Barrera de Irimo, Antonio. Ribadeo (Lugo), 10.V.1929 – Madrid, 24.IX.2014. Político y hacendista.
Miembro de una familia de la alta burguesía profesional —su padre, reputado ingeniero de minas en Vizcaya—, aprovechó las facilidades educativas de su hogar para labrarse desde el primer instante un cuajado currículo intelectual y un sólido y brillante cursus honorum. Alumno muy distinguido en la primera y segunda enseñanza en el acreditado colegio bilbaíno de Santiago, regentado por los Hermanos de La Salle, continuó tal trayectoria en sus cursos de Derecho y Economía en las Universidades de Deusto y Valladolid, carreras ambas en cuyas respectivas licenciaturas obtuvo el Premio Extraordinario. La vida académica ejerció siempre una gran imantación en él, dedicándose más tarde a la docencia en la mencionada universidad ignaciana de Deusto como profesor de Hacienda Pública y finalmente en la madrileña, en una y otra como extensión de sus actividades profesionales. Éstas se iniciaron en 1954 al ganar con el número uno las prestigiosas oposiciones a inspector de Hacienda. Vicesecretario general técnico del Ministerio de Hacienda a poco de ingresar en el Cuerpo y director del Instituto de Estudio Fiscales, en 1962 el ministro Mariano Navarro Rubio le designó secretario general técnico de dicha cartera, destacándose como el artífice de la muy famosa reforma fiscal de 1964. Ésta fue fruto, en ancha medida, de una feliz conjunción de las dos responsabilidades de Barrera de Irimo, al utilizar el Instituto de Estudios Fiscales como think tank y la Secretaría General como instrumento y banco ejecutivo.
Al cesar en el cargo mencionado tres años más tarde y hasta 1973 desempeñó la presidencia de la Compañía Telefónica Nacional de España —Telefónica— con una gestión caracterizada por su eficacia e innovación.
De manera definitiva logró que la compañía llegara a ser verdaderamente nacional al conseguir que Guipúzcoa, islote empresarial al margen hasta entonces de su propiedad y ascendencia, se incorporara a ella. Las cualidades pioneras de su gestión se descubrieron fundamentalmente en la internacionalización del servicio telefónico y en la apertura en las comunicaciones significada por los satélites y los cables marítimos.
Alineado políticamente en la corriente demócratacristiana —bien que sin especiales lazos— de Ángel Herrera, al constituirse en junio de 1973 el Gobierno rectorado por Luis Carrero Blanco ocupó el cargo de ministro de Hacienda, confirmado en él una vez que Carlos Arias Navarro sustituyese en enero de 1974 al asesinado almirante Carrero. Con Arias Navarro fue elevado a la categoría de vicepresidente de Gobierno, simultaneado con el de gobernador del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Su tarea al frente de los destinos de la Hacienda nacional se distinguió por sus proyectos de modernización y funcionalidad, teniendo que afrontar el rudo embate de la primera gran crisis petrolífera desencadenada por el tercer conflicto árabe-israelí de octubre de 1973.
La modernización del sistema bancario a través de su liberalización ha de hacerse constar en cualquier balance de su actividad gubernamental. A su impulso respondió la Ley de Reforma Bancaria, que rompió el Estatuto y permitió, con su planteamiento liberalizador, la apertura de oficinas y fijación de los tipos de interés, factores decisivos para la expansión y solidez de la banca española.
Solidarizó con las posturas aperturistas encabezadas en el seno del gabinete Arias Navarro por el ministro de Información y Turismo, su coterráneo Pío Cabanillas Galla, y vinculó su carrera gubernamental con la de éste, cesado a finales de octubre de 1974 a instancia directa y personal de Franco. En puridad, sin embargo, no fue así, según su propio testimonio personal y el de cualificados testigos directos o presenciales.
Erosionada de tiempos atrás su relación con Arias Navarro, el cese de Pío Cabanillas —sin conocimiento alguno previo del vicepresidente Barrera de Irimo— provocó una acerada crítica de éste y su inminente dimisión.
Una intensa y casi trepidante vida profesional le esperaba una vez dimitido de sus tareas gubernamentales.
Ejerció la presidencia del Grupo SEMA, S.A.E., Bull Internacional, Bull España, S.A., Compañía General de Aguas (Grupo Compagnie Générale des Eaux) (1991-1998), Autogrill España, Corporación Financiera Hispamer, Explosivos de Río Tinto, Aluminio de Galicia (Pecheney), Urbis, Standard Electric (ITT), Andaluza de Minas. También se integró en los Patronatos de la Fundación Jiménez Díaz, la Universidad de Comillas y la Fundación Barrié de la Maza.
Comandante de la Escala de Complemento del Cuerpo Jurídico de la Armada, ha mantenido estrechos lazos con la Marina española y con algunas de sus principales actividades, como por ejemplo la radio marítima. Personalidad muy culta, es un conocido melómano y un consumado violinista, que fomenta y ha fomentado todas las creaciones relacionadas con el arte de Melpómene.
Entre las condecoraciones recibidas destacan las grandes cruces de Carlos III, Isabel la Católica, Mérito Civil, Mérito Naval, Mérito Militar, Mérito Turístico, de la Legión de Honor francesa, de la República italiana, de Brasil, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.
Bibl.: S. Pániker, Conversaciones en Madrid, Barcelona, Editorial Kairós, 1969; J. M.ª García Escudero, Historia política de la España de Franco, Madrid, Ediciones Rialp, 1987; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados en España? 1705- 1999, Madrid, Editorial Actas, 1998; J. M. Cuenca Toribio, Ocho claves de la historia de España contemporánea, Madrid, Ediciones Encuentro, 2003.
José Manuel Cuenca Toribio