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Alonso de Molina

Biografía

Molina, Alonso de. Escalona (Toledo), c. 1514 – Ciudad de México (México), 1585. Misionero franciscano (OFM) de México, especialista en náhuatl, escritor.

La escasez de datos concretos acerca de su vida solamente permite conjeturar que nació en España hacia 1514, en un lugar que se apropian Escalona (Toledo), Baeza y Badajoz.

Siendo aún niño, fue llevado por su familia a México, se calcula que a raíz de la segunda y definitiva conquista de la capital por Hernán Cortés el 13 de agosto de 1521. La llegada a México hacia esa fecha le posibilitó el aprendizaje más o menos perfecto del náhuatl; así, sirvió de intérprete y hasta de maestro a los doce franciscanos que llegaron a México en junio de 1524, así como al flamenco fray Pedro de Gante, que había llegado el año anterior.

El historiador franciscano Jerónimo de Mendieta afirma que uno de los remedios que Dios puso al alcance de los primeros franciscanos de México para entenderse con los indígenas fueron dos hijos muy pequeños de una española que aprendieron muy pronto el náhuatl y lo hablaban muy bien, uno de los cuales fue “Alfonsito” [de Molina], el cual fue el primero que, olvidándose totalmente de su madre, se puso a disposición de los franciscanos hasta el punto de que vivía en su convento, a los que sirvió de intérprete para predicar a los indígenas y para que ellos mismos aprendieran el mexicano, acompañando incluso a los religiosos cuando éstos lo necesitaban de intérprete fuera de la capital.

El mismo Mendieta añade que “cuando tuvo edad” tomó el hábito en la Orden Franciscana, hecho que se suele situar hacia 1528, de la misma manera que se suele situar entre 1534 y 1536 su ordenación sacerdotal en la ciudad de México.

Debido a su temprano ingreso en la Orden Franciscana, se le suele considerar como uno de los primeros novicios que ingresaron en el convento de San Francisco de la capital azteca.

Se sabe que durante algún tiempo fue definidor o consejero del provincial, así como superior de diversos e importantes conventos varias veces, entre ellos del de Tlatelolco hacia 1572.

Falleció víctima de una larga enfermedad en la Ciudad de México en 1585.

El mismo Jerónimo de Mendieta, que elogió a Molina por la ayuda que, siendo niño, prestó a los franciscanos, en 1570, es decir, quince años antes de que muriera, lo vuelve a describir con estas elogiosas palabras: “Fr. Alonso de Molina, de 60 años, confesor y predicador de indios y de españoles. Ha sido y es la mejor lengua mexicana de aquella tierra, mayormente para el uso de la predicación y para tratar con los indios.

Ha compuesto muchas cosas buenas en la lengua, de las cuales solamente están impresas una doctrina pequeña, un confesonario breve y otro mayor, y el vocabulario que ahora se quedaba imprimiendo segunda vez. Ha sido muchas veces definidor y guardián de las principales casas”.

En su carácter de franciscano, además de realizar la obligada labor directamente evangelizadora propia de la Orden, le prestó una especialísima atención al conocimiento y utilización del náhuatl como instrumento indispensable para la evangelización, en el que, según Mendieta, predicó durante cincuenta años “con mucho contento y consuelo de los naturales” y ha sido precisamente la faceta que le ha hecho pasar a la posteridad.

Tanto es así que los historiadores franciscanos de la época casi olvidan todos sus hechos para resaltar su labor lingüística, aspecto sobre el que el historiador fray Jerónimo de Mendieta, compañero suyo, afirma en 1596 que “fue único en saber bien la dicha lengua de los mexicanos”, en la que predicó con gran éxito durante cincuenta años y en la que escribió varias obras.

Antes de afirmar esto, ya había dicho también en 1570 que era “confesor y predicador de indios y de españoles” y que “ha sido y es la mejor lengua mexicana de aquella tierra, mayormente para el uso de la predicación y para tratar con los indios”.

Por lo que se refiere a la publicación de sus escritos, Jerónimo de Mendieta afirma de él que “fue el que más dejó impreso de sus obras”, entre las que cita dos de índole lingüística, dos de carácter catequético diferentes en su extensión, “aparejos para recibir el santísimo sacramento del altar”, más una biografía de san Francisco de Asís.

Este pasaje concuerda, aunque solamente en parte, con lo que afirma posteriormente en otra ocasión, en la que dice que “dejó impresos” un vocabulario, dos obras catequéticas, una extensa y otra breve, un confesonario breve, una biografía de san Francisco y un aparejo para recibir la sacra comunión, de todas las cuales “se ayudan mucho todos los ministros de esta Iglesia en lo tocante a esta materia”.

Acto seguido añade, sin especificar si trata de sus obras impresas o se refiere solamente a las elaboradas, que “fuera desto tradujo los evangelios [de las misas] de todo el año y las horas de Nuestra Señora”, junto con “muchas oraciones y devociones para ejercicio de los naturales” porque “aprovechasen en la vida espiritual y cristiana”.

Divididas por secciones y según el actual estado de la investigación, estas obras son las catorce siguientes: En primer lugar, artes y vocabularios: Aquí comienza un vocabulario en lengua española y mexicana, México, 1555. Un simple error de imprenta le creó un problema con la Inquisición que se terminó solucionando sin especiales consecuencias. Fue reeditado en México en 1571, aunque con la adición al texto original de más de cuatro mil nuevos vocablos en su primera parte, mientras que la segunda (mexicanocastellano) contiene más de veinticuatro mil términos aztecas.

Arte de la lengua mexicana y castellana, México, 1571, reeditado en México en 1576, 1578 y 1886.

Refiriéndose a estas dos obras, el conde de la Viñaza afirma que “nada se ha dicho en más de tres siglos sobre filología mexicana superior a los trabajos de Molina, los cuales apenas han sido igualados. Cuantos han intentado estudiar o escribir acerca del mexicano a ellos han tenido que recurrir”.

En segundo lugar, doctrinas: Copia y relación de la doctrina cristiana, texto en castellano y mexicano, por el P. Alonso de Molina, que se enseña a los indios desta Nueva España y el orden que los religiosos desta provincia tienen en los enseñar, opúsculo que formó parte del conjunto de cinco documentos que fray Jerónimo de Mendieta trajo consigo a Madrid en 1569 para entrevistarse con el presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando.

Doctrina cristiana breve traducida en lengua mexicana por el padre fray Alonso de Molina, de la orden de los Menores, y examinada por el Rdo. Padre Juan González, canónigo de la iglesia catedral de la ciudad de México, por mandado del Rmo. Señor don fray Juan de Zumárraga, obispo de dicha ciudad, el cual la hizo imprimir en el año de 1546 a 20 de junio. Consta su impresión pero no se conocen ejemplares, por lo que el texto sólo ha llegado manuscrito. Jerónimo de Mendieta afirma de ella que “la mejor de estas doctrinas y la más acertada en buena lengua y en lo demás tengo entendido que es una que compuso el P. Fr. Alonso de Molina, y agora segunda vez la quiere imprimir en la lengua mexicana y vuelta en romance que le corresponde en la apósita columna”. Esta segunda edición no pudo realizarse porque la Inquisición ordenó en 1573 que se recogiera esta Doctrina de 1546 mientras no se corrigieran en ella ciertos errores malsonantes.

Esta segunda edición tuvo que esperar hasta 1675, a la que siguió la tercera en 1718, la cuarta en 1532, la quinta en 1735, la sexta en 1744, la séptima en 1880 y la octava en 1941, todas en México y con carácter monográfico, excepto las dos ultimas ediciones, impresas también en México pero como parte de sendas colecciones documentales de Joaquín García Icalbalceta.

En esta Doctrina breve se han basado algunos, comenzando por el destacado americanista francés Robert Ricard en 1947, para afirmar que la postura catequética de Molina depende de la catequesis española, hasta el punto de que a veces copia literalmente a los catecismos hispanos, razón por la cual carece de toda originalidad y hasta parece estar inspirada en la Doctrina Pueril de Ramón Llull, afirmación rebatida en 1990 por Josep-María Riera i Sans, quien, examinadas las obras al respecto de Lulio y de Molina, llega a la conclusión de que no existe dependencia de Alonso de Molina respecto de Ramón Llull, “aunque sin duda alguna hay algunas semejanzas, pero son muchas más las diferencias que las coincidencias”, a lo que añade que “en definitiva, la hipótesis ricardiana sobre la influencia de la Doctrina Pueril de Llull sobre la Doctrina Cristiana Breve de Molina resulta muy difícil de mantener desde un punto de vista críticoestructural: más bien debería ser rechazada”.

Doctrina cristiana en lengua mexicana muy necesaria, en la cual se contienen todos los principales misterios de nuestra santa fe católica, México, 1578, reeditada en Sevilla en 1584 y en México en 1606. Posteriormente se hicieron de ella las siguientes ediciones, todas en México: 1675, 1718, 1732, 1735, 1744 y 1889.

Doctrina cristiana y catecismo en lengua mexicana, compuesta por el P. Fr. Alonso de Molina [...] corregida ahora nuevamente por el R. Padre lector Fr. Manuel Pérez, catedrático de la lengua mexicana, México, 1718.

En tercer lugar, confesonarios: Confesionario breve, en lengua mexicana y castellana, México, 1565; reeditado en México en 1569 y 1577. Consta de ciento cuarenta y tres preguntas, con sus correspondientes respuestas, sobre los mandamientos, más otras diecisiete sobre los pecados de soberbia, avaricia, gula y pereza.

Confesionario mayor en lengua mexicana y castellana, México 1565, reeditado en México en 1578 y 1609.

Texto en letra gótica a dos columnas en castellano y mexicano, destinado a ayudar a los penitentes “a declarar sus pecados y circunstancias dellos”, así como a los predicadores y confesores para que entendieran mejor a los penitentes. Contiene doscientas setenta y tres preguntas y respuestas sobre la confesión, la comunión, los mandamientos de la ley de Dios, el matrimonio, los testamentos, los pecados capitales, los mandamientos de la Iglesia, la confirmación, las obras de misericordia, los sentidos corporales, las potencias del alma y las virtudes cardinales. Se trata de un confesonario perteneciente al género de los que contenían también normas para la absolución del penitente o para resolver otros problemas de índole religiosa relacionados con la confesión.

En este sentido, el presente contenía unas Normas para la administración del bautismo en caso de necesidad, en la primera de las cuales se le advertía al penitente que sólo tenía obligación de bautizar a alguien en el caso de peligro de muerte, de manera que pecaría mortalmente quien lo administrara fuera de ese caso.

Confesonario breve, dedicado a los sacerdotes que comienzan a confesar a los naturales en su lengua.

En cuarto lugar, temas varios: Sumario de las indulgencias concedidas a los cofrades del Santísimo Sacramento, traducido en lengua mexicana por mandado del M. Ilmo. y Rmo. Ser. Fr. Alonso de Montúfar, México, entre 1568 y 1572. Rosario o psalterio de nuestra Señora Teocuitlaxo chi cozcatlicic tlapalolo in cemihcactlahtoca ichpuchtñi santa María to cihuapillatocatzi, México, 1570, reeditado en México en 1605 y 1699.

Ordenanzas para aprovechar los cofrades a los que han de servir en hospitales, México, 1552. Vida de San Francisco de Asís, en legua mexicana, de la que no se conocen ejemplares y se duda de que se haya impreso.

Aparejo para recibir la santa comunión y oraciones y devociones varias para instrucción de los indios en idioma mexicano, impreso en fecha desconocida.

Y por último, traducciones al náhuatl: Oficio parvo de la Virgen María, retirado por la Inquisición, en afirmación de Mendieta, porque esta clase de obras estaban “prohibidas en lengua vulgar”. De contemptu mundi, en lengua mexicana. Epístolas y evangelios de todo el año en lengua mexicana.

Según Mendieta, los cinco últimos no llegaron a imprimirse por “falta de favor”, frase con la que posiblemente quería indicar que carecían de interés porque de hecho las obras distintas de los vocabularios, artes y doctrinas no se consideraron tan necesarias y hasta imprescindibles para la evangelización como las anteriores.

A esta circunstancia se añadió lo que la provincia franciscana del Santo Evangelio de México comunicaba en 1569 al presidente del Consejo de Indias: que el padre Molina “ha trabajado muchos años en traducir a la dicha lengua algunos libros que son muy necesarios para la erudición de cualquiera nación cristiana, los cuales tiene limados y puestos en toda perfección para imprimirlos. Y no se ha hecho ni hace por falta de favor, especialmente, según el mismo Fr. Alonso dice, de parte del señor arzobispo [de México], del cual no ha podido otra cosa sino que no huelga que los frailes de San Francisco se muestren aventajados en estas cosas, aunque podría ser que fuesen otros sus intentos”.

 

Obras de ~: Doctrina cristiana breve traducida en lengua mexicana por el padre fray Alonso de Molina, de la orden de los Menores, y examinada por el Rdo. Padre Juan González, canónigo de la iglesia catedral de la ciudad de México, por mandado del Rmo. Señor don fray Juan de Zumárraga, obispo de dicha ciudad, el cual la hizo imprimir en el año de 1546 a 20 de junio, México, 20 de junio de 1546 (2.ª ed. México, 1675; 3.ª ed. México, 1718; 4.ª ed. México, 1732; 5.ª ed. México, 1735; 6.ª ed. México, 1744; 7.ª ed. México, 1880; 8.ª ed. México, 1941; ed. en J. G. Durán, Monumenta catechética hispanoamericana, vol. I, Buenos Aires, Universidad Católica Argentina, 1984, págs. 563-403); Ordenanzas para aprovechar los cofrades a los que han de servir en hospitales, México, 1552; Aquí comienza un vocabulario en lengua española y mexicana, México, 1555 (reed. México, 1571; Vocabulario en lengua castellana y mexicana. Reimpresión de la edición hecha en México en 1571, Puebla, México, Jus, 1919; Vocabulario en lengua castellana y mexicana de fray Alonso de Molina impreso en México en 1571, Madrid, Cultura Hispánica, 1944; Vocabulario en lengua castellana y mexicana, y mexicana y castellana, ed. facs. de M.- A. León-Portilla, México, Porrúa, 1977); Confesionario breve, en lengua mexicana y castellana, México, 1565 (reed. México, 1569 y 1577); Confesionario mayor en lengua mexicana y castellana, México, 1565 (reed. México, 1578 y 1609); Sumario de las indulgencias concedidas a los cofrades del Santísimo Sacramento, traducido en lengua mexicana por mandado del M. Ilmo. y Rmo. Ser. Fr. Alonso de Montúfar, México, entre 1568 y 1572; Rosario o psalterio de nuestra Señora Teocuitlaxo chi cozcatlicic tlapalolo in cemihcactlahtoca ichpuchtñi santa María to cihuapillatocatzi, México, 1570 (reed. México, 1605 y 1699); Arte de la lengua mexicana y castellana por el R. P. Fr. Alonso de Molina, México, 1571 (reed. México, 1576, 1578 y 1886; ed. Madrid, Cultura Hispánica, 1945); Doctrina cristiana en lengua mexicana muy necesaria, en la cual se contienen todos los principales misterios de nuestra santa fe católica, México, 1578 (reeds. Sevilla, 1584; México, 1606; México, 1675, 1718, 1732, 1735, 1744 y 1889); Doctrina cristiana y catecismo en lengua mexicana, compuesta por el P. Fr. Alonso de Molina [...] corregida ahora nuevamente por el R. Padre lector Fr. Manuel Pérez, catedrático de la lengua mexicana, México, 1718; A. M. Garibay, “Códice carolino (Manuscrito anónimo del siglo xvi en forma de adiciones a la primera edición del vocabulario de Molina)”, en Estudios de Cultura Náhuatl (México), 7 (1967), págs. 11- 58; Aparejo para recibir la santa comunión y oraciones y devociones varias para instrucción de los indios en idioma mexicano, s. f.; Vida de san Francisco de Asís, en legua mexicana (desapar.).

 

Bibl.: G. Durán, “El Confessionario Breve de Fr. Alonso de Molina (1565). Un ejemplar para el estudio de la disciplina penitencial en el Nuevo Mundo”, en Teología (Buenos Aires), 16 (1979), págs. 21-54; J. M. Riera i Sans, Estudio genéticohistórico de los instrumentos pastorales de fray Alonso de Molina (1546-1565). Una hipótesis sobre sus fuentes teológicas, Pamplona, Universidad de Navarra, 1989; “Fray Alonso de Molina y Ramón Lull. A propósito de una hipótesis de Robert Ricard”, en J. I. Saranyana (dir.), Evangelización y teología en América (siglo xvi), vol. II, Pamplona, Universidad de Navarra, 1990, págs. 1021-1032; E. Hernández, Vocabulario en lengua castellana y americana de fray Alonso de Molina. Estudio de los indigenismos y registro de las voces españolas internas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1996.

 

Pedro Borges Morán