Haro Tecglen, Eduardo. Pozuelo de Alarcón (Madrid), 30.VI.1924 – Madrid, 19.X.2005. Periodista y escritor.
Su padre, Eduardo Haro Delage, oficial de Marina retirado, comediógrafo, corresponsal de La Mañana en Londres y dedicado a su pasión intelectual, el periodismo, fue subdirector durante la República y la Guerra Civil de La Libertad, diario de izquierdas de inspiración libertaria. Tras la entrada de las tropas de Franco fue detenido y sometido a juicio sumarísimo en las Salesas, al que su hijo pudo asistir disfrazado con uniforme falangista y escuchar la sentencia que, con otros catorce procesados, condenaba a muerte a su padre. El director de Informaciones, Víctor de la Serna, pidió personalmente a José María Pemán, entonces director de la Real Academia Española, que utilizara sus notorias influencias para salvar la vida del padre de su joven redactor. Y Pemán lo consiguió.
Eduardo Haro Tecglen se casó con Pilar Yvars Tecglen (Madrid, 1923) el 10 de octubre de 1947, en la iglesia del Buen Suceso de Madrid, previa dispensa canónica por su parentesco. Tuvieron seis hijos (Eduardo, Pilar, Marina, Paloma, Eugenio y Alberto).
Ambos se separaron legalmente años después, obteniendo luego el divorcio.
Fueron innumerables las vicisitudes en la vida de Eduardo y Pilar, pero ninguna de ellas tuvo hondura tan aciaga como la muerte, en trágicas circunstancias, de cuatro de sus seis hijos: Alberto (el 27 de octubre de 1987), Eduardo (el 16 de agosto de 1988), Marina (el 18 de agosto de 1989) y Eugenio (el 11 de abril de 1991), muy duramente asumidas por un hombre golpeado sin piedad por el dolor.
Eduardo Haro contrajo matrimonio en segundas nupcias con Concha Barral de la Vara (Madrid, 1956), también periodista, profesora de Música y comentarista de Radio Nacional de España desde 1981. El enlace tuvo lugar en el Consulado de España en Nápoles. A mediados de los noventa, Concha y Eduardo adoptaron dos niños: Jonathan y Yamila.
Su iniciación profesional, en plena adolescencia, se produjo en el diario Informaciones, comenzando su labor informativa como cronista deportivo. En 1943 se graduó en la Escuela Oficial de Periodismo. En 1946 hubo de cumplir el servicio militar: destinado a Tetuán, fue fundador y redactor-jefe de Diario de África, corresponsal de la Agencia EFE y director de la emisora local. Retornado a España, su progreso en el periódico fue acelerado porque no tardó en que se le asignara la crítica teatral y la literaria y, poco después, la jefatura de redacción. Posteriormente fue nombrado corresponsal en París.
En la capital francesa, Haro desarrolló una amplia tarea informativa que culminó con una serie de crónicas sobre la crisis del Canal de Suez (1956), que desvelaron al futuro experto en política internacional.
También desde París colaboró en El Correo Español-El Pueblo Vasco.
Inesperadamente recibió la orden de regresar a Madrid y reintegrarse a la redacción. Haro no consintió la súbita decisión empresarial, dando por terminada definitivamente la relación con su periódico.
De nuevo en Madrid, ya desligado de Informaciones, el editor y director de Sábado Gráfico, Eugenio Suárez, le ofreció hacerse cargo de la dirección del semanario.
En 1960 Luis Zarraluqui le propuso trasladarse a Tánger para hacerse cargo del diario España y relevar a Manuel Cerezales, el veterano periodista que lo dirigió desde su fundación en 1957. La proposición fue aceptada. Años más tarde Haro compartiría la dirección de España con la del diario Sol de España en Marbella.
En octubre de 1962, desde Tánger, Haro inició su colaboración en Triunfo para informar de la alarmante crisis del Caribe. La resuelta identificación de Haro con los planes culturales e ideológicos de la publicación, dio lugar a una creciente presencia de sus trabajos en aquellas páginas, en las que, para diferenciar los distintos temas que exponía, utilizó varios seudónimos (Juan Aldebarán, Pablo Berbén, Pozuelo e Ignacio de la Vara). En octubre de 1967, y ante la insistencia de la dirección de la revista, Haro Tecglen aceptó trabajar en exclusiva para Triunfo.
En 1970 la editora de la revista se independizó, por razones económicas e ideológicas, del grupo financiero del que dependía. En la reorganización de su equipo profesional que subsiguió al evento fue nombrado subdirector de Triunfo.
Fundada en 1975, Tiempo de Historia, filial de Triunfo y dirigida por Eduardo Haro, ejerció una valiosa función informativa, prestando singular atención a la Segunda República y a la Guerra Civil, temas que la censura difícilmente toleraría.
Entre 1977 y 1978, y sin abandonar su dedicación a Triunfo, Haro Tecglen comenzó a colaborar en El País ingresando en su consejo editorial. Sus colaboraciones eran incontables: editoriales, crónicas diversas en el periódico y en sus suplementos, crítica de teatro y televisión, etc. Sin embargo, a esta etapa fecunda le siguió otra de involuntario pero forzoso declive que redujo su tarea a mínimos.
No obstante, Haro pudo conservar tanto su crítica teatral como su sección “Visto/Oído” (heredera directa, según muchos, de su sección “Los Contemporáneos” que firmaba como Pozuelo en Triunfo). Y preservó también la crónica diaria “Barra libre” en La Ventana, de la SER.
La mayor parte de su vida profesional Haro la dedicó a Triunfo y El País, dos publicaciones de intensa significación cultural. A aquélla, durante dos significativas décadas —los sesenta y los setenta—, hasta la desaparición de la revista en 1982. Y a El País, a lo largo de casi treinta años, hasta su mismo fallecimiento en octubre de 2005. También dirigió Radio Exterior en 1982 y colaboró en las revistas Testimonio, Tajo y Cinemanía.
La lectura atenta de sus memorias (El niño republicano, 1996; Hijo del siglo, 1998, y El refugio, 1999) refleja las ideas, a la vez lúcidas y complejas, de Eduardo Haro Tecglen, un librepensador laico, republicano, celoso de su propia libertad. Su exteriorizado pesimismo histórico comportó también una inclinación libertaria heredada de su propio padre: “He hecho mi trabajo y es éste: escribir. O sea, contar lo que sé, lo que otras generaciones no vieron, lo que las censuras no permiten, lo que oigo a otros, lo que aprendo donde voy” (El refugio, 1999: 44).
Eduardo Haro Tecglen, sin maestro alguno, gracias a su sed de conocimientos y a su condición de lector insaciable, consiguió una vasta cultura que incluía su erudición musical. La variedad y cantidad de la obra literaria de Haro, iniciada con su temprano poemario La callada palabra (1948), confirman aquel extenso saber que, obviamente, enriqueció sus trabajos periodísticos. Él mismo se definió como “escritor de periódicos”.
Escribió, asimismo, prólogos y textos introductorios para Manuel Vázquez Montalbán (Haro fue quien primero señaló la calidad literaria de Crónica sentimental de España), Fernando Fernán Gómez, Francisco Umbral, Manuel Vicent, Carlos Luis Álvarez (Cándido), Andrés Amorós, etc., y obtuvo varios premios por su labor periodística y literaria: Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, Premio Javier Bueno de la Asociación de la Prensa de Madrid, Premio Francisco Cerecedo de la Asociación de Periodistas Europeos, Premio de Periodismo Derechos Humanos concedido por la Asociación Pro Derechos Humanos de España, Premio Ciudad de Alcalá de las Artes y las Letras, Premio El Torreón de la Fundación Wellington y el Premio Andrés Ferret 1998 de Periodismo.
Obras de ~: La callada palabra (poesías), pról. de A. Marqueríe, Madrid [Prensa Castellana], 1948; Crónica de trece meses, Barcelona, Nova Terra, 1966; La época de la coexistencia, Barcelona-Madrid, Labor, 1968 (Separata de la Enciclopedia Labor); Una frustración: los derechos del hombre, Barcelona, Aymá, 1969; Biografía completa de Mao Tse Tung, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1970; Crónica política 1970, Madrid, Fundamentos, 1970; La crisis de la democracia, Madrid, Castellote, 1971; Crónica de un año, Madrid, Videosistemas, 1972 (libro-disco); Fascismo: Génesis y desarrollo, Madrid, Videosistemas, 1974 (audiolibro; Serie “Voces para la Historia”); Sociedad y terror, Barcelona, Dopesa, 1974; Qué son las Dictaduras, Barcelona, La Gaya Ciencia, 1976; Diccionario del demócrata, Barcelona, Dopesa, 1977; La sociedad de consumo, Barcelona, Salvat, 1980; USA y URSS, las superpotencias, Barcelona, Salvat, 1981; El 68: las revoluciones imaginarias, Madrid, El País-Aguilar, 1988; ¡Qué estafa!, Madrid, El País-Aguilar, 1993; Diccionario político, Barcelona, Planeta, 1995; “El mundo de fin de siglo (1945-1993)”, en A. Alted y P. Aubert (eds.), “Triunfo” en su época. Jornadas organizadas en la Casa de Velázquez los días 26 y 27 de octubre de 1992, Madrid, Casa de Velázquez-Pléyades, 1995, págs. 317-363; El niño republicano (Memorias I), Madrid, Alfaguara, 1996; Cien días, Madrid, El País-Aguilar, 1997; Hijo del siglo (Memorias II), Madrid, El País-Aguilar, 1998; El refugio (Memorias III), Madrid, El País- Aguilar, 1999; Arde Madrid, Madrid, Temas de Hoy, 2000; Lope de Vega, Barcelona, Omega, 2000; La guerra de Nueva York, Madrid, El País, 2001; Ser de izquierdas, Madrid, Temas de Hoy, 2001; Visto y Oído, Madrid, Aguilar, 2005.
Bibl.: J. Cruz Ruiz, “Un periodista total”, C. Castilla del Pino, “Un hombre singular”, J. L. Gómez, “Una escritura hendida de múltiples resonancias”, J. L. Cebrián, “Haro”, D. Galán, “El gran Eduardo” y J. A. Ezcurra, “Irreemplazable”, en El País, 20 de octubre de 2005, págs. 30-32; L. M.ª Ansón, “Haro Tecglen”, en La Razón, 20 de octubre de 2005, pág. 1; Redacción, “Periodista y escritor”, en La Razón, 20 de octubre de 2005, pág. 81; E. Suárez, “Hijo de las contradicciones de su siglo”, en El Mundo, 20 de octubre de 2005, pág. 6; F. Umbral, “El suéter negro de Eduardo”, en El Mundo, 20 de octubre de 2005; Redacción, “Muere en Madrid el periodista y crítico teatral Eduardo Haro Tecglen”, en ABC, 20 de octubre de 2005; J. Barril, “A la manera de Haro”, en El Periódico, 20 de octubre de 2005; R. Chao, “Mi Haro Tecglen”, en La Voz de Galicia, 20 de octubre de 2005; J. J. Millás, “Haro”, y M. Rivas, “La vida en vilo”, en El País, 21 de octubre de 2005; S. Carrillo, “Siempre abierto a lo nuevo”, en El País, 22 de octubre de 2005; I. Ramonet, “Eduardo Haro”, en La Voz de Galicia, 22 de octubre de 2005; V. Verdú, “Una insignia humana”, en El País, 23 de octubre de 2005; E. Suárez, “Memoria de Haro”, en El País, Suplemento Madrid, 24 de octubre de 2005, pág. 2; E. Miret Magdalena, “Eduardo Haro Tecglen, el último rojo”, en El País, 28 de octubre de 2005, pág. 63; R. Toledano, “Calle Haro Tecglen”, en El País, 28 de octubre de 2005; G. Morán, “Evocación sarcástica del impostor”, en La Vanguardia, 29 de octubre de 2005; I. Medina, “Eduardo Haro Tecglen murió envuelto en crespones de polémica”, en APM (revista de la Asociación de la Prensa de Madrid), 61 (octubre de 2005), pág. 42; www.eduardoharotecglen.net; www. triunfodigital.com.
José Ángel Ezcurra