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José Soto y Barona

Biografía

Soto y Barona, José. Santa Eulalia (Teruel), 1793 – Teruel, 23.IV.1869. Economista, político.

Siendo muy joven, se alistó como cadete para enfrentarse a las tropas napoleónicas que invadieron el país. Una vez que finalizó la contienda, asumió la cátedra de Derecho romano de la Universidad de Zaragoza antes de recibir la investidura de licenciado. Ejerció la profesión de abogado en los tribunales zaragozanos entre los años 1820 y 1834, durante los cuales recibió los nombramientos de letrado de la Real Hacienda, asesor de la Intendencia y fiscal de las encomiendas en la gran Castellanía de Amposta de la orden de San Juan.

Tras haber sido alumno de la Real Sociedad Económica Aragonesa entre los años 1818 y 1820, bajo el magisterio de Agustín Alcaide, fue designado catedrático de Economía en 1828. El cargo lo ejerció hasta 1836, cuando fuertes desavenencias por el impago de sus salarios motivaron el abandono de la enseñanza de forma definitiva y una profunda crisis en la institución que no se solventó hasta el nombramiento por oposición de Mariano Nougués como catedrático en 1838. Inició entonces una carrera política restringida al ámbito regional, primero fue elegido por la ciudad de Teruel para la diputación a Cortes en 1837 y después como diputado provincial. En 1843 formó parte de la junta de gobierno de Teruel, y fue de nuevo representante por los distritos turolense y de Albarracín. En 1852 fue elegido decano del Colegio de Abogados de Teruel, y designado en 1856 como alcalde de la misma villa.

El pensamiento económico de Soto, a pesar del tantas veces declarado respeto a Say y Smith, discrepa del liberalismo clásico en aspectos cruciales, lo que mueve al autor a recuperar la etapa ilustrada como fuente primordial de inspiración y base doctrinal de sus peticiones reformistas. Las escasas referencias bibliográficas a contemporáneos tienen una excepción en las alusiones a las posiciones proteccionistas del francés Charles Ganilh, quien forma parte de un grupo de autores precedentes de la denominada economía nacional. La recepción de este grupo y la de sus tesis entre neomercantilistas e industrialistas está en el germen inspirador de los giros pragmáticos en las aplicaciones de la política económica a la realidad española.

Escaso es el rigor estrictamente económico de su Discursos Económicos, un texto despojado de rigor analítico, si bien la exposición se plantea con una considerable fuerza retórica y un lenguaje vibrante. No obstante, el interés de la obra radica en que aparece en un momento histórico tan significativo como la irrupción del nuevo orden liberal tras la muerte de Fernando VII, y en su destino como obra de referencia docente para un buen número de estudiantes y jurisconsultos que más tarde conformarían las elites burocráticas de la nueva estructura, puesto que la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País lo eligió como manual para la enseñanza. Soto, a través de estas páginas, ofrecía respaldo a las posiciones más tibias, que anhelaban la libertad pero sometida a control público. Sus continuas invocaciones al respeto a la autoridad y la religión, que no se explican exclusivamente atendiendo a la censura, recuerdan el deseo de la transformación gradual frente a planteamientos más radicales. Por ello, y a pesar de las discrepancias expuestas en materias como los gremios o las medidas favorables a la protección del monopolio del pan, el texto constituye un apoyo evidente a la política de los nuevos gobernantes.

Esta adscripción a un determinado modelo de estado guarda relación con la existencia de una tercera vía como fórmula política, situada entre el liberalismo más exaltado y los partidarios del mantenimiento de las estructuras del Antiguo Régimen. Esta corriente se caracteriza por un moderantismo reformista que explica en términos generales el éxito de hombres como Donoso Cortés, Martínez de la Rosa o el propio Javier de Burgos. Éxito que se refleja también en su política de atracción de los sectores más radicales del liberalismo a través de la integración de éstos en los sucesivos gobiernos. Del mismo modo, se justifica el aparentemente extraño cóctel ideológico de Soto, cuyos ingredientes son lo que él califica como “herencia hispana”. Esto es, los principios que promovieron los ilustrados españoles: una economía clásica domesticada y, por lo tanto, escasamente traumática basada en Say y como colofón las tesis proteccionistas del francés Ganilh

La evolución política e intelectual de Soto, ya alejado de la cátedra, camina hacia el involucionismo, con la defensa de planteamientos cercanos al integrismo antiliberal. Así se explican sus colaboraciones con el periódico tradicionalista La Esperanza, en una de las cuales llega a afirmar: “del liberalismo ¡ay! que conduce necesaria y fatalmente al radicalismo” o las traducciones de la Economía política cristiana de Alban Villeneuve-Bargemont y de la Europa en 1848 del católico Gaume, en las que se acentuaba el carácter preliberal del primero y el feroz alegato antirrevolucionario del segundo.

A pesar de esta evidente involución política, el viraje no es tan radical como pudiera suponerse desde el ámbito del pensamiento económico, puesto que la utilización del francés Say en la enseñanza económica no debe confundirse con la defensa de un liberalismo consecuente. La experiencia política había atemperado muchos de los impulsos renovadores que aparecieron con el cambio de siglo, y la economía clásica, en manos de unos divulgadores que pervertían los postulados más revolucionarios, había perdido buena parte de su capacidad de transformación del orden político y social, plegadas a los condicionantes de la realidad española.

Obras de ~: J. B. Say, Catecismo de economía política o instrucción familiar que muestra de qué modo se producen, distribuyen y consumen las riquezas en la sociedad, trad. de ~, Madrid, Imprenta de Alban, 1822 (Zaragoza, Imprenta de Polo y Monge, 1833); Discursos económicos, Zaragoza, Imprenta de Polo y Monge, 1834; Consideraciones sobre la organización social, Teruel, Imprenta y Librería de Zarzoso, 1840; Exposición que querían elevar a S. M. algunos padres de familia de esta ciudad solicitando de su soberana justicia la gracia de que gane, Teruel, Imprenta de Zarzoso, 1849; J. P. Alban de Villeneuve, Economía política cristiana o investigaciones sobre la naturaleza y causas del pauperismo en Francia y en Europa, trad. de ~, Madrid, A. Pérez Dubrull, 1852-1853 (col. Biblioteca de la Esperanza), 5 vols.

Bibl.: F. Latassa y Ortín y M. Gómez Uriel, “Soto, José”, en Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses, t. III, Zaragoza, Calixto Ariño, (1886), págs. 234-235; L. Blanco Domingo, “La economía política en el tránsito entre el autoritarismo y el liberalismo: José Soto y Barona”, en Congreso sobre los orígenes del liberalismo. Universidad, política, economía, Salamanca, 2002; A. Sánchez Hormigo, J. L. Malo Guillén y L. Blanco Domingo, La Cátedra de Economía Civil y Comercio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Zaragoza, Ibercaja, 2003.

Luis Blanco Domingo