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Jean Glapión

Biografía

Glapion, Jean. La Ferté-Bernard (Francia), c. 1460 – Valladolid, 14.IX.1522. Franciscano (OFM), confesor de Carlos V y consejero de Estado.

Natural de La Ferté-Bernard (provincia de Maine), ingresó en la rama observante de la Orden franciscana en Le Mans, más tarde estudió Teología en la Universidad de París y después pasó muchos años en el convento de franciscanos de Brujas, del cual fue su guardián desde 1508. Adalid de la observancia en Francia, entró en conflicto con sus hermanos conventuales y luchó en contra de los manejos del padre Gil Delfini, ministro general de la Orden, y del padre Bonifacio de Ceva, provincial de Francia, partidarios de la reforma dentro de la rama conventual y de la unión de observantes y conventuales. Entre 1513 y 1515, siendo todavía guardián del convento de Brujas, envió diferentes cartas a Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos, donde la informaba de las actuaciones a tomar frente a las intrigas de los conventuales, lo que le valió en el futuro la ayuda y simpatía de la gobernadora.

Ganado el pleito de los conventuales frente al padre Ceva, renunció a la guardianía de Brujas y fue sustituido por Juan de Tecto; se dispuso a marchar hacia Roma, donde se encontraba en abril de 1516. Allí expuso su postura al frente de los observantes de Brujas. En 1517 fue elegido comisionado para las provincias franciscanas ultramontanas y un año después, procurador de toda la Orden. Reorganizó la provincia franciscana de Francia, dividiéndola entre la rama conventual, provincia Francia, y la observante, provincia Franciae Parisiensis. En 1519 alcanzó el ministerio de esta provincia observante.

Cuando Carlos V regresó a Bélgica, a comienzos de junio de 1520, lo hizo bajo la influencia de los usos y costumbres de la Corte castellana. Su primera experiencia hispana motivó una serie de cambios e innovaciones de largo alcance, en su entorno inmediato, la primera de las cuales fue la elección de un confesor-consejero. Estas medidas se desarrollarían con mayor amplitud tras el fallecimiento, en mayo de 1521, de Guillermo de Croy, señor de Chièvres.

Su confesor Juan Brisselot, que sucedió a Miguel de Pavía, obispo auxiliar de Cambrai, renunció al cargo y al obispado de Oristán (16 de abril de 1520), que se le había prometido, para retirarse a la abadía de Hautmont y prepararse para su muerte. Se consideró entonces el nombramiento a su lado de un confesor- consejero, a imitación de las figuras de fray Hernando de Talavera o Francisco de Cisneros con Isabel la Católica. Fue elegido Jean Glapion, parece ser que por consejo del francófilo Adriano de Utrecht y de Guillermo de Croy, al cual le fue muy ventajoso este nombramiento para acercarse a la Monarquía francesa con fines políticos, sin olvidar, a su vez, las amables palabras de Margarita de Parma. Durante su primer viaje a España, Carlos V aludió a su gran estima por el ministro provincial de los observantes de la provincia de París, como religioso culto y eminente sin duda gracias a los buenos informes de su buen amigo el padre Francisco de los Ángeles Quiñónez, unido a Jean Glapion por sus planes de reforma de la Orden y sus proyectos misioneros en América.

No se sabe con exactitud cuándo recibió Glapión el título de confesor, ya que éste no se tramitó a través de un despacho de la Cancillería, sino por carta. Algunos autores como Baumgarten señalan la fecha de octubre de 1520. De lo que no hay duda es de que León X reconocía un año más tarde la incompatibilidad de sus funciones como ministro provincial y confesor del Emperador al aconsejar a los miembros del Capítulo, celebrado en Metz el 26 de junio de 1521, elegir un nuevo provincial para Francia, a fin de que Glapion se ocupase enteramente del servicio del Soberano.

La misión de Glapion como confesor de Carlos V fue mucho más amplia que la de sus antecesores en el cargo y éste inauguró la serie de confesores-consejeros que jalonaron la vida de Carlos V: García de Loaysa, general de los dominicos (1523); Juan de Quintana, franciscano (1530-1534); Juan de Feranio, dominico (1532-1539); Diego de San Pedro, dominico (1537); Antonio de Guevara, franciscano (1537-1543); Pedro de Soto, dominico (1544-1547); Domingo de Soto, dominico (1548-1549), y Juan de Regla, jerónimo, durante su retiro en Yuste. Desde su nombramiento, el confesor podía entrar en todas las sesiones del Consejo de Estado y en la capilla de la Corte ocupaba un lugar de honor.

Jean Glapion disfrutó de un gran poder político en las decisiones imperiales, entre 1520 y 1522, fecha de su muerte. La primera colaboración clara de Glapion en la política de Carlos V fue en la propuesta de creación de nuevos obispados en Bélgica, propuesta que, debido a la guerra contra los Valois en Italia, no terminaría de cuajar hasta 1559, cuando, el 12 de mayo de este año, Pablo IV emitió la bula de erección de estos obispados. En la Dieta de Worms tuvo además una gran influencia, mostró cierta proximidad a las tesis de Lutero y buscaba la reconciliación con Federico de Sajonia (postura de la cual se alejaría posteriormente).

Desempeñó también un papel activo en la represión del luteranismo en Flandes y en la mediación para conseguir la paz con el Soberano francés. Jerónimo Aléandre, enviado por León X con la misión de hacer cumplir la bula Exsurge (15 de junio de 1520) contra las doctrinas de Lutero, consideraría que Glapión era el personaje más importante de la Corte. En 1522 en virtud del breve Alias felicis fue escogido para seleccionar a misioneros franciscanos para la Nueva España.

Había recibido esta orden del Emperador el 21 de abril de 1521 con amplias facultades para el ejercicio de su ministerio, eligiendo, entre otros, a Pedro de Gante, Juan de Tecto, que fue profesor de la Sorbona y su sucesor en la guardianía de Brujas, y al predicador Juan de Ayora.

Formó parte del séquito de Emperador durante su segundo viaje a Castilla, en el verano de 1522. Por su posición preeminente en el ánimo de Carlos V, fue de los miembros integrantes de la primera versión del Consejo de Estado, que por aquellos días cobró forma en tierras castellanas, organismo que no era sino el fruto de la evolución dirigida por Gattinara de los consejos Privado y Secreto que habían asesorado a Carlos V durante los años anteriores. A mediados de agosto de este año, el embajador Salinas informaba al infante Fernando de que “confesor y Nasaot y Chanciller y gran maestre, pues son solo ellos por quien este hecho y aun los otros han de pasar”. Poco más tarde, Glapión enfermó, el 14 de septiembre en el monasterio de Santa Clara, de Valladolid, “[...] y sintió mucha pena el emperador por su muerte”, justo antes de que el Emperador realizase serias reformas en sus consejos y en la Casa Real.

 

Bibl.: H. Baumgarten, Geschichte Karls V, vol. I, Stuttgart, 1885, pág. 391; H. L ippens, “Jean Glapion, defenseur de la reforme de l’observance, conseiller de l’empereur Charles-Quint”, en Archivum Franciscanum Historicum, 44 y 45 (1951 y 1952), págs. 3-70 y págs. 3-71, respect.; M. López del Campillo, “Margarita de Austria, duquesa de Parma”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), 145 (1959), págs. 145-178; M. de Castro, “Adriano de Utrecht y el gobierno de las Indias (1515-1522)”, en Archivo Ibero-americano (AIA), 29 (1969), págs. 377 y ss.; “Confesores franciscanos en la Corte de Carlos I”, en AIA, 138 (1975), págs. 253-312; J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V. Los Consejos y los consejeros de Carlos V, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 178-179.

 

Félix Labrador Arroyo y Santiago Fernández Conti