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Pedro Raxis

Biografía

Raxis, Pedro. Alcalá la Real (Jaén), 1555 – Granada, 5.VI.1626. Pintor y estofador.

Miembro de una amplia familia de artistas del Renacimiento andaluz, oriundo el fundador, Pedro Raxis, el Viejo, de Cagliari, en Cerdeña, era hijo del escultor Melchor Raxis, su segundogénito, y de Francisca Serrano. Desde la infancia, como sus hermanos Gaspar y Melchor, entraría en contacto con las artes plásticas en el activo taller familiar, visitado por otros artistas como los Martínez Montañés —padre e hijo—, el escultor Jussepe de Burgos o el pintor Antonio Sánchez Ceria. A fin de completar su formación en algún afamado taller foráneo, hacia 1575, se traslada a Granada, donde ya su tío Pablo Raxis —después de Rojas— ejercía como escultor. Su maestro, y futuro suegro, será Juan de Orihuela, un pintor, dorador y guadamecilero, activo entre 1550 y 1579.

Sus comienzos profesionales hubieron de ser difíciles, pues aparte de las adversidades que conlleva, hubo otras personales. Él no llevó dote al matrimonio y la de su mujer, Melchora Marín, a punto estuvieron de perderla, judicialmente, por las deudas que había dejado al morir su suegro, cuyas obligaciones laborales pendientes también debió asumir. Además, estaba formando su taller, así, en 1580, adquiría en almoneda todo el utillaje del taller del arquitecto y escultor Juan de Orea.

De 1580 a 1600 es su etapa de consolidación y madurez.

Raxis será cada vez un artista más completo: pintor —dominando casi todos los géneros y técnicas—, dorador y afamado estofador, etc., y, a la par, su taller será cada vez más complejo y dinámico, de ahí que pueda abarcar cualquier encargo vinculado con las artes plásticas, sea del tipo y de la envergadura que fuere, pues en definitiva, dentro de su concepción protoempresarial, había que tenerlo siempre a pleno rendimiento para que fuera rentable. Varios hechos de distinto signo ayudan a ello: en primer lugar su larga descendencia familiar, que, en definitiva, era una carga económica —de su primer matrimonio nacieron trece hijos (cinco mujeres y siete varones), si bien tan sólo tres siguieron el oficio paterno, a saber Felipe, Bartolomé y Pedro, nacidos en 1586, 1592 y 1599, respectivamente—. Felizmente, en esos momentos tiene lugar un aumento de la demanda de bienes muebles de tipo religioso, debido a las corrientes culturales y pietistas derivadas del Concilio de Trento, y en el caso concreto del Antiguo Reino de Granada, esta demanda se acentúa por la gran pérdida de obras de este tipo que causó la sublevación de las Alpujarras.

Por último, la injusta situación laboral en que desarrollaban su actividad los artistas del momento, donde los comitentes imponían en sus contratos condiciones económicas muy abusivas, que limitaban la obtención de buenos beneficios —en 1582 contrataba ciertas obras para el retablo mayor de la Parroquia de la Asunción de Priego, por 1800 ducados, si el importe final de la tasación fuese menor, devolvería la demasía, mas si fuese al revés no cobraría nada—.

Paralelamente, aumentarán los aprendices y oficiales de su taller y cuando el encargo lo exigía Raxis buscaría la colaboración necesaria. Unas veces son de su mismo gremio, como los pintores Ginés López, Blas de Ledesma, Diego Domedel o Gabriel de Rosales; otras veces complementarios, como los escultores y retableros Pablo de Rojas, Bernabé de Gaviría o Alonso de Mena, con quienes colaboró en múltiples ocasiones, e incluso, en otros casos, subcontrataba parte del encargo a otro artista.

Son muchas las obras documentadas o atribuidas con mucho fundamento, mas no tantas las conservadas.

Uno de sus primeros encargos (1582) fue su intervención, junto con Ginés López, en el citado retablo de Priego de Córdoba. En concreto se trataba de pintar seis episodios de la Pasión de Cristo —óleo sobre lienzo adheridos a una tabla— y policromar su arquitectura. Si lo primero es un señero ejemplo de pintura romanista, en los bellísimos estofados que adornan su arquitectura se muestra más apegado a la tradición granadina. En esta misma línea está la policromía de la de la talla de San Gil, de 1585, titular de su antigua parroquia, hoy en la de Santa Ana. A estas fechas debe de corresponder su cuadro (óleo sobre lienzo) de la Anunciación de la Parroquia de San Cecilio, firmado como Pedro de Rojas y de una buena factura.

En 1586, acomete un proyecto de gran envergadura, la decoración, juntamente con Gabriel Rosales, de las bóvedas de la iglesia, sacristía, antesacristía y magna escalera del Hospital de Santiago de Úbeda, fundación del obispo Diego de los Cobos y con un programa iconográfico de tipo bíblico, histórico y funerario que tiene como fin la exaltación de la caridad.

A continuación decora las bóvedas de la nave central de la Parroquial de Villacarrillo. Se trata de otro excepcional conjunto manierista, dedicado a resaltar el papel que, gracias a Cristo, la Iglesia ha jugado en la Historia de la Humanidad.

Tan vastos proyectos, que confirman que ya para estas fechas Raxis sería ampliamente conocido, lo obligarían a pasar largas temporadas fuera de Granada, además de la necesaria colaboración del taller. No obstante, para 1588 ya estaría de regreso, pues, ahora, contrata el policromado del primer retablo de la Virgen de la Antigua de la Catedral, cuya imaginería, por fortuna conservada, en parte es obra de Pablo de Rojas, siendo las estofas de los diáconos san Lorenzo y san Esteban, obras maestras en su género. En 1590 otorgaba carta finiquito de este trabajo y firmaba su Milagro de San Cosme y San Damián para el Convento de los Mártires —hoy en el Museo de Bellas Artes—. En 1594 encarnaba y doraba el perizoma de uno de los crucificados más logrados de su tío, el de la antigua Sacristía de Beneficiados de la Catedral.

Tres años después, con Blas de Ledesma y Diego Domedel, emprende la decoración de la gran bóveda de la escalera principal del claustro de los dominicos de Santa Cruz la Real, desplegando un complejo programa iconográfico dedicado a exaltar a la Virgen María, a la Orden Dominica y a los Reyes Católicos, fundadores del convento. En ese mismo año y para la otra escalera pinta uno de sus cuadros más valorados por la crítica, La Aparición de la Virgen a San Jacinto.

La escena, de un brillante colorido va inserta en una diagonal y el rostro del santo es de un gran verismo.

En los umbrales del siglo XVII, Pedro Raxis está en su plenitud profesional y su taller sería el más capacitado para afrontar cualquier encargo, lo que se incrementaría aún más con la sucesiva incorporación de sus hijos. Ello le permitiría acudir a numerosas subastas de obras y en los lugares más dispares. Así, a finales de 1600, acude a Cádiz, concurriendo y adjudicándosele la decoración y la hechura de varias imágenes para el desaparecido retablo mayor de Gibraltar. Por estos años colabora en ese gran proyecto patrocinado por el Arzobispado, que tenía como objetivo dotar de retablo mayor a algunas parroquias de la capital —Santa Ana, Santa Escolástica o San Cecilio— o de algunos pueblos —Acequias o Albolote—. Diseñados por Ambrosio de Vico, el arquitecto de la Catedral, quien le imprime al conjunto un fuerte acento vignolesco, ensamblados por Miguel Cano y teniendo como autores de las tallas a Rojas y su círculo, en casi todos los casos las pinturas y el policromado del conjunto corresponde a Raxis y su taller. Así se cumple en los dos últimos, por fortuna los únicos conservados.

En el de Acequias, de 1601, sus pinturas, con un fuerte carácter narrativo, están dedicadas a la Vida de San Benito, aparte de un Calvario para el remate de la calle central, mientras que para el de Albolote, de mayores pretensiones, en 1605 contrató tanto las pinturas, dedicadas a los primeros momentos de la Vida de Cristo, como también la policromía del conjunto, aunque estas últimas labores, en 1607, las subcontrató al pintor Juan Martínez. Todo ello sin dejar de colaborar en la decoración del magno retablo de San Jerónimo de Granada, especialmente, a raíz de la ampliación de 1603, cuando la participación de su tío Pablo se hace mucho más activa.

En 1606 fallece su mujer, Melchora Marín, con la que había tenido trece hijos. A los dos años casa con la viuda Rafaela de los Reyes, trasladando su domicilio y taller a la parroquia de las Angustias. Varios hijos tendrá el matrimonio, destacando Baltasara, que, nacida en 1612, casó con el pintor Juan Vélez de Ulloa, en 1629. No son muchas las obras documentadas de este último período, aunque sí de gran trascendencia, más, a pesar de ello, las limitaciones económicas se acentúan, debido, básicamente a la ya comentada dureza de los contratos y, sobre todo, a que es el momento en que empiezan a contraer matrimonio los hijos y, en consecuencia, había que dotarlos.

En 1615 Ambrosio de Vico diseña el retablo de la parroquia de La Zubia, realizado en piedra y de un solo cuerpo y calle. Raxis hará su primitiva policromía y el soberbio y monumental lienzo de la Asunción de María, una de sus obras maestras, donde la delicadeza de la Virgen contrasta y se complementa con la fuerza y el brío de los apóstoles, que asisten expectantes al acto, todo ello, además, realzado con un exquisito dibujo y unos intensos y radiantes toques de color. Ese mismo año contrata, junto con Bernabé de Gaviria, el retablo mayor del desaparecido Convento, Casa Grande, de San Francisco. Una obra de gran envergadura, aunque las condiciones económicas impuestas por la comitente Francisca Fernández de Córdoba fueron realmente muy duras. Por estas fechas trabajó en el retablo de la capilla de Santa Ana de la Catedral, por encargo del gremio de los roperos.

En las pinturas de las calles laterales, directamente inspiradas en los grabados de Adrián Collaert, ofrece, con un desarrollo muy narrativo, algunos momentos importantes de la Vida de san Joaquín y santa Ana, mientras en el banco aparecen los evangelistas, representados como unos retratos de hombres adultos.

Precisamente, en este campo alcanzó una gran fama; se destacan el de San Juan de Dios —del Museo de la Casa de los Pisas—, los de algunos miembros de la nobleza y, sobre todo, aunque con mucho de taller, los de algunos arzobispos para el episcopologio, siendo realmente excepcional, por su profundidad, sobriedad e intensidad expresiva, el del promotor de esta galería fray Pedro González de Mendoza. Precisamente será él quien aconseje a los mercedarios descalzos que la talla de la Virgen de Belén, hecha por Alonso de Mena para su iglesia conventual —hoy en San Cecilio—, la estofase Pedro Raxis.

El 18 de mayo de 1626 otorgaba testamento. En él reconocía que tenía en su casa para policromar dos retablos de Alonso de Mena, uno para el Convento de Carmelitas Calzados de Alhama de Granada y el otro para el de San Jerónimo de Baza, que estaban ya casi totalmente acabados. El 5 de junio fallecía. Con su muerte se perdía uno de los artistas más completos y polifacéticos de la Granada contrarreformista, cuyas dotes como estofador fueron alabadas ya en su época por Pacheco y como pintor, en su momento por Ceán Bermúdez, y, finalmente, creador de uno de los talleres más prolíficos y polifacéticos que jamás haya conocido esa ciudad.

 

Obras de ~: Iglesia de San Cecilio, Granada, 1580; Iglesia de la Asunción, Priego de Córdoba, 1582; Iglesia, sacristía y antesacristía del Hospital de Santiago, Úbeda (Jaén), 1591; Museo de Bellas Artes, Granada, 1592 y 1597; Convento dominicano de Santa Cruz la Real, Granada, 1597; Museo de la Casa de los Pisas, Granada, s. f.; [imágenes para el retablo], Albolote (Granada), 1605-1607; Arzobispado, Granada, 1614; Catedral, Granada, 1616; La asunción de María y Policromía, La Zubia (Granada) 1615-1616.

 

Bibl.: F. Pacheco, El arte de la pintura, Sevilla, Simón Faxardo, 1649 (ed. B. Bassegoda i Hugas, Madrid, Cátedra, 1990, pág. 461); A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, Vda. de Ibarra, 1800 (pról. M. Morán Turina, vol. IV, Madrid, Akal, 2001, págs. 161-163); E. Lafuente Ferrari, Breve Historia de la pintura española, Madrid, Dossat, 1946, pág. 224; A. Llorden, Pintores y doradores malagueños: Ensayo histórico documental (Siglos XV-XIX), Ávila, Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, 1959, págs. 186-189; Martínez Ruiz, “El taller de Juan de Orez”, en Cuadernos de la Alhambra (Granada, Patronato de la Alhambra y el Generalife), 1 (1965), págs. 59-74; E. Orozco Díaz, Amor, poesía y pintura en Carrillo de Sotomayor, Granada, Universidad, 1967, págs. 121-146; D. Sánchez-Mesa Martín, Técnica de la escultura policromada Granadina, Granada, Universidad, 1973; M. Antequera, “Pintores granadinos, I”, en Temas de nuestra Andalucía (Granada, Caja de Ahorros), 20 (1973), pág. 8; M. Pérez Lozano, “Pinturas de Pedro Raxis en la Asunción de Villacarrillo”, en Aphoteca (Córdoba, Universidad), 5 (1985), págs. 78-97; L. Gila Medina, “Los Raxis: Importante familia de artistas del Renacimiento Andaluz. A ella perteneció el gran escultor Pablo de Rojas”, en Archivo Español de Arte (Madrid), 238 (1987), págs. 167-179; J. M. Gómez-Moreno Calera, La arquitectura religiosa granadina en la crisis del Renacimiento (1560/1650). Diócesis de Granada y de Guadix-Baza, Granada, Universidad, 1989; L. Gila Medina, Arte y artistas del Renacimiento en torno a la Real Abadía de Alcalá la Real, Granada, Universidad-Ayuntamiento de Alcalá la Real, 1991; R. López Guzmán y L. Gila Medina, “La arquitectura en Granada a finales del Siglo XVI: La escalera del Convento de Santa Cruz la Real”, en Cuadernos de Arte (CA) (Granada, Universidad), 23 (1992), págs. 159-188. L. Gila Medina, “En torno a los Raxis Sardo: Pedro de Raxis y Pablo de Rojas en la segunda mitad del Siglo XVI”, en Atrio (Sevilla), 4 (1992), págs. 35-47. J. Montes Bardo, El Hospital de Santiago de Úbeda. Arte, mentalidad y culto, Úbeda, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1995, págs. 67-145; B. Navarrete Prieto, La pintura andaluza en el Siglo XVII y sus fuentes grabadas, Madrid, Fundación de apoyo a la Historia del Arte, 1998, pág. 35; L. Gila Medina, “Nueva aproximación al retablo mayor de la desaparecida iglesia del Convento, Casa Grande, de San Francisco de Granada”, en CA, 30 (1999), págs. 81-99; Alhama de Granada. Patrimonio Artístico y Urbano, Granada, Ayuntamiento de Alhama de Granada, 2003, págs. 78-79.

 

Lázaro Gila Medina