Díaz Carreño, Francisco. Sevilla, 1836 – Madrid, 1903. Pintor y abogado.
Sevillano de origen, estudió Derecho en la Universidad hispalense y se trasladó a Madrid, donde reorientó su carrera hacia las Bellas Artes. Se formó en la Real Academia de San Fernando y en el taller de Federico de Madrazo y Kuntz, y se sabe que estuvo presente, desde muy joven, en las exposiciones nacionales de Bellas Artes, ya que, cuando tenía sólo veinte años, en 1856, consta que recibió una mención honorífica.
En 1862, después de haber participado en la Exposición Nacional de ese año, recibió una pensión, otorgada por Isabel II, para residir en Italia y completar su formación. Fruto de su estancia en la Academia de España en Roma fue la presentación de numerosas obras, remitidas a la Península desde la Ciudad Eterna, para que figurasen en las exposiciones nacionales que se celebraban en Madrid. Algunos de sus cuadros están citados en la prensa de la época con diferente repercusión y valoración de la crítica.
Ganó la Tercera Medalla en la Exposición de 1864 por su Ciocciara a la ventana, cuadro que hacía pareja con Ciocciara en la fuente, y que mostraba a una muchacha napolitana de condición humilde. En ambos lienzos se evidencia su interés por la pintura del natural y su habilidad técnica para traducir la vitalidad cotidiana y callejera de Nápoles, observada con cuidado y minuciosidad. La Ciocciara premiada fue adquirida por el Estado para el Museo del Prado y se halla, actualmente, en paradero desconocido, pero se conocen fotos antiguas de ambos cuadros. Buena prueba de ese interés creciente por este tipo de realismo cotidiano son sus Tres muchachas segadoras sacándose una espina, que también fue pintado durante su etapa italiana. En la Exposición de Bellas Artes de 1866 presentó un Retrato de Pío IX, que recibió mención honorífica, Una niña vendiendo flores y un cuadro de historia inspirado en la Divina comedia de Dante: Francisca Rimini sorprendida por su esposo en el momento en que besa los labios de Paolo, que alcanzó la Medalla de 3.ª clase; éste cuadro figuró, junto con el anterior, en la Exposición de Sevilla de 1868 y fue adquirido por el Gobierno con destino al Museo Nacional; se conserva en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife.
Participó en muchas exposiciones nacionales y fue condecorado en la de 1871 por cuatro retratos que fueron muy elogiados por la crítica. En la de 1890 expuso un divertido lienzo titulado Posición probable del globo antes del diluvio, que muestra a una niña jugando con una pecera a punto de derramarse, que fue adquirido por el Estado y depositado por el Prado en el Instituto Politécnico de Pontevedra.
De sus buenas dotes para el retrato psicológico dan buena prueba la efigie de Manuel Bretón de los Herreros, pintada para el Ateneo de Madrid; su Alfonso XII, para la Dirección General de Estancadas, el retrato de Mauricio Álvarez de Asturias, Duque de Gor, fechado en 1851 y conservado en el palacio del duque de Uceda, y Una cabeza, que en 1879 regaló para ser rifada a favor de las víctimas de la inundación de Murcia. Todas estas obras son de fina ejecución y dibujo correcto. En 1882 presentó una acuarela titulada Abandonada en la Exposición de la Sociedad.
Díaz Carreño también fue pintor de asuntos de historia, como tantos otros artistas contemporáneos suyos.
A su pincel se deben lienzos como Primera entrevista entre Isabel y Fernando el Católico. En 1886 pintó una alegoría de la Ausencia que, propiedad del Prado, está depositada en la Escuela Superior de Canto. Se conocen unos pocos cuadros suyos de asunto religioso, como su Sagrada Familia descansando en la huida a Egipto, que depende de los modelos pautados por la pintura del Siglo de Oro.
Profesor auxiliar de Dibujo en el Conservatorio de Artes de Madrid, fue también abogado colegiado en dicha ciudad, lo que demuestra que, además de como artista, ejerció como hombre de leyes.
Su dominio de la técnica le permitió hacer numerosas copias muy fieles de los más importantes cuadros del Museo del Prado, que vendía a coleccionistas privados o se remitían al extranjero. Entre ellas deben destacarse siete lienzos con destino al extinto Museo Iconográfico, pintados entre 1878 y 1880. Todos ellos son efigies de ilustres literatos y escritores, sacadas de originales de diversa procedencia. Suprimido el Museo Iconográfico, pasaron al del Prado, que los depositó en distintas instituciones. Cuatro se conservan en la Real Academia de la Historia: Íñigo López de Mendoza, II Conde de Tendilla y I Marqués de Mondéjar, Melchor Rafael de Macanaz, Martínez de la Rosa y Francisco Saavedra. Su San Francisco de Borja se conserva en el Museo del Prado, mientras que los retratos de Francisco Quevedo y Villegas y Pedro Calderón de la Barca, que llegaron a entrar en la Biblioteca de la Academia de la Historia, están hoy en paradero desconocido.
Obras de ~: Mauricio Álvarez de Asturias, Duque de Gor, 1851; Ciocciara a la ventana, 1864; Ciocciara en la fuente; Tres muchachas segadoras sacándose una espina; Retrato de Pío IX, 1866; Una niña vendiendo flores; Francisca Rimini sorprendida por su esposo en el momento en que besa los labios de Paolo, 1868; Una cabeza, 1879; Ausencia, 1886; Posición probable del globo antes del diluvio, 1890; Manuel Bretón de los Herreros; Alfonso XII; Primera entrevista entre Isabel y Fernando el Católico; Sagrada Familia descansando en la huida a Egipto; Íñigo López de Mendoza, II Conde de Tendilla y I Marqués de Mondéjar; Melchor Rafael de Macanaz; Martínez de la Rosa y Francisco Saavedra; San Francisco de Borja, s. f.
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Herbert González Zymla