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Juan Bautista Bellucci

Biografía

Bellucci (o Belluzzi), Juan Bautista. San Marino, 27.IX.1506 – Castellina in Chianti (Italia), 25.III.1554. Arquitecto e ingeniero militar al servicio sucesivamente del duque de Urbino, del duque de la República de Florencia y del emperador Carlos V.

Giovanni Battista Bellucci nació en San Marino, localidad de la que tomó el sobrenombre con que se le conoce. Se formó junto con aquellos arquitectos e ingenieros de los que se rodeó su suegro, el ingeniero militar Girolamo Genga, en Pesaro. Sirvió al duque Francesco Maria I della Rovere, hasta el fallecimiento de este el 22 de noviembre de 1538. Pocos días antes, el duque le había encargado la continuación de la muralla de Pesaro, tras la muerte de Pier Gentile da Camerini, pero su suegro lo ocupó en otros menesteres hasta que, en 1540, se ocupó definitivamente de la muralla de Pesaro.

Conocemos su vida y actividades entre 1535 y 1541 gracias a las notas que dejó en un diario autobiográfico que se corresponde temporalmente con la etapa en que se construyó la Villa Imperiale y la citada fortificación de Pesaro: “En el tiempo que estuve en Pesaro, se pueden ver todos los relatos de la construcción del Palacio Imperial, de la corte, del jardín. de la barcaza de Monte Barocchio, de Gradare…”.

En el año 1542 era embajador de la República ante Cosme de' Medici y en noviembre del mismo año ya era ingeniero al servicio del duque. La nueva actividad de Bellucci como ingeniero militar ya había comenzado con la colaboración en las fortificaciones de Pesaro, ya diseñadas por Francesco Maria Della Rovere, cuyas concepciones arquitectónicas fueron perfeccionadas y difundidas por Bellucci en Toscana.

En 1544 dirigió las obras de la fortificación de Santa Bárbara en Pistoia, de planta cuadrada con baluartes en los ángulos, y luego las de Portoferraio con las tres fortalezas de Stela, Falcone y Linguella y los fuertes de Santa Bárbara y Monte Filippo (este último de planta atenazada con cuatro baluartes), preparando las defensas españolas para el asedio del territorio de Siena.

Respecto a Pistoia, toda su estructura se eleva desde la Porta di Terra hasta el Fuerte Falcone. Los baluartes están dispuestos en cuatro niveles y, junto con las otras fortificaciones, forman el llamado “Frente de Ataque”. Otras obras en las que trabajó como ingeniero son: las de Castrocaro y Borgo Sansepolcro; posiblemente, también trabajara en Prato. También en 1544, inició en Florencia, según Vasari, “la tijera, que pone en medio una puerta con dos baluartes y cierra la iglesia y Monasterio de San Miniato, construyendo una fortaleza en la cima de esa montaña, dominando toda la ciudad y mira hacia el este y el sur”. En 1548 se detuvo del 27 de abril al 7 de junio en Porto Ferrato, para realizar estudios del terreno (demostrando una vez más que seguía los dictados de Francesco Maria Della Rovere) y, aunque fue acusado de haber dedicado demasiado tiempo a estudios preliminares y luego sustituido en la dirección de las obras, el proyecto siguió siendo suyo.

En 1549 escribió una carta a los capitanes regentes de San Marino en la que señalaba la insuficiencia de las fortificaciones medievales de la república, ofreciéndose a diseñar otras nuevas y a dirigir las obras él mismo. Es probable que el duque de Urbino desaconsejara a la República confiar en un arquitecto al servicio de los Medici.

De 1550 a 1553 trabajó en Barga, Camaiore, Mirandola, Lucignano, Montichiello, Foiano, Piombino y Empoli. Jefe de todos los ingenieros militares del ducado, en 1553 fue nombrado capitán y durante la guerra de Siena entró en la ciudad para inspeccionar las fortificaciones, facilitando así la entrada en la propia plaza al marqués de Marignano. En 1553 fue herido por una bala en el asedio de Montalcino, siendo retirado a Siena desde donde dirigió algunas acciones militares a favor del duque Cosimo de Medici. Apenas recuperado, acudió al sitio de Ainola y cuando se disponía a afinar la puntería de una pieza artillera fue herido de muerte por un arcabucero enemigo (1554). Por orden de Cosimo I fue enterrado en San Marino en la iglesia de S. Pietro. Cuando la iglesia fue demolida en 1826, su cuerpo fue encontrado cubierto con una armadura.

De interés fue su manuscrito, titulado Trattato di fortificare in terra (1545), en el que se ocupó de las construcciones con tierra que tanta difusión tendrían en los tratadistas de la segunda mitad del siglo XVI. El primero en escribir sobre este tipo de técnicas de “campaña”, sin duda, fue Belluzzi, pero su libro por las razones señaladas de su temprana muerte vio la luz de la imprenta muchos años después (Venecia, 1648). El sistema se basaba en la construcción de fortificaciones con tierra apisonada trabada con pilotes y enramadas, que se protegía por el exterior, bien con revestimientos de césped o con encamisado de fábrica, para reducir el efecto de los agentes atmosféricos; otras veces se empleaban adobes con fibras vegetales (paja, desechos de cáñamo, lino, etc.); así, se levantaron fortificaciones rápidamente, por cuya razón la construcción con tierra tuvo un gran éxito en los cambiantes campos de batalla durante la segunda mitad del siglo XVI, tanto para obras permanente como para defensas provisionales de asedio, perviviendo su uso, casi sin variantes en las centurias siguientes.

La nueva obra de Bellucci, el Trattato della fortificaziones del Sigre, de 1550 aproximadamente, quedó sin publicar hasta que, a finales del siglo XVI, lo retomó Tomaso Baglioni y lo dio a la imprenta con el nombre de Nuoua inuenzione di fabricar fortezze di varie forme in qualunque sito di piano, di monte, in acqua, con diuersi disegni, et vn trattato del modo che si ha da osseruare in esse, con le sue misure, et ordine di leuar le piante, tanto in fortezze reali, quanto non reali, di Giouan Battista Belici; con un discorso in fine in torna al presidiar y guardar esse fortezza, e quanto fa bisognio per lor mantenimiento (Venecia, 1598).

Se trata de un texto corto, de 19 hojas escritas por ambas caras, ilustrado con unos pocos dibujos relativos a los sistemas constructivos y medios auxiliares que requerían las obras de tierra. Después de la dedicatoria, señala las dimensiones de cada una de las partes y componentes del frente abaluartado, detallando cuál es el trabajo de ingenieros militares y de los soldados en lo relativo a la construcción y al uso de medir con “la brújula, que hace este efecto admirablemente, pero p.ch. tal intelectualidad antes pertenece a arquitectos e ingenieros, para que sea ​​su arte, y no el del soldado, que es el ujier de su profesión”.

Por otro lado, la primera preocupación de Bellucci, a la hora de construir con tierra, es el momento del clima que se ha de elegir como más apropiado: “Para construir con tierra es mejor el tiempo seco que el lluvioso, porque entonces es más fácil de cavar, transportar y trabajar; la tierra mojada conduce a obras peligrosas y poco estables. La broza, paja y matorral deberán elegirse de buena calidad… en caso de necesidad valdrá cualquier clase leña o rama… En lo relativo al césped señala que necesita cuidado…, siendo la mejor el de tierra casi seca, pero en caso de urgencia podrá sustituirse por barro viscoso mezclado con paja, o con adobes… De madera, se requería en gran cantidad y de buena clase”. Finalmente, para las obras “hacen falta albañiles, carpinteros, apisonadores, capataces, etc. y han de servir o por sueldo o por la fuerza”.

Respecto a la fortificación de Pistoia, el manuscrito de Bellucci termina con un Memorial que describe y valora las obras que hizo en esta localidad, lo que llevaría a cabo Il Sanmarino con la técnica de tierra. A pesar de las muchas lluvias que hubo en los primeros meses, Bellucci las pudo terminar en mayo siguiente y eso animó a Cosimo I a que prosiguiera otras obras, dándole fin a casi todas, y dotándolas de sus camisas protectoras para evitar que se arruinasen. El éxito que este tipo de defensas tuvo en algunas de las plazas durante la guerra de Siena popularizó su uso, hasta el punto de convertirse en una forma habitual de construcción, sobre todo en los Países Bajos, en la segunda mitad del siglo XVI.

 

Obras de ~: Trattato di fortificare in terra, mss., 1545; Nuova invenzione di fabbricare fortezze di varie forme, in qualunque sito di piano, di monte, in acqua, con diuersi disegni, et un trattato del modo che si ha da osseruare in esse, con le sue misure et ordini di livar le piante, tanto in fortezze reali quanto non reali, Venecia, 1598.

 

Bibl.: A. Vera Botí, La Arquitectura Militar del Renacimiento a través de los Tratadistas de los siglos XV y XVI, tesis doctoral, Valencia, Universitat Politècnica de València, 2010; A. Álvarez-Ossorio Alvariño, “Las ciudadelas en el gobierno de la Monarquía”, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; L. Villena, Libros sobre fortificaciones. La circulación de los saberes técnicos, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; N. Soldini, “El Gobernante Ingeniero: Ferrante Gonzaga y las estrategias de dominio en Italia”, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; M. S. Oliver Monserrat, Los Sistemas defensivos de la ciudad de Palma y su influencia en el desarrollo de la trama urbana en los siglos XVII al XIX, tesis doctoral, Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, 2020.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño