Alzola y Minondo, Pablo María Zoilo de. San Sebastián, 27.VI.1841 – Bilbao, 25.X.1912. Ingeniero de Caminos, empresario, administrador, político y senador.
Después de cursar sus primeros estudios en el Real Seminario Científico Industrial de Vergara, emprendió los de Ingeniero de Caminos (1857-1863) en la Escuela de Madrid (1857-1863), en donde fue condiscípulo de Evaristo de Churruca, con quien compartió la realización de las grandes obras de infraestructura de la capital vizcaína de principios del siglo XX.
Tras unos primeros años de ingeniero civil al servicio de la Administración en Málaga, fue trasladado a Bilbao en 1869, en donde le fue asignada la inspección y conservación de la ría y puerto bilbaínos. Destacó, sin embargo, en el ejercicio libre de la ingeniería, campo en el que dirigió la ejecución de obras trascendentales para Bilbao y su comarca (proyecto para el Ensanche de Bilbao, junto con Achúcarro y Hoffmeyer; líneas de ferrocarril de Orconera, Amorebieta-Bilbao y Bilbao- Portugalete; puente de San Francisco en la capital bilbaína; el del ferrocarril Bilbao-Portugalete sobre el río Cadagua, etc.).
En 1877, una vez abolidos los fueros vascos por la Ley de 21 de julio de 1876, Alzola, que había combatido en el batallón de Voluntarios Auxiliares contra el levantamiento carlista que sitió Bilbao en 1874, fue nombrado alcalde de la villa a propuesta del gobernador civil, desempeñando dicho cargo hasta 1879. Desde entonces formó parte de la corriente denominada “transigente” que se avino a colaborar con el poder central sin protestar por los atentados sufridos por el sistema foral. Su eficiente gestión al frente del ayuntamiento se tradujo en la construcción de varias escuelas públicas, la creación de la Escuela de Artes y Oficios, cuya junta directiva dirigió personalmente, la ejecución del Ensanche, y la ampliación del abastecimiento de aguas de Bilbao.
Con ocasión de las elecciones municipales de 1881 se implicó decididamente en la formación del Comité Liberal que se constituyó en Bilbao para agrupar a las distintas fuerzas monárquicas, siendo elegido presidente del mismo en 1883. Elegido presidente de la Diputación de Vizcaya entre 1886 y 1890, diseñó un programa de gobierno centrado en tres grandes líneas: la renovación del Concierto Económico de 1887 y el fortalecimiento de las facultades económico-administrativas de la Diputación, las obras de infraestructura (carreteras, ferrocarriles y puerto exterior) y el fomento de la instrucción pública (Escuela Superior de Comercio para Bilbao y primera propuesta de creación de una Escuela de Ingenieros), tareas en las que obtuvo un rotundo éxito.
Al abandonar la gestión del Señorío, era un ingeniero renombrado, arquitecto de prestigio, experto en administración pública y gran conocedor del funcionamiento de las obras públicas, así como de los sistemas de transporte y comunicaciones; dirigía, además, sus propios negocios inmobiliarios y era el autor de la mejor obra hasta entonces publicada sobre El arte industrial en España. El hecho de que en 1892 presidiera la Sociedad Bilbaína, el centro recreativo más elitista del entorno, era un reflejo de su éxito en la pujante vida social de la villa.
Desde los años noventa desarrolló una frenética actividad al servicio de los intereses proteccionistas de la siderurgia vizcaína, a los que aportó concienzudos análisis de la política económica y arancelaria española, numerosas publicaciones y su implicación personal en el ejercicio de cuantas presiones sobre los cuerpos legislativos era necesario practicar para defender la producción siderometalúrgica española de la competencia y reservarle el mercado nacional.
Alzola, que ya destacó en la ofensiva del proteccionismo frente al Gobierno de Sagasta que supuso el gran meeting que se celebró en Bilbao el 9 de diciembre de 1893, con ocasión de la renovación de varios Tratados de Comercio, destacó con luz propia en la defensa de los intereses de la producción siderometalúrgica frente a las reivindicaciones de los sectores consumidores (ferroviario, construcción, obras públicas e incluso agricultura) y presidió las ligas Vizcaína y Nacional de Productores en repetidas ocasiones.
Crítico con el sistema político de la Restauración, tomó parte en el movimiento regeneracionista, fortalecido con el desastre colonial, y participó en la Asamblea de las Cámaras de Comercio de Zaragoza de 1898. Representante de la de Bilbao, presidió la Comisión encargada de organizar sus trabajos, pero no aceptó los planteamientos rupturistas de la Unión Nacional y acabó colaborando en la estrategia reformista de Silvela, en cuyo gobierno llegó a ocupar la Dirección de Obras Públicas (1900- 1901).
Durante los primeros años del nuevo siglo, Alzola, que intervino muy directamente en la fusión de La Vizcaya y La Iberia de la que surgió Altos Hornos de Vizcaya en 1902, redobló sus esfuerzos en defensa de los intereses siderúrgicos a través de la publicación de informes económicos y artículos en la prensa y, sobre todo, de su participación en las comisiones gubernamentales encargadas de preparar un nuevo arancel. En este sentido, presidió las creadas por el ministro Urzáiz en 1904 para establecer las bases y la clasificación y valoración de mercancías que condujeron al arancel proteccionista que entró en vigor el 1 de julio de 1906.
Su interés por hacerse presente en la vida cultural, social y económica vasca y española le llevó a participar en la vida política, pero su espíritu independiente le condujo a más de un fracaso. No logró imponerse al poder caciquil de los oligarcas locales cuando el Comité Liberal presentó su candidatura en 1891, y, disuelto éste, la denominada “Piña” o coalición de los grandes magnates industriales siguió impidiendo su acceso al Parlamento como independiente; posteriormente, cuando en 1901 aceptó presentarse como diputado por Huesca dentro del “encasillado” tradicional, fue derrotado por el cacique local liberal, y su candidatura liberal por Bilbao sucumbió ante la del integrista José María de Urquijo en las elecciones convocadas por Silvela en 1903. Resultó, sin embargo, elegido miembro del Senado en 1907 en las elecciones del Gobierno largo de Antonio Maura como representante de la coalición de los grupos conservadores bilbaínos, cargo en el que se mantuvo hasta la disolución de las Cámaras a petición de Canalejas el 14 de abril de 1910.
Durante sus últimos años de vida, participó en la organización del maurismo en Vizcaya, pero la desestabilización de la política española derivada de la crisis del turnismo provocada por Moret y la crisis de los dinásticos de Bilbao producida por el auge del nacionalismo y del socialismo le aconsejaron dejar la política activa. A partir de entonces, se concentró en la investigación y publicación de ensayos históricos y económicos. A su fallecimiento había sido honrado con numerosas distinciones y nombramientos; entre ellos, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, gentilhombre de Su Majestad, jefe superior de Aduanas, Medallas del Sitio de Bilbao, de la Regencia de María Cristina y de los Sitios de Zaragoza, miembro de la Société des Lettres, Sciences et Arts de Niza y de la Academia Colombiana de Bogotá, entre otras.
Obras de ~: Memoria del Proyecto de ensanche de Bilbao, Bilbao, Juan E. Delmás, 1878; Ferro-carriles de vía ancha y de vía estrecha, Madrid, Gregorio Juste, 1885 y Apéndice, 1888; El arte industrial en España, Bilbao, Casa de Misericordia, 1892; Colección de discursos y artículos sueltos sobre tratados de Comercio y Aranceles, Bilbao, Casa de Misericordia, 1896; Memoria relativa al estado de la industria siderúrgica en España, Bilbao, Casa de Misericordia, 1896; El problema cubano en el t. 29 de la Biblioteca Bascongada de Fermín Herrán, Bilbao, Andrés P. Cardenal, 1898; “Propaganda regional en España. Ojeada histórica hasta la extinción de la Casa de Austria”, en La España moderna, t. 102 (junio de 1897), págs. 32-51; t. 103 (julio de 1897), págs. 83-106; t. 104 (agosto de 1897), págs. 89-112; t. 105 (septiembre de 1897), págs. 93-120; t. 106 (octubre de 1897), págs. 56-90; Monografía de los caminos y ferrocarriles de Vizcaya, Bilbao, Imprenta Provincial, 1898; Las Obras Públicas en España. Estudio histórico, Bilbao, Casa de Misericordia, 1899; Colección de discursos y artículos, t. IV, Bilbao, Casa de Misericordia, 1902; La política económica mundial y nuestra reforma arancelaria, Bilbao, Casa de Misericordia, 1906; Las impugnaciones del nuevo arancel, Bilbao, Casa de Misericordia, 1906; La reforma del impuesto de consumos, Madrid, Ambrosio Pérez y Compañía, 1907; con M. González, Monografía de la Sociedad Altos Hornos de Vizcaya de Bilbao, Barcelona, Establecimiento Gráfico Thomas, 1909; Régimen económico-administrativo, antiguo y moderno de Vizcaya y de Guipúzcoa, Bilbao, Casa de Misericordia, 1910; Reseña biográfica de la labor realizada por Pablo de Alzola y Minondo, Bilbao, Casa de Misericordia [1911]; Colección de discursos y mociones, t. IX, Bilbao, Casa de Misericordia, 1912; J. M. Barrenechea (ed.), Pablo de Alzola y Minondo. Selección de textos, Vitoria, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2002.
Bibl.: J. M. Barrenechea (ed.), “Estudio preliminar”, en Pablo de Alzola y Minondo. Selección de textos, op. cit., págs. XVIIICCLXXXIII.
José Manuel Barrenechea González