Mena y Escalante, Alonso de. Granada, 1587 – 4.IX.1646. Escultor.
Considerado el escultor más importante del segundo cuarto del siglo xvii en la ciudad de Granada, Alonso de Mena es más conocido por ser el padre del también escultor Pedro de Mena. Su obra aúna el gusto por las formas alargadas y los perfiles ovalados del último manierismo, en el que se forma, con la incorporación de elementos de mayor naturalismo propios ya del lenguaje barroco. Su huella se puede rastrear en los escultores de la escuela granadina, ya que sus fórmulas anticipan las soluciones de Alonso Cano y de su hijo Pedro. En su taller, centro de la actividad artística granadina de su tiempo, se formarán, además de su hijo Pedro, escultores como Bernardo de Mora y Pedro Roldán, ambos iniciadores a su vez de sendas sagas de escultores en Granada y Sevilla respectivamente.
La obra de Alonso de Mena sigue los pasos de la producción andaluza de su tiempo, con un fuerte espíritu postridentino, por ello los asuntos tratados van a ser en su gran mayoría religiosos, como es característico de los escultores de este momento. Aunque la gran mayoría de su obra sea en madera policromada, propio de la escultura barroca española, Alonso trabajará también otros materiales como la piedra y el barro cocido, este último va a ser propio de algunos escultores granadinos posteriores a Alonso de Mena, y se ha querido ver a Mena como un iniciador.
Su biografía se ha ido perfilando con datos concretos gracias a los estudios a él dedicados en el siglo xx, pues en la historiografía antigua, ni Palomino ni Ceán, aportan más datos que la relación de parentesco con Pedro de Mena y el dato erróneo del nacimiento de éste en Adra, localidad de las Alpujarras, de la que era realmente Juana de Medrano, madre de Pedro. Gracias al esfuerzo de historiadores contemporáneos se sabe que nace en el seno de la familia de impresores más antigua de Granada, siendo su bisabuelo Hugo de Mena el fundador de la dinastía que se continúa en las figuras de su hijo Sebastián y su nieto Pedro, padre de Alonso. En este taller familiar se realizaron la gran mayoría de publicaciones religiosas y literarias de la ciudad de Granada.
Pedro de Mena casó con Luisa de Escalante que era hija de artesanos tejedores de seda. De este matrimonio nacieron dos hijos y cinco hijas.
No hay datos concretos acerca de la primera formación de Alonso ni de la relación con el ámbito artístico granadino. La primera noticia acerca de su formación la proporciona el contrato de aprendizaje firmado en Sevilla con el escultor Andrés de Ocampo en 1604, cuando Alonso contaba con diecisiete años.
La estancia en Sevilla sería corta, ya que en 1610 está documentada su presencia de nuevo en Granada.
Pero la huella del escultor sevillano es casi inapreciable en la obra de Alonso lo que ha hecho pensar a los especialistas que tendría una primera formación con artistas granadinos, fundamentalmente Pablo de Rojas, que era el artista más destacado y sobresaliente en ese momento, y sus discípulos Bernabé Gaviria y Martín de Aranda. Éste último es el que nos facilita la noticia de la estancia ya en Granada en 1610, donde declara conocerlo de su estancia en esa ciudad. Este dato ha hecho pensar que podría ser Aranda en última instancia el maestro de Alonso.
Es en esta fecha de 1610 cuando casa con María de Berganza y abre taller propio. María falleció en 1619, de este matrimonio nacieron cuatro hijos.
En sus primeros años Mena no hace sino seguir el modo del gran maestro Pablo de Rojas, haciendo obras de carácter religioso y de discreta factura como puede ser la Santa Lucía de la Catedral de Granada; o los relieves de la puerta de la capilla del palacio de La Madraza, donde trabaja conjuntamente con el pintor Pedro de Raxis, que realiza la policromía. Este pintor era el policromador habitual de las obra de Pablo de Rojas, y a la muerte de éste, colaborará asiduamente con Alonso. También colabora con Bernabé de Gaviria en la ejecución del Apostolado de la Capilla Mayor de la Catedral de Granada.
De este primer período su obra más interesante es la Virgen de Belén, de 1615-1616, encargada por el Convento de la Merced, que tras la desamortización de bienes religiosos del siglo xix, pasó a la vecina parroquia de San Cecilio. Se trata de una talla que representa a la Virgen sentada, en actitud de cambiar al niño los pañales. La figura está realizada con detallismo, aumentado por la rica policromía. Representa a la Virgen como una dama del sigo xvii, siguiendo la tendencia a principios de siglo de actualizar los temas religiosos y darles un aire cotidiano e íntimo, siguiendo los nuevos postulados religiosos postridentinos de acercar la experiencia religiosa a los fieles y darle un aire intimista. Soluciones parecidas se dan en pinturas contemporáneas, y en este caso Alonso se basa en una composición del pintor Pedro de Raxis. El perfil general de la talla tiende a la forma ovalada, que luego usará Cano, pero las proporciones son todavía manieristas. La escultura fue un encargo del corregidor de la ciudad García Bravo de Acuña y su mujer, bajo la supervisión del entonces arzobispo fray Pedro González de Mendoza, para donarla al citado Convento, una vez concluida quedaron tan satisfechos que pagaron 50 ducados más de los 150 estipulados en el contrato. Esta obra dará a Alonso de Mena fama y a partir de ella le llegarán encargos más importantes.
El mismo año del fallecimiento de su primera esposa, celebra su segundo matrimonio con la también viuda Juana de Medrano y Cabrera, natural de Adra.
Con ella tendrá otros cuatro hijos, dos de ellos seguirán el oficio paterno, Alonso y el más pequeño, Pedro, que será el que llegue a ser uno de los más grandes escultores del barroco.
Una de las aportaciones de Alonso a la escultura es su tratamiento del tema de la Inmaculada Concepción de María, tan en boga en la España del barroco.
Alonso realizará innumerables tallas con este tema, tanto en madera como en piedra, en este material se le encargará en 1626 la realización de la imagen de la Virgen María que remata el Triunfo de la Inmaculada, erigido por la ciudad de Granada para conmemorar el voto prestado a la Virgen en 1618. Aunque es una obra de colaboración con otros escultores, la imagen que remata el monumento se debe a Alonso.
En ella vuelve a utilizar el modelo ovalado, tendente hacia la forma de huso, de tradición manierista y que usará posteriormente Alonso Cano, pero que se adecua perfectamente a la ubicación alta y sobre una columna del monumento. En la imagen de este mismo tema hecha años más tarde, en torno a 1641 para la portada del crucero norte de la Catedral de Jaén, utilizará sin embargo un modelo triangular, más propio de la escuela castellana de Gregorio Fernández, modelo usado también para la Inmaculada de la iglesia de San José de Granada y que le vino dado por un grabado. Aunque el tipo más empleado es el citado de forma ovalada, empleado en la Inmaculada de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz en San Basilio (Córdoba) o el la llamada Inmaculada de la Abadesa hecha para el Convento de capuchinas de San Antón en Granada.
Otro tema característico del taller de Alonso de Mena es el de Cristo en la cruz, del que ha dejado buenos ejemplos, como el Cristo de la expiración de Adra (Almería) de 1623, aunque sobresale el Cristo del desamparo en la madrileña parroquia de San José de 1635, encargado a Mena por el corregidor Fariñas para regalar al Convento de capuchinos de Madrid, y que está hecho en madera de cedro sin policromar, por lo que son más apreciables las calidades escultóricas, además de ofrecer peculiaridades iconográficas al ser un Cristo de cuatro clavos, al modo de los que se están haciendo en la pintura sevillana de ese tiempo por parte de Pacheco, Velázquez o Alonso Cano. En esta escultura prescinde de postizos, y tanto el paño de pureza como la corona de espinas están talladas en la misma madera; consigue transmitir en el rostro del Cristo el dolor y sufrimiento padecido.
En 1630 recibe uno de los encargos más importantes de su vida, realizar las tallas de escultura de los retablosrelicarios de la Capilla Real de Granada, diseñados por el retablista de origen cántabro Francisco Díaz del Rivero, a la sazón la figura más importante en la ejecución de retablos en la primera mitad del siglo xvii en la ciudad, y que debían acoger la colección de reliquias donadas a la Capilla por sus fundadores, los Reyes Católicos.
Son dos retablos gemelos que responden a la modalidad de retablo armario y en los que Alonso ha de realizar toda la parte escultórica, que consta de relieves en la predela y en el frente y esculturas de bulto en el ático así como la realización de bustos-relicarios para contener las reliquias. El encargo está vinculado al movimiento de reacción religiosa frente al protestantismo, de exaltación del culto a los santos y sus reliquias, puestos en duda por la Reforma, por lo que aparecen ahora esta modalidad de retablo que guarda a la vez que exhibe las colecciones de reliquias. Una de las novedades más significativas del encargo es que además de las figuras religiosas, en los relieves tiene que realizar retratos de personajes de la Familia Real, género poco utilizado en la escultura española en madera, pero que aquí responde al significado final del encargo de exaltación monárquica y la relación de ésta con la protección del catolicismo. Así en el retablo del lado del evangelio realizará en la predela el relieve en busto de los Reyes Católicos, de Felipe de Habsburgo y Juana de Castilla.
En el cuerpo del retablo, relieves de la Inmaculada, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo; y en el ático las Virtudes Teologales. En el retablo del lado de la epístola aparece en el banco los relieves de Carlos V, Isabel de Portugal y los reyes contemporáneos Felipe IV e Isabel de Borbón. Los relieves del frente están dedicados a San Miguel, Santiago a caballo, San José y un apóstol sin identificar; en el ático tres Virtudes cardinales: Prudencia, Justicia y Fortaleza. Es en el conjunto de este encargo donde se nos muestra el estilo de Alonso de Mena más cercano al naturalismo barroco, aunque la intervención del taller hace que el conjunto sea de resultado desigual.
En 1637 presenta un diseño para la realización de la portada del Hospital Real de Granada, su diseño resulta elegido y se le encarga a él mismo la realización de las esculturas, esta vez en piedra. Va a realizar una figura de la Virgen con el Niño para el nicho central y a los lados figuras orantes de los Reyes Católicos.
En 1638 muere Juana y al año siguiente contrae nupcias con su sobrina Francisca de Riaza, con la que tendrá tres hijos más.
Dos años más tarde recibe otro encargo singular, el Santiago matamoros de la Catedral de Granada. Por la inscripción de la peana, donde podemos leer “Esta memoria de la gloriosa vitoria que con su patrocinio alcanzaron las armas del Rey Nuestro Señor.”, sabemos que responde a un encargo conmemorativo, seguramente para celebrar alguna de las victorias españolas en la Guerra de los Treinta Años como la batalla de Nördlingen (1634), recordando la importancia que en el siglo xvii se da a la figura del apóstol Santiago como protector de los ejércitos españoles. Estaríamos ante un ejemplo de escultura ecuestre, de tamaño natural, y que podemos relacionar con las representaciones ecuestres de los monarcas españoles, tanto en pintura como en escultura, el santo va vestido a la moda de la época tanto por la armadura, con arnés de tipo español, y el sombrero de ala ancha del mismo tipo que los que se utilizan en las representaciones de los generales en los cuadros de batallas del Salón de Reinos del madrileño palacio del Buen Retiro.
Mena va a monopolizar todos los encargos importantes de la Andalucía oriental, por lo que le vamos a tener documentado fuera de Granada, aceptando encargos en lugares como Adra, Priego de Córdoba o en Jaén, y hay por toda la zona de influencia granadina obras que pueden atribuirse a su escuela, como el Cristo Resucitado de Puente Genil (Córdoba) que se fecha en 1636. La importancia del taller de Mena se constata cuando al morir éste, el 4 de septiembre de 1646, el taller sigue activo en las figuras de sus hijos Alonso y Pedro de Mena y Medrano.
Obras de ~: con P. de Raxis, Puertas de la capilla de La Madraza, c. 1610; Santa Lucía, c. 1610; con B. de Gaviria y D. de Aranda, Apostolado, c. 1614; Virgen de Belén, 1614-1615; Virgen del Rosario de Melegís, c. 1620; Cristo de la Expiración, 1623; Inmaculada del Triunfo, 1626; Retablos-relicarios de la capilla real, 1630; Cristo del Desamparo, 1635; Cristo Resucitado, 1636; Cristo de Sta. María de la Alambra, c. 1635; Portada del Hospital Real de Granada, 1637; Santiago Matamoros, 1640; Inmaculada de San Juan de los Reyes; Inmaculada de Ntra. Sra. de la Paz; Inmaculada de la Abadesa; Inmaculada de San José; Inmaculada, San Pedro, relieve de la Circuncisión y relieve de la Presentación de la Catedral de Jaén, c. 1641; San Fernando, San Rafael, Sto. Trinitario y Sta. Lucía de la Trinidad de Córdoba, c. 1640; Santiago Peregrino; San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato de vestir; Reyes católicos Orantes de la iglesia de Santo Domingo, c. 1640.
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Cipriano García-Hidalgo Villena