Villagrá, Gaspar de. Puebla de los Ángeles (México), c. 1555 – Océano Atlántico, 9.IX.1620. Escritor, conquistador, bachiller en Leyes, y alcalde mayor.
Hijo de Hernán Pérez de Villagrá y de Catalina Ramírez. Descendiente, por tanto, de los Pérez de Villagrá de Astorga, extendidos además por la Tierra de Campos, y pariente del conquistador de Chile, Francisco de Villagrá. Pasó muy joven a la Península para realizar sus estudios universitarios en Salamanca. Ya en 1577 su padre se hallaba esperando a que su hijo se graduase de bachiller en Leyes para regresar a la Nueva España. Por tanto, debió de ser por entonces cuando finalizó dichos estudios. Además, el año anterior ya se le había concedido permiso con ese motivo tanto a él como a su progenitor y a otro hermano. Una vez en Nueva España, sin que se sepa la fecha, se casó con Catalina de Soto, de la que tuvo a José de Villagrá y a María Vilches.
Nada se sabe de su actividad en los años siguientes hasta que en 1595 se enroló en la expedición de Juan de Oñate a Nuevo México, retrasada hasta 1598. Aportaba para la expedición armas y caballos e hizo un préstamo a Juan de Oñate de 7500 pesos. En aquella espera el conquistador le nombraría, el 23 de julio de 1596, procurador general de su ejército. Dos años más tarde salían hacia su destino, casi en el momento en que fray Alonso Martínez, comisario eclesiástico de la empresa, le eligió como juez asesor en materia eclesiástica, el 25 de marzo de 1598. El 20 de abril cruzaban el Río Grande y se internaban en el territorio de Nuevo México; el 18 de agosto fundaban la primera ciudad, San Juan de los Caballeros, y poco después San Gabriel, lugar en el que surgió el descontento entre muchos expedicionarios e, incluso, desertaron cuatro hombres, por lo que Oñate encargó a Gaspar de Villagrá su persecución. Dos de ellos fueron capturados y Villagrá fue el encargado de dictar su sentencia de muerte para que no cundiera el ejemplo. Tras este suceso, su acción de guerra más importante en aquella penetración estuvo en la sangrienta batalla de Acoma, en 1599, que costó la vida a un gran número de indios y donde participó con sus tropas en la vanguardia; ese mismo año, el 10 de marzo, Oñate le nombraba capitán de caballos y al día siguiente vocal del consejo de guerra y primer factor de la Real Hacienda de Nuevo México.
En 1600, por orden del jefe de la expedición y junto a otros hombres, Villagrá regresaba a Nueva España para reclutar tropas, pero cuando todo estaba preparado decidió suspender su marcha en el pueblo de Santa Bárbara. Se quedó en las tierras de Nueva Vizcaya donde el gobernador Alonso de Vivero le nombraría alcalde de minas de Guanaceví y, el 31 de agosto de 1601, capitán del partido de los tepehuanes. Desde allí redujo a los indios que atacaban el camino de la Plata, que iba de Sombrerete a Zacatecas. En 1603, Felipe III le confirmaría el privilegio de hidalguía para él y sus descendientes, que se había prometido a quienes participaron en la expedición de Oñate.
Se ha especulado con su regreso a España en 1604, aunque existen serias dudas sobre ello, pues en 1605 rendía información de sus servicios en la Audiencia de Guadalajara. Sí existe certeza del viaje que realizó en 1609. Al año siguiente de su llegada salía a la luz su obra Historia de la Nueva México, que conocería su segunda edición en México en 1900 y en 1933 la primera edición en inglés. Ya en su tiempo la obra fue ensalzada por autores como Espinel, Tribaldos de Toledo, Sánchez Colegial y otros. Se trata de un poema heroico en treinta y cuatro cantos, a través del cual se puede conocer los pormenores de la expedición de Juan de Oñate y de la propia vida del autor, por lo que se ha convertido en uno de los documentos más importantes para la historia de Nuevo México.
El 18 de junio de 1613 obtenía su licencia para pasar de nuevo a México con el fin de limpiar su fama, pues se le acusaba de ser culpable de la muerte del capitán Pedro de Aguilar y de haber expandido falsas informaciones sobre la riqueza de Nuevo México. De nuevo volvía a la Península con una condena de destierro de la Nueva España por seis años, haciéndose acompañar de su esposa e hijos. El 8 de febrero de 1619 se le levantó el poco tiempo que le quedaba de su pena y el 25 del mismo mes se le hizo merced de la alcaldía guatemalteca de Zepotitlán, por lo que se embarcó al año siguiente para su destino, con licencia el 21 de mayo de 1620, pudiendo llevar consigo dos criados. Sin embargo, murió ahogado en el trayecto. Tras ello a su viuda se le concedió en 1622 una renta anual de 200 pesos. Su hijo mayor, José de Villagrá, obtendría el permiso para pasar a Nueva España, en 1625, alegando que su padre les había dejado pobres por haber gastado su caudal para ir a ocupar la alcaldía que se le había concedido.
Obras de ~: Historia de la Nueva México, Alcalá de Henares, 1610.
Bibl.: C. F. Lummis, Los exploradores españoles del siglo XVI, Barcelona, Casa Ed. Araluce, 1940; M. Simmons, The last conquistador: Juan de Oñate and the Settling of the Far South-west, Norman, University of Oklahoma Press, 1991; J. A. Crespo-Francés y Valero y M. Junquera, Juan de Oñate y el Paso del Río Grande. El Camino Real de Tierra Adentro (1598-1998), Madrid, Ministerio de Defensa, 1998; A. M. Martín Rodríguez, “Aquí fue Troia nobles caualleros: Ecos de la tradición clásica y otros intertextos en la Historia de la Nveva México”, en Silva. Estudios de Humanismo y Tradición Clásica, 4 (2005), págs. 73-138.
Jesús Paniagua Pérez