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Manuel Hedilla Larrey

Biografía

Hedilla Larrey, Manuel. Ambrosero (Cantabria), 18.VII.1902 – Madrid, 4.II.1970. Mecánico y político, jefe nacional de Falange Española.

Hijo de una humilde familia campesina, quedó huérfano de padre a los siete años, por lo que se trasladó con su madre a Bilbao. Allí estudió Mecánica en la Escuela Naval y trabajó luego como maquinista en un buque mercante y como mecánico en los astilleros de Sestao. En 1924 pudo establecerse como propietario de un taller de automóviles en Madrid. Cuatro años después, logró una contrata pública de transportes de materiales para la construcción de carreteras, pero la recesión económica —que redujo las inversiones en infraestructuras— frustró su proyecto empresarial.

Cerró, pues su empresa y volvió a ser un mecánico asalariado, al tiempo que se relacionaba con los medios del sindicalismo católico.

En 1932 volvió a Cantabria, para trabajar como mecánico en la fábrica de leche en polvo SAM, en Renedo. No tardó en llegar a capataz, pero el conocimiento de la situación laboral de los trabajadores de la empresa le impulsó a crear un sindicato cuando, a finales de 1933, contactó con el primer falangismo montañés. Afiliado a Falange Española (FE), se hizo cargo de la jefatura local de Renedo. Su actuación en los sucesos revolucionaros de octubre de 1934, en los que asumió la tarea de movilización de la organización cántabra de FE, que puso a disposición de la Guardia Civil, hizo que los dirigentes del partido se fijaran en él y fue nombrado jefe provincial de Santander.

Pero no fue hasta octubre de 1935, cuando resultó incorporado a la elite falangista como miembro del Consejo Nacional. Tras presentarse sin éxito a las elecciones de febrero de 1936 en Santander, Hedilla asumió la preparación de actividades clandestinas. A finales de marzo, visitó a José Antonio Primo de Rivera en la cárcel y recibió instrucciones de él para que dejara la jefatura de la Falange santanderina y se trasladara a Galicia, a fin de fortalecer la débil organización regional.

Al producirse el levantamiento de julio de 1936, Hedilla, que se encontraba en Vigo, activó a la Falange gallega, que participó en tareas de apoyo a los militares sublevados y en la dura represión contra los miembros de las organizaciones frentepopulistas.

Luego se trasladó a Burgos, donde, en compañía de Agustín Aznar, trabajó en la recomposición de la estructura central de FE, afectada por las detenciones de cuadros producidas desde la primavera y por la división del país en dos zonas tras el inicio de la Guerra Civil. Conforme se fueron incorporando mandos del partido comenzaba a verse la necesidad de reorganizar su dirección, ya que el jefe nacional, Primo de Rivera, seguía preso en la zona republicana. A comienzos de septiembre, varios de ellos se reunieron en Valladolid y designaron una Junta de Mando provisional, cuya presidencia se encomendó a Hedilla. No tardaron, sin embargo, en surgir disensiones en el seno de la Junta entre quienes, como su presidente, deseaban que Falange se consolidara como una fuerza autónoma y construyera un Estado nacional-sindicalista, y los que otorgaban prioridad a ganar la guerra, subordinando el partido a la autoridad de los militares y de su principal figura, el general Francisco Franco. Además, al conocerse en los círculos políticos de Salamanca el fusilamiento de Primo de Rivera, en noviembre, se hizo evidente que la Falange quedaba descabezada, sin una figura carismática e indiscutida a su frente.

A comienzos de la primavera de 1937 empezaron a extenderse los rumores sobre un proyecto de unificación de las fuerzas políticas del bando nacionalista.

El 11 de abril, algunos monárquicos se reunieron con Hedilla en San Sebastián y le expusieron la conveniencia de la medida, pero el falangista se negó. Ante la evidencia de que los tradicionalistas apoyarían la unificación, el día 15 convocó al Consejo Nacional de Falange para el 25. Pero los prolegómenos de la reunión fueron muy accidentados. El día 16, un grupo de mandos, dirigidos por Rafael Garcerán, puso en marcha un golpe para destituir a Hedilla y sustituirlo por un triunvirato formado por Agustín Aznar, Sancho Dávila y José Moreno. Los hedillistas se resistieron y, al día siguiente, se produjo un enfrentamiento a tiros entre miembros de ambas fracciones, que se saldó con dos muertos. Hedilla adelantó entonces la apertura del Consejo Nacional, que se inauguró el 18 de abril. Allí denunció la existencia de un plan para asesinarle y pidió a los consejeros su apoyo explícito. La mayoría de ellos se lo dieron, y fue elegido sucesor de José Antonio, como Jefe Nacional.

Pero, al día siguiente se publicó el Decreto de Unificación, que integraba al falangismo en un partido único, Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), bajo la jefatura de Franco. Hedilla manifestó, una vez más, su oposición, e hizo enviar un telegrama a los jefes provinciales de Falange avisándoles de que no acataran las órdenes de los responsables de FET.

Cuando tuvo noticia de que Franco le designaba para el Secretariado Político del nuevo partido, le envió un emisario rechazando el nombramiento. Ello provocó su detención, el día 25. Acusado de rebelión, fue sometido a un consejo de guerra y condenado a dos penas muerte, pero Franco las conmutó a finales de julio por otra de prisión. Hedilla seguía siendo el legítimo líder de FE para los sectores falangistas que no reconocían la Unificación, pronto organizados en la clandestinidad en una Falange Española Auténtica, y el régimen tuvo buen cuidado en mantenerle cautivo largos años. Entre 1937 y 1941 estuvo encarcelado en la prisión de Las Palmas y luego, hasta 1946, confinado en Mallorca.

Al recuperar la libertad obtuvo un puesto de trabajo en la compañía de aviación estatal, residió en Madrid y Valencia y se mantuvo alejado de la política, a pesar de que la Falange Auténtica le seguía reconociendo como jefe nacional. Tomó varias iniciativas, sin embargo, para reivindicar su actuación durante la guerra, publicando algunos folletos y un grueso libro, Testimonio de Manuel Hedilla, escrito por el periodista Maximiano García Venero. En 1965 el ministro Solís le ofreció un puesto en el Consejo Nacional del Movimiento por la provincia de Santander, pero lo rechazó. No obstante, el crecimiento de las actividades clandestinas de los grupos falangistas acabaron animándole a participar en la oposición al régimen y en 1968 creó un grupo de escaso relieve, el Frente Nacional de la Alianza Libre, cuya dirección asumió hasta su muerte, dos años después.

 

Obras de ~: La Falange del Silencio. Escritos, discursos y declaraciones del II Jefe Nacional de Falange, recopilación de J. L. Jerez, Madrid, Editorial Barbarroja, 1999.

 

Bibl.: M. García Venero, Falange en la guerra de España: la Unificación y Hedilla, París, Ruedo Ibérico, 1967; H. R. Southwort, Antifalange: estudio crítico de “Falange en la guerra de España: la unificación y Hedilla” de Maximiano García Venero, París, Ruedo Ibérico, 1969; M. García Venero, Testimonio de Manuel Hedilla, Barcelona, Acervo, 1972; A. Alcázar de Velasco, Los 7 días de Salamanca, Madrid, G. del Toro Editor, 1979; J. Gil Pecharromán, José Antonio Primo de Rivera. Retrato de un visionario, Madrid, Temas de Hoy, 1996; S. G. Payne, Franco y José Antonio. El extraño caso del fascismo español, Barcelona, Planeta, 1997; J. L. Rodríguez Jiménez, Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, Alianza Editorial, 2000; M. Argaya Roca, Historia de los falangistas en el franquismo, Madrid, Plataforma 2003, 2003.

 

Julio Gil Pecharromán

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