Monlau y Roca, Pedro Felipe. Barcelona, 29.VI.1808 – Madrid, 16.II.1871. Médico, higienista, filólogo, historiador.
Hijo de Jaime Monlau y España y de María Francisca Roca y Alavedra, entre 1816 y 1824 estudió en el seminario consiliar de Barcelona tres años de Gramática Latina y Castellana, dos de Retórica y Poética y tres de Filosofía, que le proporcionaron una sólida formación humanística. A partir de 1825, cursó Medicina en el Real Colegio de Cirugía de Barcelona, licenciándose en 1831 y en 1833 obtuvo el doctorado.
Antes de licenciarse, publicó unas Tablas de Anatomía (1827) y se hizo cargo, junto a Wenceslao Picas y López, de la dirección del Diario General de Ciencias Médicas (1829). Sus inquietudes intelectuales trascendieron la medicina, por lo que simultáneamente estudió Matemáticas y Cosmografía en la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona, así como Física, Química, Botánica y Agricultura en la Junta de Comercio de la misma ciudad. Asimismo, estudió Inglés, Francés, Italiano y Griego clásico, completando una sólida formación, que se vería reflejada tanto en sus numerosos escritos médicos e higienistas como en el cultivo de otros géneros, como la Historia, la Economía, la Filología y el Teatro.
Recién licenciado, ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar como segundo ayudante en el Hospital Militar de Barcelona. Un año después, fue nombrado subdelegado de Medicina y Cirugía de un distrito barcelonés, por la Real Academia de Medicina, formando parte de la Junta de Salubridad del mismo, lo que le permitió conocer de cerca los problemas sanitarios e higiénicos de la población. Su preocupación por la epidemia de cólera que asolaba Europa, se reflejó en su opúsculo ¿El cólera morbo invadirá España? (1832). En el verano de 1834, la epidemia alcanzó Barcelona y Monlau se hizo cargo en solitario de los enfermos del Hospital Militar, pues la mayoría de sus compañeros habían contraído el cólera o habían huido. Esta actitud ejemplar fue recompensada con la Cruz de Epidemias, que otorgaba la Corona.
Liberal convencido, participó activamente en los acontecimientos políticos que sacudieron Barcelona durante la década de 1830 y los comienzos de la siguiente, como periodista y militante del Partido Progresista, de cuya ala izquierda formaba parte desde 1834. Un año antes, entró a formar parte del consejo de redacción del diario progresista El Vapor, donde coincidió con los médicos Pedro Mata y Antonio Ribot, el escritor Manuel Milà y Fontanals y el controvertido socialista utópico Josep Andreu, más conocido como J. Fontcuberta. En agosto de 1835, pasó a desempeñar la dirección del diario, puesto que abandonó en octubre de 1836 por desavenencias con sus propietarios.
Paralelamente a su compromiso político, desempeñó una intensa actividad profesional, que superó ampliamente el ejercicio médico. Desde 1835 fue profesor de Geografía y Cronología en la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona, hasta que en 1840 fue designado catedrático de Literatura e Historia de la recién reestablecida Universidad de Barcelona. Asimismo, en sintonía con sus aficiones teatrales, en julio de 1836, fundó, junto a Josep Andreu, la Sociedad Filodramática.
Tras su paso por El Vapor, Monlau participó en agosto de 1837 en la fundación de El Constitucional (1837), que se erigió en la voz de la izquierda liberal barcelonesa. En octubre, las autoridades moderadas suspendieron el periódico y deportaron a Monlau a Canarias, desde donde logró exiliarse a Francia. Allí escribió De la instrucción pública en Francia (1840), con la intención de informar al público y a las autoridades españolas del modelo educativo del país vecino.
A su regresó a Barcelona en la primavera de 1839, reabrió El Constitucional, desde cuyas páginas promovió una campaña en favor de la abdicación de la regente María Cristina. Tras varios intentos fallidos de salir elegido como diputado, se aproximó a las posiciones regionalistas, fundando El Popular. Diario de los Intereses de Cataluña (1841). Ese año ganó, con el folleto ¡Abajo las murallas!, el concurso que había convocado el Ayuntamiento de Barcelona para premiar el mejor trabajo que tratara de las ventajas que reportaría a la ciudad su demolición. Esta obra fue su primer escrito higienista.
En junio de 1843, varias ciudades se sublevaron contra Espartero, consiguiendo que abandonara el poder. En noviembre, el levantamiento continuaba en la Ciudad Condal con una importante participación popular que dio origen al movimiento conocido como “la jamancia”, que provocó el asedio y bombardeo de la urbe. Monlau jugó un destacado papel en las negociaciones para la rendición de la ciudad, misión que desempeñó de forma bastante satisfactoria y por la que fue felicitado por el capitán general de Barcelona.
Durante el sitio de la ciudad, fue nombrado por José Oriol Ronquillo, a la sazón consejero del Ayuntamiento de Barcelona, director del departamento de locos del Hospital de Santa Cruz, donde, durante el mes que permaneció en el cargo, desterró los métodos coercitivos que dominaban la práctica asistencial de la locura. Su interés por la enfermedad mental no era nuevo, pues con anterioridad había traducido al castellano las obras de Brièrre de Boismont Memoria para el establecimiento de un Hospital de Locos (1840), y de J. B. Descuret La medicina de las pasiones (1842).
A las mencionadas traducciones, hay que añadir la publicación de varios trabajos de literatura: De literatum statu atque progressu (1841), Elementos de literatura o arte de componer en prosa y verso (1842) e Historia de la literatura a través de los tiempos (1843), que tuvieron sucesivas reediciones.
Recién iniciada la década moderada, Monlau fue represaliado y trasladado a Valencia en 1844, donde trabajó en el Hospital Militar, hasta que en noviembre de 1846 el gobierno de Francisco Javier Istúriz le nombró miembro de la comisión encargada de redactar la nueva Ordenanza de Hospitales Militares.
Su llegada a Madrid como técnico sanitario a las órdenes de los moderados indica que Monlau habría evolucionado hacia posiciones conservadoras. Las tareas técnicas de Monlau tuvieron como principales escenarios el Ayuntamiento de Madrid y la sanidad estatal. En el Ayuntamiento participó en diversas comisiones encargadas de informar sobre las mejoras urbanas que debían acometerse y sobre el estado de los establecimientos insalubres, incómodos y peligrosos de la capital, coincidiendo en ellas con Mateo Seoane, Pedro María Rubio, médico personal de la Reina, y con Francisco Méndez Álvaro. También formó parte, desde marzo de 1849, de la Junta Municipal de Sanidad de Madrid, encargada de atender todos los asuntos de salubridad pública. En el ámbito estatal, a partir de 1847, los moderados emprendieron la construcción del sistema sanitario liberal español. Monlau participó en esta ingente labor de reordenación desde diferentes cargos: secretario del Consejo de Sanidad del Reino (1847), vocal de la comisión especial encargada de preparar un proyecto de Reglamento de Inspectores de Salud Pública (1849), delegado médico por España en el Congreso Sanitario de París (1851), vocal supernumerario del Consejo de Sanidad (1852) y consejero de Sanidad (1855). En estas instituciones compartió tareas, entre otros, con Seoane y Méndez Álvaro, jugando un papel destacado en la elaboración de la Ley Orgánica de Sanidad del 28 de noviembre de 1855.
Su implicación en la política sanitaria del país estuvo acompañada por una importante producción higienista que le ocuparía hasta su fallecimiento. En 1846, publicó Elementos de Higiene Privada, que fue reeditado varias veces (1857, 1864, 1871 y 1875) y adoptado como libro de texto en las Facultades de Medicina. La obra estaba dirigida a los sectores ilustrados de la burguesía española, a los que proponía un compendio de reflexiones, medidas y consejos individuales para prevenir la enfermedad y mantener la salud. En una línea similar y dirigida al mismo público editó Higiene del Matrimonio (1853), que también gozó de gran aceptación, como lo atestiguan sus nueve reediciones y su traducción al francés en 1879.
Igual éxito conoció Nociones de Higiene Doméstica y gobierno de la casa (1860), dirigido a las niñas y jóvenes con el objetivo de instruirlas como futuras amas de casa. Su lenguaje sencillo y directo supuso que fuera inmediatamente adoptado oficialmente como texto para las escuelas de primera enseñanza y los colegios de señoritas. También con un afán divulgador escribió en 1869 Higiene de los baños de mar, obra específicamente pensada para un público burgués.
Dentro de su amplia tarea divulgativa fundó y dirigió entre 1858 y 1864, El Monitor de la Salud de las Familias y de la salubridad de los pueblos, primera revista española dedicada monográficamente a la higiene y que prácticamente escribía entera él mismo.
Pero la faceta más trascendental de su obra fueron los escritos sobre higiene pública e industrial. En estos trabajos se percibe con claridad su vinculación con el higienismo europeo y su vocación de médico político preocupado por las transformaciones y problemas que la industrialización estaba ocasionando en los núcleos urbanos.
En 1847, publicó Elementos de Higiene Pública, reeditada en 1862 y 1871. La influencia de los higienistas franceses (Levy, Londe, Villermé) era muy notable, pero también las ideas del Sanitary Mouvement británico, que conoció gracias a Seoane, estaban presentes en sus páginas. A pesar de su importante aportación bibliográfica y de su esfuerzo de síntesis, metodológicamente no era original y, al igual que en los Elementos de Higiene Privada, su estructura respondía formalmente a la tradición galénica de las seis cosas no naturales. No obstante, su virtud fue englobar en una sola obra aspectos que la medicina española había tratado hasta entonces sin una visión de conjunto, desgranando cuestiones tan variadas como el estudio y prevención de las epidemias y endemias, la legislación sanitaria, la organización de la salud pública, el saneamiento del medio urbano, el estudio de las instituciones asistenciales y benéficas, la salubridad de los edificios públicos, de las viviendas, las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, sus costumbres y moralidad, la conflictividad social o los efectos de la industria sobre la salud. Este entramado de cuestiones tenía como fundamento la consideración de la higiene pública como “un vasto y minucioso programa de sabia administración y buen gobierno” que el médico ponía al servicio del Estado.
En la introducción de la primera edición de la obra era taxativo cuando escribía al respecto: “El higienista tiene derecho de asesorar al Gobierno y a la administración en todo lo que atañe a la salud pública: su voz es necesaria y competente en casi todos los ramos gubernativos y administrativos pero si su voz ha de ser oída con respeto, y si sus consejos han de ser adoptados con deferencia, se hace indispensable que sea infinitamente instruido, que ni sus palabras, ni sus escritos, ni su conducta desdigan un ápice del elevado ministerio que la sociedad confía a la índole de su profesión”.
En 1856, respondiendo a la llamada de la Academia de Medicina de Barcelona, publicó Higiene Industrial, en la que presentaba un desolador cuadro de la situación del proletariado catalán caracterizado por largas jornadas laborales, explotación infantil, bajos salarios, alimentación deficiente y adulterada, tugurios en lugar de viviendas, proliferación de enfermedades y elevada mortalidad. Sin embargo, sus soluciones se limitaban a recomendar a las autoridades y patronos mejoras de corte ambientalista y a desarrollar una intensa campaña de moralización de los obreros que se resumía en la máxima: “El obrero es pobre: socorredle, ayudadle. El obrero es ignorante: instruidle, educadle. El obrero tiene instintos aviesos: moralizadle”.
En 1848, ganó la Cátedra de Psicología y Lógica del instituto de segunda enseñanza de San Isidro, y un año después publicó, junto al filósofo y matemático José María Rey de Heredia, un Curso de Psicología y Lógica (1849). También desempeñó el cargo de profesor de Psicología y Lógica en la Escuela Normal de Filosofía hasta 1852. Pese a sus múltiples actividades, estudió Lengua y Literatura Griega en la Universidad Central, lo que le permitió acceder a la Cátedra “de latín de los tiempos medios, castellano, lemosín y gallego antiguos” en la recién creada Escuela Superior de Diplomática. Su trabajo como filólogo le valió en 1859 el ingreso en la Real Academia.
Dos veces alcanzó la Cátedra de Higiene en la Universidad Central, pero en ambas ocasiones las circunstancias políticas y los manejos académicos se la arrebataron. En marzo de 1854, el Gobierno jubiló anticipadamente por motivos políticos a José Lorenzo Pérez, titular de la Cátedra de Higiene, nombrando en su lugar a Monlau. Sin embargo, en septiembre el nuevo Gobierno Progresista le apartó del puesto, alegando la irregularidad del proceso. A comienzos de 1868, Monlau ganó limpiamente la Cátedra de Higiene Pública y Epidemiología, pero el Gobierno surgido de la Revolución de Septiembre le depuró como represalia por su colaboración con los moderados, impidiéndole leer el discurso inaugural del curso 1868-1869 que, no obstante, fue publicado.
Alejado de la actividad pública, con motivo de su ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1870, leyó el discurso Patología Social, en el que, desde una visión organicista, defendía que las manifestaciones de descontento social, como los motines, rebeliones y revoluciones, eran enfermedades sociales que había que atajar de forma radical, estableciendo el símil entre la pena de muerte y las amputaciones quirúrgicas. Pocos meses después, falleció casi en el anonimato. Una breve necrológica en El Siglo Médico fue la única información recogida en una revista científica.
Obras de ~: Tablas de Anatomía, Barcelona, 1827; El lechuguino arrenpentido de serlo, Barcelona, 1828; Una tertulia a la dernière. Pieza en un acto, Barcelona, 1828; Lo que es un curandero. Pieza en un acto, Barcelona, 1830; El heredero y las calaveras parásitas. Comedia en tres actos, Barcelona, 1830; Elementos de Cronolojía, Barcelona, 1830; Elementos de Botánica, Barcelona, José Rubió, 1831; Tabla de los cuadrados y los cubos de los números naturales desde 1 hasta 1000, Barcelona, 1831; Geografía astronómica, enseñada en 20 lecciones o Elementos de Geografía matemática, Barcelona, 1831; Compendio y vida de Napoleón Bonaparte, Barcelona, S. Verdeguer, 1831; ¿El cólera morbo invadirá la España?, Barcelona, 1832; Elementos de obstetricia, Barcelona, Imp. de Verdogua, 1833; Memoria sobre la necesidad de establecer prados artificiales en España para los progresos de la agricultura y consecuente prosperidad de la nación, Barcelona, 1834; Manual del escribiente, Barcelona, 1835; Novísismo cajón de sastre, Barcelona, 1835; El premio de la integridad o el colono virtuoso. Drama en cinco actos, Barcelona, 1835; con Miracle, Guía estadística y manual de Barcelona, Barcelona, 1836; A. J. F. Brièrre de Boismont, Mémoire pour l’établissement d’un hospice d’aliénés, trad. por ~, Memoria para el establecimiento de un Hospital de Locos, Barcelona, 1840; De la Instrucción Pública en Francia. Ensayo sobre su estado en 1838 y 1839, Barcelona, Imp. de Antonio Bergues y Compañía, 1840; El Libro de los libros, o ramillete de máximas, pensamientos y dichos sentenciosos agudos o memorables, Barcelona, 1840; ¡¡Abajo las murallas!! Memoria sobre las ventajas que reportaría Barcelona y especialmente su industria, de la demolición de las murallas que circuyen la ciudad, Barcelona, 1841; De litterarum statú atque progressu. Oratio quam in solemni studiorum Barcinonensium renovatio habuit [...] die prima novembris anno MDCCCXLI. jessu Universitatis typis mandatur, Barcinone, Apud Pulum Riera, 1841; Elementos de Literatura o arte de componer en prosa y verso, Barcelona, Imp. Paolo Riera, 1842; J. B. Descuret, La médecine des passions, ou les passions considérées dans leur rapport avec les maladies, les lois et la religion, trad. por ~, La Medicina de las Pasiones o las pasiones consideradas con respecto a las enfermedades, las leyes y la religión, Barcelona, 1842; Historia de la Literatura a través de los tiempos. Discurso inaugural de la apertura del curso 1843-1844 en la Universidad Literaria de Barcelona, Barcelona, Imp. de Joaquín Verdagues,1843; Arte de robar, explicado en beneficio de los que no son ladrones, Valencia, Imp. de la Librería de D. Ignacio Boix, 1844; Del magnetismo animal. Extracto, y traducción. de las obras de L. Roston, Barcelona, 1845; Remedios del Pauperismo. Memoria para optar al premio ofrecido por la Sociedad Económica Matritense el 1 de mayo de 1845, Valencia, 1846; Elementos de Higiene Privada o arte de conservar la salud del Individuo, Barcelona, 1846; Elementos de Higiene Pública o arte de conservar la salud de los pueblos, Barcelona, Imp. Pablo Riera, 1847; Manual del ciudadano español, Madrid, 1847; con J. M. Rey y Heredia, Curso de Psicología y Lógica, Madrid, Imp. de la Publicidad,1849; Madrid en la mano o el amigo del forastero en Madrid y sus cercanías, Madrid, 1850; De la supresión de la mendicidad y organización de las Juntas de Caridad. Memoria premiada por la Sociedad Económica Matritense, Madrid, 1851; Rapport sur les mesures d’hygiène à prendre pour le dèpart, la traversée et l’arrivée des navires, Paris, 1851; Juicio que debe formarse de la civilización presente. Discurso pronunciado en la inauguración del curso 1853-1854 en la Universidad Central, Madrid, 1853; Higiene del Matrimonio o el libro de los casados en el cual se dan las reglas e instrucciones necesarias para conservar la salud de los esposos, asegurar la paz conyugal y educar bien a la familia, Madrid, Imp. de José María Ducazcal, 1853; Higiene industrial. ¿Qué medidas higiénicas puede dictar el Gobierno a favor de las clases obreras?, Barcelona, 1856; Diccionario Etimológico de la lengua castellana precedido de unos rudimentos de Etimología, Madrid, Imp. de M. Rivadeneyra, 1856; Las mil y una barbaridades, agudezas, ocurrencias, chistes, epigramas, chascarrillos, cuentos, refranes, etcétera, en prosa y verso, Madrid, 1857; Del origen y formación del romance castellano. Discurso leído ante la Real Academia Española en la secepción pública del Ilmo. Sr. ~ el día 29 de junio de 1859, Madrid, Imp. de M. Rivadeneyra, 1859; Nociones de Higiene doméstica y gobierno de la casa, Madrid, 1860; Del arcaísmo y el neologismo. ¿Cuándo se debe considerar fijada una lengua?, Madrid, Imp. Nacional, 1863; Reseña biográfica de D. José María Rey y Heredia, Madrid, 1865; Universidad Central. Estudios Superiores de Higiene Pública y Epidemiología. Lección inaugural. Curso 1868-69, Madrid, 1868; Breves consideraciones acerca del idioma válaco o romance oriental, comparado con el castellano y demás romances occidentales, Madrid, Imp. de M. Rivadeneyra, 1868; Higiene de los Baños de Mar o instrucciones para su uso puramente higiénico, así como para el terapéutico o curativo, y Manual Práctico del Bañista, Madrid, 1869; Patología social. Breve estudio sobre la criminalidad. Discurso leído ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas el 22 de mayo de 1870, Madrid, Imp. de M. Rivadeneyra, 1870; Vocabulario gramatical de la lengua castellana, Madrid, 1870; Le Mariage dans ses devoirs, ses rapports et ses effets conjugaux, Paris, Garnier, 1879.
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Ricardo Campos Marín