Barrón Casanova, Eduardo. Madrid, 16.IX.1902 – 21.V.1986. Analista clínico, químico e inventor.
Hijo del escultor Eduardo Barrón González, realizó sus estudios de bachillerato en el instituto Cardenal Cisneros de Madrid. Al terminar el bachillerato se matriculó en la Escuela Industrial de Madrid a fin de cursar la carrera de Perito Químico, título que obtuvo en el curso 1920-1921.
Durante el curso 1922-1923 aprobó el curso preparatorio de ingreso en la universidad; se matriculó en la Facultad de Farmacia, donde se licenció el 13 de julio de 1928.
En el año 1929 ingresó como químico en el laboratorio central de la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos; pasó por los laboratorios de electromecánica, de alumnos, de química y por último se desempeñó como jefe de taller y del laboratorio de química desde el curso 1962-1963 hasta su jubilación.
Fue analista clínico en el Hospital de San Luis de los Franceses, donde trabajó con el prestigioso profesor Mouritz, considerado uno de los mejores analistas de la época. En este laboratorio, y junto al profesor Mouritz, aprendió la especialidad y empezó a conseguir sus primeros pacientes, lo cual le permitió montar su propio laboratorio de análisis clínicos en Madrid en el año 1930.
Fueron pasando los años y su prestigio como analista clínico fue creciendo, lo mismo que sus deseos por seguir ampliando sus conocimientos, y a primeros del año 1936 quiso matricularse para cursar Medicina, pero la guerra frustró sus planes.
Durante la Guerra Civil tuvo que trabajar en las llamadas Industrias de Guerra, en el departamento de metalurgia como analista de aceros, simultaneándolo, a pesar de las dificultades del momento, con su trabajo como analista clínico en su laboratorio.
Ante la escasez de medios que se sufrió durante aquellos años, y apurado por no encontrar un aparato que sirviera para dosificar la urea en la sangre en los procesos analíticos, puso en marcha su imaginación y sus conocimientos técnicos e inventó un “microurómetro” de una gran precisión con el que pudo solucionar el problema. Este aparato fue conocido universalmente como Urómetro Barrón.
Después de la guerra colaboró con el profesor Cavanilles, catedrático de Química de la Escuela de Ingenieros Navales, y fue nombrado ingeniero auxiliar en marzo de 1941. Organizó los laboratorios de Química en la nueva escuela que se construyó en la Ciudad Universitaria en el año 1948.
Aparte de la atención que dedicaba a su laboratorio de análisis clínicos, también fue analista de la Seguridad Social y de empresas como Agromán y el Metro de Madrid, entre otras.
Gran parte de su vida, en los pocos ratos libres que le dejaban sus ocupaciones, la dedicó a recuperar la memoria histórica de su padre, para lo cual investigó durante muchos años sobre su vida y sus obras, que reflejó en el libro Un escultor olvidado.
Obras de ~: Un escultor olvidado, Madrid, Imprenta Villena, 1977.
Fuentes: Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares), Madrid, Fondos del Ministerio de Educación y Ciencia, Perito Químico, leg. (5)9835-56, 32/16.063; Licenciado en Farmacia, leg. (5)7204-30, 32/14.293; Profesor Interino de Navales, leg. (5)10.835-48, 31/1948; Archivo Escuela Superior de Ingeniería de Caminos (Ciudad Universitaria), Madrid, Exp. personal.
Alejandro Belaústegui Fernández