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Santos Díez González

Biografía

Díez González, Santos. Sarracinos (Palencia), c. 1743 – Madrid, VII.1804. Profesor de Literatura, escritor, censor de comedias.

Fue colegial del Seminario de San José de Palencia, donde se ordenó de prima tonsura, y después estudió Filosofía y Teología en el Convento de Dominicos de San Pablo. Se trasladó a Madrid cuando ya había obtenido el grado de bachiller en Teología, e ingresó en la Real Academia de Sagrada Escritura. A partir de 1770, empezó a opositar a las plazas que se convocaban en los Reales Estudios de la Corte, nuevo centro de enseñanza que sustituía al desaparecido Colegio Imperial de los Jesuitas, tras su expulsión. Así, se presentó dicho año, sin éxito, a las cátedras de Rudimentos de Latinidad, Filosofía Moral y Lógica; tampoco consiguió la plaza de bibliotecario segundo en 1774, ni la de Propiedad Latina en 1775. Por fin, en 1777, le nombraron pasante de la cátedra de Rudimentos, aunque poco después pasó a ocupar el mismo empleo pero de la de Sintaxis, hasta que en 1780 sustituyó a Nicolás Fernández de Moratín, que, a su vez, sustituía a Ignacio López de Ayala por enfermedad, cuando falleció aquél, en el empleo de pasante de Poética. Sin embargo, seguía pretendiendo una cátedra, en 1784 la de Lógica, y en 1787, la de Filosofía Moral. Paralelamente a su actividad docente, en estos años publicó varias obras sobre estas materias: las Fábulas de Fedro (1781) para la enseñanza de la gramática, la edición del Discurso de las Letras humanas, llamado el Humanista, de D. Baltasar de Céspedes (1784), la traducción del poema latino La casa de campo (1785) del padre Vanière, la traducción en seis tomos de las Instituciones filosóficas del padre Jacquier (1787-1788) y un poema latino original dedicado a la muerte de Carlos III.

En 1789 solicitó la plaza de bibliotecario primero, también sin resultado positivo, pero parece que con la muerte de Ignacio López de Ayala, encontró su camino, ya que le sucedió tanto en el cargo de censor de comedias —primero interinamente, desde el 16 de junio de 1789, y definitivamente desde el 8 de diciembre de 1791 con el sueldo de 6.000 reales anuales— como en la cátedra de Poética de los Reales Estudios, plaza que consiguió en oposición con literatos tan sobresalientes como Pedro Estala o Francisco Sánchez Barbero. Para usarlo como libro de texto, publicó en 1793 sus Instituciones poéticas, que toma como modelo el tratado de poética del francés Jouvancy, al que añade opiniones, comentarios personales e ideas nuevas, sobre todo en relación con la poesía dramática, como la incorporación de un género nuevo entre la comedia y la tragedia, el drama serio, comedia sentimental o tragedia urbana (de las tres formas era conocido), que se puede considerar antecedente del drama moderno.

De ideología ilustrada y partidario del neoclasicismo en la literatura, fue el encargado de bregar con las compañías de cómicos y con los dramaturgos populares por su cargo de censor de comedias, para intentar dignificar y mejorar el teatro tal y como se encontraba en su día. La necesidad de su reforma para convertirlo en instrumento de educación del pueblo y en medio de difusión de las ideas ilustradas se venía planteando desde el principio del reinado de Carlos III, pero todas las medidas que se intentaron —fundamentalmente durante la presidencia del Consejo de Castilla del conde de Aranda— fracasaron, al no poder superar las resistencias y dificultades de todo tipo que aparecieron en el momento de su aplicación. Santos Díez González reunía en su persona las tres condiciones necesarias para poner en marcha un plan de reforma con visos de poder tener éxito: la primera, la de ser un ilustrado convencido; la segunda, la de tener acreditado su buen gusto; y la tercera, la de conocer como nadie la práctica teatral y todo el entramado administrativo que la rodeaba. Así que fue autor de varios planes de reforma y publicó un libro sobre este mismo tema, en colaboración con el catedrático de Latín Manuel de Valbuena, las Conversaciones de Lauriso Tragiense (1798), traducción de una obra del italiano Giovanni A. Bianchi, al que incorporaron abundante información sobre el teatro en España.

Por fin, su plan de reforma, titulado Idea de una Reforma de los Teatros públicos de Madrid, que allane el camino para proceder después sin dificultades y embarazos hasta su perfección (1797), se puso en ejecución en diciembre de 1799 con la creación de una Junta de Reforma de los Teatros, de la que fue nombrado censor con el sueldo de 22.000 reales anuales y de la que formaba parte el mismo Moratín. Este plan fracasó en sólo dos años, porque se demostraron erróneos los cálculos económicos que había realizado su autor, aunque se mantuvo en vigor con modificaciones y correcciones hasta el 22 de febrero de 1803, fecha en que cesó la Junta tras acumular pérdidas por un importe próximo a los seiscientos mil reales. Parece ser que este resultado tan desastroso influyó en su muerte, ocurrida a fines de julio de 1804 (con fecha de 3 de agosto de 1804 fue nombrado censor de comedias Casiano Pellicer por fallecimiento de su antecesor).

No obstante, Díez González fue un adelantado a su tiempo y algunas de sus reformas, como la creación de los empleos de director de los teatros; maestro de declamación, maestro de música, maestro de florete o de baile; el reconocimiento por primera vez de los derechos de autor a los dramaturgos; la dignificación de la profesión de cómico, que empezaba con una mejora notable de sus retribuciones, o la invención de un sistema que evitara el ruido en el cambio de las decoraciones, se impusieron a lo largo del siglo xix.

También fue autor dramático. Se representaron la comedia El casamiento por fuerza (1795), traducción de Le mariage forcé (1773) de E. L. Billardon de Sauvigny, atribuida por Moratín, estrenada por la compañía de Luis Navarro en Madrid ese mismo año, y la traducción que hizo de la comedia de Molière Anfitrión, el 25 de diciembre de 1802 en el teatro de los Caños del Peral. No consta que subiera a las tablas la comedia El valor sin ambición y el Amor afortunado. Abdolomino, que quedó inédita.

 

Obras de ~: Fábulas de Fedro, Madrid, Antonio de Sancha, 1781; “Memoria” [sobre el ejercicio discreto de la virtud de la caridad en el repartimiento de la limosna], en Colección de las memorias premiadas [...] que publicó la Real Sociedad Económica de Amigos del País de esta Corte [...], Madrid, Imprenta Real, 1784, págs. 161-185 y 187-211; Discurso de las Letras humanas, llamado el Humanista, que según D. Nicolás Antonio escribía en el año 1600 D. Baltasar de Céspedes, Madrid, Antonio Fernández, 1784; La casa de campo. Poema castellano, traducido del latino intitulado Praedium Rusticum del P. Vaniere, Madrid, Blas Román, 1785; Tabla, o Breve relación apologética del mérito de los españoles en las ciencias, artes [...], Madrid, Blas Román, 1786; Instituciones filosóficas, Madrid, Imprenta y Librería de Alfonso López, 1787-1788, 6 ts.; “In funere Caroli tertii”, en Memorial Literario, abril de 1789, págs. 573-579; Instituciones poéticas, Madrid, Benito Cano, 1793; El casamiento por fuerza. Comedia en tres actos, Madrid, Ramón Ruiz, 1795; Idea de una Reforma de los Theatros públicos de Madrid, 30 de mayo de 1797 [en C. E. Kany, “Plan de reforma de los teatros de Madrid, aprobado en 1799”, en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid, 23 (1929), págs. 245-284]; con M. de Valbuena, Arte de dirigir el entendimiento en la investigación de la Verdad ó Lógica. Escrita en latín por Cesar Baldinoti y traducida en castellano, Madrid, Benito Cano, 1798, y Conversaciones de Lauriso Tragiense, pastor arcade, sobre los vicios y defectos del Teatro moderno y el modo de corregirlos y enmendarlos, traducidas de la lengua italiana, Madrid, Imprenta Real, 1798; El valor sin ambición y el Amor afortunado. Abdolomino (comedia), s. l., s. f. (inéd.) (Biblioteca Nacional de España, ms. 16340).

 

Bibl.: “Un censor de comedias”, en Revista Contemporánea, CI (1896), págs. 150159, 292300, 378385 y 492502; J. Simón Díaz, “Un catedrático español: D. Santos Díez González”, en Guía. Revista de Enseñanza y Oposiciones, 204 (1944), págs. 2-5; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de Autores Españoles del siglo xviii, t. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981-2001, págs. 92-94; A. V. Ebersole, Santos Díez González, censor. Valencia, Albatros, 1982; J. Checa Beltrán, “Ideas poéticas de Santos Díez González. La tragedia urbana”, en Revista de Literatura, vol. LI, n.º 101 (1989), págs. 411-432; J. Herrera Navarro, Catálogo de autores teatrales del siglo xviii, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1993, págs. 151-152; A. I. Fernández Valbuena, “Tres hombres y un texto ‘sobre los vicios y defectos del teatro moderno’”, en Cuadernos de Filología Italiana, 6 (1999), págs. 155-171.

 

Jerónimo Herrera Navarro

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