Gutiérrez Cossío, Francisco María. Pancho Cossío. San Diego de Baños (Cuba), 20.X.1894 – Alicante, 15.I.1970. Pintor, guionista.
El 20 de octubre de 1894 nacía en San Diego de Baños, en la provincia de Pinar del Río (Cuba), Francisco María Gutiérrez Cossío; durante varios años las fechas que se barajaban no eran las correctas. El padre, Genaro Gutiérrez Gutiérrez, había marchado muy joven para las Antillas, de donde regresó para casarse. Pronto partió el matrimonio de nuevo para Cuba, donde el padre era recolector almacenista de tabaco. El matrimonio tuvo seis hijos, dos hijas y cuatro varones; Pancho Cossío era el menor de los hermanos.
En 1898, ante el peligro que se aprecia claramente en Cuba, los padres de Pancho Cossío decidieron volver a su patria. Al llegar a Santander se establecieron en Renedo de Cabuérniga, donde el padre compró una casa montañesa. Aproximadamente un año después de su establecimiento en Cantabria ocurrió una desgracia que marcaría el futuro de Cossío. Al jugar un día persiguiendo a su hermana Ana María y ante el miedo de que se cayera, su madre se levantó de la mecedora en la que descansaba; de este modo, sin querer, le aprisionó el pie por el tobillo, lo que provocó un proceso tal que tras sufrir una operación quedó cojo. Desgraciadamente volvió a sufrir otra caída, en esta ocasión del caballo asturcón que su padre le había comprado para ir a la escuela; ésta será la definitiva. El médico le recomendó reposo. Por ello la familia le compró una caja de lápices de colores, para que se entretuviera. Él diría ya de mayor: “Soy pintor porque soy cojo..., porque ya de pequeño me pusieron para que me entretuviera los pinceles en la mano..., porque mi primer regalo de niño inútil fue una caja de lápices de colores...”.
Los primeros años del siglo xx no fueron buenos para la familia Gutiérrez Cossío, por lo que decide trasladarse a Santander, donde Pancho abandonará los estudios en cuarto curso de bachillerato. Pero para entonces el joven ya había decidido que quería ser pintor, así que su padre optó resignado por buscarle un profesor que le iniciase en el mundo de la plástica, por lo que comenzó a estudiar con Francisco Rivero —padre del pintor Francisco Rivero Gil— en 1911. Alternó sus estudios de pintura con su afición por el fútbol, que pronto se convertirá en su gran pasión. Él fue uno de los fundadores de la Sociedad Santander Racing Club.
Entre 1914 y 1918, Pancho Cossío estudia en Madrid con Cecilio Pla. Con el maestro valenciano aprendió Pancho el trabajo del natural y del color. Fue compañero de Bores, con el que coincidiría años más tarde en París.
Durante esta época de estudios y formación en Madrid frecuenta Pancho las tertulias de los cafés, siendo asiduo del Café Fornos. En Santander acudió a la tertulia del Ateneo, donde tuvo de contertulios a Luis Corona, Elías Ortiz de la Torre, Gerardo de Alvear, Gerardo Diego, Manuel de la Escalera, José Simón Cabarga y Ricardo Bernardo, entre otros. En 1919 inició su labor expositiva. El verano de ese año participó en la Exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid, celebrada en el Ateneo de Santander. En 1921 realiza su primera exposición individual en el Ateneo de Santander; supuso un gran revuelo entre el público y la crítica, por cuanto junto a cuadros más clásicos, como el retrato de su madre, exponía obras más modernas y personales, cargadas de materia por medio de un colorido agresivo, como El Mozallón o Traineras. Al año siguiente vuelve a exponer en el Ateneo —del 22 de abril al 7 de mayo—; entre las obras expuestas se encuentra Camouflage o Pintando las traineras. En esta ocasión hubo verdaderos detractores de su pintura, que resultaba demasiado moderna para el provinciano espíritu artístico del Santander de esta segunda década del siglo xx. En 1923 expone en el salón del Ateneo, aunque esta vez la crítica madrileña, más experta que la cántabra, ensalzó su trabajo.
Será durante estos dos últimos años, antes de partir para París, cuando realice unos trabajos como ilustrador.
El primero de ellos será la portada del libro Imagen de Gerardo Diego —publicado en 1922—, que fue una de las primeras obras ultraístas en España; al año siguiente vendrían las xilografías para Hampa de José del Río Sainz y un libro de Gabriel Mistral para la editorial Calleja Pancho Cossío, acompañado del escultor Daniel Alegre, llegó a París el 11 de noviembre de 1923.
Desde París realizará diferentes viajes por Europa; en 1926 visita Ámsterdam y Austria, y cuatro años más tarde veranea en Toulon.
Al llegar se instala en Montmartre en el hotel Maine, pero en 1925 traslada su domicilio de la Rue Eugène Carrière, nº 42, donde instaló su primer estudio, que compartió con el pintor vasco José María Urcelay, al n.º 11 de la Grand Rue; ahora compartirá el taller con Tono y Juan Gris. Allí frecuentará las tertulias de Montparnasse y pronto trabó contacto con Viñes, al que ya conocía, Peinado, Palencia, De la Serna, Manuel Ángeles Ortiz y Buñuel, entre otros; con ellos se reunía en la Rotonde Du Dôm y Le Select, donde Buñuel llevaba la voz cantante y dirigía divertidos juegos.
A la Coupole solía acudir Pancho los sábados, pues era el día en que tenían costumbre reunirse en la terraza Cossío, Abín, Ismael Arce y otros amigos españoles.
En 1924 expone en el Salón de los Independientes una obra, Desnudo, que pasó sin pena ni gloria por la crítica, pero que consiguió venderse; al año siguiente, sin embargo, la obra presentada por Cossío fue bien acogida por la prensa. En 1925 participa en Madrid en la Exposición de Artistas Ibéricos. Esta exposición resulta esencial para encuadrar el arranque de la vanguardia artística española. A partir de esta fecha puede decirse que Cossío triunfa en París; ese año expone en la Librería Aubier. Será al año siguiente cuando conoce a Christian Zervos y comience a formar parte del grupo de Cahiers d’Art, compuesto por Viñes, Ismael de la Serna, Joaquín Peinado y Francisco Bores.
En abril de 1926 viaja a Ámsterdam; el motivo es su actuación como Sancho Panza en El retablo de maese Pedro, con música de Manuel de Falla. Un año antes había fallecido su padre, por lo que, a partir de este momento, viajará con frecuencia a visitar a su madre y hermanas. Ese mismo verano de 1926 viaja a Santander y aprovecha la ocasión para regalar un cuadro suyo al Ateneo de su ciudad. El verano siguiente, sin embargo, visita el Tirol, de donde saldrá la idea de nuevos cuadros que se expondrán en diciembre en la Galerie Berheim Jeune. Durante estos maravillosos años de París, participó con sus amigos en un mundo que fascinaba a Pancho Cossío, el del cine. En 1926, Jacques Feyder rodaba en París Carmen, con Raquel Meller de actriz principal. Después de esta breve intervención como contrabandista participa también en Un chien andaluz (1928) y L’age d’or (1930) de su amigo Luis Buñuel. Pero el interés de Cossío por el cine no se limitó solamente a sus trabajos de extra, sino que escribió los guiones de lo que hubiera deseado fueran dos películas de cine regionalista, La Montaña y Norte; de ambas se conservan los textos literarios y técnicos, así como algún apunte de los decorados.
En 1929 expuso en la Galerie Bernheim Jeune de París; en estos momentos su marchante era Madame Vauré, directora y dueña de la Galerie de France, quien ese mismo año firmará con el pintor un contrato por tres años con su galería; esto le permitirá plena libertad de creación y de trabajo. Cossío ya es un pintor conocido, al que la suerte le sonríe. En 1930 expone en la Galerie Bernheim y también en la Sala de Arte Contemporáneo del Casino de San Sebastián. Ese mismo verano se trasladará unos días a Toulon; dos años después volvería a pasar unos días al Mediterráneo, el mar es algo esencial para el pintor, que no puede olvidar su mar Cantábrico. En 1931 el lugar elegido será Saint-Tropez.
En 1931 expone en la Galerie Bernheim, en la Galerie Centaur y en San Sebastián en la muestra colectiva de Aristas Ibéricos, al lado de Mateos, Vázquez Díaz, Bores, De la Serna, Flores o Ángeles Ortiz.
Pero la situación económica en Francia no es buena.
La crisis provocará el cierre de la Galerie de France; este acontecimiento, junto a la nostalgia que Pancho siente por su Santander, hará que vuelva a España en marzo de 1932. Ese mismo año, el Museo de Arte Moderno de Madrid le comprará el cuadro Los guantes.
Su encuentro con José Antonio Primo de Rivera y con Ramiro Ledesma Ramos cambiará su vida, pues a partir de ese momento se dedicará a la política, abandonando la pintura. En 1931 creará en Santander las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (JONS), a petición de Primo de Rivera, y un año más tarde despreciará una beca que le ha sido concedida para ampliar estudios en Nueva York. Sólo le preocupa asistir a mítines y solucionar los problemas internos que plantea su partido.
Con la sublevación militar y el comienzo de la guerra surgirá un problema de seguridad para Cossío.
Permaneció oculto hasta que la ciudad de Santander cayó en poder de las tropas nacionales en agosto de 1937.
Al terminar la guerra, después de una serie de enfrentamientos con la directiva del partido, Cossío abandona la política y se dedica de nuevo a lo que realmente sabe hacer: pintar. Los años de descanso producirán un nuevo Pancho Cossío. La pintura que realiza a partir de ahora es la de un pintor que comienza su madurez artística.
La Falange de Valladolid le encarga dos retratos al óleo de José Antonio Primo de Rivera y de Onésimo Redondo. Al año siguiente —1942— vendrían los retratos de su madre, uno de los cuales se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
Son dos magníficos retratos sedentes, cuyo primer término viene marcado por el moteado blanco que caracteriza la producción de estos años.
En la década de los cuarenta, su nombramiento (en 1944) de caballero de la Legión de Alfonso X el Sabio le acabará convirtiendo en el “pintor de la Falange”. Entre los retratados estarán Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos, José Antonio Girón o Alfonso Peña Boeuf. A mediados de la década se relacionará con el grupo Proel (formado por Julio Maruri, José Hierro, César Jenaro Abín, Guillermo Ortiz y Luis Reina), con las tertulias madrileñas en Dólar, Molinero e Ibiza. En 1949 expone en las Galerías Layetanas y se relacionará con la Escuela de Altamira y las Semanas de Arte Abstracto de Santillana del Mar, promovidas por Joaquín Reguera Sevilla, Ricardo Gullón y Pablo Beltrán de Heredia, aunque Cossío acabó enemistándose con el grupo por cuestiones ideológicas.
Animado por sus amigos de Proel, expone de modo asiduo (1949, en el Museo de Bellas Artes de Santander, y 1950, en el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid se celebra una antológica de su obra). En 1950 recibe un encargo novedoso para él: realizar dos pinturas murales para la Iglesia de los Carmelitas de la plaza de España en Madrid; los temas elegidos serán La apoteosis mística de Santa Teresa y La apoteosis histórica.
En la década de los cincuenta sigue exponiendo de modo constante. En 1951 participa en la Primera Bienal Hispanoamericana de Arte; en 1952, en la Exposición Internacional de Venecia, en la del Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Dirección General de Bellas Artes en las Salas del Museo Municipal de Pintura de Santander, y exposición de gouaches en la Sala Turner de Madrid; en 1953 expone en el Museo de Bellas Artes de Madrid y en Lisboa con Francisco Arias en el palacio Foz; en 1955, en la Galería Dintel de Santander, en el Ateneo de Madrid y en el Museo de la Diputación Foral de Navarra, en este caso junto a Benjamín Palencia, Vázquez Díaz y Ortega Muñoz; en 1956 participa en Santander en la muestra colectiva Pintores Montañeses (1856-1956), en la Exposición Municipal de Pinturas de Gijón, en la XXVIII Bienal de Venecia y en las salas de Arts Council de Londres, en la exposición colectiva Some Twentieth Century Spanish Paintings; en 1957 expone en las Salas de la Dirección General de Bellas Artes, en la Nacional de Bellas Artes, en la Nacional de Bellas Artes consigue una medalla con La apoteosis mística de Sta. Teresa; en 1958, en el Ateneo de Santander y en la colectiva de Madrid Pintores actuales de Fomento de las Artes.
Este año viaja a Italia. En 1959 vuelve a exponer en el Ateneo de Madrid y consigue el Premio JoséAntonio Primo de Rivera en el VII Concurso Nacional de Alicante.
Conviene mencionar que en 1956 es galardonado con el Premio de la Dirección General de Cinematografía y Teatro por su guión Dos ciudades históricas y dos sitios reales.
En la década de los sesenta compagina sus exposiciones con sus estancias en Alicante, donde disfruta su pasión por el mar, pero con un clima más benéfico.
En 1960 expone en la Galería San Jorge de Madrid los gouaches con areniscas ejecutadas en Ibiza. En 1961 participa en la muestra Arte Actual en Santillana del Mar, en la Sala Amadis, en la Galería Sur de Santander y en Canarias, donde expone unas litografías realizadas en el taller de Dimitri Papageorgius en Madrid. En 1962 consigue con Gran mesa la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Expondrá en la Sala Santa Catalina del Ateneo de Madrid, y en el Círculo de la Amistad de Córdoba. En 1964, en el Club de la Rábida de Sevilla, en la itinerante XXV Años de Arte Español de Torremolinos. En 1965 expone en el Club Pueblo de Madrid en la colectiva Diez Maestros Actuales. Viaja a Estados Unidos al dedicársele una sala especial en la Feria Mundial de Nueva York. En 1966 conseguirá una sala de honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes y expone en la Caja de Ahorros del Sureste de España y en la Galería Neblí de Madrid. En 1967 participa en el Primer Salón del Toro celebrado en Soria y en 1968 es uno de los pintores seleccionados en la exposición “Un año en la Galería Theo”. En esta década recibirá Cossío una fuerte decepción al no conseguir en 1963 la silla que había dejado vacante el pintor Manuel Benedito en la Real Academia de Bellas Artes y para la que había sido propuesto por Enrique Lafuente Ferrari.
Los últimos años en la vida de Pancho Cossío se caracterizarán por su reclusión interior. Poco a poco abandona sus tertulias; incluso su alejamiento del mundo es tan claro que para desvincularse de él opta con frecuencia por apagar su audífono. Durante el último año de su vida expondrá por última vez en la Galería Fauna’s de Madrid y de nuevo en la Galería Theo en la exposición colectiva titulada “La Figura”.
Ese mismo verano se le rinde una exposición homenaje en la sala de la Caja de Ahorros del Sureste de España en La Albufereta, donde se exhiben gouaches, collages y areniscas.
Al comienzo de 1970, Pancho Cossío es ingresado en la Clínica Vistahermosa a causa de una dolencia respiratoria. Fallece el 15 de enero de 1970, a las cuatro y media de la mañana. Su cadáver es trasladado a Santander, donde recibe sepultura el 17 de enero y reposa en el Panteón de Hombres Ilustres.
Obras de ~: Camouflage, 1921; Cometas, 1923; Cartas sobre un velador, 1929; Marina, 1930; Barcas, 1934; Retrato de la madre del artista, 1942; Las porcelanas, 1945; Ventana frente al mar, 1952; Mares polares, 1954; Marina, 1960.
Escritos: “El arte rebelde de Francisco G. Cossío. El pintor defiende su obra”, en La Atalaya, Santander, 16 de mayo de 1922; “El Cristo de Daniel Alegre”, en La Montaña (La Habana), n.º 19, 10 de julio de 1922; “Lucha antifascista”, La Región (Santander), 24 de septiembre de 1935; “Mi genio pitagórico”, en La Estafeta Literaria, Madrid, 15 de mayo de 1944; un capítulo del ensayo “La plástica ya es nostalgia”, en Proel (Santander) (primavera, 1947), págs. 109-126; “En torno a la gran polémica. La intuición frente a la Academia”, en Alerta (Santander), 19 de octubre de 1948; “A propósito de Fernando Calderón”, en Alerta (Santander), 31 de octubre de 1948; “Es peligroso jugar con el alfabeto”, en Alerta, 10 de noviembre de 1948; “Recuerdos de un paseante. Mi amigo el forzudo”, en Alerta, 21 de noviembre de 1948; “Recuerdos de un paseante. Algo de urbanismo y un poco de pedagogía”, en Alerta, 11 de diciembre de 1948; “Carta a mister O’Connell”, en Alerta, 4 de febrero de 1949; un capítulo del ensayo “La plástica ya es nostalgia”, en Proel (Santander) (primavera-estío, 1949), págs. 145-153; “El hombre mágico”, en Número (Florencia), año II (marzo-mayo de 1950); Un capítulo del ensayo “La plástica ya es nostalgia”, en Proel (Santander) (primaveraestío de 1950), págs. 163-203; “Los hijos pródigos del arte”, en Correo Literario (Madrid), 1 de marzo de 1951; “Miguel Vázquez y la pintura montañesa”, en Catálogo de la Sala Delta, Santander, 1954; “Ángel Medina. La pasa y la uva”, en Catálogo de la Sala Delta, Santander, 1955; “Enrique Gran”, en Catálogo de la Sala Delta, Santander, 1959; “La pervivencia”, manuscrito incluido en VV. AA., Pancho Cossío y la posguerra 1942-1970, catálogo de exposición, Madrid, Centro Cultural Conde Duque, 1986; “Mi cuento de Navidad”, en VV. AA., Pancho Cossío y la posguerra (1942-1970), catálogo de exposición, Madrid, Centro Cultural Conde Duque, 1986.
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Esther López Sobrado