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García Fernández Manrique

Biografía

Fernández Manrique, García. Conde de Osorno (III). ?, ú. t. s. xv – Madrid, 28.V.1546. Asistente de Sevilla, juez de la Armada de Averías, presidente del Consejo de las Órdenes y miembro del Consejo de Indias.

Pertenecía a una familia de señeros orígenes nobiliarios. Fue III conde de Osorno, con Grandeza de España, título que había sido concedido a su familia por el rey Juan II, en 1445.

En 1523, se le documenta por primera vez desempeñando el cargo de asistente real en la ciudad de Sevilla, puesto que debía ser de la absoluta confianza del Emperador. No en vano, el asistente se encargaba de recaudar las remesas reales que llegaban a Sevilla procedentes de las Indias. En caso de que fuera necesario también se encargaba de gestionar el “secuestro” de partidas de numerario. Precisamente, en 1523 un grupo de personas agraviadas redactaron un extenso memorial quejándose de la confiscación de algunas partidas que había ejecutado el conde de Osorno. Pero sus peticiones no prosperaron porque el asistente actuó siguiendo estrictas instrucciones reales.

En ese mismo año aparece también como juez de la Armada Guardacostas de Andalucía. Y ello debido a que la Corona, máxima autoridad de la Armada, delegó su poder en el asistente de Sevilla. Como juez de esta Armada se encargó de su organización y de su apresto. Designó a su hermano Pedro Manrique como capitán general de la misma.

El 1 de enero de 1529, fue designado presidente circunstancial del Consejo de Indias, por ausencia de su titular, fray García de Loaisa, OP. No se incorporó al cargo hasta el 27 de julio de 1529. Desde entonces se le asignó un salario extraordinario de 100.000 maravedís anuales.

Ernesto Schäfer ha insistido en que no fue el segundo presidente del Consejo de Indias, como algunos han pretendido, sino sólo el sustituto ocasional.

De hecho, cuando a finales de 1533 regresó el cardenal Loaisa, volvió a ocuparse de la presidencia, pasando Osorno a consejero. Con posterioridad, volvió a ejercer de presidente ocasional en las no pocas veces en que el cardenal, confesor del Emperador, lo acompañó fuera de España. Desde 1535, cuando volvió a ocupar provisionalmente la presidencia, se le asignó un salario de 300.000 maravedís anuales.

En agosto de 1529 Carlos V remitió, desde Génova, una orden para que se reuniesen conjuntamente los Consejos de Indias y de Castilla, con el objeto de tratar algunos asuntos delicados con respecto al Nuevo Mundo. Decidieron suprimir la encomienda y, a cambio, imponer a los indios un tributo muy moderado.

También debió enfrentarse a los problemas de la Nueva España, optando por recomendar a Antonio de Mendoza, comendador de Socuéllamos, como virrey.

Asimismo, tuvo que tomar importantes decisiones sobre el modelo de navegación con las Indias, puesto a prueba continuamente por los corsarios. Todo ello ocurrió siendo presidente circunstancial del Consejo de Indias el conde de Osorno.

Pero no fue el último asunto trascendente que tuvo que dirimir. Desde 1540 participó en Valladolid en una junta que deliberó sobre la libertad de los indios.

Leyeron y reflexionaron sobre un extenso memorial presentado por el dominico fray Bartolomé de Las Casas. Las deliberaciones duraron casi dos años y los informes sirvieron de base para la redacción, poco tiempo después, de las famosas Leyes Nuevas.

En 1541, después de la fallida campaña de Argel, Osorno continuaba figurando en la nómina del Consejo de Indias, junto a Loaisa, Beltrán, Suárez, Bernal y Velázquez. Y en dicho cargo continuó hasta 1546.

Se desposó con una hija de la marquesa de Aguilar, recibiendo una cuantiosa dote. Llegó a poseer una gran fortuna, basada, sobre todo, en su extensa propiedad rústica. Hay una Real Cédula, dada en Guadalajara el 7 de octubre de 1546, en la que el Emperador pidió un préstamo para armar un ejército de entre 45.000 y 50.000 infantes. Para ello recurrió a personas acaudaladas, en cuya nómina aparece el conde de Osorno al que se le solicitaron 5.000 ducados.

El 28 de mayo de 1546 falleció en Madrid. Trabajó en los asuntos del Consejo de Indias hasta muy poco tiempo antes de su óbito.

 

Bibl.: D. Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, t. III, Madrid, Imprenta Real, 1796 (reed. 1988); F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía española (1521-1812), Madrid, Consejo de Estado, 1984; F. González-Doria, Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España, Madrid, Editorial Bitácora, 1987; R. Carande, Carlos V y sus banqueros, Barcelona, Crítica, 1990; R. Sánchez Saus, Linajes sevillanos medievales, t. I, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1991; A. de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano, Madrid, Universidad Complutense, 1991; E. Mira Caballos, La Armada Guardacostas de Andalucía y la defensa de la Carrera de Indias (1521-1550), Sevilla, Muñoz Moya Editor, 1998; J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V. Los Consejos y los consejeros de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Carlos V y Felipe II, 2000; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, Madrid, Marcial Pons, Ediciones de Historia, 2003.

 

Esteban Mira Caballos