Clavé Sanmartí, Antoni. Barcelona, 5.IV.1913 – Saint-Tropez (Francia), 31.VIII.2005. Artista plástico.
En un momento histórico y cultural decisivo por cuanto tiene de cambio y renovación, nace Clavé en el seno de una familia verdaderamente modesta.
Con su madre enferma y abandonados por el padre, prácticamente en la infancia, con trece años se vio obligado a trabajar. Afortunadamente para él, esa capacidad de trabajo que demostró tener a lo largo de su vida ya apuntaba en aquellos momentos, pues al mismo tiempo que atendía en una corsetería, asistía a las clases nocturnas de la Lotja (Escuela de Bellas Artes de Barcelona). Personajes de la categoría de Ángel Ferrant, en el modelado, o Josep Mongrell en el dibujo, son sus profesores. Este último, interesado por la capacidad de su alumno, le consigue un trabajo más provechoso en una casa de pintura para paredes, donde tendrá un importante adiestramiento en procedimientos y en el tratamiento de materiales diversos.
De 1928 data el retrato de su abuela, obra definitiva de esta época. En ella demuestra el dominio de la materia y el color y evidencia que no sólo es técnica lo que este joven puede transmitir. En la empresa de pinturas también se han dado cuenta y le ponen a hacer copias de los grandes maestros. Este oficio lo abandona con veinte años, cuando ya hacía dos que había dejado Bellas Artes y había ganado un concurso de carteles de la Caja de Ahorros de Barcelona, además de haber comenzado su incursión en la ilustración de revistas infantiles. A partir de este momento se dedica a la elaboración de carteles publicitarios, a la ilustración en periódicos y a la decoración. Debido a que son una parte muy singular en la obra del artista y a que también son una muestra significativa del diseño gráfico —y del cartel en concreto de aquellos años—, es preciso destacar el conjunto de grandes carteles originales que la empresa Cinaes le encarga en 1932 para las fachadas de los cines Fémina, Capitol y más tarde Cataluña, publicados en 1935 por la revista alemana Gebrauchsgraphik. El estilo adoptado por Clavé fue la nota vanguardista en la profesión. En estos años también se fomentó su amistad con Salvador Ortiga, al que había conocido en 1930 en los cursos nocturnos de pintura. Esta relación es importante no sólo por el interés en las corrientes europeas que ambos demuestran, sino también porque con él comienza a investigar materiales de desecho.
Al estallar la Guerra Civil es reclamado para el frente de Aragón en 1937. Continúa con su actividad artística, pero para el Ejército republicano con la realización de algunos carteles de guerra, además de los decorados para el teatro del Ejército o para la obra Comiats a trenc d’alba de Ramón Vinyes, así como algunos dibujos cuyo tema es la campaña bélica. A estas alturas París está cerca, adonde llega en abril de 1939 después de una breve estancia en un campo de concentración en Perpiñán.
En el plazo de un año ya realiza su primera exposición en París en la librería Au Sans Pareil; además, conoce a Desjobert, maestro estampador que le enseña el proceso litográfico. Con la invasión alemana intenta salir para Venezuela, pero el fracaso de este empeño hace que en 1941 instale su primer estudio en Montparnasse y que un año más tarde se halle rodeado de un ambiente familiar con el nacimiento de su hijo Jacques y la llegada de su madre a París. A la par adquiere relevancia en el ambiente artístico parisino dentro del ya famoso grupo de los españoles (escuela de París): Flores, Domínguez, Condoy, Bores, Viñes... además de Picasso. A pesar de la Segunda Guerra Mundial, tanto colectivas como individuales, las exposiciones comienzan a sucederse: después de aquella primera, otra junto a Grau Sala, Bosch y Martí Bas. Con la ilustración de obras de Arma, Mérimée o Tassis, la litografía le proporciona los ingresos que todavía son difíciles de conseguir con la pintura, en la que la admiración que despiertan en él las obras de Bonnard y Vuillard le había llevado a un período de figuración intimista.
Para Clavé resultará definitivo el encuentro que le da la amistad de Picasso en 1944 —al que ya había conocido dos años antes—, afianzando su estilo entre el expresionismo y la abstracción, tanto como el uso de toda clase de materiales. Pero es a partir del final de la Segunda Guerra Mundial cuando la proyección de Clavé empieza a ser definitiva dentro y fuera de París: exposiciones en Londres, Orán, Malmö o Göteborg; el premio Hallmark de Nueva York; diversas ilustraciones litográficas, entre ellas las de Gargantúa; numerosos decorados para ballets, teatro y cine.
Realmente se puede decir que es la década de los cincuenta la del comienzo de su consagración. Su éxito como escenógrafo trasciende a los Estados Unidos.
También recibe los dos premios (el de la Unesco en 1956, en la XXVIII Bienal de Venecia, y en 1958 el del Museo Kamacura de la Bienal de Grabado de Tokio) que le reconocen internacionalmente su labor en el campo del arte de la estampa, hasta esa fecha una mínima parte en relación con lo que aportaría en años posteriores (hasta entonces sólo había trabajado la litografía). Es también la década en la que toma la decisión de prescindir de trabajos de encargo, como los escenarios y los vestuarios, para dedicarse exclusivamente a la pintura. Luego se dedicará, además, a investigar otros caminos, como los tapisserie-assemblages de los años sesenta, el grabado y volverá a la escultura.
Desde el año 1965 se encuentra en este devenir en sus talleres de Saint-Tropez, lugar en el que estableció su residencia definitivamente junto a Madelaine, su segunda esposa y también pintora.
Cansado y saturado de tantos trabajos litográficos, Clavé se entrega al proceso del grabado a partir de 1965; desde 1968 se dedica al carborundo, técnica de grabado en la que se introduce de la mano de Henry Goetz. Hasta entrada la década de los ochenta su labor en este campo, tanto como ilustrador de alta bibliofilia (en 1976, La gloire des rois, catorce grabados al carborundo para la obra escrita de Saint-John Perse) como en la investigación de materiales y técnicas, le convierte en uno de los pilares fundamentales del grabado contemporáneo (del mismo modo que le ocurrió con la litografía), hasta el punto de que la categoría alcanzada hace que para la opinión de la crítica su faceta pictórica o escultórica se eclipsen. Clavé intenta poner remedio a esto y en los últimos veinte años su trabajo estampado se reduce al mínimo con la intención de que su pintura o escultura cobren el lugar que en su opinión merecen en el total de su obra.
Además de las influencias de su juventud y de diversos acontecimientos biográficos, como la muerte de su hijo tras una penosa enfermedad, que le sume en un estado depresivo del que saldrá en su segundo viaje a Japón en 1986 (el primero se produjo en 1972), existen unas pocas claves que marcan su trabajo tanto en técnica como en contenido. Por un lado, los citados viajes a Oriente, fruto de los cuales son las series de los papiers collés, los assemblages (1974-1975), o la serie Regreso del Japón (1986-1987); por otro, su proceso creativo lento y elaborado, a partir del cual realiza series con variaciones, le ha llevado a que personajes —reyes y guerreros de La gloire des rois, el Greco, su hijo—, motivos varios —guantes, sellos, cordeles—, técnicas y procedimientos —los trípticos armarios, gofrados en aluminio—, durante temporadas hayan invadido aquellos campos de la expresión plástica en los que estuviera trabajando este artesano de su arte que, a lo largo de su carrera, no conoció asistente en su taller.
Obras de ~: Retrato de su abuela (óleo), Barcelona, 1928; El signo de la muerte (cartel para fachada de cine), Barcelona, 1934; Coquille-plage (relieve), 1939; Tableau Jouet III (collage), París, 1939; La chambre (decorado para el tercer acto de Carmen —ballet presentado por Roland Petit— con materiales diversos), París, 1949; Diptyque —les deux Rois— (litografía), Barcelona-Zúrich, Sala Gaspar-L’Oeuvre gravée, 1958; Armoire bleue (escultura), París, 1962; Roy et guerrier (tapiz-ensamblado), 1965; Deux gants (collage), 1972; La gloire des rois (serie de grabados para ilustrar la obra de Saint-John Perse), 1975-1976; Avec ankos II (collage), 1986; Retour du Japon (collage), 1987; Homenaje a la Exposición Universal de 1888 en Barcelona (escultura), Barcelona, 1990.
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María Isabel Moreno Montoro