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Daniel Alegre Rodrigo

Biografía

Alegre Rodrigo, Daniel. Escalante (Cantabria), 1887 – Santander (Cantabria), 1949. Escultor.

Nació en Escalante, Cantabria, en 1887. Comenzó a familiarizarse con las distintas herramientas a partir de la profesión de carabinero de su padre, hombre que realizó el altar de la parroquial de Escalante.

El fallecimiento de su padre, cuando él contaba con tan sólo cuatro años, obliga a su madre a trasladarse a Barcelona, en donde tenía a varios familiares. Ingresa en el taller de un tío suyo como aprendiz tallista, a la vez que, hacia 1905, comienza sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona.

Finalizados éstos, y siendo aún muy joven, hacia 1910 se traslada a París, en donde se establece durante varios años. Como era bastante habitual, continúa una larga formación, ingresando en esta ocasión en un taller de estatuaria. En la Ciudad de la Luz lleva una vida dura, ejercitándose fundamentalmente como finalizador de obras de otros escultores.

Practica, asimismo, en el taller de Antoine Bourdelle, intercalado con esporádicos viajes a Londres y Bruselas.

Comparece a los salones parisinos de la Société d’Artistes Françaises de 1912 y 1913 con piezas alegóricas y de iconografía clásica (Alegoría de la Primavera, Pompeyana).

En 1914 regresa a España con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Se establece en Madrid. Allí participará de algunas de las más importantes y emblemáticas exposiciones enmarcadas en la modernidad, como la de Los Íntegros. En la capital española contacta con Rivera, Blanchard, Benlliure y Macho, etcétera, participando del cenáculo del Café Pombo de la mano de Ramón Gómez de la Serna.

Un tanto hastiado, en 1917 regresa a su tierra natal, para residir en Casar de Periedo, en retiro plácido y tranquilo. Allí esculpe algunas de sus más bellas y sensibles piezas en el sutil y duro mármol de Casar de Periedo, algunas de las cuales se conservan en el Museo de Bellas Artes de Santander, como es el Pastorcillo cántabro, cabeza con la que comparece en una muestra colectiva del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

En 1920 decide establecerse en Santander. Se integra plenamente en la no muy bulliciosa vida santanderina, participando activamente de la más importante institución cultural e intelectual del Santander de esos momentos, el Ateneo de Santander, en la que trabajó como vocal de su sección de Artes Plásticas. Enseguida participa de la Exposición de Artistas Montañeses que inauguró el rey Alfonso XIII en el mes de agosto de 1918. En 1921 desarrolla la pieza La Dolorosa, encargada por la Hermandad de la Milicia Cristiana con destino a la iglesia de la Compañía de Santander, que talla en madera de cedro, como inicio de su labor como imaginero religioso. Ante la aceptación popular de la obra, la Hermandad del Santo Cristo de la Agonía le encarga un Crucificado en madera policromada, conocido hoy como el Cristo de la Palabra Eterna, que conserva la iglesia de los Jesuitas de Santander, inspirándose en su realización en la imaginería clásica castellana y en el famoso Cristo de Limpias, tomando como modelo para el cuerpo a Pío Muriedas.

En 1922 talla la pieza orante pétrea dedicada al Obispo Vicente Sánchez de Castro. En 1923 alienta, anima y acompaña a Pancho Cossío en viaje a París: sin su personal intervención, es posible que Cossío jamás hubiera dado ese paso. Son años de diferentes y numerosos encargos, oficiales y privados, civiles y religiosos, destacando fundamentalmente como escultor retratista, así como imaginero, como es el Cristo de la Agonía para la catedral de Tegucigalpa de Honduras.

En 1927 tiene lugar en el Ateneo de Santander —no podía ser de otra forma— su primera y última exposición individual, compuesta por catorce obras, casi todas ellas retratos de amigos llevadas a cabo en distintos materiales, muestra que fue todo un éxito a pesar del “silencio y modestia” del escultor, tal como lo definió Víctor de la Serna en una crítica periodística.

Es especialmente Gerardo Diego quien vierte en otros medios calificativos certeros, conceptuando a Alegre como “un escultor humano y tierno [...], uno de los más delicados artífices, músicos del mármol [...]”. En 1929 contrae matrimonio con Concepción Venero.

En 1932 participa de una exposición colectiva, bajo el título Arte Regional en la Feria de Muestras, bajo concepto de intento retrospectivo de las artes plásticas de Cantabria.

Durante la Guerra Civil, su vida transcurre en Santander.

Pasada ésta, comienza una intensa y callada labor magisterial en la Escuela de Artes y Oficios de Santander, siempre y a la vez vinculado al Ateneo de la ciudad. Participa en 1949 de la Primera Semana de la Escuela de Altamira en Santillana del Mar, formando parte de la terna local (Beltrán de Heredia, Maruri, Hierro, Barreda, Otero, F. Calderón y Cossío).

La muerte le sorprende en Santander en 1949, dejando inconclusas muchas obras y encargos, como el famoso monumento dedicado a La Montaña.

Escultor, normalmente de encargo de gran técnica, basado en una sólida formación clásica y académica en Barcelona. Esta formación tradicional no fue motivo para que Alegre derivara hacia modernos conceptos de la escultura. Además son fundamentales las influencias que toma de artistas catalanes absorbidas durante y después de su formación, tanto de pintores como, naturalmente, de escultores. De esta forma, su gran amigo Nonell emerge como uno de los puntales de su creatividad, si se considera el dibujo del catalán, sensibilidad hecha escultura en el caso de Alegre y a través de él con las influencias de la vanguardia francesa que también toma directamente, especialmente de Meunier y, esencialmente, de Rodin. Su obra está así fundamentada en una técnica exquisita, de sobria intimidad, limpia, de enorme sensibilidad, íntimamente ligada sobre soportes conceptuales neoclásicos, sobre la base de un esquema clásico que revierte hacia una sutil modernidad, erigiéndose como el más importante escultor cántabro de la primera mitad del siglo xx.

 

Obras de ~: Don Esteban Atriain, 1917; Pastorcillo cántabro, 1918; Una cubana, 1920; Obispo Vicente Sánchez de Castro, 1922.

 

Bibl.: J. Simón Cabarga, Daniel Alegre, Santander, Imprenta y Encuadernación La Moderna, 1950 (col. Antología de Escritores y Artistas Montañeses, vol. XIII); A. Martínez Cerezo, La pintura montañesa, Madrid, Ibérico, 1975; L. Rodríguez Alcalde, Retablo biográfico de montañeses ilustres, Santander, Estudio, 1978; S. Carretero Rebés, Guía del Museo de Bellas Artes de Santander, Santander, Museo de Bellas Artes, 1993; J. F. Díaz, Daniel Alegre, “El Escultor”, Torrelavega, Junta Vecinal de Casar de Periedo, 1996; G. Rodríguez, La escultura en Cantabria, Santander, Fundación Marcelino Botín, 2000.

 

Salvador Carretero Rebés