González Vallejo, Pedro. Soto en Cameros (La Rioja), 22.IX.1770 – Madrid, 30.IV.1842. Obispo y político.
Nació en la fecha señalada —aunque en su lápida consta la de 26 de septiembre—, en el seno de una familia acomodada, formada por José González Pérez y Rosa Vallejo Pérez, ambos naturales de esa villa, que habían contraído matrimonio en 1758, siendo el menor de los cinco hijos. Sus primeros estudios los realizó en la Escuela de Gramática de su pueblo natal, fundada por el Concejo de Soto en 1755, donde alcanzó el grado de bachiller en Leyes al tiempo que superó dos años de Cánones. Continuó en la Universidad de Zaragoza, en la que obtuvo la licenciatura el 31 de enero de 1792 y el título de doctor el 5 de febrero de ese mismo año.
Al ser nombrado en 1797 obispo de Segovia José Antonio Sáez de Santamaría, natural de Muros de Cameros, le llevó con él nombrándole su secretario, y en 1807 fue canónigo, tesorero de la catedral, vicario y provisor general. Durante la invasión francesa, al retirarse a Cádiz el obispo, fue designado gobernador eclesiástico hasta 1814, en que tras el nombramiento del nuevo titular de la diócesis, Isidoro Pérez de Celis, volvió a sus cargos anteriores, permaneciendo en Segovia hasta 1919.
Mantuvo una estrecha amistad con Félix Amat y Palou, quien por haber sido en 1806 confesor de Carlos IV era particularmente odiado por Fernando VII y, sin duda, fue quien le inició en el liberalismo, lo que le acarrearía graves enfrentamientos con su compañero de Universidad Calomarde, absolutista acérrimo.
El 12 de diciembre de 1819 fue consagrado obispo de Mallorca, ciudad a la que se trasladó el día 29 de enero de 1820. Realizó una importante labor pastoral, especialmente con motivo de la epidemia de 1821 en Palma, con todos los medios económicos y humanos a su alcance. En 1820 fue elegido diputado por Soria, formando parte de la Diputación Permanente al disolverse las Cortes, y siendo elegido presidente de la Cámara en el primer escrutinio para las extraordinarias de 1821, cargo que ejerció sólo durante algo más de un mes, del 8 de septiembre al 28 de octubre. Regresó inmediatamente a su diócesis, tras la invasión del duque de Angulema y la vuelta al absolutismo, viéndose obligado a emigrar a Francia para evitar posibles persecuciones por constitucionalista. Salió, de Palma en barco el 21 de septiembre, estableciéndose, primero, en Marsella, donde se encontraban su sobrino Ventura González Romero y el exministro de Gracia y Justicia Manuel García Herrero, trasladándose luego a Aix-en-Provence, donde permaneció completamente alejado de la vida política y dedicado al estudio y al apostolado. Tras la amnistía de 1832 volvió a España pero siguió sin participar en los acontecimientos del momento hasta 1834, en que fue nombrado miembro de la recién creada Junta Eclesiástica. El 31 de julio fue elevado a la dignidad de prócer del reino, participando activamente en la vida parlamentaria, y por Real Decreto de 4 de octubre, designado vocal de la comisión para formar un índice único de los libros que debían quedar fuera de la circulación.
Por su lealtad a la causa legítima, en las siguientes Cortes de 1835, fue nombrado, por Real Decreto de 10 de octubre, presidente del Estamento de Próceres.
Tiempo después, con motivo del fallecimiento de Pedro de Inguanzo y Rivero, quedó vacante el Arzobispado de Toledo y por Real Decreto de 1 de febrero fue presentado por Espartero como sustituto González Vallejo, siendo nombrado por la Reina el día 15, y dos días más tarde, por otro Real Decreto del 17, fue de nuevo elegido presidente de la Cámara Alta y condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.
Se trasladó a su nueva sede, pero la camarilla de Inguanzo, absolutista y reaccionaria, le recibió con hostilidad, creándole toda suerte de dificultades posibles para el ejercicio de su labor pastoral, no llegando a obtener la confirmación de Roma, por lo que decidió regresar a Madrid, instalándose en el Arzobispado Primado de la Corte, donde siguió cumpliendo sus funciones en el Estamento hasta su disolución en el mes de mayo.
Tras la aprobación de la Constitución de 1837, fue nombrado senador por la provincia de Logroño.
Apoyó decididamente la Regencia de Espartero y continuó representando a su provincia hasta 1841, fecha en que cayó enfermo. Falleció el día 30 de abril de 1842, en el palacio de la diócesis primada, en la calle de la Pasa de Madrid, residencia eventual de los arzobispos de Toledo. El cadáver fue reconocido por el entonces presidente del Senado, el conde de Almodóvar, siendo enterrado en el cementerio de San Isidro con el protocolo correspondiente.
Obras de ~: Discurso dirigido a la Milicia Nacional voluntaria en la bendición de su bandera, Madrid, 1822; Discurso canónico-legal sobre los nombramientos de Gobernadores, hechos por los cabildos en los presentados por S. M. para Obispos de sus iglesias, Madrid, Repullés, 1839; Juicio analítico sobre un discurso canónico legal / que dio a luz [...] D. ~ [...] Lo publica un Prelado español, Madrid, Imprenta E. Aguado, 1839.
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, HIS-0203-01.
A. Ripoll Salvá, El vendaval de las circunstancias: La vida de D. Pedro González Vallejo, s. f. (inéd.); A. Furio, Episcopologio de la Santa Iglesia de Mallorca, Palma, Imprenta Juan Guasp, 1852; M. Jiménez Catalán, Memorias para el estudio de la Universidad de Zaragoza: Reseña bio-bibliográfica de [...] sus grados mayores en las cinco facultades desde 1583 a 1845 [...], Zaragoza, Tipografía F. Martínez, 1925; A. Osorio, Diccionario político español: histórico y biográfico (Desde Carlos IV a 1936), Buenos Aires, Editorial Mundo Atlántico, 1945; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1979; J. M. Cuenca Toribio, Sociología del Episcopado español e hispanoamericano (1789‑1985), Madrid, Pegaso, 1986; M. A. Valle de Juan, Presidentes del Estamento de Próceres y del Senado 1834-1923, Madrid, La Fundación del Sur, 2002.
María de los Ángeles Valle de Juan