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Víctor Pruneda Soriano

Biografía

Pruneda Soriano, Víctor. Ferrol (La Coruña), 1.XI.1809 – Teruel, 15.VI.1882. Periodista y político republicano.

Hijo de Andrea Soriano y Francisco Pruneda, teniente de navío que fue herido en la batalla de Trafalgar y que falleció poco después de su nacimiento. Con doce años abandonó el domicilio familiar, residiendo un tiempo en Lugo. En 1828 se trasladó a Madrid y, seguidamente, a El Poyo del Cid, donde encontró trabajo como maestro de escuela y secretario municipal. En ese pueblo turolense contrajo matrimonio con Teresa Martín de Alba y en él nació su hijo Pedro en 1830.

Al iniciarse la guerra civil, combatió en el bando liberal, estando a punto de ser fusilado por el cabecilla carlista Carnicer en 1834. Amenazado por los absolutistas, se trasladó con su familia a la ciudad de Teruel en 1835, donde ingresó en el Partido Progresista y se alistó en la Milicia nacional, recibiendo varias distinciones por méritos de guerra. Tras no conseguir plaza de maestro, se trasladó a Zaragoza como empleado de la factoría del ejército del Centro, tomando parte en nuevas acciones de guerra. Vuelto a Teruel, trabajó de escribiente y, más tarde, para la Agencia general de negocios de Juan García, siendo elegido presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País en enero de 1838.

Terminada la guerra, tomó parte en la revolución esparterista de septiembre de 1840 en Zaragoza, trasladándose seguidamente a Teruel, donde levantó a los milicianos y fue nombrado vocal de la Junta revolucionaria, presidida por Antonio Pérez, el día 23, y capitán de la milicia, consiguiendo cuatro días después la rendición de los cristinos encerrados en el Seminario. Descontento con el gobierno Espartero dimitió de la Junta el 17 de octubre y abandonó las filas del Partido Progresista, entrando en contacto con los grupos republicanos de Madrid (Lorenzo Calvo de Rozas, José Ordax Avecilla, Patricio Olavarría) y Barcelona (Abdón Terradas). Convertido al republicanismo y habiendo sido derrotado en las elecciones, fundó en Teruel un Gabinete de Lectura pública, con secciones de declamación y música, en agosto de 1841. Al mes siguiente pasó nueve días en prisión por publicar una hoja contra el regente Espartero. Durante ese tiempo colaboró en los periódicos El Eco de Aragón de Zaragoza, que dirigía el progresista Braulio Foz, El Eco del Comercio y El Huracán de Madrid, siendo corresponsal de este último. En diciembre de dicho año fundó bajo su dirección El Centinela de Aragón (1841-43), primer periódico republicano aragonés, en el que defendió la soberanía del pueblo. Perseguido por el gobierno, suspendió el periódico entre febrero y septiembre de 1842 y, tras salir absuelto de varias causas por delitos de imprenta, fue detenido por conspirador, permaneciendo en la prisión de Teruel entre el 13 de diciembre y el 28 de febrero de 1843, mes éste en que desapareció El Centinela. Formó parte de la coalición antiesparterista de 1843, siendo miembro de la Junta de gobierno, constituida el 11 de junio bajo la presidencia de José Ramos, y comandante de la Milicia nacional de Teruel.

Tras ser derrocado el regente Espartero a finales de julio y desembocar el proceso en la revolución de septiembre, formó parte de la Junta revolucionaria que formaron los progresistas turolenses el día 23 y que acabó siendo disuelta, junto a la milicia, por el gobierno moderado. Iniciada la reacción y los diez largos años de dominio del Partido Moderado, fue encarcelado con motivo de la sublevación de Pantaleón Boné en Alicante, el 12 de febrero de 1844. Juzgado por un consejo de guerra en febrero de 1845, fue condenado a cinco años de presidio, pero al pasar la causa a los tribunales ordinarios, la Audiencia de Zaragoza le conmutó dicha pena por seis años de confinamiento en las islas Canarias. El 22 de marzo abandonó la cárcel de Teruel, embarcando en Cádiz para Santa Cruz de Tenerife el 2 de julio de 1845. Durante el tiempo que estuvo en la capital canaria colaboró en los periódicos madrileños El Espectador Público, El Correo Nacional, El Eco del Comercio, El Clamor Público y La Libertad de Asquerino, del que fue corresponsal. Beneficiado por la amnistía concedida por la boda de Isabel II, embarcó para la península el 7 de febrero de 1847, llegando a Teruel el 28 del mes siguiente, por lo que cumplió tres años de prisión y destierro. Para ganarse el sustento en Teruel, impartió clases particulares, amplió sus colaboraciones en la prensa demócrata con La Fraternidad de Barcelona (1847) y El Centinela de Andalucía de Sevilla (1848), del que fue corresponsal, se hizo representante de la agencia de negocios de Ordax Avecilla, la Comisión Hispano-Americana, y trabajó de contable en las obras de la carretera a Valencia que dirigía Ildefonso Cerdá.

También redactó, junto a su hijo, la revista literaria La Esmeralda, en la que publicó composiciones poéticas y relatos de su estancia en Canarias, escribiendo sobre este tema un libro de viajes y de memorias políticas que vio la luz en marzo 1848. En ese tiempo formó parte de la Junta de una sociedad dramática de aficionados, de la que fue director de escena, y fomentó el teatro en el Liceo de Teruel.

Durante las tentativas revolucionarias de 1848 fue detenido y confinado en Morella, La Cerollera y El Poyo, durando el nuevo destierro nueve meses, de mayo de dicho año a marzo de 1849. Ese año entró a formar parte del incipiente Partido Demócrata y colaboró en el Diccionario de Madoz con un texto sobre Teruel. También en el 49 se estableció por su cuenta, creando su propia Agencia general de negocios en Teruel, que tuvo como principales clientes a los ayuntamientos de la provincia, y se asoció al impresor Nicolás Zarzoso, manteniendo esta relación comercial hasta 1857.

En 1851 creó el Círculo Democrático de Teruel, manteniendo contacto con Ordax Avecilla, Figueras, Sixto Cámara, José María Orense y otros jefes del partido. En los primeros años cincuenta fue corresponsal de los periódicos El Ibero (1851), La Nación (1851), en el que venía colaborando desde hacía dos años, El Clamor Público y El Tribuno (1853-55). Fue fundador y redactor de El Avisador (1851), diario de los agentes de negocios que cerró el gobernador Membrado al mes siguiente de su aparición, y, junto a Zarzoso y Manuel Merelo, de El Teruelano (1853-54). Desde marzo de 1852 fue también subdirector-delegado para Teruel de las compañías de seguros El Porvenir de la Familia y La Unión Española, y promotor de una sociedad minera que no fue rentable.

Encabezó en Teruel la revolución de julio de 1854, siendo elegido presidente de la Junta de gobierno de la provincia y comandante en jefe de la Milicia nacional, de la que fue su segundo Tomás Nougués. Tras no salir diputado, fue elegido alcalde de Teruel en noviembre y en los dieciocho meses que ocupó el cargo, hizo frente a la epidemia de cólera y al levantamiento carlista del cabecilla Manuel Marco de Bello, pidiendo en el periódico El Turia que se incluyese su ciudad en los trazados ferroviarios de la ley de 1855. Promovió el pronunciamiento de Teruel contra el golpe de O’Donnell el 18 de julio de 1856, siendo nombrado presidente de la Junta revolucionaria, y reeditó El Centinela de Aragón entre los días 22 y 27, colaborando en éste Romualdo Lafuente. Al estar la mayoría de los junteros y jefes de la milicia a favor de negociar la rendición, presentó su dimisión y abandonó Teruel el día 28, buscando refugio en Zaragoza, adonde llegó, dos días después, a tiempo de ver como se rendían también allí los insurrectos ante las tropas del general Dulce. Victoriosa la contrarrevolución el 1 de agosto, cruzó la frontera francesa y permaneció dos meses en Louvie-Juzon, regresando a España el 5 de octubre. Cuatro días más tarde se presentó ante el capitán general de Zaragoza, Marchesy, que le prohibió residir en Teruel y le dejó libertad para elegir el lugar de su destierro, escogiendo Híjar, donde se reunió con el demócrata zaragozano Ruiz Pons el 16 de octubre. A su regreso a Teruel fue detenido el 5 de enero de 1857 y deportado a Ciudad Real, donde permaneció hasta el 18 de febrero. Tras pasar por Madrid y conocer a Pi y Margall, volvió a Teruel, donde nuevamente fue arrestado y llevado en cuerda de presos a San Sebastián, siendo confinado en Vergara y, más tarde, en Tolosa, denunciando las injusticias sufridas por los demócratas en las páginas de La Discusión. Puesto en libertad el 14 de noviembre y, tras pasar por Zaragoza, llegó a Teruel el 8 de diciembre de ese año. En 1858 fundó, junto a su hijo Pedro, el periódico satírico El Órgano de Móstoles y fue procesado por un impreso en el que denunciaba la influencia moral del gobierno en las elecciones, siendo absuelto por la Audiencia de Madrid gracias a la defensa de Figueras y Pi y Margall. Desde finales de 1866 dirigió una Junta clandestina que publicó varios manifiestos antiborbónicos, logrando no ser deportado por el capitán general Zapatero.

El 9 de septiembre de 1868 viajó a Zaragoza y el día 16 a Madrid y, tras tener noticia del pronunciamiento de Cádiz, se dirigió a Valencia para recabar más información, llegando a Teruel el día 26. Tres días más tarde protagonizó el alzamiento de la capital turolense, siendo aclamado presidente de la Junta revolucionaria provincial, cargo que revalidó en las elecciones del 1 de octubre, y comandante de los Voluntarios de la Libertad. Como presidente de la única Junta provincial que hubo en el país formada exclusivamente por republicanos, fracasó en su intento de liderar un movimiento juntista contra el Gobierno provisional de Serrano, y a favor de la formación de una Junta central, terminando por ceder a las presiones de sus correligionarios de Madrid, especialmente a las de Nicolás María Rivero, y disolviendo la Junta a últimos de octubre.

Desde primeros de noviembre volvió a publicar y dirigir El Centinela de Aragón, del que fue redactor Nougués y en el que se fundió El Sol Teruelano de Antonio Aparicio. Organizador del Partido Republicano Federal, fue elegido presidente del Comité republicano de Teruel el 15 de noviembre, fundando por entonces en la capital el Casino de la Libertad. Desde estas instituciones organizó manifestaciones a favor de la República y en contra de la Monarquía y de las quintas. Tras salir airosa la candidatura republicana en las elecciones municipales y democráticas de diciembre de 1868, fue elegido alcalde de Teruel, tomando posesión del cargo a primeros de enero de 1869. Durante su mandato municipal, llevó a cabo la redención de quintos y el cambio de nombre de las calles y plazas, que pasaron a llamarse de la Revolución, del 29 de Septiembre, de la Libertad, de Emilio Castelar (político al que hizo también Hijo adoptivo de la ciudad) y de Blas Pierrad.

Tras salir derrotada la candidatura republicana en las elecciones a Cortes Constituyentes de enero de 1869 y morir durante la campaña su ayudante y amigo Nougués, dejó de publicar El Centinela el día 25 de ese mes, si bien siguió inspirando los periódicos republicanos que le sucedieron, La Fraternidad y La Idea. Habiendo renunciado Castelar al escaño de Zaragoza, resultó elegido diputado a Cortes por esta circunscripción en las elecciones parciales de abril de 1869, dejando la alcaldía y el mando de la milicia. En mayo de ese año se adhirió al Pacto federal de Tortosa y el 28 de septiembre se le adjudicó en una reunión celebrada en Madrid, en la casa de Orense, ir a sublevar la ciudad de Zaragoza. Dejando moribundo a su hijo Pedro en la capital, marchó a Zaragoza el 6 de octubre, manifestándose allí partidario de la insurrección a pesar de no contar con los apoyos de los otros diputados, del Comité local del partido, del ayuntamiento republicano y de la jefatura de la milicia. Durante el levantamiento zaragozano de los días 7 y 8 no pudo unirse a las fuerzas republicanas capitaneadas por José Monforte en el barrio de San Pablo, lugar donde la lucha de barricadas adquirió mayor envergadura, y fue inútil su intento de organizar, con la ayuda del impresor Calixto Ariño, otro foco insurrecto, con no más de 120 hombres, en torno a la plaza de San Lorenzo. Tras ser detenido el día 13 y pasar por un consejo de guerra en noviembre, fue condenado por el delito de rebelión a doce años de prisión. Aunque el fallo fue ratificado por el Tribunal Supremo de Guerra y Marina, el gobierno Prim le conmutó dicha pena por la de extrañamiento del reino, marchando a Bayona, donde estaba exiliado Orense, a finales de enero de 1870. Durante esos meses utilizó el seudónimo de El Abuelo para defender la causa republicana en los periódicos La Discusión, La República Ibérica, El Pueblo, La Igualdad, La Reforma, La República Federal, La Revolución de Zaragoza y Salud y Fraternidad, nuevo órgano de los republicanos turolenses.

Elegido presidente del Comité provincial republicano de Teruel, se adhirió, junto al marqués de Albaida, a la protesta de los federales pactistas contra la Declaración de la Prensa republicana unitaria de mayo. Sin esperar al indulto, regresó a España con Orense, permaneciendo clandestinamente en Teruel desde el 30 de mayo hasta el 14 de agosto de 1870, en que se acogió a la amnistía. En septiembre de ese año participó en la Asamblea federal de Madrid y al mes siguiente se reincorporó a las tareas parlamentarias, votando en las Cortes contra la elección de Amadeo de Saboya y a favor de la República federal. En marzo de 1871 fue elegido diputado por el distrito de Teruel de las primeras Cortes del reinado de Amadeo I, en las que no tuvo mucha actividad, destacando por su oposición a las quintas y por denunciar la penosa situación de los maestros de escuela, y como miembro de la Comisión informativa sobre el estado de las clases trabajadoras, por defender la armonía entre capital y trabajo. En Madrid, participó en la campaña republicana contra el “rey extranjero” como redactor de La Igualdad y defendió la Comuna de París desde las páginas de La Ilustración Republicana Federal de Rodríguez Solís.

En mayo fue elegido miembro del Directorio nacional del partido y, en diciembre, nuevamente alcalde de Teruel, impulsando allí la construcción del nuevo ayuntamiento. En abril de 1872 apoyó la coalición electoral con los carlistas y radicales, obteniendo los republicanos malos resultados en Teruel. Tras proclamarse la República en febrero de 1873, el presidente Figueras le nombró gobernador civil de la provincia de Zaragoza, dejando la alcaldía y sus labores en El Federal de Teruel al tomar posesión del nuevo cargo el 1 de marzo. Aunque fue admitido en la Asamblea Nacional como senador por Cádiz el 14 de ese mes, no tuvo participación en ella, por disolverse ésta ocho días después. Como gobernador de Zaragoza hizo frente a la guerra carlista, celebrando la Cincomarzada de 1838 (victoria liberal de la anterior guerra civil), organizando los Voluntarios de la República, de cuyo primer batallón fue comandante honorario, y ordenando batidas y somatenes. También se opuso a la insurrección cantonal de julio, condenándola en su manifiesto Al País, consiguiendo que no fuese secundada en la provincia. Por su disconformidad con la política del presidente Castelar y el ministro Maisonnave, presentó su dimisión, que le fue admitida el 30 de diciembre de 1873. Tras el golpe de Pavía, regresó a Teruel y, estando en su apogeo la guerra civil, reorganizó los Voluntarios de la República para salvaguardar la capital de los ataques del general Marcos de Bello, jugando como comandante de los mismos y como miembro de la Junta de Armamento y Defensa un destacado papel en las acciones de 3 de julio y 4 de agosto de 1874. Estas acciones, que le valieron a la ciudad los títulos de “Heroica y siempre heroica”, conmemorándose sus fechas al finalizar la guerra, le llevaron a presidir la Comisión para el monumento a los mártires liberales que se creó en 1876 y a aceptar una medalla de la Asamblea nacional de la Cruz Roja en 1877.

Durante la Restauración se mantuvo fiel a sus ideales republicanos, pero al ser prohibida su revista satírica El XII (1875), abandonó la actividad política por la cultural y los trabajos históricos y literarios. En 1876 fundó el Círculo de Instrucción y Recreo Turolense, siendo animador de su sección de Instrucción, y con el seudónimo de El Tonto de Peracense colaboró en el periódico El Turolense. En 1877 fue elegido vicepresidente de la reestablecida Sociedad Económica de Amigos del País y de la Comisión para la construcción del ferrocarril, defendiendo la línea Calatayud-Teruel-Sagunto en un Informe y en el periódico La Provincia. En 1879 pasó a presidir la Sociedad Económica, siendo por entonces concejal del Ayuntamiento. En esos años trabajó en una Historia de Teruel o Memoria de la Ciudad del Turia (1877), de la que publicó los primeros capítulos en la Revista del Turia en 1881, y en unos Apuntes críticos y biográficos de turolenses célebres (1879). A los seis meses de enviudar, contrajo matrimonio con su antigua amante, Escolástica Anadón Cascante, el 5 de noviembre de 1879. Falleció a causa de una neumonía a los 72 años de edad. Su malogrado hijo Pedro fue escritor y periodista republicano.

 

Obras de ~: El pronunciamiento de Teruel. Reseña histórica de los acontecimientos ocurridos en esta capital desde el 11 de junio al 3 de julio de 1843, Teruel, Imp. de Anselmo Zarzoso, 1843; Un viage a las Islas Canarias, Teruel, Zarzoso, 1848; “Teruel”, en P. Madoz, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, Madoz y Sagasti, 1845-1850.

 

Bibl.: Los diputados pintados por sus hechos. Colección de estudios biográficos sobre los elegidos por el sufragio universal en las Constituyentes de 1869, t. II, Madrid, R. Labajos, 1869-1870, págs. 279-280; J. Novo y García, “D. Víctor Pruneda”, en Galicia Moderna (La Habana), 164, 17 de junio de 1888; E. Rodríguez-Solís, Historia del Partido Republicano español, t. II, Madrid, Imp. de F. Cao y D. del Val, 1893, págs. 454-455 y 552; J. Novo y García, “Don Víctor Pruneda”, en La Tierra Gallega (La Habana), 29, 5 de agosto de 1894; E. Fernández Clemente, Estudios de historia contemporánea de Aragón, Zaragoza, Fac. de Ciencias Económicas y Empresariales, 1979, págs. 45-80; A. González Fraile y A. Losantos Salvador, “Víctor Pruneda inédito”, en Turia, 46 (1998), págs. 219-237; A. Losantos Salvador, “Fondo Víctor Pruneda: constitución, inventario y referencias archivísticas”, en Teruel, 87 (2) (1999), págs. 105-140; J. R. Villanueva, Víctor Pruneda: una pasión republicana en tierras turolenses, Zaragoza, Publ. del Rolde, 2001.

 

Gregorio de la Fuente Monge

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