Martínez Garrido, José Longinos. Calahorra (La Rioja), 15.III.1756 – Campeche (México), 6.XI.1802. Naturalista y cirujano.
La figura de este naturalista riojano se encuadra dentro de la corriente del pensamiento ilustrado metropolitano del último tercio del siglo XVIII, en que desarrolló la mayor parte de su actividad científica y profesional en la colonia de la Nueva España y puede ser considerado como uno de los primeros precursores en la exploración y estudio de la naturaleza novohispana.
Fue un hombre de acción y, a pesar de la carencia que suponen las limitaciones en cuanto a su obra escrita, su sencilla formación como cirujano le permitió indagar y encontrar elementos útiles para la industria y la medicina, al margen de sus interesantes investigaciones sobre las riquezas naturales novohispanas.
A él se deben las primeras exploraciones científicas por California, Guatemala, algunos lugares de la costa del Pacífico y del golfo de México, enviando numerosas remesas de productos naturales a la metrópoli. Pero es especialmente relevante su iniciativa institucional en la creación de los primeros gabinetes de historia natural, tanto de México como de Guatemala, que fueron objeto de admiración por los intelectuales y el público de la época. Sus características temperamentales y su peculiar carácter le han proporcionado fama de científico malhumorado e indisciplinado, que hizo gala de un individualismo muy acusado en relación con sus compañeros de expedición.
Conocido a menudo como Longinos, era hijo de Antonio Martínez y de Ventura Garrido y hermano de otros cuatro varones. Poco más se conoce de sus primeros años en tierras riojanas. El 24 de mayo de 1777 recibió el título de cirujano y aprobado en Álgebra por el Protomedicato de Madrid; además, en esta ciudad hizo varios cursos en el Teatro Anatómico del Real Hospital General, destacando como un gran conocedor de la anatomía humana y zoológica.
Esta destreza le valió una reconocida fama y le permitió acondicionar varios museos privados de historia natural y ser elegido anatómico del Colegio de San Carlos de Madrid, cargo al que renunció para incorporarse como naturalista a la Expedición Botánica de Nueva España (1787-1803), cuyo nombramiento obtuvo tras conseguir, en los ejercicios públicos de botánica celebrados el 6 de julio de 1786, el premio establecido para los mejores alumnos de Casimiro Gómez Ortega en el Real Jardín Botánico de Madrid.
El 1 de julio de 1787 emprendió el viaje, junto a su compañero Vicente Cervantes, hacia México. En 1788 participó en la “primera campaña general” que tuvo como escenario las inmediaciones de la capital mexicana, de donde procedía la primera remesa de aves que envió al Gabinete de Historia Natural de Madrid, a la vez que reconoció y arregló metódicamente muchas colecciones de minerales, entre ellos la desconocida “Plata córnea”, e informó del hallazgo en el puerto de Veracruz del preciado molusco denominado “estalacta”.
Al año siguiente intervino en la “segunda excursión” por las costas del Pacífico sur hasta Acapulco, pero tuvo que regresar para asistir a su esposa enferma, que falleció al poco tiempo. Éste es el momento en que comenzaron los conflictos y las desavenencias con su director, Martín de Sessé, enfrentamiento que fue en aumento con el paso del tiempo y que determinó que Longinos permaneciese al margen de la expedición el resto de sus exploraciones por Nueva España. En la capital mexicana organizó un Gabinete de Historia Natural que inauguró a principios de 1790 para conmemorar la exaltación de Carlos IV al trono.
Sin duda su mayor interés se centró en explorar las costas del Pacífico desde San Blas hasta las latitudes más septentrionales del virreinato, la última frontera española, en el mítico país de la reina Calafia. Emprendió su viaje el 20 de enero de 1791 para explorar la Alta y Baja California, hasta donde le fue posible, debido a la actitud hostil que mostraban en esa zona los indios mecos. El resultado, después de más de tres años de exploraciones, de recorrer más de dos mil leguas y embarcarse cinco veces por el golfo de California, fue realizar numerosos estudios y recolectar materiales zoológicos, botánicos y mineralógicos. Entre catálogos, diarios y apuntes reunió cinco tomos, más otros seis de descripciones. En su faceta como sanitario dedicó parte de su tiempo a la observación y cuestionamiento de la acción terapéutica de los baños indígenas, al análisis de las aguas potables de los pobladores o a las medicinales recomendadas por los sanitarios; como sangrador, se interesó por una cantárida que podía ser empleada en las sangrías.
En julio de 1795 Longinos, y José Mariano Mociño, junto al pintor Vicente de la Cerda, emprendieron la exploración de la Capitanía General de Guatemala.
El primero, en solitario y como jefe de la comisión, remontó el río Coatzalcoalcos hasta la frontera de Soconusco para llegar a la capital de Guatemala antes que sus compañeros. Longinos y Mociño analizaron las aguas potables de la capital centroamericana y realizaron otras “experiencias de Física con gases”.
El 9 de diciembre de 1796, a las cuatro de la tarde se inauguró solemnemente el primer Gabinete de Historia Natural de Centroamérica, similar al de México, que Longinos proyectó e instaló en una sala contigua al palacio de Gobierno, para el que contó con la inestimable colaboración de la Sociedad Económica de Amigos del País de Guatemala. Para difundir los conocimientos de historia natural instruyó a varios discípulos en los fundamentos y principios del sistema de Linneo y redactó una instrucción impresa que hizo distribuir a los curas y alcaldes de todo el reino para el acopio de producciones naturales, con la oferta de una medalla de oro de tres onzas que él generosamente costeó, como premio al esmero de quien remitiese la mejor colección de productos naturales. En 1797 el naturalista recorrió las provincias de Sonsonate y El Salvador y a continuación se le encomendó la tarea de analizar muestras de azogue procedentes de una mina de Chiapas y de verificar la importancia del salitre de Antigua, proporcionando informes oficiales sobre estos recursos. Pasó los últimos años de su vida en la capital guatemalteca tratando de reponerse de su quebrantada salud y ejerciendo la medicina en los períodos de mejoría. Una vez finalizada la Expedición Botánica, intentó vanamente regresar a México a través de Verapaz y El Petén, pero en su camino de retorno para embarcarse hasta Veracruz, donde debería reunirse con sus compañeros y trasladarse a la Península, empeoró de su enfermedad asmática, dolencia de la que murió en Campeche.
Dentro de la historiografía especializada, Longinos tiene fama de personaje polémico y un tanto oscuro, pero lo cierto es que, aparte de consideraciones subjetivas en torno a su personalidad, fue un naturalista laborioso y sobresaliente para la ciencia americana y un infatigable viajero, prototipo del observador curioso y del científico ilustrado.
Obras de ~: Compendio instructivo sobre el modo más seguro de disponer, juntar, conservar y remitir las producciones naturales, s. l., 1797 (inéd.); Apuntes sobre las observaciones hechas en la provincia de California, s. l., s. f. (inéd.).
Bibl.: L. B. Simpson, California en 1792: The Expedition of José Longinos Martínez, San Marino (California), Henry Huntington Library and Art Gallery, 1938; “The story of José Longinos Martínez. California’s First naturalist”, en Hispanic America Historical Review, XX, 4 (1940), págs. 646-649; F. de las Barras de Aragón, “Sobre el establecimiento de un Museo de Historia Natural en Nueva Guatemala y trabajos con él relacionados”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Madrid), XLI (1943), págs. 579-591; J. M. Quintana, José Longinos Martínez, miembro de la Expedición Botánica de 1786, México, Vargas Rea, 1945; L. B. S impson, Journal of José Longinos Martínez. Notes and Observations of the Naturalist of the Botanical Expedition in New and Old California and the South Coast, San Francisco, Santa Barbara Historical Society and John Howell, 1961; J. Rubio Mañé, “Muerte y entierro del naturalista José Longinos Martínez en Campeche. Año de 1802”, en Boletín del Archivo General de la Nación (México), II.ª serie, vol. VI, n.º 3 (1965), págs. 477- 481; J. C. Arias Divito, Las expediciones científicas españolas durante el siglo xviii. Expedición botánica de Nueva España, Madrid, Cultura Hispánica, 1968; A. Taracena Arriola, La Expedición Científica al Reino de Guatemala, Guatemala, Editorial Universitaria, 1983; S. Bernabeu, “Diario de las expediciones a las Californias” de José Longinos, Madrid, Doce Calles, 1994; J. L. Maldonado Polo, Flora de Guatemala de José Mociño, Madrid, Doce Calles, 1996; De California a El Petén. El naturalista riojano José Longinos Martínez en Nueva España, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1997; Las Huellas de la Razón. La expedición científica de Centroamérica (1795-1803), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001.
José Luis Maldonado Polo