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José Castelar y Lladó

Biografía

Castelar (o Castellar) y Lladó, José. Barcelona, 1778 – Barcelona, 19.V.1836. Teniente coronel de Ingenieros y mariscal de campo del Ejército.

Hijo de Ignacio de Castelar (o Castellar), de Pineda de Mar, y de María Francisca de Lladó, estudió en la “Real Academia de Matemáticas de Barcelona”, ingresando en el Cuerpo de Ingenieros como ayudante y subteniente con fecha 29 de diciembre de 1799, después de aprobar los exámenes reglamentarios. Anteriormente, había pertenecido, en la clase de cadete, al Regimiento de Voluntarios de Barcelona. Al salir del centro de enseñanza, iba destinado a Madrid, de donde pasaba a Castilla la Vieja integrado en el Ejército de observación de Portugal y posteriormente en la guerra contra esa nación, denominada “Guerra de las Naranjas”.

Destinado en el Reino de Galicia, ascendió sucesivamente a teniente el 24 de junio de 1802, a capitán 2º el 25 de mayo de 1804 a capitán 1º de Ingenieros, el 5 de octubre de ese mismo año. En marzo de 1808 levantaba un mapa: Parte de la costa comprendida entre el fuerte de Matossinhos (Portugal) y la desembocadura del río Miño, con los planos de todas las fortificaciones intermedias y el croquis de la de Camiña.

En los inicios de la Guerra de la Independencia, iba encuadrado en el Ejército hispano-francés, que invadía Portugal en los primeros días de abril de 1808. Cuando llegaron las noticias a Oporto (donde se encontraba Castelar con su División) de lo ocurrido en Madrid el dos de mayo, el 6 de junio el mariscal de campo Domingo Belestá, subinspector del Cuerpo de Ingenieros en Galicia, de acuerdo con los jefes del Cuerpo, arrestó al general francés Quesnel, consiguiendo regresar desde Oporto a Galicia entre el 10 y 11 de junio con 4.000 hombres, entre los que se encontraban dos compañías de Zapadores y sus prisioneros franceses. Entre ellos regresaba el capitán Castelar y Lladó. Más tarde, en la batalla de Medina de Rioseco (14 de julio de 1808) resultaba herido en una pierna.

En febrero de 1809 pasaba a Chaves (distrito de Vila Real, en la región de Trás-os-Montes), a las órdenes del general portugués Silveira. Era encargado de trabajar en las fortificaciones de esa plaza, retirándose en marzo con su compañía de zapadores a Puebla de Sanabria, en donde se unió al general La Carrera, siendo el 30 de mayo promovido a teniente coronel. Entre el 7 y el 9 de junio de 1809 se desarrollaba la batalla de “Puente de Sanpayo”, que ocasionaría la retirada de los franceses de Galicia al ser derrotados. En dicha acción resultó de gran importancia la fortificación de campaña efectuada bajo la dirección de Castelar, que permitió obtener un favorable éxito a las unidades españolas.

Destinado en Asturias desde julio de 1809, el 25 de enero de 1810 se producía un fuerte ataque de los franceses, cruzando el río Deva, por lo que se retiraban los españoles a Cangas de Onís, donde se reorganizaron en la orilla izquierda del Nalón. En esa zona, los escasos zapadores organizaban una posición defensiva a lo largo de este río y otra de reserva en el Narcea, ambas dirigidas por Castelar. Posteriormente, los españoles, bajo el mando del coronel Moscoso, atacaban en febrero al enemigo con intención de recuperar Oviedo. Recuperado y nuevamente perdido tras la derrota de Puente de Collado el 14 de febrero, regresaban las tropas hispanas a la línea del Nalón, donde, en la defensa del puente de Peñaflor, resultó herido Castelar, artífice de la organización defensiva. Por la citada acción fue premiado con el grado de coronel de Ejército (los oficiales de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas, una la del Ejército, por elección y otra en el Cuerpo, por antigüedad). A finales de marzo (siempre de 1810), el ejército francés lograba llegar nuevamente hasta la línea del Nalón, pero, aprovechando su detención temporal, los zapadores españoles, bajo la dirección del restablecido capitán Castelar, fortificaban los puentes de Peñaflor, Gallegos, Olloniego, Brañes y todos los accesos importantes de la citada línea defensiva del Nalón.

Al ser nombrado ayudante mayor el 3 de junio de 1810, se le designaba como jefe del Estado Mayor de la 2ª División, hallándose en la acción del Puente de Órbigo (julio de 1811), en las acciones de La Bañeza y en la retirada de Astorga. De nuevo ante la plaza de Astorga, esta vez como sitiador, tomaba al enemigo, a viva fuerza y con unos pocos soldados voluntarios, un parapeto, por lo que fue propuesto para el ascenso a brigadier. Siguiendo con la 2ª División, se halló en la penosa retirada de Burgos a Ciudad Rodrigo y de allí pasó a Portugal a través del Bierzo. En enero de 1813 pasaba a servir en el ejército de reserva de Andalucía.

Terminada la guerra, en septiembre de 1814 era nombrado jefe de la Brigada de Ingenieros encargada del levantamiento del plano de los Pirineos Orientales, así como del estudio para la fortificación permanente de aquella frontera, siendo promovido a brigadier el 13 de octubre del último año citado. En enero de 1815 pasó a Francia con el Ejército de la Derecha y, en mayo de ese año, se integraba en el Ejército de observación de los Pirineos, con ocasión de la vuelta de Napoleón al poder, durante el periodo llamado de los “Cien Días”. En 1816 se le designaba como mayor general de la 1ª División en Cataluña y en marzo de 1818 pasaba destinado a la Dirección de Ingenieros del Principado. El 10 de marzo de 1820, provocaba un alzamiento popular en Barcelona a favor de la Constitución de 1812, por lo que era elegido popularmente jefe superior político de la provincia de citada ciudad.

Durante el llamado “Trienio Liberal o Constitucional” (1820-1823), con fecha de 10 de marzo de 1821 se le concedía la Cruz de San Fernando de 1ª clase, por su acción en el puente de Peñaflor el 19 de marzo de 1810. Periodo en el que ocupó brevemente la Secretaría de Guerra, del 9 al 24 de enero de 1822, y, ascendido a mariscal de campo, era designado, el 10 de marzo del mismo año, gobernador de Barcelona, y más tarde, en agosto, siempre de 1822, comandante general de Valencia. Con la entrada en España, en abril de 1823, de “Los Cien Mil Hijos de San Luis” para reponer a Fernando VII en el absolutismo, Castelar era “depurado” y separado del ejército, hasta que el 12 de marzo de 1835, la reina gobernadora le reponía en su empleo como mariscal de campo.

Además de la Cruz de San Fernando, ya citada, entre otras condecoraciones, poseía la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Exps. personalesEstado Militar de España, 1823

Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1797-1821; E. Torner, “Servicios Militares del Cuerpo de Ingenieros durante la guerra de la Independencia”, en El Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Resumen Histórico de su Organización y Servicios durante la Guerra de la Independencia, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1908; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; C. Laorden Ramos, “El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia: Castilla la Vieja, León, Asturias y Vascongadas”, en El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia, 1808-1814, Madrid, Ministerio de Defensa, 2009; R. Álvarez Rodríguez, “El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia: Galicia”, en El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia, 1808-1814, Madrid, Ministerio de Defensa, 2009.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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