Ybarra Gutiérrez de Cabiedes, Juan María. Bilbao (Vizcaya), 1.I.1809 –25.XI.1887. Empresario e industrial.
El mayor de los hijos de José Antonio Ybarra de los Santos y de Jerónima Genoveva Gutiérrez de Cabiedes. Su padre, el patriarca de la familia, provenía de una familia originaria de la zona de las Encartaciones vizcaínas, pero asentado en Bilbao al casarse. Pronto fue abandonando su inicial carrera de procurador, para dedicarse al comercio, y especialmente al de mineral de hierro. Cuando en 1825, con sólo dieciséis años, su hijo Juan María se incorporó al escritorio, la empresa familiar estaba plenamente establecida y convirtiéndose en la más importante de ese tráfico en Bilbao. Poco después, en 1829-1830, realizó un largo viaje por Madrid, Sevilla, Cádiz y Valencia que consolidó la red comercial de la casa “Ybarra, Mier y Compañía”. Comenzó así Juan Ybarra una dedicación profesional siempre en torno de los negocios familiares que sería el eje de su vida futura. Su carácter emprendedor, esforzado y decidido, le colocó desde el principio en un papel relevante en la estructura de los negocios familiares. Su entrada como socio en la compañía se produjo en enero de 1834 —al cumplir los veinticinco años— y fue progresivamente adoptando un liderazgo creciente.
Este talante se manifestó también con motivo de la inmediata guerra carlista. Juan Ybarra fue herido de gravedad en noviembre de 1836, mientras formaba parte de la Guardia Nacional que defendía Bilbao de los carlistas. Como otros personajes relacionados con el mundo del comercio y la industria bilbaínas del periodo, se vinculaba políticamente al liberalismo de corte moderado, de matiz librecambista inicialmente, pero evolucionando hacia un estricto proteccionismo según se ampliaban sus intereses industriales. En su caso, el componente empresarial primó claramente sobre la actividad política o pública, quedando su hermano Gabriel como representante de la rama bilbaína de la familia es esos ámbitos. Las iniciativas de Juan se concentraron en el turbulento período inmediato a la Guerra Carlista. En 1839 fue elegido apoderado a Juntas Generales, y en el otoño de 1841 se vio involucrado en el fracasado pronunciamiento moderado contra el ministerio-regencia de Espartero, lo que le costó un proceso político y el pago de una cuantiosa multa. Tras esta experiencia, sus nombramientos públicos se limitaron a un par de participaciones en las asambleas provinciales en las décadas de 1850 y 1860.
En febrero de 1838 se casó en Irún con María Luz Arregui Heredia, de una familia de indianos de origen guipuzcoano, con la que tuvo seis hijos. El matrimonio se estableció en la Ribera de Bilbao, muy cerca del escritorio. La característica más notable del funcionamiento de esta generación de la familia Ybarra era su estructuración como clan homogéneo y estable. Las vías practicadas fueron varias: una política de enlaces matrimoniales que parece calculada al detalle; la permanente asociación de intereses empresariales; una colaboración sinérgica entre los diferentes miembros del clan sin disputas aparentes; y el acceso paulatino y equilibrado de las generaciones a la cabeza de los asuntos familiares.
En el campo empresarial, el método empleado para conseguir la unidad del clan fue el mantenimiento interrumpido de una sociedad central “familiar”, que se dedicaba a todo tipo de actividades mercantiles, y que era propietaria de los principales activos del grupo. La primitiva “Ybarra, Mier y Cía.”, fundada en 1827 (a la que se incorporó Juan Ybarra en 1834) fue sucedida por varias de igual nombre, de las que fueron desapareciendo por distintas vías los socios ajenos a la familia. Tras el fallecimiento de José Antonio Ybarra (1849) y José Antonio de la Mier (1854), se constituyó “Ybarra Hermanos y Cía.”, dominada completamente por Juan y Gabriel Ybarra Gutiérrez de Cabiedes y su cuñado Cosme Zubiría, que se fue renovando hasta 1873.
Bajo el impulso de Juan Ybarra, las actividades de estas sociedades fueron desplazándose durante la década de 1840 desde el comercio hacia la denuncia y explotación de minas en Triano y Somorrostro. Esta toma de posiciones iniciales se continuó durante los años siguientes, conformándose el grupo Ybarra como los principales propietarios mineros de Vizcaya. Su explotación se hacía directamente o a través del arrendamiento a otras sociedades. Los beneficios adquiridos por este medio se fueron invirtiendo en múltiples campos: bancos, navieras, sociedades mineras, ferrocarriles, etc. Pero el principal fue la industria siderúrgica.
En 1846 adquirieron una antigua fundición en Guriezo (Cantabria) donde levantaron un horno alto de carbón vegetal bajo la razón social de “Fábrica de Hierro de Nuestra Señora de la Merced”. Durante esta época los Ybarra se asociaron en el negocio siderúrgico con la familia gerundense Vilallonga, con gran experiencia en el sector. Las limitaciones técnicas de la fábrica forzaron la construcción de una nueva planta de tecnología más avanzada, “Nuestra Señora del Carmen” instalada en el Desierto de Baracaldo en 1855. En esta empresa, Juan Ybarra se asoció con José Vilallonga, que pronto entraría en la familia a través del matrimonio. Esta iniciativa abrió el camino hacia la formación del complejo industrial de la margen izquierda de la ría del Nervión, el mayor de Vizcaya durante más de un siglo.
A finales de la década de 1860, la extensión del convertidor Bessemer para la producción de acero y la excelente aplicación del hierro vizcaíno en esa tecnología, impulsó el interés de los industriales europeos hacia las minas de Vizcaya. Juan Ybarra y sus socios aprovecharon la situación para realizar un gran salto empresarial. Establecieron importantes contratos de arrendamiento de minas y una concesión ferroviaria con sociedades internacionales constituidas al efecto (Orconera en 1873 y Franco-Belga en 1876), en la que ellos mismos se reservaron una participación, que les garantizaron ingentes recursos por vía de la exportación y acarreo del mineral, y un suministro regular de mineral para sus instalaciones. Juan Ybarra, fue el único socio que se mantuvo en Bilbao durante el nuevo cerco carlista a la Villa a fines de 1873, pero en estas fechas comenzó el proceso que llevaría a la siguiente generación al frente de los negocios, con la incorporación de los hijos mayores de cada rama a la sociedad familiar y los otros negocios.
Tras el final de la guerra se acometió la ampliación de la actividad industrial, completada con la fundación de la sociedad anónima “Altos Hornos y Fábricas de Hierro de Bilbao”. Fue constituida en 1882 sobre las aportaciones de las instalaciones industriales (La Merced y El Carmen), varias minas y contratos de suministro de mineral de los Ybarra, y capitales locales, de Madrid y Cataluña. Esta fecha significa la culminación de la actividad empresarial de Juan Ybarra. La ampliación de los negocios y de los titulares hizo pronto imposible el sistema de gestión colectiva y forzó la división de las participaciones entre las distintas ramas familiares. Incluso, sus propios hijos varones (José Antonio, Juan Luis y Ramón Ybarra Arregui) mostraron pronto diferencias de carácter e intereses, lo que aceleró su fin como grupo empresarial activo.
Aunque nunca demostró las inquietudes religiosas de otros miembros de su familia, Juan Ybarra participó en diversas iniciativas culturales y benéficas en sintonía con su posición. Así, fue miembro del Consejo-Patronato de la Sociedad “La Enseñanza Católica” que creó la Universidad de Deusto, y de la Comisión de la “Escuela y Patronato de Obreros San Vicente Paul” desde 1879. Aunque sea difícil de precisar, a su muerte el patrimonio acumulado rondaba los siete millones de pesetas. Su fallecimiento tuvo lugar el 25 de noviembre de 1887, en su casa del bilbaíno Campo Volantín, n.º 23.
Bibl.: Conde de Urquijo, Noticias genealógicas, Bilbao, 1912; C. M. Abad (SJ), Vida de la sierva de Dios D.ª Rafaela Ybarra de Vilallonga, fundadora de la Congregación de Religiosas de los Santos Ángeles Custodios, Bilbao, E. Verdes, 1919; A. García Carraffa, Enciclopedia heráldica y genealógica hispanoamericana, t. 44, Madrid, A. Marzo, 1932; VV. AA., Altos Hornos de Vizcaya, 1902-1952 (Libro del Cincuentenario), Bilbao, Altos Hornos de Vizcaya, 1952; J. Agirreazkuénaga (dir.), Diccionario Biográfico de los Diputados Generales, Burócratas y Patricios de Bizkaia (1800-1876), Bilbao, Juntas Generales de Bizkaia, 1995; P. Díaz Morlán, Los Ybarra. Una dinastía de empresarios, 1801-2001, Madrid, M. Pons, 2002; J. de Ybarra e Ybarra, Nosotros, los Ybarra. Vida, economía y sociedad (1744-1902), Barcelona, Tusquets, 2002.
José María Beascoechea