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Luis Castelló Pantoja

Biografía

Castelló Pantoja, Luis. Guadalcanal (Sevilla), 26.III.1881 – Madrid, 27.IX.1962. Militar, ministro de la Guerra.

Hijo de Leonardo Castelló Castro y de Carlota Pantoja Hernández, ingresó en la Escuela de Infantería en agosto de 1899, saliendo en julio de 1902 con el grado de segundo teniente. Fue destinado al regimiento de Infantería Soria n.º 9, de guarnición en Sevilla. En mayo de 1903 se le concedió la Medalla Conmemorativa de la Jura de Su Majestad el rey Alfonso XIII, rompiéndose la monotonía cuartelera el 27 de junio, en que marchó a Carmona para hacer frente a una huelga de trabajadores, situación que se repitió el 13 de noviembre, esta vez en la cuenca de las minas de Ríotinto.

En julio de 1905 fue promovido a primer teniente y continuó en el mismo puesto hasta julio de 1909, en que fue destinado al batallón de Cazadores de Segorbe n.º 12, al que se incorporó en Tarifa. Pasó a prestar sus servicios en la 2.ª compañía, embarcando el 30 en el vapor Buenos Aires para incorporarse en Melilla al Ejército de Operaciones, un ejército totalmente desorganizado. La batalla comenzó el 4 de agosto, participando en diversas escaramuzas ese mes y el siguiente.

Protegió obras de fortificaciones de blocaos y convoyes, hasta el 27, día en que con su batallón participó en la toma de los montes de Nador, sin excesivos problemas. Destacó en la toma de la alcazaba de Zeluán, siéndole otorgada la Cruz de 1.ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo, pasando de nuevo a los servicios de protección. Su primer combate serio se produjo el 18 de octubre en Entar-Setut, operando a las órdenes del infante Carlos de Borbón. Combatió incesantemente durante cuatro horas hasta que los moros fueron dispersados. A partir de este momento, y en plena actividad bélica, el 7 de noviembre protegió a las tropas que tomaron las posiciones inmediatas a las estribaciones del monte Gurugú, y hasta finales del año apenas cesó de mantener tiroteos permanentes con el enemigo.

Sin especiales novedades transcurrió 1910, concediéndosele el uso de la Medalla Conmemorativa de la Campaña de Melilla en el mes de junio. Abandonó su regimiento en Melilla el 6 de agosto y regresó a Tarifa, siendo en diciembre destinado al batallón de Cazadores de Las Navas.

Incorporado en Madrid a su nuevo destino en enero de 1911, fue clasificado apto para el ascenso a capitán.

Fue promovido a ese empleo en marzo de 1912 y destinado al batallón de Cazadores de Barbastro n.º 4, al que se incorporó en Alcalá de Henares. Desempeñó el cargo de cajero de la comisión liquidadora y regresó a Madrid en mayo, donde permaneció en el batallón hasta mayo de 1913. Pasó entonces a formar parte de la guarnición de la Comandancia de Ceuta, siendo su cargo el de cajero de campaña del batallón, con el que el 11 de junio participó con la columna que a las órdenes del teniente coronel Cristino Bermúdez de Castro y Tomás dio por resultado la toma de Laucien.

Dos días más tarde trabó nuevo combate en las inmediaciones del campamento, y el día 17, bajo las órdenes del comandante Mario Muslera Planes, sostuvo un duro encuentro en las inmediaciones del monte Wad-Ras, al igual que el 4 de agosto, en las cercanías de Tetuán, recibiendo en septiembre la Cruz del Mérito Militar de 1.ª clase con distintivo rojo.

Durante el resto del año, las escaramuzas, llamadas exageradamente combates, fueron constantes, al igual que en 1914, año en que en el mes de abril se le concedió la Cruz de María Cristina de 1.ª clase. En marzo de 1915 ascendió a comandante por méritos de guerra, pasando a la situación de excedente en la 1.ª Región Militar, hasta que en junio, de nuevo, fue destinado al regimiento de Infantería Soria n.º 9, con el cargo de juez instructor. Cesó en él en abril de 1916 y se puso al frente del 3.er batallón. Allí permaneció hasta marzo de 1918, en que pasó al 2.º hasta julio de 1919, mes en que fue destinado al regimiento del Rey n.º 1. Desempeñó el cargo de juez instructor, y fue ascendido a teniente coronel en agosto de 1921.

Quedó en situación de disponible en la 1.ª Región hasta que en noviembre pasó al regimiento de León n.º 38, en Madrid, contrayendo matrimonio con Margarita Gauthier Mallye.

En marzo de 1923 le fue concedida la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, sin nada reseñable hasta que en agosto de 1924 partió de nuevo a África con un contingente de su regimiento para reforzar el Batallón Expedicionario de Larache. Allí se hizo cargo del mismo y entró poco después en combate en operaciones incesantes, muchas de gran dureza, en las que demostró su valor personal luchando en numerosas ocasiones en primera línea. Regresó a su regimiento en febrero de 1925.

A la llegada de la República, y ya con el empleo de general, juró fidelidad, siendo nombrado subsecretario del Ministerio de Guerra, cargo que desempeñó hasta que fue cesado por José María Gil Robles.

Quedó en expectativa de destino hasta que el gobierno de Manuel Portela Valladares le nombró jefe del regimiento de Infantería Castilla n.º 16 (Badajoz).

El 18 de julio permaneció leal al gobierno y habiéndose trasladado a Madrid, al día siguiente fue nombrado ministro de la Guerra. Se atribuyó este nombramiento a su filiación masónica, o bien por haber hecho abortar la sublevación en Badajoz, y no faltaron quienes lo relacionaron con la influencia de su primo, también masón y alto cargo socialista, Juan Simeón Vidarte, aunque la verdad pudiera ser que en aquellos trágicos momentos ningún otro militar de su graduación quisiera aceptar el cargo. Las presiones a que se vio sometido, propias de su gran responsabilidad, sumadas a las personales, sabiendo que su familia había sido capturada por los rebeldes en Badajoz, aunque tratada con gran consideración, más el asesinato de un hermano suyo en Guadalcanal por las masas frentepopulistas, le llevaron paulatinamente a una situación de desequilibrio psíquico, creyendo estar en contacto telepático con su esposa. Cesó en el cargo el 4 de septiembre, y pasó al mando de 1.ª brigada, donde no ocultó su pesimismo por la marcha de las operaciones militares. Un ejemplo de ello se encuentra el 6 de octubre, fecha en que se reunió la primera Junta de Defensa de Madrid, y en la que expresó su pesimista opinión, que hizo exclamar a Francisco Caminero Rodríguez, representante sindicalista: “teniendo hombres como éstos al frente del Ejército no es de extrañar que las cosas vayan como van”.

Su desequilibrio fue acentuándose hasta conducirle al intento de suicidio. Tuvo que ser ingresado en el sanatorio del doctor Esquerdo, desde donde pasó a Francia.

Fue dado de baja en el Ejército republicano por ignorarse su paradero, en junio de 1938. Regresó a España en mayo de 1942, e ingresó en prisiones militares.

Condenado a muerte y conmutada su pena, salió en libertad en 1946. Falleció en Madrid en 1962.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), hoja de servicios.

V. Ruiz Albéniz, España en el Riff, Madrid, Biblioteca Hispania, 1921, pág. 126; Servicio Histórico Militar, Historia de las campañas de Marruecos, vol. II, Madrid, Servicio Geográfico del Ejército, 1947-1951, págs. 5-147 y 686-732; G. Gallego, “Cómo se constituyó la primera Junta de Defensa de Madrid”, en Historia y Vida, 55 (1972), págs. 12-15; E. de Guzmán, La muerte de la esperanza, Madrid, G. del Toro, 1973, pág. 125; J. S. Vidarte, Todos fuimos culpables, México, Fondo de Cultura Económica, 1973, pág. 411; J. Figuero, Memoria de una locura, Barcelona, Planeta, 1986, págs. 33-35; D. Castelló Gauthier, Retazos de la vida del general Castelló, Madrid, Siddharta, 1988; J. M. Cuenca Toribio y S. Gallego Miranda, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; J. Blázquez Miguel, Historia Militar de la Guerra Civil española, vol. I, Madrid, J. Blázquez, 2003, págs. 370-371; E. de Mateo Sousa, Memorias de un republicano español, México, Gernika, 2004, pág. 125.

 

Juan Blázquez Miguel

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