Bahamonde y de Lanz, José. Vizconde de Matamala. Sevilla, 13.VII.1849 – 31.VII.1923. Jurista y político.
Hijo de Miguel Bahamonde y Jaime, marqués de Zafra, quien, entre otros, desempeñó los cargos de magistrado honorario de la Audiencia de Valencia, fiscal de la Audiencia de La Habana, rector de las universidades de Oviedo (1860-1865) y Central (1865- 1868), e inspector general de Instrucción Pública (1875). Precisamente, durante su etapa en la dirección de la Universidad Central, sus hijos Miguel y José Bahamonde y Lanz fueron nombrados ayudantes de tercer grado del cuerpo facultativo de Bibliotecarios, Archiveros y Anticuarios destinados al servicio de aquella misma institución en noviembre de 1866 y junio de 1867, respectivamente, cuando ambos eran aún menores de edad, cesando los dos en noviembre de 1868, tras la “Gloriosa”, habiéndolo sido también su progenitor dos meses antes por la Junta Revolucionaria de Madrid debido a motivaciones políticas, destituciones cuya anulación reclamaron los afectados a través de sendas demandas contencioso-administrativas ante el Tribunal Supremo que fueron desestimadas.
Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Central (1868), con el discurso titulado Los godos, influencia que ejercieron en la civilización española, y licenciado en Derecho, tras el revés de su cese, y siguiendo los pasos como jurista de su padre, ingresó en el Colegio de Abogados de Madrid (1870), emprendiendo una meteórica carrera en el campo de las Leyes. En 1875 se reincorporó al funcionariado estatal, al obtener por oposición una plaza de letrado del Consejo de Estado, siendo oficial tercero de esta institución y ascendiendo correlativamente a segundo (1883) y primer oficial (1890). Asimismo, se doctoró en Derecho Administrativo, recibiendo el nombramiento en octubre de 1890 de segundo abogado fiscal del Tribunal de lo Contencioso-Administrativo y diez años después, el de primer abogado fiscal del mismo. En 1904 pasó a la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo como fiscal en comisión y, por una posterior sentencia de aquella sala, ascendió en el escalafón a teniente fiscal, tomando posesión en 1910 de una plaza de magistrado del mencionado Alto Tribunal.
No obstante, su papel más importante en la vida pública española le llegó ya a edad avanzada, al ser nombrado el 3 de noviembre de 1917 ministro de Gobernación del Gabinete de concentración encabezado por Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas, cuya principal labor era convocar nuevas elecciones generales para acabar con la inestabilidad política. De hecho, la designación de José Bahamonde coincidió con la grave crisis política, económica y social que sufría España, meses después de que el país fuera sacudido por una huelga general, cuando el estamento castrense empezó a tener un mayor protagonismo político a través de las Juntas Militares de Defensa, la corrupción a todos los niveles del Estado hacía aumentar la indignación popular, el catalanismo separatista avanzaba, existía una profunda disgregación en facciones de los grandes partidos y el retroceso del sistema de la Restauración resultaba evidente, sucediéndose los gobiernos efímeros, haciéndose realidad precisamente el presidido por el conservador García Prieto al tercer intento de formación y tras los rechazos para liderar el Ejecutivo de varios de los prohombres de los distintos partidos, siendo escogido para el mencionado puesto el vizconde de Matamala por la independencia del entonces magistrado del Supremo, quien sería el encargado de vigilar el desarrollo de la convocatoria electoral que se celebraría en febrero de 1918, prometiendo el flamante ministro que no existiría intervención ministerial alguna, una auténtica novedad en las votaciones desarrolladas hasta el momento. Sin embargo, el proceso no resultó todo lo limpio que se esperaba, pues los caciques y los candidatos compraron votos, sin que al final un partido alcanzase una mayoría clara, mientras que el Gobierno de coalición del marqués de Alhucemas se debía enfrentar a la presión de los militares, encabezados por el entonces ministro de la Guerra, Juan de la Cierva. Éste presentó su renuncia al negociar García Prieto con los trabajadores de Correos y Telégrafos en huelga cuando aquél había dispuesto su militarización, lo que supuso la ruptura del Ejecutivo, que dimitió en pleno, dando paso, el 22 de marzo de 1918, al denominado Gobierno Nacional de Antonio Maura.
Tras esta primera experiencia como ministro, el vizconde de Matamala regresó al Supremo, pero poco más de dos años después, a mediados de abril de 1919, otra vez fue llamado para hacerse cargo de la jefatura de un ministerio, en este caso de uno más relacionado con su actividad profesional, el de Gracia y Justicia, y de otro Gabinete, el presidido por el conservador Antonio Maura Montaner, designado tras los desencuentros entre las autoridades civiles y militares a raíz de la huelga general de Barcelona. Pero persistía la misma problemática presente durante su primera etapa ministerial, celebrándose unas nuevas elecciones generales, por cierto, con las garantías constitucionales suspendidas, saldadas sin que ninguna facción obtuviera una mayoría clara, acrecentando la debilidad del gobierno Maura, quien, al no poder aprobar los presupuestos generales en unas Cortes contrarias, presentó el 15 de julio su dimisión, por lo que en esta segunda y última ocasión José Bahamonde duró exactamente tres meses en el cargo.
Por último, en diciembre de 1919 volvió a la institución en la que comenzó su carrera jurídico-administrativa, al ser nombrado consejero permanente de Estado, con destino en la sección de Hacienda, Instrucción Pública, Fomento y Abastecimiento.
Además, difundió sus conocimientos jurídicos a través de la docencia, al ocupar el puesto de profesor auxiliar de la Facultad de Derecho de la Universidad Central por oposición. Y, entre otros honores, ostentó el título de caballero de la Orden de Carlos III (1868).
Obras de ~: Discurso leído ante el claustro de la Universidad Central por José Bahamonde y de Lanz en el acto solemne de recibir la investidura de doctor en la facultad de Filosofía y Letras, Madrid, Imprenta de R. Moreno, 1868.
Bibl.: G. Bleiberg, Diccionario de Historia de España, vol. I, Madrid, Alianza, 1974, pág. 445; J. F. Lasso Gaite, El ministerio de Justicia y su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Imprenta Sáez, 1984, pág. 45; J. M. Cuenca y S. Miranda, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, págs. 366-369; J. R. Urquijo Goitia, Gobiernos y ministros españoles (1808- 2000), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001, pág. 163; M. C. Hall, Alfonso XIII y el ocaso de la monarquía liberal 1902-1923, Madrid, Alianza Editorial, 2005, págs. 217-261.
Francisco Miguel Espino Jiménez