Pérez Muñoz, Adolfo. Soto de Campoo (Cantabria), 1864 – Córdoba, 21.XII.1945. Eclesiástico, obispo de Gran Canaria, Badajoz y Córdoba.
De familia acomodada, cursó la carrera eclesiástica en el Seminario metropolitano burgalés. Doctor en Teología y Cánones, no tardaría en ocupar puestos canonicales y burocráticos de importancia —secretario de cámara y gobierno, maestrescuela…— en la vecina sede leonense antes de recibir la preconización episcopal en 1909 para la silla grancanaria, siendo consagrado el 3 de octubre. Sin particulares inquietudes intelectuales ni excesivo celo pastoral, su pontificado insular se saldó con un relativo fracaso, pese a lo cual sus estrechas relaciones con las esferas mauristas le permitieron en 1913 satisfacer sus deseos de trasladarse a la Península. Su gobierno de la mitra pacense no fue tampoco nada destacado, allí permaneció desde el 18 de julio de 1913. El ascendiente y resortes de su obispo en las instancias madrileñas no redundaron en la promoción socio-económica de la por entonces tan subdesarrollada zona ni, en el terreno estricto de sus funciones, en una mejora del cuido espiritual de sus habitantes, según testimonio incontestable de afamados y celosos misioneros, delatadores del abandono en que permanecía la grey de un prelado hierático, revestido de maneras principescas. De nuevo en 1920, su gran proximidad a Antonio Maura le valió la marcha a otra diócesis, Córdoba, de mayor relieve aunque no fuera una a las que aspiraba, conforme descubre su correspondencia particular, sin ambages ni rodeos: Valladolid o Valencia. Después de un mandato grisáceo, la contienda civil y sobre todo la postguerra constituyeron buenos bancos de prueba para la actuación cordobesa del ambicioso obispo. Ausente de Córdoba en los inicios del enfrentamiento de 1936, realizó a su regreso loables gestiones en pro de ciertos represaliados, aunque sin entregarse de lleno a su ministerio de paz y concordia. Fundó el Colegio de San Rafael regentado por las Madres Escolapias en el año 1922, para educar niñas de familias con escasos recursos económicos, dicho colegio es conocido con el nombre de Colegio del Obispo. Contribuyó también a la construcción de viviendas sociales (casas del obispo) de los barrios de Santa Marina y San Lorenzo. En la sede cordobesa estuvo desde el 18 de julio de 1920 hasta el 21 de diciembre de 1945, fecha en que fallece. Se encuentra sepultado en la Capilla de la Concepción de Salizanes o del Santísimo Sacramento, de la Catedral de Córdoba.
Bibl.: J. M. Cuenca Toribio, Pueblos y gentes de Córdoba, Córdoba, Caja Provincial de Córdoba, 1989; Momentos y figuras cordobesas, Córdoba, Real Academia de Córdoba, 2002; M. Nieto Cumplido (coord.), Historia de las diócesis españolas. Iglesias de Córdoba y Jaén, Madrid-Córdoba, Bibliioteca de Autores Cristianos, 2003.