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Francisco de las Rivas y Ubieta

Biografía

Rivas y Ubieta, Francisco José de las. Marqués de Mudela (I). San Esteban de Irazagorría, Gordejuela (Vizcaya), 2.XI.1808 – Madrid, 7.V.1882. Empresario industrial y político.

Nació en San Esteban de Irazagorría, valle de Gordejuela. Hijo de Prudencio María de las Rivas y Lambarri y de María Águeda Ubieta y Salazar, naturales de Gordejuela. Su madre, María Águeda era hermana del indiano Manuel Ubieta, quien le donó a su hermana una importante fortuna. Según Ovilo (1847), “sirvió para ayudar a este Diputado a formar su primera casa de comercio y giros”. Francisco José de las Rivas aprendió a leer, escribir y los rudimentos de la aritmética, en el propio valle. A los quince años, se trasladó a Madrid, para servir como dependiente de dos comerciantes originarios de Gordejuela casados con dos tías suyas. En Madrid se introdujo en la consolidada comunidad de comerciantes vascos.

En 1822 se dirigió a Granada “donde desempeñó su carrera mercantil en la respetable y acreditada casa de D. Jose María Zavala, paisano suyo y unido por estrechas relaciones de amistad a su familia, continuando en ella hasta 1829”. Se estableció de forma autónoma en el comercio de paños en Andalucía occidental. En 1834, abandonó Granada, huyendo del cólera morbo y contrajo matrimonio con Rosa Urtiaga Rivas, hija de Manuel Gregorio Urtiaga, un importante comerciante de origen vasco afincado en Madrid, de quien aprovechó el paisanaje y el parentesco para entrar en el mundo de los negocios.

Según las escrituras matrimoniales, Francisco de las Rivas aportó un activo patrimonial que ascendía a 1.072.131 reales y el pasivo a 440.184 reales y su capital patrimonial se limitaba a dos casas de Gordejuela, heredadas de sus padres. Se afincó definitivamente en Madrid, y siguió siendo un burgués promotor de empresas, en contraposición a la clásica figura del burgués rentista. Se adscribió a la causa liberal y actuó desde su ala más progresista, en la que coincidió con otros importantes personajes financieros.

Algunos, tales como Juan Guardamino, Juan Fagoaga Dutari, Juan Muguiro Iribarren, Domingo Norzagaray, compartían una afinidad de origen territorial.

En 1836 era oficial de la Milicia Nacional.

El citado grupo, pertenecía al círculo más próximo de Mendizábal. Su compromiso político con el liberalismo progresista de Mendizábal contribuyó a su enriquecimiento mediante la compra de bienes desamortizados.

Fue contratista de obras, beneficiándose de las ventajas que le reportaba su pertenencia al círculo de liberales progresistas de Mendizábal. Se convirtió también en empresario agrario vitivinícola.

Valiéndose de sus propios recursos, compró tierras en La Mancha y se convirtió en un empresario agrícola especializado en la explotación vitivinícola.

En 1846, el patrimonio de Rivas había crecido un 3000 por cien en relación a 1834. Su renovado activo poseía una amplia gama de bienes y valores: desde participaciones en fábrica de hilados, La Palma en Granada, hasta numerosas propiedades de tierras e inmuebles urbanos en Madrid (3.641.226 reales de valor, algunos de los cuales procedían de la dote de su mujer) como fuera de Madrid (3.132.943 reales de valor) en Vizcaya, Álava, Logroño, Granada, Córdoba.

En suma, participó de la fiebre especuladora de la década de 1840, formando entidades financieras o de construcción en los núcleos urbanos.

Sufrió una recesión económica durante la crisis de 1847-1848. Participó junto al marqués de Salamanca en el mercado inmobiliario de Madrid. Finalmente, en 1879 adquirió la fábrica siderúrgica que, desde 1871, la sociedad inglesa The Cantabrian Iron Company Limited estaba construyendo en Sestao. Su funcionamiento significó la cima de su carrera empresarial y que se convirtiera en uno de los pioneros de la siderurgia vasca. Realizó una inversión cercana a los 9 millones de reales y su nueva fábrica, denominada San Francisco del Desierto, disponía de cuatro altos hornos para la fundición de lingote. Su producción se dirigió a los mercados de Inglaterra y Alemania.

En 1872 ocupaba el segundo lugar en la lista de los cincuenta mayores contribuyentes por contribución territorial de la provincia madrileña. Al final de sus días, dejó una saneada fortuna caracterizada por la diversidad de su patrimonio y estructura de ingresos, con una óptima liquidez y rentabilidad. En definitiva, Francisco de las Rivas ejemplifica a un homus economicus frente a la cómoda posición rentista.

En 1839 fue nombrado vocal de la Junta de Comercio de Madrid y, en 1840, su vicepresidente. En 1843 fue nombrado director suplente de la Sociedad de Seguros Mutuos de incendios de casas y un año más tarde, director. En 1844 fue nombrado cónsul propietario del Tribunal de Comercio de Madrid. En 1845 fue acreditado como cónsul general de la República del Ecuador. Su trayectoria política y económica representa en Madrid a la primera generación de burgueses que iniciaron la evolución de las empresas agrarias a las industriales.

A partir de 1840, su liberalismo se fue templando y apoyó los gobiernos liberales moderados. Finalmente, aspiró al ennoblecimiento. Los matrimonios de sus hijas los dirigió hacia representantes de la nobleza en declive económico. Así el 22 de enero de 1859, José Valenzuela Lassu, marqués de Puente de la Virgen, obtuvo licencia para contraer matrimonio con una de ellas, y el 17 de febrero de 1862, concedió licencia a Antonio Losada Fernández de Liencres, conde de Valderrama, para que pudiera contraer matrimonio con otra de sus hijas.

Fue elegido al Congreso de Diputados por el distrito de Bilbao desde 1846 hasta las elecciones de 1851. Cuando se producía un ataque al régimen foral, se alineaba con las respuestas de los fueristas. Sus intervenciones parlamentarias demuestran que seguía estrechamente las preocupaciones de la burguesía liberal bilbaína y que en cierta manera, representaba los intereses de Bilbao en el centro de decisiones del nuevo Estado liberal.

En las elecciones de 1853, sólo se presentó por el distrito de Gergal (Almería) en el que de nuevo fue elegido. El 14 de enero de 1864, juró el cargo de senador vitalicio. En adelante, fue su hijo quien le sucedió en el acta de diputado por el distrito de Gergal. En su calidad de senador, intervino en el famoso debate sobre los Fueros, iniciado por el senador Sánchez Silva. Frente a la opinión expresada por Sánchez Silva al que le calificó de “mi antiguo amigo”, declaró lo siguiente: “los que hemos sido Diputados a Cortes por las Provincias Vascongadas, hemos votado los impuestos que pagaban las otras provincias. Yo, que he tenido la honra de representar repetidamente la capital de Vizcaya, he tenido especial cuidado de no tomar parte en las leyes de presupuestos ni en otras en las que las Provincias no tenían interés, o por lo menos en aquellas para las cuales no contribuían con sus impuestos”.

En 1872 fue elegido senador por Ciudad Real y participó en la Asamblea Nacional de 1873. Al comienzo de la Restauración, en 1876 de nuevo resultó elegido senador por Ciudad Real y en 1877 recibió el nombramiento de senador vitalicio. En 1881, su hijo fue elegido senador por Vizcaya. El 8 de febrero de 1840, Francisco José de las Rivas fue nombrado Caballero de Carlos III y el 25 de noviembre de 1867 le concedieron el título de marqués de Mudela. Además, obtuvo otros honores tales como el de Gentilhombre de la Cámara Real (de Isabel II y de Alfonso XII), Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, Padre de la Muy Noble y Muy Leal provincia de Vizcaya.

 

Fuentes y bibl.: Archivo De La Casa De Juntas De Guernica, Régimen Foral, reg. 18, leg. 9; Archivo Histórico Nacional, Consejos, 8987 y 8969; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 27 n.º 12, 28 n.º 4, 28 n.º 18, 32 n.º 19, 39 n.º 4, 42 n.º 4 y 46 n.º 4; Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0307-05.

M. Ovilo y Otero, Historia de las Cortes de España y biografia de todos los Diputados y Senadores mas notables contemporáneos, t. III, Madrid, Baltasar González, 1847, págs. 243- 247; [M. Sánchez Silva], Semblanzas de los 340 diputados a Cortes que han figurado en la legislatura de 1849 a 1850, Madrid, Imprenta de Gabriel Gil, 1850, pág. 176; P. E. de Tébar y J. de Olmedo, Las segundas Cortes de la Restauración. Semblanzas parlamentarias. Senado, Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1880, págs. 50-51; E. Delmas, Biografía Universal de Claros Varones de Vizcaya, Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1970, págs. 173-174; M. González Portilla, La formación de la sociedad capitalista en el País Vasco, San Sebastián, L. Haramburu, 1982, 2 vols.; V. Cadenas, Extracto de los Expedientes de la Orden de Carlos III (1771 / 1847), Madrid, Hidalguía, 1979-1988, 13 vols.; Á. Bahamonde Magro y L. E. Otero Carvajal, “La reproducción patrimonial de la elite burguesa madrileña en la Restauración. El caso de Francisco de las Rivas y Ubieta, marqués de Mudela. 1834-1882”, en Á. Bahamonde Magro y L. E. Otero Carvajal (eds.), La sociedad madrileña durante la Restauración. 1876-1931, vol. 1, Madrid, Cidur, 1989, págs. 524-635; J. Agirreazkuenaga (dir.), Diccionario biográfico de los Diputados Generales, burócratas y patricios de Bizkaia (1800-1876), Bilbao, Bizkaiko Batzar Nagusiak- Juntas Generales de Bizkaia, 1995.

 

Joseba Agirreazkuenaga Zigorraba

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