Herrera y Gutiérrez, Ramón de. Conde de la Mortera (III). Mortera (Cantabria), 28.VIII.1850 – Madrid, 22.III.1896. Empresario y político.
Hijo de María Gutiérrez y de Herrera, nacida en 1819, y de Pedro de Herrera y San Cibrián, nacido el 2 de mayo de 1814, ambos morteranos, casados el 27 de enero de 1839, siendo primos entre sí. Su padre era, además, hermano de Ramón de Herrera y San Cibrián, I conde de la Mortera. A Ramón de Herrera y Gutiérrez le condicionó el hecho de ser sobrino de este último personaje, al verse obligado a viajar a Cuba en 1863 para formarse en los negocios de su tío en San Cristóbal de La Habana. Imbuido en un mundo endogámico a consecuencia de los intereses empresariales familiares, se casó en La Habana el 27 de febrero de 1881, con su prima hermana, Manuela de Herrera y Sousa, que a su vez era sobrina de la mujer del I conde de la Mortera, Manuela Marcos Díaz-Rodríguez, con quien tuvo siete hijos, aunque sólo sobrevivieron dos hijas.
En 1888, tras la muerte de su tío Ramón, fundador de Vapores Herrera, creó con su cuñado y primo Cosme Blanco y de Herrera la firma Sobrinos de Herrera, para continuar con el negocio marítimo. Aumentó sus intereses empresariales al presidir la Nueva Fábrica de Hielo, sociedad dedicada a la producción de cerveza, gaseosa y licores bajo la marca de La Tropical, así como al dirigir los Ferrocarriles Unidos Caibarien y, desde 1892, al ser el presidente de la Cámara de Comercio de La Habana y, también, del Círculo Mercantil e Industrial de Santiago de Cuba.
Durante su estancia en las tierras caribeñas, fue, además, coronel del 5.º Regimiento de Milicias Voluntarias de La Habana, que creó su familia en la Guerra de los Diez Años. Fue presidente del Casino Español, vocal de la Junta Superior de Sanidad, vocal de la Junta de Obras del Puerto, de la Junta Central para el empadronamiento general de la isla de Cuba, de la Junta del Banco de Comercio, consejero del Banco Agrícola de Puerto Príncipe y presidente de honor de la Sociedad Benéfica Montañesa de La Habana. Perseverante, con inteligencia humilde, fue caballero Gran Cruz de Isabel la Católica y del Mérito Naval.
Promovido fallidamente para alcalde constitucional de La Habana, en 1893 —año en que sucedió a su tío Cosme de Herrera y San Cibrián en el título nobiliario de conde de la Mortera— fue nombrado senador del reino por esta provincia, representando al partido dinástico Unión Constitucional del marqués de Azpeiteguía. En octubre de ese año, debido a la sintonía ideológica con el ministro de Ultramar de esos años, Antonio Maura, y para la defensa y asentamiento de su proyecto de Ley de Administración Local para Cuba y Puerto Rico, provocó una escisión dentro de la Unión Constitucional al formar y presidir el Partido Reformista. “Mi política es de conciliación y armonía”, diría entonces. Le acompañaron, entre otros, Arturo Amblard y Vicente Galarza, siendo el marqués de Duquesne, su vicepresidente. Trató de defender los intereses de aquellos peninsulares y cubanos indígenas que aprobaban las reformas, y aspiraban a mantener una Cuba española, pero con una nueva y más descentralizada organización administrativa, frente a las pretensiones del Partido Republicano de José Martí. Fue distante también del Partido Autonomista, aunque terminó por fusionarse con este último, en diciembre de 1897, en un último intento por frenar la independencia de la isla, estando dicho partido integrado por profesionales liberales y comerciantes que buscaban garantizar sus actividades empresariales dentro de un marco jurídico estable. En este contexto, tuvo como órgano de expresión de su actividad el Diario de la Marina, donde redactó diversos artículos.
Retornó a la Península, enfermo, en agosto de 1895, muriendo en Madrid a los pocos meses. Huérfanas sus hijas, Julia y María del Carmen de Herrera y Herrera, quedaron bajo la tutoría de Antonio Maura. La primera de ellas, nacida en La Habana el 5 de mayo de 1884 —que sucedió como V condesa de la Mortera a su hermano Ramón, nacido en 1883 y muerto prematuramente en 1899—, se emancipó el 19 de febrero de 1903 al contraer matrimonio precisamente con Gabriel Maura y Gamazo, I duque de Maura, primogénito del presidente del Consejo de Ministros, que culminó su actividad política a la muerte de su padre, logrando la cartera de Trabajo en el gobierno presidido por el almirante Juan Bautista Aznar; mientras que la segunda, Carmen, nacida en La Habana en 1886, casó en 1906 con Francisco de Asís Moreno y Zuleta de Reales, VI conde de los Andes, quien entonces era pasante en el despacho de Antonio Maura y más tarde ministro de Economía y de Hacienda durante el directorio civil de la dictadura de Primo de Rivera.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico de la Fundación Antonio Maura (Madrid), Fondo Conde de la Mortera, leg. 166; Archivo del Senado (Madrid), Expediente personal del Senador Conde de la Mortera, D. Ramón Herrera y Gutiérrez, por la provincia de La Habana, sig. HIS-0305-07.
Partido Reformista, Manifiesto al país y programa y esposición a las Cortes del Partido Reformista, La Habana, Imprenta la Razón, 1894; I. Roldán de Montaud, La Unión Constitucional y la política colonial de España en Cuba, Madrid, Universidad Complutense, 1991; M. A. Márquez Dolz, “Empresarios insulares en la Cuba finisicular”, y A. M. Fernández Muñiz, “Vínculos Maura-Herrera. Un ejemplo de élite de poder”, en F. Morales Padrón (coord.), XIII Coloquio de Historia Canario-Americana. VIII Congreso Internacional de Historia de América (AEA), Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 2000, págs. 633-634 y 637-645, respect.; I. Roldán de Montaud, La Restauración en Cuba: El fracaso de un proceso Reformista, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001; M. J. Portela Miguélez, “La estrategia matrimonial de la élite del partido Unión Constitucional de Cuba. 1830- 1860”, en Trocadero (Universidad de Cádiz), n.os 14-15 (2002-2003), págs. 168-169.
Alfonso Pérez-Maura y de la Peña