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José Tomás Boves y de la Iglesia

Biografía

Boves y de la Iglesia, José Tomás. El León de los Llanos. Oviedo (Asturias), 18.IX.1782 – Urica (Venezuela), 5.XII.1814. Jefe realista en la guerra de independencia venezolana.

Hijo de Manuel Rodríguez de Bobes y de Manuela de la Iglesia, fue bautizado en Oviedo el mismo día de su nacimiento. El nombre de José Tomás Boves, con uve y sin el “Rodríguez”, fue el que adoptó en Venezuela. A los cuatro años se quedó huérfano de padre, que había sido un modesto empleado municipal.

Su madre le sacó adelante, junto a sus dos hermanas, lavando y cosiendo para familias acomodadas.

Por empeño de su madre también entró a los doce años (1794) en el Real Instituto Asturiano. Estudió Náutica durante cuatro años y se graduó de piloto de 2.ª clase de la Marina Mercante. Después, a partir de 1798, navegó por el Mediterráneo y luego en uno de los buques-correo de Ultramar. Hacia 1803 obtuvo el título de piloto primero. Como tal entró a servir en un buque de la compañía Plá y Portal, que tenía unos corresponsales asturianos en Venezuela llamados Lorenzo y Joaquín García Jove. Boves debió de realizar algunas actividades de contrabando, pues fue apresado por tal delito y encerrado en el castillo de Puerto Cabello. Los hermanos García Jove intercedieron por él y se le conmutó la pena por la de confinamiento en la villa de Calabozo, una población del Llano. Allí se dedicó al comercio de mercería y, después de cumplida la condena, al negocio de ganado, caballar sobre todo. Recorrió los lugares más apartados de los llanos centrales, adquiriendo un enorme conocimiento y destreza del medio y de sus gentes.

Hacia 1808-1810 pretendió casarse con Isabel, hija del acaudalado comerciante vasco Guillermo Zarrasqueta, que vivía en San Sebastián de los Reyes, pero la familia le rechazó por su humilde condición.

Al surgir el movimiento independentista de 1810, seguía viviendo en Calabozo y se puso de parte de los patriotas americanos. Durante la Primera República de Venezuela, Boves continuó con su negocio de comercio, hasta que surgió la reacción española de Domingo Monteverde. Los patriotas le consideraron entonces sospechoso y le arrestaron en San Carlos, pero fue puesto en libertad por intercesión de un vecino notable, llamado Ignacio Figueredo. Al volver a Calabozo, Boves difundió noticias alarmantes sobre el avance de los realistas y concretamente de Monteverde y conspiró abiertamente a favor de los realistas.

Fue arrestado de nuevo y condenado a muerte, de la que se salvó gracias a que el teniente de justicia, Juan Vicente Delgado, le conmutó la pena por la de servir como soldado en las tropas de Aragua que mandaba Francisco Miranda. Seguía en Calabozo a mediados de mayo de 1812 cuando el capitán Eusebio Antoñanzas, del ejército de Monteverde, tomó dicha población.

Boves ingresó entonces en las filas realistas, en las que hizo ya ininterrumpidamente su carrera militar. Fue oficial de Urbanos y organizó una partida de Caballería con la que apresó a los patriotas Navarte, Alzuru y otros republicanos en los llanos.

Luego asesinó al canario Diego García en su hato del sur de Calabozo, empezando su larga carrera de cruel dades con los patriotas. Se integró luego en el ejército de Monteverde como uno de los oficiales de Antoñanzas.

En 1813 fue nombrado comandante general de Calabozo, coincidiendo con el nombramiento de Antoñanzas como gobernador militar de Cumaná.

Hizo un enorme escarmiento en la población de Espino, situada al sureste de Calabozo, porque había abrazado la causa republicana. La ejecución de muchos prisioneros empezó a tejer su fama de cruel y fue un detonante para la guerra a muerte entre españoles y americanos que se vivió en los campos venezolanos.

Boves se rodeó de llaneros negros, mulatos y mestizos que profesaban un odio profundo a los blancos mantuanos o caraqueños. Con este ejército indisciplinado, su ideal era exterminar a los criollos blancos y suplantar su población por la de color. A mediados de 1813 participó en la campaña del Oriente, bajo las órdenes de Monteverde y del mariscal de campo Juan Manuel Cajigal. Al tenerse que retirar este último a Barcelona, presionado por Mariño, otorgó a Boves facultades para que obrara discrecionalmente (agosto de 1813). Boves actuaba ya de forma autónoma, despreciando a las mismas autoridades españolas por su incapacidad para dominar a los republicanos.

Su enorme conocimiento del llano y de sus gentes le dio un gran ascendiente sobre sus hombres, con los que compartía el odio hacia las clases acomodadas venezolanas, que los despreciaban. De aquí que ejecutara inmisericordemente a los blancos mantuanos.

Sus llaneros de a caballo fueron temidos, sobre todo los pardos, mestizos y negros. Comía y dormía con ellos y fueron sus incondicionales, como dijo su segundo, Francisco Tomás Morales: “Comía con ellos, dormía entre ellos, y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podía tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates [...]”.

Una de sus primeras acciones como jefe autónomo fue Cachipo (11 de septiembre de 1813) contra el comandante Freites y los hermanos Monagas. Marchó luego a Calabozo, que había sido liberado por Simón Bolívar. Lo reconquistó para los españoles tras vencer a Carlos Padrón en el caño de Santa Catalina y ejecutar a todos los prisioneros. Bolívar envió contra Boves al general Vicente Campo Elías, que le derrotó en el Caño del Mosquitero (14 de octubre de 1813), pero el asturiano se refugió en Guayabal, donde rehízo su fuerza y volvió al combate, venciendo en San Marcos al coronel republicano Pedro Aldao, a quien le cortó la cabeza, que envió a San Fernando de Apure.

A mediados de diciembre estaba en San Juan de los Morros con seis mil hombres, en su mayoría de a caballo.

Boves manejaba un ejército de enorme movilidad, que no necesitaba intendencia ni suministros de armas y que podía operar fácilmente en los lugares más imprevisibles de la costa, para luego regresar de improviso al interior. Ante la amenaza que suponía para Aragua, Bolívar envió contra él por segunda vez a Campo Elías, pero esta vez fue vencido por Boves en la batalla de La Puerta (3 de febrero de 1814), donde resulto herido el asturiano. Mientras se restablecía, su segundo Morales penetró en los valles de Aragua, pero fue vencido por José Félix Ribas en La Victoria (12 de febrero de 1814).

A finales de febrero de 1814, Boves y Morales atacaron a Bolívar, que se había atrincherado en San Mateo.

El primero tuvo que desistir del ataque al saber que se acercaban las tropas del general Mariño, quien finalmente le venció en la batalla de Bocachica. Perseguido por las tropas de Bolívar, se dirigió a Valencia, que sitiaba Cajigal. Los españoles tuvieron que levantar el cerco (3 de abril de 1814) y Boves regresó al Llano, donde reorganizó sus fuerzas y volvió a la ofensiva.

El 15 de junio de 1814 derrotó en el lugar de la Puerta a las fuerzas de los ejércitos unidos de Bolívar y Mariño, que tuvieron que replegarse muy maltrechos.

Una parte de las tropas de Boves marchó contra Caracas, mientras que el resto, dirigido por él mismo, fue a Valencia para sitiarla. Caracas cayó en manos españolas el 7 de julio y Valencia, el 10 del mismo mes. Boves fusiló a los patriotas y se autonombró comandante general del ejército realista, desconociendo que tal título le correspondía a Cajigal por ser capitán general de Venezuela.

Boves actuó en Caracas con toda arbitrariedad.

Nombró gobernador político al marqués de Casa León y gobernador militar al coronel Juan Nepomuceno Quero (pese a que estaba en Caracas Cajigal, que era el capitán general nombrado por el Gobierno).

Boves se autonombró comandante general de las fuerzas realistas y se negó a acatar las órdenes de la Audiencia. Luego emprendió la campaña del Oriente, región en la cual se habían refugiado los últimos efectivos patriotas. Tomó Cumaná, la saqueó y la dejó reducida a ruinas. Luego derrotó en el sitio de los Magüeyes (el 9 de noviembre de 1814) al coronel patriota José Francisco Bermúdez y nuevamente en la batalla de Urica (5 de diciembre de 1814). No pudo saborear esta última victoria, pues murió durante el combate a causa de un lanzazo. Boves fue enterrado en la iglesia de Urica. Le sucedió Morales y muy pronto llegaron tropas regulares españolas mandadas por el general Juan Pablo Morillo para asumir la defensa realista. La época de los llaneros-bandoleros había llegado a su fin.

La figura de Boves es muy polémica: se le atribuyen atrocidades con los prisioneros y cualidades excepcionales de estrategia militar. Desde luego fue, con Bolívar, uno de los artífices de la llamada “guerra a muerte”. El asturiano enseñó a Bolívar la eficacia de la caballería llanera; su movilidad, su austeridad y su capacidad de recuperación. Bolívar aplicó sus enseñanzas a partir de la muerte de Boves. Es más, heredó buena parte de sus hombres, que utilizó en una táctica bélica de grandes masas de caballería envolvente, de enorme movilidad, que sorprendió a los mismos españoles.

 

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Manuel Lucena Salmoral