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Baltasar Hidalgo Quintana

Biografía

Hidalgo Quintana, Baltasar. Marchena (Sevilla), 21.IX.1833 – Madrid, 4.II.1903. Teniente general.

Hijo del capitán de Caballería Agustín Hidalgo de Quintana y Moreno y de Josefa Trigueros de Rivera, ingresó como cadete en el Colegio de Artillería de Segovia en marzo de 1848. Finalizados sus estudios, ascendió a teniente de Artillería en diciembre de 1853, siendo sus primeros destinos el 2.º Regimiento del arma, el 3.er Regimiento de a pie y en 1858 el 1.er Regimiento de montaña.

En 1859 pasó a formar parte del Ejército de África, desembarcando en Ceuta en noviembre e integrándose en el 2.º cuerpo de ejército mandado por el general Juan Zavala. Participó durante su estancia en tierras africanas en numerosas acciones contra los rebeldes rifeños, como las que se produjeron en los reductos de Isabel II y Francisco de Asís, que le valieron el grado de comandante de Infantería; también en los enfrentamientos en la sierra de Bullones, que le supusieron la concesión de la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase; y finalmente, en otras operaciones y batallas, como las de Castillejos, Cabo Negro, Llanos de Tetuán y Wad-Ras.

En agosto de 1861 ascendió a capitán de Artillería pasando destinado a la Subdirección de Artillería del distrito de Vascongadas, donde permaneció hasta diciembre de 1865, en que se incorporó a la plana mayor de Artillería del distrito de Castilla la Nueva. En febrero de 1866 fue destinado en el 2.º batallón del 6.º Regimiento a pie, y se desplazó con su unidad a Madrid, en donde tuvo una participación muy activa en los acontecimientos conspirativos y revolucionarios que se produjeron el 22 de junio en la capital.

En esa fecha los generales Pierrard y Contreras y el capitán Hidalgo, cabezas visibles en Madrid del movimiento revolucionario que dirigía Prim desde el exilio, consiguieron que los sargentos de artillería destinados en el cuartel de San Gil se sublevaran y provocaran la muerte de algunos oficiales y el posterior enfrentamiento con las fuerzas leales al gobierno que ocasionó numerosas bajas. Fracasada la intentona, sesenta y seis sargentos rebeldes condenados a muerte fueron fusilados, mientras que el capitán Hidalgo, asimismo condenado, logró huir y refugiarse en Francia.

Pero los tiempos cambiaron, y dos años después pudo participar en la batalla de Alcolea, batalla decisiva para el triunfo de la revolución auspiciada por Prim y que provocó el destierro de la reina Isabel II. Con la caída de la Monarquía y el ascenso al poder de Prim, Hidalgo ascendió a coronel de Infantería en 1868 en atención a “los servicios prestados a la causa de la libertad y del Alzamiento Nacional”, y ocupó destino como ayudante de campo del mismísimo Prim, en esos momentos ministro de la Guerra.

Al año siguiente, en 1869, al mando del 2.º batallón del Regimiento de Infantería León n.º 38 y del de Cazadores de Aragón de nueva creación, desembarcó en La Habana. En la isla permaneció hasta octubre de 1870 e intervino activamente en operaciones contra los independentistas cubanos, que se saldaron con su ascenso a brigadier en enero de ese mismo año.

Como brigadier estuvo al mando de la brigada volante del Ejército de Castilla la Nueva, fue gobernador militar de la provincia de Granada y formó parte del Ejército de Cataluña en la Guerra Carlista, resultando herido en la acción de Vidrá, por la que ascendió a mariscal de campo en septiembre de 1872.

Recién nombrado capitán general de Navarra y Vascongadas, la sombra de los sucesos acontecidos en el cuartel de San Gil aparecieron mediante un plante generalizado de los mandos artilleros hacia su persona. Esta grave situación provocó su dimisión ante el ministro de la Guerra, el teniente general Fernández de Córdoba y la apertura de un proceso de revisión de los incidentes en 1866 del que salió exento de culpa.

El 24 de enero de 1873, por Real Orden, fue destinado a Cataluña. Gran parte de los artilleros, que, a pesar del veredicto absolutorio en el proceso de responsabilidades, seguían considerándolo responsable de lo acontecido en San Gil, solicitaron en masa la baja en el Ejército, evitando de esa manera servir a sus órdenes. La situación fue tan grave que desembocó el 8 de febrero en el “Decreto de Reorganización del Cuerpo de Artillería” promovido por Ruiz Zorrilla y refrendado por el rey Amadeo I y que en la práctica suponía su disolución.

En mayo de 1875, restaurada unos meses antes la Monarquía, se dispuso por Real Orden su prisión en el castillo de Mola en Mahón para ser juzgado por el delito de conspiración. El 14 de julio de 1876 fue condenado a seis meses de destierro, que cumplió en Ibiza. El 17 de noviembre fue nuevamente condenado a un mes de arresto en un castillo por desacato a la autoridad. Desde 1877 hasta 1887 estuvo en situación de cuartel (sin destino), hasta que en febrero se le nombró consejero del Consejo Supremo de Guerra y Marina. En agosto de 1889 fue promovido al empleo de teniente general siendo nuevamente nombrado consejero y en 1893 director general de Carabineros, cargo que ostentó hasta 1899. De 1901 a 1903, año de su fallecimiento, fue una vez más consejero del Consejo Supremo de Guerra y Marina.

 

Bibl.: A. Ballesteros y Beretta, Historia de España y su influencia en la historia universal, Barcelona, Salvat Editores, 1936; J. Vigón, Historia de la Artillería española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Jerónimo Zurita, 1947; Servicio Histórico Militar, Historia de las campañas de Marruecos, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1951; E. Roldán González, “Los ejércitos carlistas del siglo xix”, en Revista de Historia Militar, n.º 54 (1983); J. C. Clemente, Bases documentales del carlismo y de las guerras civiles de los siglos xix y xx, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1985; J. L. Vila-San Juan, La vida y la época de Amadeo I: el rey caballero, Barcelona, Editorial Planeta, 1999; S. F. Gómez de Travecedo, Las cuatro disoluciones del Cuerpo de Artillería, Madrid, Trigo Ediciones, 1999; F. Puell de la Villa, Historia del Ejército en España, Madrid, Alianza, 2000; J. M. Guerrero Acosta, El Ejército español en Ultramar y África (1850-1925), Madrid, Acción Press, 2003.

 

Roberto Sánchez Abal

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