Ayuda

Alonso de Pisa

Biografía

Pisa, Alonso de. Toledo, 16.IX.1528 – Kalisz (Polonia), 9.XII.1598. Teólogo, filósofo, controversista jesuita (SI), conciliarista.

Fue uno más de los jesuitas del siglo XVI que poseía un origen de cristiano nuevo, en este caso en una familia acomodada procedente de Almagro y relacionada con el ejercicio de la Medicina. Tanto su padre Gonzalo de Pisa como su abuelo García de Pisa eran médicos y este último se encontraba relacionado con el propio Cabildo catedralicio de la Primada de Toledo y de su arzobispo Francisco Jiménez de Cisneros.

La formación intelectual de Alonso de Pisa ya se encontraba consolidada antes de su entrada en la Compañía de Jesús. Aquello ocurrió en una cantera jesuítica por antonomasia, en la primera etapa del Instituto ignaciano: Alcalá de Henares y en agosto de 1553. Con anterioridad, Alonso de Pisa había estudiado Humanidades y Artes en la propia ciudad de Toledo pero también en la Universidad Complutense mencionada de Alcalá. Posteriormente, esos años fueron completados con las disciplinas de la Física y las Matemáticas en la ciudad de Salamanca, igualmente universitaria, materias a las que se unió la Medicina.

De esta manera, antes de ser jesuita, Pisa se había graduado como maestro en la Academia de Toledo, se había licenciado en Medicina y había regentado la Cátedra de Filosofía y Medicina.

En los primeros años de la Compañía, los períodos de probación en el noviciado no se prolongaban lo que exigían las Constituciones sino lo que imponían las necesidades. De forma inmediata a su entrada como jesuita, Alonso de Pisa fue remitido al Colegio Romano —en septiembre de 1553—, donde ejerció la docencia para las disciplinas de Física y Matemáticas, entre 1554 y 1556, así como entre 1558 y 1559. No olvidaron los superiores jesuitas sus conocimientos médicos y en aquellos primeros años, Pisa ejerció de prefecto de salud de los miembros de la Compañía mientras que se encontraba en Loreto. Al mismo tiempo, leyó casos de conciencia y matemáticas en el anterior período intermedio, entre 1556 y 1558. Había obtenido el grado de doctor en Teología en el mencionado Colegio Romano que comenzaba su andadura y Pisa fue remitido por sus superiores a Ingolstadt, en Alemania, donde prolongó su estancia hasta 1566. Allí habría de ser profesor, explicando el libro de las Sentencias de Pedro Lombardo y la sucesión apostólica. No fue tampoco ajeno a los nobles polacos que podía atender en el convictorio, centro dedicado a la instrucción y formación de los aristócratas.

Etapas posteriores se desarrollaron como profesor de Teología, casos de conciencia, Sagrada Escritura y casos de controversia, en Dilinga (1566-1571) y Halle (1571-1575). En el primero de los lugares utilizó la costumbre de publicar resúmenes de lecciones de controversias —tan importantes en tierras de reconquista y luchas religiosas entre católicos y las reformas—, a través de los opúsculos y así lo realizó junto con Jerónimo de Torres.

Participó en la Congregación General III (1573), a la muerte de Francisco de Borja, junto con Pedro Canisio y como elector de la provincia jesuítica de la Germania superior. Ejerció las funciones de procurador de la misma provincia y de los colegios ante la congregación reunida y ante el nuevo prepósito general elegido, el flamenco Everardo Mercuriano. Participó de una comisión para llevar a cabo la adaptación de las Constituciones de la Compañía a las disposiciones del Concilio de Trento, clausurado en 1563.

Nuevos destinos habrían de ser exigidos desde la Europa central, especialmente desde Polonia. Fue el vaivoda de Transilvania, elegido rey de Polonia, Esteban Báthory, el que pidió la asistencia de jesuitas al papa Gregorio XIII para combatir las doctrinas antitriniarias que se estaban extendiendo por aquella región.

El Papa —que sabía que podía valerse de los profesos de la Compañía en las misiones que necesitase encomendarles— supo de las habilidades lingüísticas del padre Pisa, en su dominio del latín y del italiano, habiéndose especializado en el conocimiento del Concilio de Nicea. Hacía años que había publicado este jesuita las actas y cánones de este primer concilio ecuménico que tuvo gran trascendencia histórica.

De esta manera, Alonso de Pisa se convirtió en superior de esta misión. Un primer paso —pues en aquel concilio se había realizado una definición dogmática— fue la publicación de una nueva edición de las actas nicenas, enriqueciéndose con nuevos códices descubiertos o puestos de relieve.

Pisa informó a Roma, especialmente al prepósito general, sobre las dificultades que entrañaba aquella misión. A su parecer, era más efectivo realizarla desde la provincia jesuítica de Polonia y no desde la de Austria. Una opinión justificada desde razones políticas, geográficas y de organización interna de la propia Compañía de Jesús. No se podría llegar a conclusiones prácticas si no se impedía la intervención de los jesuitas austríacos. Por su parte, el provincial de Austria consideraba que Pisa era un hombre poco preparado para llevar a cabo esta misión, pues decía que se había manifestado novedoso en sus doctrinas sacramentarias y en las cuestiones relativas a la usura.

La peste condujo a Pisa a presidir, en otoño de 1576, conferencias de casos de conciencia, en Olomuc, destinadas a los canónigos. Al año siguiente, el provincial de los jesuitas en Polonia —Francisco Sunyer— le llamaba a su lado para inaugurar la Cátedra de Teología, a pesar de que los mencionados canónigos le querían retener a su lado. En 1584, Pisa se hallaba en la fundación de Kalisz, leyendo disciplinas de Teología, Sagradas Escrituras y Controversias.

Pisa fue un controversista muy reconocido por sus contemporáneos, auxiliado por sus conocimientos de hebreo y griego. Apoyaba que dentro de la Compañía de Jesús se estudiase mucho más la Biblia y se atendiese a los casos de conciencia en mayor medida a lo que se hacía. Solicitaba e impulsaba la defensa de la libertad de pensamiento filosófico y teológico con respecto al aristotelismo imperante, cuando se abordaba la Summa de santo Tomás de Aquino; favoreciendo el sistema agustiniano. Intentaba romper el monopolio de los textos, actitud en la que la Compañía de Jesús había hecho importantes avances, tanto en el campo de la gramática latina, como en la dialéctica y en el catecismo.

En el caso de las controversias, Pisa proponía la obra de san Juan Damasceno De Fide Orthodoxa.

Consideraba que había llegado el momento de que los jesuitas realizasen su propia suma teológica. Todo ello no debía ser interpretado desde un supuesto rechazo por parte de esta controversia hacia la obra tomista, pero subrayaba que las necesidades de la Iglesia eran otras. Contra los escritos protestantes había que responder a través de adecuados textos de controversias, bien editados tipográficamente. No era efectivo que un único autor se encargase de todas las cuestiones de controversias —se refería Pisa al también jesuita Roberto Bellarmino—, ni que estos libros se publicasen en Roma, sino más bien en aquellos ámbitos del centro y norte de Europa.

En sus escritos atendió otras cuestiones de controversia a través de opúsculos como ocurrió en 1587 con su “Confutatio brevis”, donde Alonso de Pisa trataba puntos de discusión relativos a los sacramentos, refutando además la “Confesión de Augusta” y las “Instituciones de Calvino”. A través de otro de sus títulos, el opúsculo “Catholica et ortodoxa responsio” —publicado en 1585— trataba cuestiones relativas a la Iglesia y al Romano Pontífice. Los últimos años de su vida, cuatro antes de su muerte, se vio afectado por una enfermedad que le impidió el ejercicio de toda actividad.

 

Obras de ~: “Vocación a la Compañía contada por él mismo”, en Archivum Romanum Societatis Iesu, HS 176, págs. 73-78; De sacrificio DNIC secundum ordinem Melchisedech, Ingolstadt, 1561; Acta et Canones sacrosancti primi oecumenici concilii Nicaeni, Colonia, apud Haeredes Arnoldo Birckmanni, 1572; Monumenta Paedagogica Societatis Iesu, 1573-1580, vol. IV, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1981 (124), págs. 542-544 [sobre los escritores]; De continencia et abstinentia, vel de apostolico coelibatu, ieiunio et ciborum delectu, doctrina catholica, Colonia, 1579; Confutatio brevis centum et tredecim errorum apud sectarios nostri saeculi circa septem Ecclesiae Sacramenta, Poznan, 1587; Idem, págs. 641 y ss. [cartas]; Idem, págs. 846-850 [sobre su libro “de forma sacramentorum”]; Monumenta Paedagogica Societatis Iesu, Collectanea ad Rationes Studiorum (1582-1587), Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1992 (140), vol. VI, págs. 121-127 [“de opinionum delectu”]; Idem, págs. 139 y ss. [“de Scripturis”]; Idem, págs. 231 y ss. [“de Theologia scholastica”]; Idem, pág. 260 [“de lingua hebraea”]; Idem, pág. 531 y ss. [“praxis studiorum philosophicorum”]; Monumenta Paedagogica Societatis Iesu, Collectanea de Rationem Studiorum Societatis Iesu (1588-1616), vol. VII, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1992 (141), págs. 555-561 [“de excudendis adv. Haereticos libris”].

 

Bibl.: F. de Pisa, Descripción de la imperial ciudad de Toledo i historia de sus antigüedades i grandeza, Toledo, por Diego Rodríguez, 1617 (Apuntamientos para la Segunda Parte, Toledo, 1976); Ch. Verdière, Historie de l’Université d’Ingolstadt, vol. II, Paris, P. Lethielleux Libraire-Editeur, 1887, págs. 163 y ss.; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, vol. VI, Bruxelles, Oscar Schepens, 1894, págs. 864-866; F. Cantera y P. León Tello, Judaizantes del arzobispado de Toledo rehabilitados por la Inquisición en 1495 y 1497, Madrid, Universidad, 1969; A. Mancia, “La controversia con i protestante e i programmi degli studi teologici nella Compagnia di Gesù, 1547-1599”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 54 (1985), págs. 3-43 y 210-266; F. B. Medina, “Pisa, Alonso de”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. IV, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 3146-3148.

 

Javier Burrieza Sánchez