Aventín Llanas, José María. Santaliestra (Huesca), 20.IX.1898 – Madrid, 19.VIII.1984. Escultor.
Hijo de un carpintero con taller ambulante y una maestra, José María Aventín, primogénito de cuatro hermanos, pronto comenzó a aprender el oficio de su padre al tiempo que mostraba interés por el arte y la lectura. Decidió decantarse hacia la ebanistería, por lo que se trasladó a Huesca para poder realizar el aprendizaje en uno de los talleres más importantes de la capital altoaragonesa, el de Sorrosal. Al mismo tiempo acudía a clases de dibujo decorativo en el Centro Católico y más adelante con el artista Ramón Acín.
Al terminar el servicio militar obligatorio, en 1922, montó su propio taller de ebanistería. Su fama como tallista y buen constructor de muebles creció entre las familias burguesas e instituciones de la ciudad que le hicieron numerosos encargos. Paralelamente, su taller se convirtió en lugar de tertulia de aficionados al arte y en él eran habituales personas como Ramón Acín o el fotógrafo Ricardo Compairé. En 1927 pidió una beca para perfeccionar su oficio en París al Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria, pero se la denegaron.
En 1929 entró en contacto con el escultor Felipe Coscolla.
Esta relación le hizo interesarse por la escultura y, a partir de 1930, comenzó a hacer una serie de retratos de personas oscenses. En su primera obra retrató a su primo, y empleado de su taller, Baltasar Nadal. A partir de ahí realizó un total de veintiún bustos que expuso en el Círculo Oscense en abril de 1931 y en el Casino Mercantil de Zaragoza en mayo del mismo año. Los elogios en la prensa local fueron unánimes, de tal manera que se le concedió una beca, solicitada ya a finales de 1930, por parte de la Diputación de Huesca. Aventín solicitaba formarse en París, pero finalmente tuvo que conformarse con realizar sus estudios artísticos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.
En la capital llevó lo que él llamó “una vida de santa bohemia” en contacto con artistas, actrices, toreros, etc., y participaba en las tertulias de los cafés Gijón, Pombo, El Gato Negro o Recoletos. Sus contactos con la colonia aragonesa le llevaron a realizar diversos bustos, algunos de personajes tan conocidos como Perico Chicote, el diestro Domingo Ortega o políticos como Manuel Azaña, Agustín Viñuales Pardo, José Vallés o Teófilo Hernando.
Poco dado a participar en exposiciones, aun así participó en el Concurso Nacional de Escultura de 1933, en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934 y en la Exposición de Arte Aragonés en Madrid en 1936.
La Guerra Civil le sorprendió en Madrid y fue encarcelado por su marcada religiosidad. Este hecho le afectó mucho, aunque fue liberado al poco tiempo de su detención. Acabada la contienda, siguió en Madrid, si bien realizó visitas esporádicas a Graus, Barcelona y Huesca, donde ejecutó diversos trabajos aunque cada vez con menos continuidad, a pesar de seguir muy bien relacionado socialmente, como muestra el hecho de que realizara los retratos del director de cine Jaime García Herranz, de la hija del doctor Benigno Lorenzo- Velázquez, Amparo, o de Gregorio Modrego, arzobispo de Barcelona, si bien ninguno de ellos tenía ya la calidad de sus primeras obras.
La vida y la obra de José María Aventín se caracterizaron por su especial personalidad en la que la religión y la espiritualidad jugaron un papel importantísimo.
Al considerar que sus capacidades artísticas eran un don divino decidió realizar sólo retratos de aquellas personas que él creía que debía modelar, motivo por el cual nunca hizo ningún otro tipo de escultura.
Obras de ~: Mi primo Baltasar, 1930; El atleta Juan, 1930; El periodista Arturo Martínez, 1930; El artista Ramón Acín, 1930; El escritor Del Arco, 1930; El profesor Ferrer Navarro, 1930; El farmacéutico Llanas, 1930; Compairé, el fotógrafo, 1930; Luisito, 1930; Carmen Chaure, 1931; Blanquita Bescós, 1931; Patrito Cardús, 1931; María Lourdes, 1931; Jaimito Gaspar, 1931; Blanca Roncalés, 1931; Manos de Blanca Roncalés, 1931; José Vallés, 1933; Teófilo Hernando, 1933; Regla Manjón, condesa de Lebrija, 1933; Luis Ramón, 1933; Mausoleo de la familia Roncalés, 1935; Juan Cuadrado; 1935; Máscara mortuoria de Lucía Hernández, 1938; Germán Rovira, 1942; Emilia Piqueras, 1943; Mano de Joaquín Martínez Piqueras sosteniendo un libro, 1943; Jaime García Herranz, 1943; Antonio Argelich, 1945; Amparo Lorenzo-Velázquez, 1949; Cipriana Llanas, 1952; Joaquín Aventín, 1952; Ana Rosa Bello, 1966; Manolete, 1966; Conchita Coarasa, 1967; Teresa Martínez-Albornoz, 1967; José Porta, 1967; Relieve de Walt Disney, 1967; Pilar Ruspira, 1967; Antonio Porta, 1968; Teresa Ornat, 1968.
Bibl.: R. Lasaosa Susín, “José María Aventín. Escultor de rostros”, en Momentos y contextos. Escultura de Ribagorza en el siglo xx, Graus, Ayuntamiento, 2003, págs. 73-95.
Ramón Lasaosa Susín