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Gerard de la Plaine

Biografía

Plaine, Gérard de la. Señor de La Roche. ?, c. 1480 – Italia, 31.VIII.1524. Embajador, consejero de Estado, consejero de Hacienda.

Conocido como señor de La Roche fue hijo de Thomas de Plaine, señor de Maigny, canciller de Borgoña, y de Jeanne Le Gros. Los Plaine, apellido inicialmente ligado al mundo de los negocios, llegaron a ocupar un destacado lugar entre los oficiales y la abogacía del Franco-Condado, al servicio de los duques de Borgoña.

Gérard siguió, en buena parte, la línea iniciada por su padre tanto en los estudios universitarios como en su carrera política. En enero de 1496 se matriculó en la Universidad de Lovaina, y en 1504 alcanzó el puesto de maestro de peticiones en la Corte de Felipe el Hermoso, duque de Borgoña, y posterior rey de Castilla (1504-1506). El 8 de noviembre de 1511, Gérard fue designado presidente del Consejo Privado de la Regente, Margarita de Austria, y mantuvo su confianza hasta enero de 1515. Margarita, hija de Maximiliano I, y tía de Carlos, gobernó los Países Bajos y cuidó de cuatro insignes huérfanos llamados a regir el destino de otros tantos reinos: Leonor, Carlos (el futuro Carlos V), Isabel y María.

Siendo segundo en la línea de sucesión, Gérard de la Plaine diseñó su patrimonio sobre sus estados de La Roche, en Dijonais, y de Courcelles, en Hainaut.

Contrajo nupcias en dos ocasiones: en 1502, se casó con Bárbara de Neuchâtel, y tras su fallecimiento, en 1514, con Ana de Ray.

A instancia de las Cortes de Borgoña, Carlos tomó posesión, en 1515, del Ducado de Borgoña en los Países Bajos. Gérard fue sustituido por Jean Le Sauvage, que alcanzaría el puesto de canciller, aunque el de Plaine mantuvo su posición como maestro de peticiones y un destacado salario. En estos años Gérard tiene interés por la obra de Erasmo de Rótterdam, nombrado consejero del príncipe Carlos, y mantiene correspondencia con el humanista, quien ya ha escrito por entonces, entre otras obras: el Elogio de la locura (1511) y su Institutio Principis Christiani (1515), en las que propone una reforma gradual y pacífica de la iglesia y de la sociedad de su tiempo. En la Institutio se daban, además, una serie de recomendaciones para orientar la educación política del Soberano.

En 1519 la Corte y con ella Gerárd se dirigió a Alemania con objeto de promocionar la elección de Carlos V como Emperador. Francisco I de Francia y el papa León X se opusieron a las pretensiones del aspirante.

El rey francés, alarmado por el peligro que esto podría suponer para una Francia rodeada por naciones en poder de Carlos, optó a la sucesión imperial.

Por su parte, el papa León X, que temía la concentración de poder en el flamenco-español, heredero de los reinos italianos de su abuelo materno, también decidió oponerse. Carlos V fue elegido en junio “Rey de Romanos”, frente a otras candidaturas, y posteriormente fue coronado en Aquisgrán, en 1520.

El fallecimiento del gran canciller Jean Le Sauvage al comenzar las Cortes en Zaragoza, en 1518, y la muerte de Guillermo de Croy, señor de Chièvres, en Worms en mayo de 1521, permitieron cierto relevo generacional en la Corte de Carlos V y favoreció las aspiraciones de figuras como la de Gérard de la Plaine, en un momento en el que empezaban a reorganizarse distintas funciones políticas en los Consejos.

Mientras la Corte zarpaba desde La Coruña hacia Flandes, en mayo de 1520, la regencia de Adriano de Utrecht en los reinos de España convertiría aquellos territorios en un auténtico polvorín. En su trayecto, la comitiva, en la que estaba Gérard, se detuvo en Inglaterra para visitar a sus tíos los reyes Enrique VIII y Catalina de Aragón, y ganarse al Rey para su causa imperial, ya que Francisco I pretendía una alianza anglo-francesa contra Carlos. De hecho, el de Plaine participó en el encuentro que Carlos V y Enrique VIII mantuvieron en la ciudad de Calais, en 1521. Catalina, auxiliada por el diplomático español Bernardino de Mesa, fue siempre gran valedora de su sobrino en la corte inglesa mientras mantuvo el favor del rey Enrique VIII.

El creciente descontento en Castilla entre las elites castellanas, ante la supuesta marginación a la que habían sido sometidos por la Corte flamenca, abriría el camino a la guerra de las Comunidades. La espita de las Germanías, en Valencia y Mallorca, con un carácter más social que político, no haría sino ensombrecer el panorama político español. La desaparición de la escena política de Jean Le Sauvage, un gran partidario de la alianza con Francia, y el contexto políticoreligioso de aquellos años, dieron un giro espectacular a los acontecimientos. Aprovechando el momento de debilidad que suponían las Comunidades y las Germanías, la expansión de la herejía luterana y el imparable avance de los turcos, que amenazaba con extenderse hacia el corazón de los Habsburgo, Francisco I, que no había olvidado sus rivalidades con el Emperador, le declaró la guerra.

Gérard de la Plaine también formó parte del séquito borgoñón que acompañó a Carlos V en su viaje a España, quien regresaba en la primavera de 1522.

El Señor de La Roche era miembro del Consejo de Estado y experto en los asuntos de los Países Bajos.

Ese mismo otoño, Carlos V proclamaba públicamente en Valladolid una serie de condenas que afectaban a miembros de la Junta y a unas trescientas personas implicadas en las Comunidades, hechos a los que siguieron distintas confiscaciones y medidas de represión.

En la declaración de nuevas hostilidades, Francisco I apoyó, en 1521, al Rey de Navarra en su pretensión de recuperar la mitad subpirenaica, de donde fue desalojado el mismo año por el Emperador. En virtud del Tratado de Windsor, en junio de 1522, Carlos V sellaba una alianza imperial con su antiguo preceptor, el papa Adriano VI, y con Enrique VIII de Inglaterra, frente a Francisco I. En la múltiple ofensiva contra Francia en 1523 participaron fuerzas inglesas, alemanas, flamencas y españolas, logrando forzar la retirada francesa desde Milán a Génova, mientras otro ejército recuperaba Fuenterrabía, en 1524, y se preparaba para invadir el sur de Francia. El Tratado de Windsor, firmado gracias a la habilidad de Gérard, resultó decisivo para el resultado final de las campañas llevadas a cabo en varios frentes, que terminaron en 1525 con la captura en el sitio de Pavía del rey francés y su traslado a España. Pareció entonces que el Emperador estaba en la situación más favorable para conseguir una paz estable que, sin embargo, no sería duradera.

Gérard de la Plaine continuó ejerciendo labores diplomáticas de alto nivel, siendo enviado con una importante misión ante el papa Clemente VII en el verano de 1524. Italia seguía siendo el gran proyecto político sobre el que había venido trabajando Mercurino Gattinara, y en este momento parecía a punto de lograrse. Sin embargo, poco después de su llegada a Italia fallecía Gérard, el 31 de agosto de 1524. El activo embajador y diplomático, dejaba tras de sí una larga lista de servicios en la Corte del Emperador. En el horizonte, empezaban a gestarse los primeros contactos para la formación de una nueva alianza antiimperial, nuevamente desde Italia, la llamada Liga de Cognac o Clementina.

 

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Porfirio Sanz Camañes

 

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