Casiri de Gartia, Miguel. Trípoli (Líbano), 1710 – Madrid, 12.III.1791. Arabista, bibliotecario y lexicógrafo.
Al-Ghaziri o Casiri, tal y como él firma; su apellido era Garzia, nombre árabe femenino al que se le añadía un sobrenombre, como el del pueblo de origen.
Al-Ghaziri es relativo al pueblo de Ghazir, en el distrito de Kisrawan, en Líbano Central, de donde habían emigrado sus abuelos a Trípoli.
Maronita, estudió en Roma, en el Colegio Maronita romano, dirigido por los Jesuitas, al que llega en 1721, y donde aprendió Árabe, Siriaco, Caldeo, Filosofía y Teología. En el Colegio Urbano de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide realizó los estudios superiores de Filosofía y Teología, doctorándose en ambas ramas. Fue ordenado sacerdote en Roma, en el monasterio de San Pedro y San Marcelino el día 29 de septiembre de 1734.
En 1736 viaja a Líbano enviado por el papa Clemente XII, junto a José Assemani, como teólogo del legado apostólico en el sínodo provincial que se celebró en el monte Líbano, en Louiaze, y como guardián del sello de la diócesis de Trípoli.
Regresa a Roma en 1738 para informar al Papa de su misión, enseñar Teología en el convento de los monjes maronitas de San Pedro y San Marcelino e impartir cursos de lenguas orientales. En 1747, Felipe Ramírez, gobernador de Jaca, le insta a que venga a España como intérprete de lenguas orientales en la Inquisición.
Una vez en Jaca, tardan en concederle el empleo y además enferma, por lo que se traslada a Zaragoza y contacta en 1748 con su antiguo profesor de teología en Roma, el padre jesuita Francisco de Rávago, confesor del rey Fernando VI y director de la Real Biblioteca de Madrid. Éste le trasladó a Madrid para que ocupase el puesto de consejero para las lenguas orientales en la Biblioteca Real. A Rávago le dedica su traducción al latín del códice arábigo Sol sapientiae.
Impartió clases de árabe, y entre sus alumnos se encontraban José de Carbonel y Fogase y Pedro Rodríguez de Campomanes, pero su mejor alumno, su discípulo fue el franciscano José Banqueri, el único que continuará, en parte, su labor investigadora. De ellos dice: “he enseñado el Árabe a algunos sugetos, que después podrán servir mucho a la Nación”. Siendo Casiri profesor de Campomanes, en 1751, realizan ambos, por encargo de José de Carvajal, la traducción castellana de los capítulos XVII y XIX de la obra de Abu Zacaria Ibn al-Awwam Tratado de Agricultura, y un prólogo a la obra.
El 18 de abril de 1748 es nombrado escribiente supernumerario en la Biblioteca Real de Madrid para que se emplee “en las traducciones que parezcan convenientes de los libros orientales [...]”, y en 1750 le conceden la plaza de escribiente en propiedad; en 1763 consigue el puesto de bibliotecario en propiedad.
Juan de Santander, Blas de Nassarre, bibliotecario del reino, Juan de Iriarte y el padre Rávago instan al rey Fernando VI para que Casiri estudie y catalogue los manuscritos árabes que había en la Real Biblioteca de El Escorial, que en su mayoría provenían del botín de tres mil ejemplares de la biblioteca privada del califa Zeidán de Marruecos. Se publicó, siguiendo como modelo la obra de Assemani Bibliotheca Orientalis, bajo el título de Bibliotheca arabico-hispana Escurialensis, y comprende el catálogo de 1851 manuscritos árabes, con varios excerpta de biografía e historia. Su obra esta ligada con los objetivos de la Librería Real de editar obras de utilidad: “el arabismo español [...] lo impulsa [...] el convencimiento [...] que en esos manuscritos forzosamente tenían que encontrar soluciones a problemas de la época”.
Descubre Casiri un códice árabe que contenía una colección de los Cánones de la Iglesia en España, Canones Ecclesiae Hispaniae Codez Arabicus, redactado por un presbítero en 1049. Carlos III en 1763 le ordenaba su traducción al latín para una edición crítica bilingüe, “por desgracia, la realización del proyecto iba con demasiada lentitud; sobrevinieron luego la guerra de la Independencia y otros desastres y ruinas [...] que se tuvo que interrumpir la edición”.
El 8 de noviembre de 1748 es aceptado como académico honorario de la Real Academia de la Historia y en 1767 ascenderá a la clase de académico numerario.
En la apertura solemne de la Real Academia de la Historia en 1752 leyó una Gratulatoria, un canto en latín de exaltación de los reyes de España.
En 1761, las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia le encargaron la interpretación de las inscripciones árabes de la Alhambra y del Alcázar de Sevilla, bajo la dirección de José Cevallos, catedrático en la Universidad de Sevilla, además de las inscripciones de la mezquita de Córdoba. También participa en el proyecto de Campomanes de realizar un catálogo de monedas e inscripciones árabes, Discurso y Tablas de Medallas Árabes. La impresión de las láminas fue en 1784 en la imprenta de Matías Ricarte. Comienza Casiri un método científico moderno para la catalogación y descripción de las monedas e inscripciones árabes, propio de toda su obra, que será el presentar copia del original, transcripción y traducción al latín, además de un dibujo exacto de la pieza, y así ofrece realizar su estudio crítico.
En 1765 tomó notas a la Historia de los Árabes del arzobispo Don Rodrigo para preparar, por encargo de la Academia, una reimpresión de la obra, proyecto que no se llegó a concluir; un año después se aprobó la realización de un Índice General Geográfico de España.
Para él, Casiri había propuesto en 1771 “la formación de un vocabulario de nombres topográficos y de pueblos de España, que traen su origen del árabe, con la interpretación de sus etimologías y significados”.
El mismo año trabajó en un Catálogo Alfabético de voces castellanas tomadas del árabe, que presenta en 1773.
Desde sus primeros momentos en España, tradujo del árabe al español y viceversa toda la correspondencia política del Palacio Real sin haber sido nombrado intérprete de lenguas orientales en la Secretaría de Estado, cargo que le fue concedido el 23 de mayo de 1756, por fallecimiento de Andrés de San Juan y apoyado por Juan de Santander, bibliotecario mayor, Campomanes, Ricardo Wall y Juan de Chindurza y patrocinado por el duque de Alba.
En 1776 se ordenó a fray Francisco Cañes que realizase un Diccionario Arábigo Español y Español Arábigo.
El Supremo Consejo de la Cámara solicitó a Casiri que lo revisase para su correcto orden literario y por su erudición en las lenguas orientales, y, por tanto, fue su censor.
Casiri escribió de sí mismo a Carlos III en 1783: “Si el haber introducido y propagado en España el estudio de la lengua árabe, y la erudición Oriental, cuya gloria, aunque con rubor del Suplicante, le atribuyen propios y estraños” y éste fue, realmente, su mayor mérito, pero “la obra de Casiri como bibliotecario y lexicógrafo no se continuó”. Su discípulo Banqueri no fue admitido en la Biblioteca Real, tampoco como intérprete de lenguas.
Mantuvo correspondencia con varios eruditos europeos: John Chaning (Londres), Carls Wiedfred Woide, Christobal Theóphilo Murr (Alemania), el abad Barre (Marsella), Cardonne, Olaus Gerhard Tychsen (Butzow) y Rosario Gregorio (Palermo), e influyó en las obras del abate Juan Andrés en su obra acerca de la literatura de los árabes y en la del inglés Gibbon en su Historia de la decadencia del Imperio romano, en la que por la obra de Casiri dice: “Ya no es temer la pérdida de estos monumentos árabes”.
A partir de 1785 comenzó a declinar su salud, no así su trabajo. Los últimos años de su vida los pasó postrado en la cama y pasando necesidades económicas, ya que no tenía renta eclesiástica al no ser español, aunque fue ocasionalmente ayudado por el Gobierno español. Su muerte se produjo en Madrid, el 12 de marzo de 1791, a las seis de la tarde.
Obras de ~: Trad. al esp. de Sol sapientiae, 1748, inéd. (Biblioteca Nacional (BNE) 11.554); Gramática arábiga y otras materias dictadas a su alumno José Carbonel y Fogase, c. 1748, inéd. (BNE 4994); con P. Rodríguez de Campomanes, trad. esp. de los capítulos XVII y XIX del Tratado de Agricultura de Abu Zacaria Ibn al-Awwam, apéndice en Duhamel de Monceau: Tratado del cultivo de las tierras, Madrid, 1751; Bibliotheca arabico-hispana Escurialensis, sive librorum omnium Mss. quos Arabice ab auctoribus magnam partem Arabo-Hispanis compositos Bibliotheca Coenobii Escurialensis complectitur, recensio et explanatio opera et studio Michaelis Casiri Syro-Maronitae, Presbyteri, S. Theologiae Doctoris, Regis a Bibliotheca, linguarumque Orientalium interpretatione: Caroli Regis Opt. Max. auctoritate atque auspiciis edita, Matriti, Antonius Pérez de Soto, 1760 y 1770; Advertencias a las Notas Histórico-geográficas árabes sobre los Anales Eclesiásticos del Reino de Jaén y Baeza de D. N. Jimena, 1761, inéd. (Real Academia de la Historia, RAH 9/5817); Dictamen del Sr Casiri sobre la falsedad del mss. arabe de las Aguas de Sacedon atribuido a Agmer-ben-ab-Dala y del cual se publicó una traducción en Madrid el año 1761 en 4º. Carta de D Miguel Casiri á D Lorenzo Dieguez sobre la fasedad del ms. arabe que publicó D Marano Pizzi, 1761, inéd. (RAH 9/5981); Notas críticas para la historia de Almería de Gabriel Pascual y Orbaneja, c. 1764, inéd. (RAH 9/5817); Informe acerca de una interpretación de una moneda árabe, 4 de julio de 1767, inéd. (RAH 9/6050); Sobre la interpretación hecha por Dn Antonio Pici de una Moneda Arabe de oro, 24 de julio de 1767, inéd. (RAH 9/6050); Notas a la Historia de los Arabes, del Arzobispo D. Rodrigo, c. 1767, inéd. (RAH 9/5817); Antiqua Sacrorum Canonum Collectio ad usum Ecclesiae Hispaniae [...] nunc primum cum latina Michaelis Casiri interpretatione edita, c. 1767, inéd. (BNE 8985 y 8986); Interpretación y/o traducción de las inscripciones árabes del Alcázar de Sevilla, bajo la dirección de José Cevallos, catedrático de la Universidadde Sevilla, la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, 1767-1769, inéd. (BNE 4994); Etimologías árabes de los pueblos y nombres geográficos contenidos en el repartimiento de Sevilla, reducidos á su origen Arabe, rectificados e interpretados, c. 1771, inéd. (RAH 9/5962); Diccionario de voces Arabigas usadas en España, reducidas á su origen y verdadero significado, sacadas por su orden del Diccionario de la Lengua Castellana, y puestas con letras Arabigas par expresar con perfeccion los vocablos Arabigos adoptados por la lengua Castellana y evitar las equivocaciones de las voces mal escritas, I.1773, inéd. (RAH 9/5598); Traducción y/o interpretación de monedas e inscripciones árabes, c. 1748-1791, inéd. (RAH 9/6050, BNE 4994 y archivo Campomanes 28-7); láminas del Discurso y Tablas de Medallas Árabes, Imprenta de Matías Ricarte, Madrid, 1784; Advertencia sobre el Rey de Salé que se cita en la bula del Inocencio IV, dirigida a la Orden de Santiago, inéd. (RAH 9/5949); Notas a la Historia de Granada de Francisco Bermúdez de Pedraza, inéd. (RAH 9/5817); Breve y suscinta noticia del tiempo de la muerte de Almanzor, el Victorioso, inéd. (RAH 9/6050); Interpretación y rectificación de unas voces Arabes que se hallan en el testamento del rey Dn Pedro por su maior inteligencia y claridad, inéd. (RAH 9/6050); Dictámenes sobre monumentos árabes, inéd. (RAH 9/6050); Léxicon Túrcico-Arabico-Persicum, inéd. (BNE 4994).
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Fátima Martín Escudero