Llaneza Zapico, Manuel. San Miguel de Lada, concejo de Langreo (Asturias), 14.I.1879 – Mieres (Asturias), 24.I.1931. Minero, sindicalista y dirigente socialista.
Hijo de minero, Llaneza se trasladó con su familia cuando era un niño a Barruelo de Santullán (Palencia), donde a la edad de once años comenzó a trabajar en la mina. A finales de siglo, regresó a su Asturias natal y en 1902 se encontraba en Mieres, simultaneando su trabajo con los estudios para el ingreso en la Escuela de Capataces de Minas. Un año después ingresó en la Agrupación Socialista de Mieres, iniciando así una actividad político-social que le acompañó hasta su muerte y que tuvo su primera prueba de fuego con motivo de la conocida como “huelgona” de 1906 contra la Fábrica de Mieres. Su activismo le supuso no pocos despidos y la consiguiente necesidad de buscar trabajo en distintas minas dentro y fuera de Asturias, e incluso la de trabajar como vendedor de libros, folletos y periódicos por las aldeas. Ante las dificultades de todo tipo, decidió emigrar a Francia, trabajando en las minas del Pas de Calais (Lens) en 1908. Los dos años que pasó allí los dedicó también a estudiar las organizaciones obreras de Francia y de Bélgica, de cuyo análisis extrajo la idea de crear en Asturias una institución sindical centralizada y fuerte. A su regreso a España a mediados de 1910, Llaneza se volcó en la creación del Sindicato de Obreros Mineros Asturianos (SOMA), cuya constitución, bajo su dirección, tuvo lugar en noviembre de ese mismo año. El SOMA fue desde muy pronto uno de los bastiones más firmes de la Unión General de Trabajadores (UGT) y del socialismo en España, haciendo de Asturias uno de sus enclaves más importantes y decisivos. Llaneza fue también presidente de la Federación Nacional Minera —cargo que ocupó desde 1917 hasta su muerte— y de la Mancomunidad de Ayuntamientos Hulleros Asturianos. En el Congreso de la UGT de 1916 fue elegido miembro de la Comisión Nacional y un año después, con motivo de la huelga general de agosto, jugó un papel muy relevante en el desarrollo de los acontecimientos en Asturias. Finalizada la huelga, Llaneza fue encarcelado durante algunos meses, hasta obtener la libertad en 1918.
Ese mismo año fue proclamado alcalde de Mieres —de cuyo Ayuntamiento era concejal desde 1911— y entró a formar parte del Comité Nacional de la UGT en representación de la central sindical asturiana. En octubre del año siguiente y tras una dura huelga, el SOMA obtuvo su mayor éxito sindical y social al conseguir la jornada minera de siete horas. Sin embargo, muy pronto tanto la UGT como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) vivirían una larga crisis, especialmente aguda en Asturias, en relación a la adhesión o no a la Tercera Internacional. Mientras Llaneza se posicionó desde el primer momento en contra de los postulados terceristas, interviniendo activamente en los debates del Congreso de la UGT de junio de 1920, la Federación Socialista Asturiana —dirigida entonces por Isidoro Acevedo— se decantó por las tesis leninistas. Esta división interna, que le obligó incluso a dimitir de la Alcaldía en marzo de 1921, y la crisis vivida por la minería asturiana al terminar la situación excepcional creada por la Primera Guerra Mundial, hicieron que Llaneza viviera una etapa difícil al frente del SOMA —abandonando su dirección unos meses— y que peligraran las conquistas logradas en los años anteriores.
En 1923 fue elegido diputado a Cortes por la circunscripción de Oviedo, si bien su actividad parlamentaria fue muy breve como consecuencia del pronunciamiento del general Primo de Rivera en septiembre de ese mismo año. Con la llegada de la dictadura, Llaneza adquirió notoriedad pública al asistir a una reunión que contó con la presencia del dictador y ofrecer su colaboración a las nuevas autoridades. En su opinión, esta actitud estuvo motivada por la necesidad de poner en marcha una política estatal proteccionista que salvara a la región hullera asturiana de una crisis segura y que, con el tiempo, pudiera dar paso a la nacionalización de las minas, solución definitiva a la que Llaneza aspiraba. Y si bien la promulgación del Estatuto Hullero, en 1927, fue visto como un paso adelante en aquella dirección, posteriormente, al restaurar el directorio la jornada de ocho horas, Llaneza enfrió sus relaciones con el régimen.
Llaneza fue también vocal del Instituto de Reformas Sociales, asesor en la Conferencia Internacional de Trabajo celebrada en Ginebra, en 1929, y representante de los mineros españoles en el Congreso Internacional de ese mismo año. Dirigió el periódico El Minero de la Hulla y publicó artículos y folletos sobre temas sociales y mineros. Defensor de una concepción integral del sindicalismo y del sindicato como órgano polifuncional de gestión, trabajó incansablemente por la creación a lo largo de toda Asturias de Casas del Pueblo, cooperativas, bibliotecas, teatros, escuelas laicas, etc.
Obras de ~: Estudio de la industria hullera en España; proyecto de una ley de bases para la nacionalización de las minas de la hulla en España, Madrid-Oviedo, Sucesores de Rivadeneyra- Sindicato Minero Asturiano, 1921 (ed. facs. Estudio de la industria hullera en España y la necesidad de su nacionalización, Oviedo, Federación Socialista Asturiana, 196?, y Toulouse, Sindicato Minero Asturiano, [197?]); Escritos y discursos, pról. de J. Á. Fernández Villa, est. prelim. de G. Ojeda, Oviedo, Fundación José Barreiro, 1985.
Bibl.: G. Ojeda, “Estudio preliminar”, en M. Llaneza, Escritos y discursos, op. cit., págs. 21-49.
Francisco de Luis Martín