Abuín, Saturnino. El Manco. Tordesillas (Valladolid), 29.XI.1781 – Tordesillas (Valladolid) 2.I.1860. Guerrillero.
Nació en el seno de una familia de labradores siendo su padre Pedro Abuín y su madre Juliana Fernández, ambos de origen lucense aunque afincados en Tordesillas. Según las noticias recogidas en su hoja de servicios, Abuín recibió rudimentos de escritura y lectura en su infancia, lo que le situaba entre los pocos españoles de origen campesino que sabían leer y escribir.
El estallido de la Guerra de la Independencia habría llevado al tordesillano a tomar las armas contra los franceses. Según su hoja de servicios habría sido nombrado alférez al mando de una partida de treinta hombres de caballería por Juan Martín el Empecinado el 7 de diciembre de 1808, como recompensa por las acciones de guerra realizadas durante el verano y el otoño de 1808. Ahora bien, esta cronología plantea algunas dificultades, ya que según las causas criminales conservadas en la Real Chancillería de Valladolid, un Saturnino Abuín estaba preso en aquellas fechas en la cárcel de Nava del Rey (Valladolid) por el asesinato de un tal Vicente Galán y las heridas causadas a Narciso Galán, hijo de aquél, siendo liberado por una partida armada el 16 de junio de 1809. En todo caso es evidente que en algún momento de 1808, aunque no es posible concretar una fecha exacta a la luz de lo que se sabe hoy en día, Saturnino Abuín abandonó el arado, como tantos otros españoles de su generación, y se embarcó en una vida de violencia y aventura.
Abuín estaba operando con las tropas de Juan Martín el Empecinado, encuadrado en el Regimiento de Voluntarios de Guadalajara con la graduación de alférez y, desde 16 de septiembre de 1809 como teniente. Es en esta calidad que se bate en el Casar de Talamanca contra una columna francesa, a la que consigue derrotar haciéndole varios prisioneros. Sin embargo, en una pauta que empezaba a ser habitual en esta clase de guerra pequeña, el grueso de las tropas imperiales consiguió replegarse hasta el alcázar que dominaba el pueblo, mientras que las fuerzas de Abuín, carentes de artillería con la que batir los lienzos de la muralla, se veían impotentes para asaltar la posición fortificada. Los franceses sabían que sólo tenían que esperar a que apareciese una columna de relevo para que los guerrilleros se vieran obligados a levantar el asedio. Durante la operación Abuín fue herido en el brazo izquierdo por la metralla del cañón de tres libras que llevaba la fuerza enemiga.
La práctica normal de la época para tratar este tipo de heridas en las extremidades inferiores o superiores consistía en amputar el miembro por la parte sana a fin de evitar, en la medida de lo posible, el riesgo de gangrena. Abuín no fue una excepción, de modo que perdió la mano izquierda, siendo conocido desde entonces como el Manco.
En diciembre de ese mismo año, sin embargo, se había reintegrado a su regimiento, participando en varias operaciones de guerra contra los franceses.
En octubre de 1810 se le concede el grado de capitán con empleo efectivo de teniente, mandando una de las partidas de caballería de las fuerzas del Empecinado.
El 26 de noviembre de 1810 en Sigüenza, Abuín se unió a Vicente Sardina, Mondedeu —ambos de caballería— y Nicolás Isidro —de infantería— en un motín contra El Empecinado. La naturaleza personal de la autoridad en las guerrillas era causa de constantes tensiones entre los jefes de las diferentes partidas, incluso si, como en este caso, se encontraban todos bajo el mando teórico de un único jefe. En esta ocasión, el brigadier Juan Martín consiguió mantener el orden y que los jefes rebeldes volvieran a someterse a sus órdenes. La sumisión fue, sin embargo, producto de las concesiones del Empecinado a los amotinados y no de que fuera capaz de imponerse en virtud de su rango como brigadier de los Reales Ejércitos.
Abortado el conato de rebelión, Saturnino Abuín continúa operando eficazmente como parte de las fuerzas del Empecinado. De hecho, el 10 de marzo de 1811 recibe el empleo efectivo de capitán graduado de teniente coronel, rango que se hace efectivo en diciembre, como premio a su intervención en la captura de Calatayud y su guarnición.
A principios de 1812, Saturnino Abuín se dejó capturar por los franceses en Tamajón, jurando lealtad a José I. No hay documentos que expliquen la deserción de Abuín, la cual, como es lógico, es ocultada en su hoja de servicios. En su momento fue acusado de haber sido comprado por los franceses, ya que poco después de haber diseñado la emboscada que aniquiló a la infantería de su antiguo jefe en el Rebollar (6 de febrero de 1812) fue nombrado por el rey José I comandante del Regimiento de Húsares Francos de Guadalajara, con los que serviría el resto de la guerra.
Las perspectivas que un oficial ambicioso del bando patriota hubiera tenido a principios de 1812 no eran demasiado halagüeñas. Valencia acababa de caer en manos francesas y el ejército español en Levante había quedado reducido a un puñado de tropas desmoralizadas.
Los británicos se mantenían recogidos en Portugal. No había un horizonte de expectativa que permitiera ser optimista acerca de las posibilidades de la España insurrecta. Las posibilidades en el campo francés podían parecer, sin el beneficio de la perspectiva temporal, más que favorables para los que pusieran sus triunfos en el lado del rey José.
Con la derrota bonapartista, Abuín se vería forzado a exiliarse en Francia. No hay datos fiables acerca de sus actividades mientras permaneció fuera de España.
El pronunciamiento de Riego le abriría la puerta para regresar a su país, aunque no para ponerse al servicio de los liberales, sino para levantar una partida realista comisionado por la Regencia de Urgel.
Derrotada ésta regresa a Francia, pero no permanecerá allí demasiado tiempo. La invasión francesa de 1823 para restaurar los derechos absolutos de Fernando VII permitió a Abuín el volver a España, esta vez de forma definitiva.
En septiembre de 1830 contrajo matrimonio con Antonia Moriano y Lara, con la que no tuvo hijos.
Durante los años de la Década Ominosa, Abuín permaneció adscrito al Regimiento de Caballería Vitoria, alcanzando la graduación de coronel el 27 de agosto de 1825. A pesar de su pasado realista, Abuín se mantuvo leal a la Reina Gobernadora al estallar la rebelión carlista.
La primera Guerra Carlista enfrentó a antiguos guerrilleros de la Guerra de Independencia. Nada más comenzar el alzamiento legitimista Abuín recibe órdenes del Gobierno de lanzarse a la persecución de las partidas de rebeldes que infestaban Castilla la Vieja, en especial las de Merino, Cuevillas —otro antiguo partidario en la guerra contra los franceses— y Vivanco. El 17 de abril de 1834 infligió una severa derrota a las fuerzas de Merino en Rabanera del Pinar (Burgos) capturando toda la infantería del caudillo carlista. Por esta y otras operaciones de contraguerrilla, Abuín recibió el ascenso a brigadier de caballería (1 de enero de 1835). Siendo comandante general de Soria (1836) llegó a derrotar varias partidas carlistas —entre ellas las del famoso Cabrera— en Arévalo de la Sierra (Soria) Al finalizar las hostilidades, Saturnino Abuín consiguió ser destinado a su natal Tordesillas, donde viviría hasta su muerte en 1860, con la excepción de un breve período en 1843 en que residió en León como comandante general de la provincia.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Militar (Segovia), “Hoja de Servicios del Brigadier de Caballería D. Saturnino Abuín” secc. 2.ª Expedientes personales, leg. A-163.
E. Rodríguez-Solís, Los guerrilleros de 1808. Historia popular de la Guerra de Independencia, Madrid, Fernando Cao y Domingo de Val, 1887; N. Horta Rodríguez, “Aportación a la oscura biografía del guerrillero Saturnino Abuín, llamado el Manco”, en Revista de Historia Militar, (1979), n.º 47, pags 7-40; E. Fernández Torres, Historia de Tordesillas, Valladolid, 1993 (1914); J. Sánchez Fernández, “Nuevas aportaciones a la biografía del guerrillero Saturnino Abuín”, en Researching & Dragona, agosto de 1998, vol. III, n.º 6, págs. 4-9.
Antonio J. Carrasco Álvarez