según la tradición tridentina, en función del tabernáculo, como pieza clave, que realza el entablamento.

Ofrece, en su factura tradicional de dos pisos y tres calles, la particularidad de llevar relicarios en las entrecalles y, en vez de hornacina central, un arco triunfal que alberga el tabernáculo giratorio; en forma de templete de dos cuerpos, adornado de columnas e imágenes y dos frentes alternantes de sagrario-manifestador, con una altura de unos seis metros y un peso de unas cinco toneladas y media.

La primera obra de su etapa jesuítica de que hay noticia es una custodia grande de plata sobredorada, adornada de piedras preciosas y emblemas, estimada en 2.200 ducados, que diseñó y labró, en madera (1626), para facilitar a los plateros su ejecución, mediante su despiece y vaciado. En este campo, dibujó un relicario de tres codos en forma de pirámide (1644) y, para el altar mayor, seis blandones con su cruz (c. 1665) realizados en 1675. Para el Colegio de Andújar (luego Hospital Municipal y hoy sede de la Hermandad del Cristo de la Sentencia) trazó y ensambló un retablo (1629) y un tabernáculo alabado por su elegante factura (1630). En Málaga dirigió las obras del colegio tras la trágica muerte del hermano Matías (1629), ejerciendo sus oficios de carpintero, arquitecto y escultor (1630-1635). La iglesia dedicada al patrono del Colegio San Sebastián (hoy del Santo Cristo) de planta circular inscrita en un cuadrado, inaugurada en 1630, la completó con un púlpito y altares en las capillas de los ángulos y terminó las oficinas de la casa (1631). Trazó y ejecutó el retablo (1632) y el tabernáculo giratorio, de jaspes y madera sobredorada, con sus dos frentes, sagrario y manifestador (1632-1633). Levantó, en torno al llamado “patio del trato”, destinado a los ministerios con los seglares, una galería de columnas toscanas y arcos de medio punto, con ornato de ladrillo moldado y aplantillado (1633); edificó la sacristía para guarda de paramentos y objetos sagrados y, encima, en la parte de la casa, la capilla doméstica (1635). Labró la baranda curva del presbiterio, acomodada a la planta circular y las puertas exteriores adornadas por ambas caras (hoy desaparecidas). Por encargo de los regidores malagueños, trazó la sala capitular y, a petición del cabildo catedralicio, diseñó un retablo para la capilla mayor, seleccionado entre los de otros maestros y realizado entre 1659 y 1663. En Montilla (1635-1637), emitió sus votos definitivos, en la Orden, como coadjutor temporal formado (25 de noviembre de 1635); levantó la galería alta del patio del colegio para desahogo de la comunidad (1635) y trazó y ejecutó los retablos de San Ignacio (1636) y de San Francisco Javier y los tres beatos mártires japoneses (1637). De vuelta en Granada, edificó el cuarto nuevo del colegio y su escalera (1637-1638) y trazó el zaguán y el patio del trato, al costado de la iglesia, con un peristilo y levantó una planta de cuatro corredores y ventanas abiertas al patio decorado con placas y molduras onduladas de barro rojizo, cortado antes de cocerlo, mediante un proceso de su invención (1638-1644).

Trazó la planta de las escuelas del colegio (hoy Facultad de Derecho), con su zaguán, patio y teatro (1646- 1672). Debajo de la iglesia construyó las bóvedas de enterramiento, ideando, para la orientación del trabajo subterráneo, un instrumental similar al astrolabio y brújula y un sistema de ventilación que mantenía el ambiente fresco y sin olores (1659-1660). Para la solería, diseñó losas de barro cocido al temple que colocó, concluidas las bóvedas (c. 1661-1662). En cuanto al ornato de la iglesia, trazó y ejecutó los retablos del crucero: Concepción (1640), Santo Cristo (1641) y San Ignacio (por falta de medios se terminaron en c. 1650-1653) y San Francisco Javier (c. 1661- 1664). Para el presbiterio, diseñó el mencionado retablo en madera sobredorada, por juzgar inadaptado el proyectado de mármoles, jaspes y bronces de estilo escurialense. Desmontó las seis columnas estriadas de jaspe negro, empleándolas en los altares laterales y acomodó el banco de mármol negro al nuevo retablo que se colocó sin dorar (c. 1654-1658). Acabado el dorado (1664-1665), ensambló, con facilidad y precisión, mediante un artilugio ideado al efecto, el tabernáculo, previamente dorado y policromado (6-8 de febrero de 1665) y se completó con lienzos de Pedro Atanasio Bocanegra representando escenas paralelas de las vidas de San Pablo y de San Ignacio (1668) que, mediante un ingenio, se ocultaban y dejaban al descubierto el crucificado y los relicarios. Con un complejo engranaje de acero se hacía girar el tabernáculo y mostrar el sagrario o el manifestador.

Sus contemporáneos resaltaban su dominio de las matemáticas y de sus aplicaciones (en particular, la exactitud en las medidas), la calidad de su dibujo y su manejo armónico de los principios de fortaleza, utilidad y hermosura, propios de su arte, que conferían perpetuidad a su obra; su creatividad y habilidad manual en la fabricación de artilugios para mover grandes masas, instrumentos de precisión, herramientas de todo tipo y los ingenios mencionados. Su prestigio como arquitecto llevó a solicitarle trazas y dictámenes, entre ellos los emitidos sobre la traza de la catedral de Guadix; obra de la capilla del Sagrario de la catedral de Sevilla, adonde viajó a costa del cabildo (1660), dictamen visto y compendiado en auto capitular (27 de noviembre de 1660); capilla del Sagrario de la catedral granadina (1661) y obras de la misma catedral (1664), cuyo cabildo lo nombró examinador de las oposiciones a la Maestría mayor (1666, 1667). Se le atribuye, en Granada, el reforzamiento del cuarto del Real Convento de San Jerónimo, mediante una torre y maderos para sostenerlo mientras se afianzaban los cimientos con bóvedas; y la fachada del hospital de San Juan de Dios, en ladrillo labrado, de lo que hoy no queda traza.

Los informes trienales reservados, enviados al padre General, muestran la alta estima de sus superiores respecto de su persona y de su ingenio y aptitud, en especial para la arquitectura y escultura. Lo confirma el elogio, después de su muerte (13 de abril de 1670), escrito por su rector, el padre Alonso de Ayala (21 de octubre de 1670), resaltando sus méritos artísticos y sus virtudes religiosas y declarándolo, por cuanto realizó, bienhechor insigne del colegio y, como tal, acreedor a especiales sufragios y digno de figurar entre los varones ilustres de la Compañía de Jesús.

 

Obras de ~: Objetos de culto: custodia, Granada, 1626 (desapar.); Relicario, Granada, 1644 (desapar.); Seis blandones con su cruz, Granada, c. 1665-1675 (desapar.); Sillería del coro, Abadía del Sacromonte, Granada, 1617-1620.

Retablos y tabernáculos: “vistoso altar”, convento de los Mártires, Granada, 1622 (desapar.); Capillas mayores, iglesia de la Cofradía del Cristo de la Sentencia, Andújar (Jaén), 1629-1630 (reformado); Iglesia del Santo Cristo, Málaga, 1632-1633 (desapar.); Retablo, catedral, Granada, 1659-1663 (sustituido, 1724); San Ignacio, parroquia de Santiago, Montilla (Córoba), 1636; San Francisco Javier y mártires japoneses, ermita de la Rosa, Montilla (Córdoba), 1637; Imágenes de San Ignacio y San Francisco Javier, iglesia de la Compañía, Montilla (Córdoba) (trasladadas); Concepción, Santo Cristo, San Ignacio, parroquia de los Santos Justo y Pastor, Granada, 1640-1641/c. 1650- 1653; San Francisco Javier, parroquia de los Santos Justo y Pastor, Granada, c. 1661-1664; Capilla mayor, parroquia de los Santos Justo y Pastor, Granada, 1654-1665. Arquitectura: Obra efímera, claustro del convento de los Mártires, Granada, 1622 (despar.); Patio del trato, Colegio Victoria Montiel, Málaga. 1635 (reformado); Sala capitular del Ayuntamiento, Málaga, c. 1635 (desapar.); Galería alta del patio, Montilla (Córdoba), 1635 (desapar.); Cuarto y escalera del colegio, Granada, 1637-1638 (desapar., 1841); Zaguán y patio del trato, parroquia de los Santos Justo y Pastor, Granada, 1638-1644; Bóvedas de enterramiento, parroquia de los Santos Justo y Pastor, Granada, 1659-1660; Edificio de las escuelas, Facultad de Derecho, Granada, c. 1646-1672.

Escritos: “Dictamen sobre la capilla del Sagrario de la catedral de Sevilla”, en J. Gestoso, Historia y descripción de la sacristía mayor de la catedral de Sevilla y de las preciosidades artísticas en que en ella se custodian, Sevilla, Imprenta de la Revista de Tribunales, 1892.

 

Fuentes y bibl.: Archivum Romanum Societatis Iesu (ARSI), Hisp. 52, 103; Baet 9/I-II, 10, 14, 19/I-II, 20/.

A. de Ayala Carta del P. Alonso de Ayala, Rector del Colegio de la Compañía de Jesús de Granada, para los Padres Superiores de la Provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús (en fol. 5 fs.) [Granada], s. f. [1670]; G. de Aranda, El artífice perfecto ideado en la vida del V. hermano Francisco Díaz del Ribero, coadjutor formado de la Compañía de Jesús [...], Sevilla, 1696 (extracto: F. J. Sánchez Cantón, Fuentes literarias para la historia del arte español, vol. 5, Madrid, 1941, apéndice III, 527-544); J. Gestoso y Pérez, Sevilla monumental y artística, Sevilla, Girones y Orduña, 1890, págs. 2 y 579-582, 3 vols.; E. Ortiz de la Torre, “Arquitectos montañeses: F. Díaz del Ribero”, en Boletín de la Biblioteca de Menéndez y Pelayo, n.º 18 (1936), págs. 1-18; B. Copado, La Compañía de Jesús en Montilla [...], Málaga, Gráficas Alcalá, 1944; M. Pereda de la Rivera, “Francisco Díaz del Ribero”, en VV. AA., Antología de Escritores y Artistas montañeses, XXXV, Santander, Librería Moderna, 1954; A. Gallego y Burín, El barroco granadino, Granada, Universidad, 1956; A. Rodríguez G. de Ceballos, Bartolomé de Bustamante y los orígenes de la arquitectura jesuítica en España, Roma, Institutum historicum, 1967; J. M. Gómez-Moreno Calera, La arquitectura religiosa granadina en la crisis del Renacimiento (1560/1650), Granada, Universidad, 1989; Historia del colegio de San Pablo. Granada 1554-1765. Madrid, Archivo Histórico Nacional Madrid, Ms. Jesuitas, Libro 773, transc. de J. de Bethencourt, rev. y notas de E. Olivares, Granada, Facultad de Teología, 1991; F. B. Medina, “Francisco Díaz del Ribero”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, vol. I, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S.I., Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 1115-1116, 4 vols.; W. Soto Artuñedo La fundación del colegio de San Sebastián. Primera institución de los jesuitas en Málaga, Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 2003; F. García Gutiérrez (coord.), El arte de la Compañía de Jesús en Andalucía 1554-2004, Córdoba, Cajasur, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 2004: E. Gómez Piñol, “Retablos y escultores de las iglesias jesuíticas en Andalucía: del clasicismo tridentino al esplendor del teatro sacro. La fase del retablo salomónico en Granada: la obra del Hermano Francisco Díaz del Ribero”, en F. García Gutiérrez (coord.), El arte de la Compañía de Jesús en Andalucía, Córdoba, Cajasur, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 2004, págs. 135-208; A. Rodríguez G. de Ceballos, “Arquitectura y arquitectos en la provincia jesuítica de Andalucía (1554-2004)”, en F. García Gutiérrez (coord.), El arte de la Compañía de Jesús en Andalucía, Córdoba, Cajasur, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 2004, págs. 57-133; M. Córdoba Salmerón, El colegio de la Compañía de Jesús en Granada. Arte, historia, tradición, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2006.

 

Francisco de Borja Medina Rojas

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