Villalobos Miñor, José. Castro Urdiales (Cantabria), 28.XI.1908 – Santander (Cantabria), 11.III.1967. Escultor.
Nació en el seno de una familia de comerciantes. Sus primeros estudios los realizó en el colegio de la Salle de Castro Urdiales. Ingresaba en la Escuela de Artes y Oficios de Castro Urdiales donde tuvo por compañeros a Gregorio Helzel y el escultor y gramista Arturo Acebal Idígoras. Junto a este último marcharon en 1923 a Bilbao al taller de Quintín de la Torre para continuar su aprendizaje y en 1925 obtuvo su primer premio en el concurso-exposición del Ateneo de Santander. Posteriormente y alentado por este motivo decidió inscribirse en el concurso convocado por la Diputación de Santander para optar a una pensión de estudios y al obtenerla, marchaba a Madrid para estudiar en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, junto a Rufino Ruiz Ceballos (pensionado de pintura), durante los años 1925 a 1928. Completaba su formación en el estudio de Macho, que influyó de forma evidente en el escultor. Durante su estancia en Madrid participaba en dos exposiciones en Santander: II Exposición Provincial del Trabajo: Artes y Oficios, en 1926, en la que resultó premiado; y en 1927 expuso en el Ateneo de Santander junto a Rufino Ceballos. Finalizados sus estudios en Madrid, regresaba a Castro Urdiales, pero su inquietud artística le hizo solicitar junto a Rufino Ceballos una bolsa de viaje a la Diputación Provincial que les fue concedida en 1929. Ese mismo año presentó su primera exposición individual para el Ateneo de Santander y posteriormente marchaba a París, ciudad que contribuyó a recibir la influencia de las vanguardias artísticas, enriqueciendo sus conceptos culturales acudiendo a los talleres de importantes escultores innovadores del momento como Jacques Lipchtiz, Henri Laurens, Alexander Archipenko o Constantin Brancusi, que le enseñaron las tendencias renovadoras de la escultura europea. Posteriormente regresaba a Santander, exponiendo en el Ateneo en 1933 “Talla directa en madera” y en 1934 en el Museo de Arte Moderno de Bilbao en donde presentó sus nuevas obras después de París, aunque no fue muy bien acogido por la crítica y el público debido a lo vanguardista de sus propuestas. En el año 1935 expuso en las Galerías Layetanas después de entrar en contacto con la vanguardia catalana, ese mismo año regresó a Castro Urdiales para dedicarse a la enseñanza en su Escuela de Artes y Oficios hasta la llegada de la Guerra Civil. Después del intervalo de la contienda, en 1940 la Jefatura Provincial del Movimiento de Santander le encargó el Monumento a los Caídos de Cabo Mayor, por el que obtuvo un gran éxito dentro de los círculos artísticos oficiales, que le beneficiaron durante el resto de su trayectoria artística, recibiendo con posterioridad dos encargos sobre el mismo tema, como el de la localidad palentina de Cervera de Pisuerga inaugurado en 1945. Paralelamente a su trabajo monumental, los encargos particulares se multiplicaron destacando tres esculturas de bulto redondo que hacen referencia al trabajo: El forjador, El cargador y, muy especialmente siendo obra maestra, El soldador de autógena, expuesta en el XVII Salón de Otoño celebrado en el Palacio de Bellas Artes del Retiro de Madrid en 1943, con la que obtuvo la Tercera Medalla, importante pieza, de gran modernidad, de ruptura tardocubista. Además, en 1947 realizaba una serie de bustos como los de Francisco Rivero Solazábal, Juan José Resines, Pepe Bedia o el más conocido de Pancho Cossio del Museo de Santander. En 1948 se inauguraba en Mazcuerras (Luzmela) el busto conmemorativo realizado a Concha Espina concebido por Villalobos en piedra de Calatorao. Siguiendo el concepto de los dos monumentos hechos a los caídos en 1950 realiza el Cristo crucificado para la capilla de Jesús del Monte en Beranga.
A partir de esta década se puede decir que trabaja casi exclusivamente por encargos dentro de cánones retratísticos tradicionales y de carácter oficialista. En la V Bienal Hispanoamericana de Arte se le invitó expresamente a participar, acudiendo con los bustos de Pancho Cossio y de Concha Espina en 1951 en Madrid. Posteriormente, fue seleccionado para colaborar en la Bienal Hispanoamericana en 1954, esta vez desarrollada en La Habana con su escultura Mujer con cántaro. Adecuado a los gustos oficialistas, continuó con su trabajo monumental: Monumento a Santo Domingo de la Calzada (1951) en Soto-Iruz (Cantabria), Monumento a Lorenzo Pfersich (1955) en la Penilla de Cayón (Cantabria) o el Monumento de Pico Tres Mares (1957) también en Cantabria. Junto a ellos se sucedieron los encargos personales como el busto póstumo de Leonor Novo (1954) y el busto de Enrique Sánchez Reyes (1958), antiguo director de la Biblioteca Menéndez Pelayo. A pesar de su continuo trabajo las inquietudes de aprendizaje en Villalobos nunca cejaron y claro exponente de ello lo demuestra en que en 1958 el Ministerio de Educación Nacional le concedió una beca trimestral para estudiar la escultura moderna y el perfeccionamiento del dibujo para la Escuela de Bellas Artes de Estocolmo. Posteriormente, en 1960 la Fundación Juan March le concedió una nueva beca para el estudio y análisis del arte escultórico en Londres tanto de la escultura clásica y de la moderna como de la escultura abstracta. En estos años hay igualmente obras de creación privada que suelen ser obras de tamaño pequeño, de tipo figurativo en las que se puede sentir el estilo más libre como El guitarrista (hacia 1959), el Payaso (hacia 1964) o La Sardinera (1953) modelada en barro, fundida en bronce en 1962 para presentarla a la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, por la que recibió una Tercera Medalla. En los años sesenta los trabajos de Villalobos se centraron principalmente en el monumento al banquero Pablo Garnica (1962) en la villa de Noja, un relieve para la guardería de Santoña (1963) y en 1965 el monumento al poeta y periodista José del Río Sainz, Pick por iniciativa del Ateneo en Santander. En 1967 moría de forma inesperada en Santander y dejaba dos proyectos inconclusos: el Monumento al Ebro en Fontibre y el de Fray Francisco de Vitoria para Burgos. El 9 de agosto de 1967 el Ateneo de Santander le rindió homenaje organizando en la Cámara de Comercio de esta ciudad una exposición póstuma de sus obras.
La evolución artística de José Villalobos está marcada por unas etapas claras y definidas. En un primer momento su asistencia al taller de Quintín de la Torre en Bilbao en 1923 le acerca a un estilo barroco y modernista. Posteriormente, su estancia en Madrid (1925–1928) y su contacto con los primeros pasos de la vanguardia española, así como su relación con el escultor Vitorio Macho, dejan una marcada influencia que ya en su exposición de 1929 refleja una serie de obras figurativas resueltas con amplias facetas y largas líneas rectas. Es importante resaltar el cambio importante que tiene después de su estancia en París, ya que esta década de los treinta y hasta el estallido de la Guerra Civil es la etapa más creativa, vanguardista e importante, aunque la mayoría de las piezas de esta época, estén hoy desaparecidas. En la exposición de 1933 expuso relieves en madera de trazo geométrico y base figurativa con una descomposición de las formas que tiende a recuerdos del cubismo y del constructivismo, tendentes a la abstracción. Pero si este es el inicio, posteriormente en sus exposiciones de 1934 y 1935 su obra continúa buscando nuevas vías de expresión; realiza relieves de barco cocido con formas estilizadas y geométricas, alterando los materiales tradicionales, como piedra y madera, con otros nuevos como el plomo o el alambre de tendencia más vanguardista, buscando una abstracción rectilínea, y trabajando los materiales directamente. Al finalizar la Guerra Civil involuciona y se moverá de nuevo dentro de los parámetros de la escultura tradicional y oficialista; sus obras pierden esa espontaneidad y ruptura de los años treinta, con un tipo de escultura de figuración geometrizante con líneas y volúmenes muy marcados de recuerdo a la escuela castellana (Macho, Emiliano Barral, etc.)
Obras de ~: Monumento a los Caídos de Cabo Mayor, 1940; El soldador de autógena, 1943; Pepe Bedia, 1947; Pancho Cossío, 1947; Concha Espina, 1948; Leonor Novo, 1954.
Bibl.: L. Rodríguez Alcalde, Retablo biográfico de montañeses ilustres, Santander, 1978; A. Izquierdo Barquin y L. Elizalde Rodríguez, “José Villalobos Miñor (1908–1967). Un escultor contemporáneo olvidado”, en HC (Santander), 6 (1992); G. Rodríguez, La escultura en Cantabria De Daniel Alegre a nuestros días, Santander, Fundación Marcelino Botín, 2000.
Salvador Carretero Rebés