Clemente y Picazo Ruipérez, Miguel. Tarazona de la Mancha (Albacete), 10.XI.1739 – Roma (Italia), 22.IV.1816. Religioso jesuita (SI), misionero en Perú, desterrado a Italia, filósofo moral y político, escritor.
Ingresó en la provincia toledana de la Compañía de Jesús el 9 de octubre de 1755, la víspera de cumplir dieciséis años. En 1763, siendo todavía estudiante, fue destinado al Perú, adonde viajó en la expedición del procurador P. José Pérez de Vargas. Una vez ordenado sacerdote en Lima, pasó al colegio de Ica y en él fue sorprendido por la Pragmática de extrañamiento de los jesuitas, de 1767.
Con sus compañeros viajó a Europa, y pasó a Italia, como la inmensa mayoría de los jesuitas hispanoamericanos.
Fijó su residencia en Ferrara y luego, al suprimirse la Orden, en Roma. El padre Luengo, en un diario manuscrito de los jesuitas desterrados, que estudió R. Vargas Ugarte (1934), escribía en 1807: “Se ha concedido al P. Clemente, natural de Castilla la Nueva y sujeto de la del Perú, una segunda pensión por la traducción del italiano de las Lecciones Sacras del padre Roberti S. J. La traducción se ha impreso en España” (vol. ms. 41, pág. 6). El mismo padre Luengo añade que con este motivo le escribió una carta muy expresiva el Príncipe de la Paz.
Por otra parte, añade R. Vargas Ugarte, en otro manuscrito del padre Caballero, refiriéndose a los trabajos del padre Clemente, que: [el padre Clemente] “empleó todo su tiempo [del destierro italiano] en el estudio, y sus frutos han sido: Disertaciones Instructivas de Máximas Morales y Políticas y de singular erudición, sacadas de la Sagrada Escritura y singularmente del Génesis. Este manuscrito en 4.º lo envió Clemente al Ecxmo. Príncipe de la Paz…, Máximas Políticas ó sea sentencias nobles e ilustres para instrucción y decoro de la Juventud, sacadas de los principales autores, hebreos, griegos y latinos. Este manuscrito en 8.º lo envió también al mismo príncipe. Éste le escribió al Autor dos cartas, que yo leí, muy nobles y cortesanas y no contento con esto obtuvo del Rey que se le concediese doble pensión perpetuamente. Miguel vive en Roma este año de 1807, por el mes de Enero”. Hasta aquí el manuscrito del padre Caballero, según R. Vargas Ugarte (1934), quien hace la siguiente apostilla: “El P. Uriarte duda que se imprimieran las Lecciones Sacras y aún que se tradujeran, pues el P. Luengo, que de ellas nos habla, dice que no alcanzó a ver ejemplar de la traducción y el P. Caballero, que con tanta diligencia amontonó datos sobre la Bibliografía de los expulsos y mantuvo amistad con el mismo P. Clemente, nada nos dice acerca de esta obra”.
El padre Miguel Clemente Picazo falleció en Roma el 22 de abril de 1816, cuando contaba setenta y seis años de edad y cuarenta y nueve de destierro.
Según Uriarte y Lecina, han quedado del padre Clemente las citadas Disertaciones… (339 páginas), la carta dirigida a Manuel Godoy, en la cual pide que le admita la dedicatoria de su obra, y también las citadas Máximas políticas… Todo ello, manuscrito. Y localizado.
Obras de ~: Dissertaciones Críticas, Eruditas, e Ynstructivas de maximas morales, y politicas. Sacadas de la verdadera Fuente por el Sacerdote D. Miguel Clemente, que con la debida sumision ofrece, y dedica al Ex.mo Señor Principe de la Paz, ms. (en el Archivo de Toledo); Maximas politicas, ó sea Sentencias nobles, e ilustres para instrucción, y decoro de la juventud, sacadas de los principales autores hebreos, griegos y latinos.Dedicada al Principe de la Paz, ms. (en el Archivo de Toledo); Memorial al Principe de la Paz, suplicándole se dignara admitir la dedicatoria de sus disertaciones.-Ferrara 22 de Agosto de 1794..., ms. (en el Archivo de Alcalá de Henares).
Bibl.: J. E. de Uriarte y M. Lecina, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús […] hasta el año de 1773, vol. II, Madrid, Imprenta de la Viuda de López del Horno, 1930, pág. 255; R. Vargas Ugarte, Jesuitas peruanos desterrados a Italia, Lima, La Prensa, 1934, págs. 154-155 y 205; G. Díaz Díaz, Hombres y documentos de la Filosofía Española, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía Luis Vives, 1983, pág. 353.
Fernando Rodríguez de la Torre